sábado, 27 de agosto de 2011

"Super 8": Como las películas de nuestra infancia

"Indiana Jones en busca del Arca perdida" (1981), "ET" (1982), "La historia interminable" (1984), "Los Goonies" (1985), "Dentro del laberinto" (1986),  "La princesa prometida" (1987)...todas ellas son películas que, además de marcar y definir nuestra infancia/generación (a aquellos que somos nacidos en el 80), ejemplifican una concepción del cine como producto de puro entretenimiento, limpio (sin insultos ni violencia explícita), familiar (ni el padre ni el hijo se aburren viéndolas) y con valores (principal y frecuentemente, el de la amistad). Un tipo de cine cultivado por directores como Robert Zemeckis, Chris Columbus, Jim Henson, o, especialmente, los maestros George Lucas y Steven Spielberg. ¿Qué films podríamos nombrar hoy como herederos de los arriba citados? Pues toda la filmografía de Pixar, todas las películas de Tim Burton, las sagas más famosas de nuestro tiempo ("Harry Potter", "El Señor de los Anillos" y "Piratas del Caribe")...y "Super 8".

Por otra parte, "Los Goonies" (1985), nuevamente, "Exploradores" (1985), "Cuenta conmigo" (1986), "Una pandilla alucinante" (1987)...son películas también de nuestra niñez que representan casi un subgénero cinematográfico: el de aventuras de una pandilla de niños, los cuales reproducen los arquetipos sociales de la infancia de su época al tiempo que sufren toda clase de peripecias con sabor iniciático y que, en el fondo, hablan del paso a la vida adulta mediante la afirmación y el descubrimiento de la propia personalidad. ¿Qué films podríamos considerar como los nuevos referentes de este subgénero? Pues, otra vez, "Harry Potter"...y "Super 8". 

Y es que la película que vi el jueves por la noche es, como evidencia un cartel promocional de inspiración ochentera, un homenaje y una actualización de esas películas que en los 80 nos maravillaban como niños y, en no pocas ocasiones, nos hacían sentirnos protagonistas de las mismas al reconocer en sus personajes a nuestros "iguales". Con un enfoque amable, clásico y entrañable, "Super 8" nos narra las peripecias de un grupo de niños amantes del cine que en 1979, mientras intentan grabar una película casera de zombis, se ven involucrados en una aventura inimaginable que recuerda al espectador bien claramente que en la producción está el hombre detrás de "ET" y "Parque Jurásico" y en la dirección y el guión el responsable de "Cloverfield" y "Perdidos": Steven Spielberg y J.J.Abrams. Por ello, no es de extrañar que en esta película haya extraterrestre, conspiración, destrozos y...amistad. Porque, en el fondo, "Super 8" gira en torno a la amistad: Ya sea la de los niños de la simpática pandilla entre sí como la de éstos con el misterioso e indescriptilbe ser venido del espacio exterior.


La película agrada, entretiene, contiene divertidos guiños cinéfilos (ojo a la decoración del cuarto del protagonista, trufado de referencias a "La guerra de las galaxias" y los "monstruos de la Universal") y, aunque no es ninguna obra maestra, gustará a los más pequeños y, a los que ya no lo somos tanto, nos provocará una nostálgica sonrisa al evocarnos maravillosamente esas películas que marcaron hace años a toda una generación. Toda una magdalena de Proust cinematográfica, ideal para evadirse en una calurosa noche de verano.

lunes, 22 de agosto de 2011

75 años sin el genio de Granada

Hace escasos días se conmemoró el 75 aniversario de la muerte de Federico García Lorca. Una ausencia que por trágica se sigue llorando hoy y se llorará siempre.

