sábado, 12 de febrero de 2011
"Valor de ley": Memorable cuento épico
Anoche acudí al estreno de una de las películas favoritas a copar los galardones de los próximos Óscar: "Valor de ley", dirigida por los siempre interesantes y a menudo geniales Hermanos Coen e interpretada por un veterano actor que en sus últimos trabajos está despuntando superlativamente: Jeff Bridges. "True grit", como se titula originalmente, está basada en la novela homónima escrita en 1968 por Charles Portis, al igual que lo estuviera su primera versión cinematográfica, dirigida en 1969 por Henry Hathaway y protagonizada por el icono del "western": John Wayne, quien, por cierto, consiguió entonces su único Óscar por el papel que hoy le ha valido la nominación a Bridges. ¿Un presagio? A juzgar por la interpetación de Bridges, algo más que eso.
Mas antes de detenerme en algunos detalles, he de decir que la película cuenta la peculiar historia de una niña espabiladísima, Mattie Ross, que quiere vengar la impune muerte de su padre y, para ello, contrata los servicios de un decadente alguacil con más fama que futuro: el orondo y alcohólico "Rooster" Cogburn. Unidos al lozano y virtuoso ranger texano LaBoeuf, el peculiar trío se adentra en territorio indio en busca del criminal responsable de la orfandad de Ross, el vil y zarrapastroso Tom Chaney. Un argumento sencillo, curioso y lleno de valores. (lealtad, honestidad, integridad, coraje, determinación)...como un cuento. Es como si Caperucita Roja contratara los servicios del montaraz para dar caza y muerte al lobo, cambiando los densos bosques centroeuropeos por las áridas llanuras del Oeste norteamericano. Y es precisamente este entorno, el del western, el que le confiere ese carácter épico, pues tal tiempo y lugar no son aptos para niños, como no tarda en constatar la valerosa Ross. En cambio, lo memorable deriva del equipo técnico que hay delante y detrás de las cámaras.
"Valor de ley" es la típica película que al terminar de verla por primera vez te produce la sensación de haber visto una pequeña joya del séptimo arte y, conforme pasa el tiempo, te das cuenta que estás en lo cierto. Es literalmente imposible ponerle pega alguna al apartado técnico, artístico e interpretativo. El guión, el montaje, la fotografía, la música, el casting, el diseño de vestuario...todo está tan sumamente afinado en esta película que es, técnicamente, impecable. Y luego están las interpretaciones: Hailee Steinfield (Mattie Ross), Matt Damon (LaBoeuf) y Josh Brolin (Chaney) bordan sin estridencias sus personajes junto a un elenco de secundarios no muy conocidos pero estupendos en sus papeles. ¿Se me olvida alguien? Sí, pero es que lo de Jeff Bridges y su Cogburn en esta película merece mención aparte pues es sencillamente antológico: Si ya es harto complicado aunar carisma, naturalidad, presencia, talento y veracidad para interpretar a un personaje común, hacerlo para dar vida al entrañable antihéroe de "Rooster" Cogburn es simplemente regalar al espectador un recital. Inmejorable. Insuperable. Inolvidable.
Se podría discutir si "Valor de ley" es más liviana que "Sin perdón" o "Bailando con lobos", por citar sólo dos magnos títulos del western en particular y el cine en general, pero lo que está fuera de toda duda es que cohabita junto a ellas en el territorio reservado a las obras maestras. Y todo ello, Bridges aparte, es mérito de sus responsables: Ethan y Joel Coen, directores, guionistas y productores de esta maravilla. Se pueden hacer películas distintas a ésta. Mejores, no.
Para acabar el artículo, aunque suene paradójico, quiero hacer una reflexión sobre el título de esta sencilla muestra de genialidad. "True grit" viene a significar "verdaderas agallas", "auténtico valor", "pura valentía"...o, si se prefiere en vulgar román, "Tener un par de huevos". Y es que eso es, precisamente, lo que hace falta para que una niña se interne en un mundo de adultos con tal de hacer justicia; para adentrarse en territorio hostil por cumplir una vendetta "infantil"; para ir más allá de las propias fuerzas, filias y fobias con tal de respetar una promesa; para plantar cara a enemigos que te superan en número; para echar una carrera a la muerte y ganarla; para ser fiel a tus principios cuando no hay reglas ni leyes que te amparen; para hacer lo correcto cuando lo más cómodo es no hacerlo; para dejar a John Wayne en el olvido con una interpretación memorable; para filmar con insultante naturalidad una obra maestra y quedarte tan tranquilo.
miércoles, 9 de febrero de 2011
Comunicación sin cables, ¿algo nuevo?