García Lorca, como ya dije hace tiempo en este mismo blog, es uno de mis autores favoritos y uno de los literatos que más profundamente me ha marcado, como lector y escritor, por su talento, sensibilidad, originalidad y su habilidad para conjugar el sueño y la sangre, lo bello y lo trágico, lo cotidiano y lo  mítico, lo local y lo universal con una facilidad y excelencia tan insuperables que casi se podría decir que después de él, todos los poetas escribieron a la sombra. Lorca es, por todo ello, uno de mis padres literarios.

El autor de obras, para mí, tan conmovedoras y magistrales como "Bodas de sangre" (junto a "Hamlet", mi obra de teatro favorita) o "Romancero Gitano" nació para ser él, escribió para encontrarse y murió por ser él. Y murió en ese contrasentido feroz y cainita que es cualquier guerra civil, la fiesta letal de la sinrazón humana. ¿El motivo de la muerte? Ser García Lorca, ser un literato, ser un genio, ser un espíritu libre y tener un ansia de vida que le colocaba por definición fuera y frente a los corsés y paradigmas conservadores de aquel entonces. Los que utilizaban el cerebro, tuvieron opiniones; los que empleaban el corazón, impresiones; y los que no utilizaban ninguna de las dos cosas, sentencias. Fue asesinado por el bando nacional, el mismo bando que idolatraba a José Antonio Primo de Rivera, admirador y amigo del granadino como lo fue también la conservadora familia del poeta Luis Rosales, que amparó inútilmente a Lorca antes de que la muerte lo arrancara de Granada. Un ejemplo que, unido a los de otras barbaridades cometidas por el bando republicano, sostiene mi opinión de que en aquella Guerra que hoy unos quieren olvidar y otros quieren ganar todos tienen, tenemos, muchas vergüenzas que llorar.

Lorca, como cualquier artista, encontró dentro y fuera de sí todo lo que necesitaba para el arte de escribir. Por eso es fácil vislumbrar al hombre y a su tiempo en su poesía y teatro. Pero dudo que su vocación fuera más allá, porque los genios no pierden el tiempo con pretensiones. Fue su don, su duende, su alma lo que llamó a las puertas universales de la eternidad que se abrieron para siempre con una ráfaga de disparos. La pena es que Lorca no necesitó que lo universalizaran, porque, para eso, ya se bastó el sólo.

Hay desde hace años una polémica en torno al paradero de los restos del poeta que cada vez dista más de la sensibilidad por la dignidad de los muertos y se acerca infamemente al negocio, al politiqueo y al pelotazo autopromocional. Pero, dejando esto a un lado, me gustaría lanzar al lector esta reflexión: ¿Acaso no es simbólicamente coherente que alguien para el que misterio, tragedia, naturaleza y muerte fueron elementos capitales de sus obras no se haya fusionado con ellas para siempre en idéntica manera? Hoy García Lorca es muerte y tragedia y misterio y paisaje.

Pero si alguien quiere que resuelva al enigma de dónde está Lorca, la respuesta es sencilla: Está en sus palabras, en sus obras y en quien quiera que tenga el placer de leerlas. Ahí está Federico García Lorca. Ahí vive y espera por siempre el genio.

viernes, 19 de agosto de 2011

Se puede ser laico, pero no...

...gilipollas. Antes de seguir, me gustaría aclarar que este artículo va dedicado a todos los que se den por aludidos y a quienes simpaticen o formen parte de esa turba tosca, hortera, trasnochada y maleante que, a propósito de la visita del Papa a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (sarao que respeto pero que más que entusiasmo, me provoca desidia) se dedican a demostrar que su capacidad de raciocinio es pareja a su habilidad para demostrar respeto a quienes difieren de sus convicciones, como exhibieron el otro día en Sol, hostigando bochornosamente a unos pacíficos y perplejos peregrinos que, en muchos casos, es la primera vez que pisan suelo español o la ciudad de Madrid, y que, entre otros muchos recuerdos, se van a llevar a su casa la imagen de un imbécil greñudo y berreante dispuesto a increparle o zarandearle por el mero hecho de ser creyente, católico o vete a saber qué. 