Wireless, Wi-Fi, comunicación sin cables, tecnología inalámbrica... son términos que nos vienen acompañando en los últimos años asociados a las novísimas vanguardias tecnológicas como si fueran los heraldos de un futuro hecho presente. Siendo consciente del progreso que suponen esta clase de ingenios y avances, no veo motivo alguno para el asombro y la estupefacción ante esta situación porque lo cierto es que la comunicación sin cables es algo que viene de antiguo. ¿No me creen? En ocasiones, el pasmo viene provocado por la falta de memoria, conocimiento o, simplemente, perspectiva.
Ejemplos literales de comunicación sin cables existen desde hace un tropel de siglos: Las palomas mensajeras, capaces de
transmitir una misiva a lo largo de cientos de kilómetros (hasta 1800 se han contabilizado), ya eran utilizadas por egipcios y persas hace 3000 años; el heliógrafo, un rudimentario pero efectivo telégrafo solar apto para enviar mensajes a una distancia en torno a 50 km, fue
empleado por los griegos por primera vez en el 405 a.C.; también en Grecia, en el siglo IV a.C., se inventa el telégrafo hidráulico; dos siglos más tarde, en las mismas tierras helenas, se diseña la "fryctoria", un sistema de comunicación mitad telegrafía, mitad encriptado que utilizaba antorchas en lo alto de torres
para transmitir mensajes en distancias de 30 km; un ingenio muy similar y coetáneo del anterior es el "cuadrado de Polibio"; y tampoco conviene olvidarse de tres ejemplos muy comunes especialmente en al ámbito de la ficción literaria y cinematográfica: las
señales de humo (utilizadas ya en la Antigua China siglos antes de Cristo e inmortalizadas por el uso que hicieron de ellas los nativos norteamericanos), las almenaras (fuegos
encendidos en lo alto de torres y atalayas a modo de alarma y especialmente utilizados en la Edad Media), y los tambores (proverbial forma de comunicación en las tribus africanas y que pasaron a la posteridad en películas como "Tarzán" o cómics como "El hombre enmascarado").





Por tanto, con un poco de sentido del humor y algo de sensatez, queda más o menos claro que muchos de los logros que hoy alabamos como nuevos ya nos acompañaban desde antaño y es que vivimos una época tan lindante con la futurista ciencia-ficción que tendemos a prestar más atención a lo que está por venir que a lo ya ingeniado por el hombre en el pasado. Seguro que a ti, lector, también se te ocurren otros casos similares a los de este artículo. Es cuestión de pensar con lo que hoy escasea: calma.
sábado, 5 de febrero de 2011
"El luchador", "The fighter": Redención en el ring de la vida

La película, dirigida con tino por David O.Russell y liderada por un eficiente Mark Wahlberg (a la sazón productor y actor protagonista), tiene en un demacrado Christian Bale al auténtico protagonista del film, merced a su magistral interpretación de Dicky Ecklund, hermanastro de Ward que cambió las mieles pugilísticas por la hiel de su adicción al crack. Con esta nueva exhibición (a unir a sus antológicos desempeños en "American Psycho" y "El maquinista") Bale confirma lo que ya se venía intuyendo: que no es sólo un soberbio actor, sino uno de los grandes. Ya sólo falta que un Óscar lo refrende.
En "The fighter", el éxito de Ward/Wahlberg y la redención de Ecklund/Bale están estrechamente unidos, tanto que no hay posibilidad de que ninguno de los hermanos triunfe en su lucha (Ward en el ring, Ecklund fuera de él) si no es a través del otro. Y esto, que podría haber sido relatado con crudeza acongojante (como sólo Scorsese o Eastwood saben), es mostrado por Russell con una asepsia cercana al documental televisivo (no es baladí que algunas escenas sean "vistas" por medio de un reportaje al disfuncional Ecklund o por las cámaras de retransmisión de la velada boxística) en pos de una verosimilitud más llevadera para el espectador. Personalmente, creo que si se hubiera dotado de mayor aspereza o amargura al relato cinematográfico estaríamos ante una obra maestra y no ante una muy buena película.
Al salir del cine, me vino a la cabeza otra película: "El luchador". Genial y durísima película del brillante Darren Aranofsky sobre otro gladiador del ring; en este caso, el ficticio luchador Randy "The Ram" Robinson, quien intenta dramáticamente reconducir su vida cuando el éxito, la fama y la salud se baten en retirada. Si lo logra o no, prefiero que lo descubra el lector. Yo sólo diré que las conmovedoras actuaciones de Mickey Rourke (como Randy) y Marisa Tomei (como su amada stripper Cassidy) quedaron sin un merecidísimo premio en los Óscar de 2008.

Yo sólo tengo clara una cosa: Que la vida es para quien la pelea.
martes, 1 de febrero de 2011
La vergüenza de ser humano
A veces, me asquea profundamente compartir especie con ciertos canallas, náusea que inmediatamente da paso a una absoluta vergüenza por lo que el ser humano es capaz de hacer o, mejor dicho, perpetrar desde la más cobarde crueldad, desde la más cruel cobardía. Ésta es una de ellas.