Porque, vayamos por partes:

- La Iglesia: Quien haya leído los artículos que he escrito sobre este tema en el blog, sabrá que no me encuentro cómodo, por decirlo educadamente, con buena parte del boato, ornato y parafernalia que parece consustancial a cualquier actividad de la Iglesia. Es decir, que soy partidario de una Iglesia más sencilla, en toda la extensión de la palabra y, por tanto, me identifico mucho más con las primeras comunidades cristianas que con el entramado que hay en el siglo XXI. Del mismo modo, pienso que la Iglesia, o, mejor dicho, quienes la representan (y aquí no me vale aquello de "Iglesia somos todos"), se han perdido en un marasmo de voces aflautadas, planteamientos victimistas, discusiones bizantinas y discursos que necesitan una  urgente revisión. Igual que es justo reconocer que la Iglesia, como cualquier otra institución que tuviera la longevidad que ésta tiene, ha tenido tiempo de sobra para meter la pata y así lo ha hecho, en ocasiones, hasta la axila. Pero dicho esto y teniendo en cuenta los tiempos que corren, la Iglesia hoy en día está realizando una labor social extraordinaria, sufragada casi únicamente por la contribución de sus fieles, de la que se beneficia gratuitamente toda la ciudadanía que lo necesite, sin importarles si el beneficiario cree (o no) en Dios, Alá, Yahvé, Espinete o Don Pimpón. Así que, ya sólo por la parte de "acción social" (como se dice ahora por esnobismo), la Iglesia merece un respeto, aunque sólo sea porque es de lo poco que funciona bien y altruistamente en estos años de crisis.

- El credo cristiano: Dejando a un lado asuntos meramente religiosos y teológicos, no puede haber una sola persona en su sano juicio que crea de verdad que la ética, la filosofía, los ideales y los valores contenidos en la doctrina y el credo cristiano en general y católico en particular son perniciosos para la vida social o individual. Que exista un problema de "formas" más que de "fondo", puede ser, pero lo que es indudable es que ser un buen cristiano significa, dicho prosaicamente, ser una buena persona. Ni más ni menos. Claro que cualquiera es libre de disentir en este sentido y entregarse en cuerpo y alma a ser un perfecto cabrón, gañán, inútil...

- ¿Con qué derecho? Hay personas que protestan enérgicamente (lo cual no es sinónimo de "razonadamente") porque no encuentran  razón para celebrar, albergar u organizar la Jornada Mundial de la Juventud en España/Madrid. Pues, queridos ignorantes y/o demagogos, con la misma razón y con tanto derecho (o más) como el que ampara la acogida de saraos como por ejemplo "El día del Orgullo Gay". Así de sencillo. Si alguien prefiere ver a maromos en pelotas bailando música disco en lo alto de un autobús en lugar de una misa presidida por un Jefe de Estado y máxima autoridad para millones de personas en todo el mundo, es pura y llanamente cuestión de gustos, pero no de merecimientos.

- El coste de la JMJ: Mucho se ha hablado de esto en las últimas semanas y, con frecuencia, desde la más absoluta ignorancia. Y así pasa lo que pasa...Pero, por hacer un favor a estas multitudes de cretinos que alzan la voz y el sobaco contra la Jornada Mundial de la Juventud, diré que su coste va a ser sufragado íntegramente por las aportaciones de los propios peregrinos y, en menor medida, por la contribución de más de un centenar de empresas españolas agrupadas en la Fundación Madrid Vivo; por otra parte, el beneficio económico que la JMJ dejará al conjunto del Estado, vía Madrid, se calcula en varias decenas de millones de euros. Con lo cual, sólo atendiendo a criterios económicos, la JMJ es un chollo. Si a eso le unimos la labor de promoción "turística" de España/Madrid en el extranjero, ya sea por los cientos de medios de comunicación internacionales que están cubriendo la Jornada Mundial, o por el testimonio de los miles de peregrinos foráneos una vez regresen a sus casas, la rentabilidad de la JMJ sólo podría ser cuestionada por un lerdo