Por desgracia, nunca faltarán miserables dispuestos a recordarte que el hombre puede ser el ser vivo más prodigioso de cuantos hollan la tierra, pero también el más vil y desalmado de todos los que han visto los cielos. Por tanto, si se extinguiera la humanidad, creo que no se perdería tanto como se ganaría. En serio. Al menos libraríamos al mundo de sufrir la existencia del sadismo y la estupidez que sólo están al alcance del ser humano. Defectos que a menudo se exhiben nefandamente contra prójimos (maltrato a mujeres, niños y ancianos; genocidios; violaciones)...pero también contra los animales que tienen la desgracia de compartir su vida con seres humanos. Animales como, por ejemplo, los perros. Éste es el caso.
En este mismo blog ya he demostrado en anteriores ocasiones mi completo amor y admiración por los animales en general y los canes en particular, así que me ahorraré detenerme en eso. Mi rabia, indignación y asco son tan grandes que no puedo perderme en recordatorios...
Y son así porque me parte el alma hasta la ira y la consternación leer noticias como la que he leído hoy y que dan cuenta de la enésima barbarie cometida por individuos contra los animales que cometen el error de dar a los humanos constantes lecciones de fidelidad, lealtad, nobleza y cariño a cambio de nada: los perros. Mal está que se les abandone; peor que se les mate; pero torturarlos hasta la muerte y jactarse entre risas de la letal tortura...eso es ya sencillamente indescriptible.
No tengo ánimo ni ganas de escribir más. A continuación remito el vídeo del brutal suceso que da pie al artículo y mi llameante pena. Que cada cual juzgue. Yo lo tengo claro: Gente, gentuza, cabrones, malnacidos, monstruos así no merecen vivir. ¡Qué asco ser humano! ¡Qué asco!
sábado, 29 de enero de 2011
"The Walking Dead": Genio y figura desde la sepultura

Desde entonces, los muertos vivientes han formado parte del imaginario cultural popular a través del cine, ya sea con las cinco secuelas filmadas por el propio Romero (El amanecer de los muertos, El día de los muertos, La tierra de los muertos, El diario de los muertos, La supervivencia de los muertos), brillantes
remakes como el de Zack Snyder o divertidas parodias como "Zombis party", por citar sólo algunos ejemplos entre la miríada de títulos del subgénero; los videojuegos, con Resident Evil y The House of the Dead como máximos y exitosos exponentes (detonantes de mediocres adaptaciones cinematográficas); la
música, deudora y remanente de los finados en movimiento como demuestran el celebérrimo videoclip "Thriller" del malogrado Michael Jackson, el mítico videoclipo "Zombie" de The Cranberries, el nombre artístico del líder de White Zombie, o, incluso, el aspecto que ofrece en ocasiones "Eddie the Head", icono por excelencia de Iron Maiden; la literatura, con infinidad
de títulos entre los que podría destacar la excelente antología publicada por Valdemar o las irreverentes y divertidísimas "El ángel más tonto del mundo" y "Orgullo y prejuicio y zombies", de Christopher Moore y Seth Grahame-Smith, respectivamente; y el cómic, donde tenemos ejemplos tan dispares como los "Marvel Zombies", los "Black Lantern Corps" de DC, "Toe Tags" del propio G.A.Romero, el ultragore "Crossed" de Garth Ennis, o el que propicia este artículo: "Los muertos vivientes".



Tanto el cómic original como la serie de televisión de él derivada son de una calidad más que aceptable, especialmente el original impreso. El responsable de todo ello es el guionista de ambos productos, Robert Kirkman, ayudado por los impresionantes dibujos en blanco y negro (igual que la célebre película de Romero) de Tony Moore y Charlie Adlard, en el noveno arte, y el efectivo cineasta Frank Darabont, en el séptimo. En mi opinión, el acierto de Kirkman está no tanto en narrar con tino la arquetípica peripecia de los sobrevivientes, liderados por Rick Grimes, en un mundo asolado por los muertos,
sino en ahondar dramáticamente en la auténtica lucha de los protagonistas: la de no perder su humanidad en una situación trágica, insólita, desesperada e imprevisible que ha dejado como única norma vigente: todo lo que vive, muere. En el fondo, los vivos no luchan contra los zombis, sino contra sí mismos. Y eso es algo que queda patente, sin paliativo alguno, en "Los muertos vivientes", especialmente en el cómic. Conserva así ese indispensable y latente componente de crítica social que ha tenido cualquier ficción con muertos vivientes ya desde 1968: la brutal lucha de clases, las disensiones por motivos ideológicos, religiosos, de raza o sexo; la denuncia del consumismo exacerbado, el individualismo atroz, etc.

Volviendo a la obra de Kirkman, la profundidad y complejidad
psicológica de los personajes y su a veces sorprendente evolución a lo largo de la trama son, para mí, las verdaderas claves del éxito de este cómic y eso es algo que, pese a las evidentes licencias que muestra, conserva la serie de televisión, de ahí su éxito. También ayuda que la traslación televisiva sea técnicamente digna y que un elenco de rostros no muy conocidos pero solventes intérpretes ayude a la identificación con los protagonistas.

En definitiva, "Los muertos vivientes" es un cómic y una serie que no hay que minusvalorar...sino disfrutar y, por qué no, reflexionar.
lunes, 24 de enero de 2011
Alemania o el Valhalla laboral
¿De qué sirve en España ser un trabajador cualificado, honesto, legal y talentoso? ¿Qué utilidad tiene en nuestro país atesorar una decente calidad humana y profesional? ¿Para qué vale el esfuerzo invertido en la formación académica y profesional? En el mejor de los casos, para descubrir si se es más paciente que el santo Job o si nuestra capacidad estoica sería la envidia de los presos del Tártaro. Por lo demás, no sirve absolutamente para nada que no sea una amarga satisfacción personal.
España es laboralmente una siniestra versión del país de Cucaña; la Tierra Prometida de todos los haraganes, arribistas, caraduras, necios y golfos que en el mundo han sido; el Edén del nepotismo, enchufismo, clientelismo, baboseo y lameculismo; el Avalon donde sólo inútiles y canallas pueden vivir a cuerpo de rey; los Campos Elísesos de los déspotas idiócratas; el Aaru donde moran "ad eternum" los que se ganan el pan con el sudor de frentes ajenas... Una deplorable vergüenza, en resumen.
Ya he hablado en anteriores ocasiones de temas laborales, así que no me extenderé mucho. Sólo diré que en este país parece que la valía humana y profesional se están convirtiendo en un lastre a la hora de prosperar laboralmente o, al menos, encontrar un trabajo digno, si es que lo encuentras, claro...
Cuanto menos valgas (como persona o trabajador, tanto monta, monta tanto), más alto llegarás. Ése es el axioma que subyace en esta disgenesia laboral que vivimos en España en los últimos lustros. Aquí prima y se premia la indecencia en lugar de la excelencia, y así nos va...Y esto es algo particularmente doloroso y nocivo para la gente joven que, salvo afortunadas excepciones, se ve abocada a la desesperación de no encontrar trabajo o a la desilusionante ignominia de trabajar en unas condiciones injustas, abusivas y, en no pocos casos, con/para personas que son modelos a evitar, ya sea como trabajadores o como meros seres humanos. Aquí, a la entrada de todos los lugares de trabajo, deberían colocar una estela con la dantesca "Abandona toda esperanza, tú que aquí entras" o el siniestro forjado del campo de Auschwitz: "El trabajo os hará libres".
Por todo ello, no puedo dejar de celebrar que haya alguien fuera de España que valore debidamente a los excelentes profesionales que se maltrata aquí dentro. Estoy hablando de Alemania y de la intención de la rubicunda valkiria Merkel de ofrecer un trabajo y salario digno a los trabajadores cualificados caídos en España. ¡Bienvenido sea ese Valhalla!
viernes, 21 de enero de 2011
Atlético de Madrid: De la gloria a la nada pasando por la mediocridad
El Atleti es así. Capaz de lo mejor y de lo peor, de "hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil", como dice mi madre. Ayer, en el trascendental partido de vuelta de la Copa del Rey, lo fácil era jugar tapando con garra y convicción las sabidas carencias de talento y optimismo...pero no. A tenor de lo visto, no tocaba respetar ni la historia (ni siquiera la más reciente) ni el escudo ni esa afición que desafió la gélida noche y la cruel lógica para animar masivamente al equipo. Al igual que no tocó allá por diciembre...Lo mejor es que el fatalismo casi atávico que corona la pasión de cualquier hincha colchonero te previene de llevarte un soponcio con espectáculos como el de anoche. Eso sí, la indignación no te la quita nadie. Es una reacción natural ante la indolencia, la dejadez, la apatía, el conformismo, la displicencia, la ramplonería...
A juzgar por la temporada que está haciendo el equipo de mis amores, empiezo a pensar que quizás los éxitos de la precedente no fueron más que un tiro certero de una escopeta de feria, un fenómeno paranormal del que sólo es capaz el Atleti. Ahora, volvemos a la normalidad. La normalidad que indica que por mucho que pongamos a Bruce Springsteen (Kun) como vocalista de una orquesta de pueblo, lo más probable es que el resultado se parezca a una verbena mediocre sólo apta para incondicionales.
No creo que el potencial del Atleti sea tan paupérrimo como el que está exhibiendo este curso, pero sin duda se le aproxima bastante. El Atleti tiene el dinero que tiene, los dirigentes que tiene, el director deportivo que tiene y la plantilla que tiene. Así de sencillo. Una institución instalada en la mediocridad y un equipo propenso a la vulgaridad. Y, como esto no es precisamente nuevo, es evidente que el problema no está tanto en el césped como en los despachos...