- La demagogia trasnochada: Si alguien tiene el intelectualmente insano pero periodísticamente necesario detalle de atender a las berreas y soflamas de los "laicos cabreados", se dará cuenta de que son las mismas sandeces demagogas que podrían haber dicho sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos, sus tatarabuelos...Memeces que, a bote pronto, resultan fantásticas pero, conforme pasan los segundos, mutan de "reivindicaciones idealistas" a "perfectas soplapolleces". Así que, puestos a decir tonterías, que no sean las que Bakunin escuchó en su cuna, por favor, porque, si no, cuesta dilucidar quién está más anticuada, si la Iglesia o quienes se oponen a ella. Eso por no hablar de que hay quien quiere culpar a la Iglesia de todos los males del mundo (a excepción de la programación de Telecinco), majadería sin fundamente que se cae por su propio peso.

- El oportunismo sinvergüenza: Organizar una protesta que mezcle ateísmo, anticlericalismo, comunismo, republicanismo y perroflautismo con motivo de la JMJ con la innegable intención (ahí están los documentos informativos) de molestar, ofender, amedrentar u hostiar a los católicos que han acudido a esta celebración, me parece algo tan repugnante, patético y gilipollesco como me resultaría que se organizara una marcha homófoba el 28 de junio o un desfile de simpatizantes del franquismo el 14 de abril. Puro mal gusto y ganas de tocar lo que no suena...y, también, un acto de cobardía, porque creo que si Madrid albergara un evento mundial de la religión islámica de proporciones similares a la JMJ, los que hoy están armando gresca y envalentonados, estarían entonces en su casa con la rasta entre las piernas.

- ¿Respeto? ¿Qué respeto? A los patanes encabritados que bajo la excusa de su laicismo se dedican a atacar verbal o físicamente a quienes no son de su gusto, se les llena la boca hablando de "respeto", "derechos" y "libertad de expresión". ¿Perdón? Es que no acabo de entender el chiste, en serio. Yo tengo amistades que son agnósticas, ateas o de un credo distinto al cristiano y no por ello las tengo en distinta consideración o afecto. Tal vez es que la educación y el respeto es algo que nadie enseñó ni se molestaron en aprender estos palurdos gritones, faltones e irreverentes. Y si alguien piensa que estoy faltando al respeto a los laicos folloneros...puede que sí o puede que sólo esté calificándoles objetivamente y con el DRAE en la mano.

Así pues, una vez aclarada mi opinión sobre distintos aspectos que rodean a la polémica sobre la JMJ, sólo puedo terminar el artículo deseando fervientemente lo siguiente: Que estos violentos y estúpidos paladines del laicismo más feroz abracen intensamente uno de los aspectos más importantes del cristianismo: la comunión; es decir, que les den hostias hasta que vean a la Santísima Trinidad. 

Decía Chesterton que "Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo". No le faltaba razón.

miércoles, 10 de agosto de 2011

"Capitán América": (Super)Héroes de antaño

Ayer fui a ver la película "Capitán América: El primer vengador" basada en el mítico personaje de los cómics Marvel. El film, protagonizado por un correcto y apolíneo Chris Evans, quizás un peldaño por debajo en cuanto a espectacularidad, empaque y diversión respecto a las de sus otros colegas vengadores (Iron Man, Hulk, Thor), es no obstante una película de aventuras de regusto clásico que, pese a que puede resultar algo "naif" para los tiempos que corren, entretiene bastante. Esto es mérito del elenco de actores que, como viene siendo habitual en las películas de Marvel, es más que digno, especialmente en el apartado de secundarios (Tommy Lee Jones, Hugo Weaving, Stanley Tucci y Toby Jones son actores que te arreglan cualquier descosido y dan sustancia a cualquier caldo) y de un director, Joe Johnston, que demuestra una vez más que se le da mejor el cine familiar que el de terror.