El problema más palpable es que posee una plantilla compuesta mayoritariamente por jugadores de calidad "media" (óptimos para un equipo sin grandes aspiraciones históricas) maquillada por cuatro variopintos cracks: Uno fiable (Kun), otro intermitente (Reyes), otro en ciernes (De Gea) y otro en deserción (Forlán). Y esto, críticas al entrenador aparte (empeñado en apostar por algunos planteamientos más que discutibles), es culpa de un director deportivo que es tan bueno en su labor como lo podría ser un supernumerario regentando un burdel y unos dirigentes que no saben ni quieren exigir a todos a los que pagan que honren dignamente la devoción de una afición que es la única que siempre está a la altura de lo que es el Atlético de Madrid. Cada vez estoy más convencido de que lo mejor que le puede pasar al Atleti es que se larguen Cerezo, Gil Marín y compañía. Toda la casta dirigente que es cómplice, cuando no responsable directa, de que el Atlético hoy sea un monumento a la indolencia. Hay que querer muy, pero que muy poco al Atleti no ya para permitir esta situación, sino para perpetuarla conscientemente. Larra sería hoy el perfecto cronista del equipo de mis amores.
Lo más triste es que lo de anoche no fue una sorpresa. Ni la victoria del Madrid (merecida y, por tanto, mi enhorabuena para sus seguidores) ni la derrota del Atleti (la justicia del fútbol suele premiar a los que juegan mejor). ¡Qué triste es conformarse con salvar los muebles lo que resta de temporada! En fin...siempre nos quedará soñar...o, al menos, recordar.
lunes, 17 de enero de 2011
"Fantástico Sr.Fox": Cine para niños grandes
Roald Dahl es un nombre muy ligado a mi infancia, igual que lo son Gianni Rodari, Juan Muñoz Martín, Jordi Sierra i Fabra, René Goscinny, Ángela Sommer-Bodenburg, Michael Ende, Joan Manuel Gisbert...autores que, unidos a otros ajenos al ámbito infantil como Pío Baroja o Miguel Delibes, son los corresponsables, junto a mis padres y algún profesor, de mi temprano amor por la literatura y mi afición a evadirme con asiduidad en parajes imaginarios. Pero, volviendo a Dahl, es el hombre responsable de uno de mis libros favoritos desde que mi alzada era escasa: "El superzorro". Por eso mi interés y curiosidad por ver su traslación al séptimo arte, que, verbigracia del DVD, recientemente he visto.

Esa cualidad o virtud, la de hacer una película ambivalente para niños y adultos, es para mí la mejor de cuantas atesora la citada producción. Un rago que, por cierto, comparte con otras sobresalientes películas que, sobre el papel, están destinadas a un público infantil pero que, de facto, son aún más disfrutables por los adultos: Ahí están la sensacional "Donde viven los monstruos" (estupendo film de Spike Jonze basado en el clásico homónimo de Maurice Sendak); algunas joyas de Pixar como "Toy Story 3", "Up" o "WALL-E"; títulos de culto como "Dentro del laberinto"; o, incluso, la "Alicia en el país de las maravillas" de Tim Burton (a propósito del homónimo de Lewis Carroll). Muestras de talento e ingenio que demuestran rotundamente que "infantil" en ocasiones es sólo una etiqueta. Es más, hay películas y libros supuestamente infantiles que sólo se pueden apreciar en su justa medida siendo adultos. Y "Fantástico Sr. Fox" es un ejemplo.
Al acabar este film el espectador tiene el regusto de haber disfrutado como un niño...quizás porque haya entendido la principal moraleja de la película: la astucia no tiene edad. Y eso el sagaz Wes Anderson lo ha demostrado al no ofender con esta película la inteligencia de los niños ni de los que una vez lo fueron.
martes, 11 de enero de 2011
Balón de Oro: Algo huele a podrido en FIFAmarca
Balón de Oro 2010 para Messi. Da igual que la selección española haya ganado este año el Mundial de fútbol, que dos de los pilares de tal triunfo estuvieran nominados al galardón y que esos mismos nominados sean la esencia del fútbol que desde el Nou Camp ha causado admiración y moda en todo el orbe. Da igual marcar un gol decisivo e histórico. Da igual ser incontestablemente los mejores del mundo y constituir un espejo deportivo y humano en el que aspirar a reflejarse. Da igual que el año pasado el argentino ya recibiera este premio. Aquí lo que prima es otra cosa. Quizás, la envidia. Tal vez, el despropósito.
Por ejemplo, si lo que impera en la concesión del Balón de Oro son estrictamente las virtudes individuales como futbolista, ¿por qué diantres premiaron en 2006 a Cannavaro, que no es precisamente Zidane con el balón en los pies? Por ser el capitán de la selección que dicho año conquistó el Mundial de turno. Ni más ni menos. Contradicción al canto. En cambio, si lo que pesa son los logros internacionales del jugador en cuestión en el año de marras, ¿por qué se premia a un mozo que en 2010 sólo ha conseguido éxitos nacionales con su club y que en el campeonato del mundo, conquistado por España, ha hecho el ridículo con su selección, la dirigida por el antaño drogadicto y hogaño impresentable Maradona? Para eso, mejor darle el galardón a Sneijder que lo ganó todo con el Inter (argumentos para conceder a Mourinho el premio al mejor entrenador de 2010) y llegó a la final del Mundial, ¿no? Pues no. Otra contradicción. Conclusión: Los criterios que se manejan a la hora de votar y premiar en el Balón de Oro son inaceptablemente variables, paradójicos y discutibles.
A mí Messi no me parece mal jugador, aunque sí inferior en cualquier comparación con, por ejemplo, Cristiano Ronaldo. Jugadores ambos que, por cierto, poseen un bombo mediático y publicitario del que carecen Xavi e Iniesta; quizás vayan por ahí los tiros...Pero volviendo al asunto. Messi no es símbolo de ningún estilo de juego elogiable, como Xavi, ni es un ser humano tan modélico como lo es Iniesta. Es un jugador especial, sí, pero como cualquiera de sus otros dos compañeros. Y es un jugador resolutivo, cierto, pero, si lo que se premia es el carácter resolutivo, ¿por qué no premiar al jugador que marca un gol decisivo e histórico como el de Iniesta en la final contra Holanda? A mí que me lo expliquen...
¿Que cualquiera de los tres culés se lo merecían? Sí, pero Messi el que menos, de lejos. Está demostrado que este pibe, privado de la compañía de Xavi e Iniesta, sólo destaca en los anuncios, siempre y cuando no hable, porque el pobre tiene la gracia y el donaire donde el intestino ve la luz. En definitiva: El tufo que rodea su premio es nauseabundo. Algo huele a podrido en FIFAmarca...
lunes, 10 de enero de 2011
E.T.A. ¿Se acabó?
El grupo de asesinos terroristas conocido como ETA acaba de anunciar en un comunicado un alto el fuego "permanente, general y verificable". Quiero pensar que se ha terminado por fin una de las mayores amenazas para la vida y la libertad de todos los españoles. Quiero creer que éste es el comienzo del fin de esa serpiente que ha cortado con la brutalidad de un hacha miles de vidas y sueños. Quiero convencerme de que hay un motivo para la esperanza. Y en eso estoy.
Mientras tanto, sigo pensando que la historia y las hemerotecas no invitan al optimismo. Sigo pensando que es el enésimo intento de unos cobardes asesinos para coger aire y distender la soga de la horca jurídico-policial que amenaza con hacerles desaparecer para siempre. Sigo pensando que la muerte, o la cadena perpetua en su defecto, es el mejor destino que deben tener los integrantes y simpatizantes de esa abominación cruel y sanguinaria conocida como ETA. Sigo pensando que el comunicado de los terroristas es un ejemplo magnífico de manipulación del lenguaje y que lo que se lee entre líneas es delirante e inquietante. Sigo pensando que es una perversión apta para ignorantes o canallas dotar de dimensión internacional lo que es un problema exclusivamente nacional. Sigo pensando que es un error colosal querer dar una solución política (y no penal) a lo que es un asunto escrupulosamente criminal. Sigo pensando, con el máximo respeto, que sólo se puede hablar de Euskal Herria con la misma seriedad y base histórica con la que se puede hablar de Oz, Narnia, Cimmeria, Góndor o cualquier otro territorio quimérico sacado de una chistera. Sigo pensando que para llegar a esta ridícula situación, con esa no menos ridícula pretensión que esgrimen, no hacía falta matar, mutilar ni extorsionar durante décadas a centenares de inocentes. Sigo pensando que los terroristas, lo único mejor que hacen además de destrozar vidas ajenas, es engañar. Sigo pensando que cualquier logro político no puede tener como antecedente un camposanto.
Y, mientras tanto, espero y deseo de veras que sea el final de esta pesadilla que los españoles en general y los vascos en particular no tuvieron jamás que vivir.
Y, mientras tanto, espero y deseo de veras que sea el final de esta pesadilla que los españoles en general y los vascos en particular no tuvieron jamás que vivir.
miércoles, 5 de enero de 2011
Queridos Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Ya sé que en estos momentos sus Majestades están de tourné, pero tengo unas dudas que me atormentan en demasía y quiero compartirlas con ustedes. En mi ánimo no está tocar sus reales cascabeles, agitar sus regias maracas ni inflamar sus mayestáticos genitales. Tan solo encontrar respuesta a cuestiones que suscitan honda preocupación en quien esto escribe. Y, sin más demora, las transcribo:
¿Por qué ustedes sólo aparecen en la versión unplugged de la Biblia?, ¿Cuál es la relación que tienen con la película "Las aventuras de Priscilla, reina del desierto"?, ¿Consumen alguna sustancia dopante para dar abasto a tanta entrega en solo una noche?, ¿Están los papeles de Baltasar en regla?, ¿Tiene éste miedo de ataques racistas y por eso utiliza dobles con la cara pintada de betún o maquillada a lo Obama?, ¿Solteros, sin relaciones conocidas con mujeres, entraditos en años, vestidos de forma llamativa, siempre juntos..son ustedes homosexuales?, ¿Alguno de los cientos de bisoños pajes que les rodean les ha denunciado por pedofilia?, ¿Qué consumieron antes de lanzarse a perseguir por el desierto "una estrella que brillaba y se movía"?, ¿Dado que circulan echando incienso (oro y mirra) por la noche, pasan algún control de alcoholemia?, ¿Cuánta drogan transportan sus camellos?, ¿Siendo cristianos en tierras de Al Qaeda, temen algún tipo de secuestro o atentado?, ¿Por qué tienen cara de concejales?, ¿Cómo es que no siendo españoles saben emular tan bien los acentos gallego, catalán, vasco y andaluz?, ¿Es cierto que Papá Noel son los padres?...
Sé que son demasiados interrogantes, pero espero que no excedan su portentosa capacidad para satisfacer los deseos de cualquiera en una noche como ésta...y, si no está en su ánimo ponerse a responder a mis dudas, espero que al menos cumplan con las modestas peticiones con las que cierro esta carta:
Salud para todo aquel que merezca ser feliz, trabajo para todo aquel que lo necesite, amor para todo aquel que quiera disfrutar de cada segundo de su vida, y justicia para todo aquel que sufra diariamente las consecuencias de vivir en un país con tantos canallas, bellacos, golfos, cretinos y jetas que es España.
Atentamente y deseándoles lo mejor para el tute nocturno,
Yo.
lunes, 3 de enero de 2011
La dignidad no es "popular"
Estamos en año de comicios. Municipales y autonómicos, sí, pero comicios al fin y al cabo. Y, en 2012, las elecciones generales (salvo que un inesperado ataque de decencia y responsabilidad política los adelante). Y la sensación generalizada es que el partido al que no pienso votar, va a triunfar abrumadoramente en los sufragios venideros. Y no por méritos propios, ojo, sino por deméritos del partido en el poder, lo cual dice muy poco en favor de éste y menos aún de aquél. Que los políticos siempre han dejado mucho que desear es algo proverbial y universal. Que nuestra clase política actual haya obrado el milagro de poner de acuerdo a miles de ciudadanos, ideológicamente discrepantes, a la hora de desencantarlos implacablemente por su ínfimo nivel político, intelectual y ético, es algo novísimo que hay que agradecer a los moradores del Congreso de los Diputados, cuyo salario es tan desorbitado e inmerecido como el de los negligentes árbitros de fútbol o los lisérgicos tertulianos de "Sálvame". Y es que el mejor retratista para esta generación de políticos españoles sería Francis Bacon...
Pero volviendo al partido jibarizado por el gachó cuyo carisma e inteligencia son tan discutibles como el motivo por el que se tiñe sólo el pelo, las razones que le impulsan a continuar en el cargo después de perder dos elecciones contra el peor político de la historia española, o los argumentos que permiten a su autoestima no estar de camino al centro de la Tierra...es decir, volviendo al Partido Popular, hora es ya de ajustar nuevamente cuentas con el gallego incapaz y su corte de lamenalgas, arribistas y lisonjeros de medio pelo.
Que un partido político, en España, se permita el lujo de prescindir o allanar el camino de salida a gente de probada valía profesional o humana es algo delirante y escandaloso. El forzoso destierro dorado al Parlamento Europeo (Mayor Oreja, Vidal Quadras, Iturgáiz...) o la ingrata y tácita exclusión desembocante en la salida de la formación por dignidad personal (Ortega Lara, San Gil, Pizarro, Álvarez Cascos...) son unas costumbres "marianas" que no tienen nada de pías...aunque entendibles, si partimos de la base de que el líder del partido tiene verdadero pánico a todo aquel que le pueda hacer sombra en lo humano, ético, emocional, dialéctico o profesional...Por eso, prefiere desprenderse de gente que dignifica la política con tal de conservar su estatus de gnomo dominante en ese jardín de freaks que hoy es el Partido Popular.
El último caso de inmerecida denigración interna y, sin embargo, pública ha sido el de Francisco Álvarez Cascos, enésima oportunidad que Mariano Rajoy no ha desaprovechado para quedar en evidencia ante la sociedad en general y su electorado en particular. Quizás Rajoy, presa de la hibris provocada por el descalabro socialista, olvidó por un momento que el defenestrado Cascos tiene algo de lo que él carece: unos lo llamarían integridad; otros, orgullo; y, algunos, simple y llanamente, huevos. Por eso la lógica carta de desaire, por eso el murmullo en la militancia y por eso el estupor entre los electores.
¿Hacia dónde va el PP? Hacia la victoria electoral, supuestamente. ¿Hacia dónde va Mariano Rajoy? Hacia la indecencia política y personal, indudablemente. Pero vamos a ver, biperdedor, ¿crees en serio que nadie, dentro o fuera del partido, se da cuenta de cómo eres? ¿Piensas de verdad que rodearte de una camarilla de gente aún más inútil que tú y/o que aviesamente espera repartirse tus vestiduras es lo mejor que puedes hacer no ya por tu país, sino por tu partido y la gente que lo vota (o votaba, como en mi caso)? ¿Sinceramente crees que nadie se percata que te has refugiado en un bosque de bonsáis para que nadie te tape, convirtiendo así a la cúpula del Partido Popular en un muestrario de nulidades que da absoluta vergüenza ajena?
Mariano, majo, vencerás, quizás, pero no convencerás, seguro. A mí, no. Porque en tu armario, entre otras cosas que tienes escondidas, hay demasiados cadáveres egregios como para no mandarte a tomar viento sin billete de vuelta, campeón. Yo no pienso votar a un partido cuyo líder tiene alergia a la dignidad, al respeto, a la valía y a cualquier cualidad que honra el ejercicio de la política.
Por lo demás, si alguien quiere disfrutar con el pensamiento del quizás único político español digno de tal cometido, recomiendo que lea la entrevista a Durán i Lleida en el ABC.
jueves, 30 de diciembre de 2010
2010: Una imagen para el recuerdo
365 días dan para mucho. En el caso de mi blog, para más de 80 artículos. El año que está a punto de concluir podría ser recordado como la añada en la que España reptó por el abismo económico, político y social; o por ser la fecha en la que el Atleti volvió a conmover a su afición, entre otras hazañas deportivas; o por constituir doce meses de desatada telebasura; o por habernos brindado algunas excelentes películas (otras, no tanto); o por ser el año en que disfruté enormemente sobre un escenario...pero, por encima de todo ello, 2010 será recordado por un hito que trascendió lo deportivo para alcanzar lo emocional y hacerse un hueco no sólo en la historia, sino en los corazones. El Mundial de fútbol de Sudáfrica.
La inaudita victoria en "semis", el glorioso triunfo final, el beso de Íker Casillas y Sara Carbonero...todos son memorables episodios de una ilusión colectiva de los que ya hablé en su día. Pero, si hay una imagen que quedará para la posteridad y por la que recordaré siempre 2010 es la imagen de Andrés Iniesta celebrando el gol que certificó la consecución del campeonato. No sólo por lo que significó en lo meramente deportivo, sino por lo que sintetizó y sublimó en lo humano: El talento inconmensurable unido a la humildad colosal; el júbilo del presente fusionado con el cariño del recuerdo; la nobleza en estado puro; la sencillez de unos sentimientos indescriptibles; el inesperado e inmortal monumento a la amistad; el éxtasis de un individuo en nombre de más de 47 millones; la rebelión de los soñadores en época de pesimismos; la reivindicación del otro en un momento apto para egocéntricos; la victoria del esfuerzo ante la inquietud; la difícil naturalidad de ser una buena persona; la grandeza de un simple gesto que habla de lo mejor de todos los seres humanos.
La inaudita victoria en "semis", el glorioso triunfo final, el beso de Íker Casillas y Sara Carbonero...todos son memorables episodios de una ilusión colectiva de los que ya hablé en su día. Pero, si hay una imagen que quedará para la posteridad y por la que recordaré siempre 2010 es la imagen de Andrés Iniesta celebrando el gol que certificó la consecución del campeonato. No sólo por lo que significó en lo meramente deportivo, sino por lo que sintetizó y sublimó en lo humano: El talento inconmensurable unido a la humildad colosal; el júbilo del presente fusionado con el cariño del recuerdo; la nobleza en estado puro; la sencillez de unos sentimientos indescriptibles; el inesperado e inmortal monumento a la amistad; el éxtasis de un individuo en nombre de más de 47 millones; la rebelión de los soñadores en época de pesimismos; la reivindicación del otro en un momento apto para egocéntricos; la victoria del esfuerzo ante la inquietud; la difícil naturalidad de ser una buena persona; la grandeza de un simple gesto que habla de lo mejor de todos los seres humanos.
Pero, por encima de todo, la imagen de este grandísimo jugador y mejor persona simboliza el derecho a soñar despiertos, a no renunciar jamás a la ilusión, a ser sencillamente felices. Iniesta marcó un gol, la selección ganó el Mundial, y España conquistó, por fin, sin matices, ambages ni exclusiones, la alegría. En lo personal, Iniesta propició que el 11 de julio de 2010 sea una fecha que no olvidaré jamás mientras viva, porque, desde entonces, la felicidad, para mí, es una forma de vida.
Por todo ello, gracias, de corazón.
¡Ojalá que cada minuto de 2011 tengamos un motivo para sonreír!
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