"Capitán América: El primer vengador" funciona mejor como pieza del puzzle cinematográfico de "Los Vengadores" que como película autónoma, ya que tiene varios guiños a cosas que se han visto o anticipado en films ya estrenados (especialmente, "Iron Man 2") y parece tener como vocación constituir el preludio definitivo de la madre de todas las películas de superhéroes (al menos de Marvel): "The Avengers"; no en vano, quienes esperen hasta el final de los interminables títulos de crédito se verán recompensados con el apabullante tráiler de esta película que llegará allá por mayo del próximo año. Por otra parte, la acción está enmarcada en una época, la Segunda Guerra Mundial, en la que los verdaderos héroes no vestían estrafalarios uniformes ni tenían superpoderes, sino que estaban enfundados en trajes militares y su única habilidad especial era la de la valentía.

De cualquier forma, para mí, esta película refleja muy bien la concepción cuasipropagandista que se tuvo durante buena parte del siglo XX de los (súper)héroes de cómic: Quintasencia de los valores e ideales de un país, paladines patrióticos enfrentados a amenazas que sintetizan los rasgos de "los enemigos de la patria", espejos en los que mirarse y con los que distraerse. Algo añejo, anacrónico y desfasado, sí, pero quizás por eso mismo ya entrañable.Si en España tuvimos al Guerrero del Antifaz y al Capitán Trueno, en Norteamérica tuvieron a Steve Rogers. Así, el Capitán América, aparecido por primera vez en 1941 (algo que en esta película es utilizado con un guiño friki pero muy atinado), encarna al estadounidense perfecto y tanto sus enemigos (los nazis Cráneo Rojo, el Barón Zemo; el comunista Soldado de Invierno; las organizaciones terroristas internacionales IMA e HYDRA...) como sus crisis personales corren parejas al devenir de esa nación, como bien atestiguan los cómics. Buen ejemplo de ello es que cuando, hace escasos años, en la vida real, EEUU pareció haber perdido el rumbo, el Norte y la identidad, el Capitán América murió asesinado en el papel...

En definitiva, "Capitán América: El primer vengador" pone dignamente el broche al prólogo de cinco películas que antecede a la película que quienes somos "marvelianos de toda la vida" llevamos esperando años y años y años...¡Los Vengadores!

sábado, 6 de agosto de 2011

Perroflautl5Mo

Ya me lo temía yo allá por mayo en los dos artículos (El ruido y la furia y La fiesta de la democracia) que escribí sobre el entonces para mí ilusionante movimiento de indignación ciudadana denominado como "15-M". Si alguien encuentra mi ilusión, por favor, díganle que vuelva.

Conforme han pasado las semanas, el 15-M o, mejor dicho, sus rescoldos, han confirmado mis temores: Que más allá del plante, la manifestación, la concentración y el griterío, lo único estimable que hay son, en el mejor de los casos, unos utópicos brindis al sol. Todo lo demás, fuegos de artificio, discusiones bizantinas y mucha vergüenza ajena. ¿Vergüenza? Sí, porque es, junto a la pena, lo que me produce ver en qué se ha convertido el "15-M".

Y prefiero que sea vergüenza y no una carcajada, porque, francamente, ver a esos cientos de personas comportarse en los últimos tiempos como si esto fuera Mayo del 68 o la Portugal de los Claveles o como si la Puerta del Sol fuera la Tian'anmen del 89 o actuando como si se creyeran Enjolras y sus colegas o V luchando contra Norsefire, da ciertamente risa por su ingenuo patetismo, su desorbitada demagogia y su infantil absurdo

Si después de tantas semanas, lo único que han conseguido es aparecer en las noticias por sus ridículas y molestas gamberradas, jugar en asamblea al corro de la patata  y evitar algunos desalojos...apaga y vámonos. Tenían (y tienen aún, si quieren) en su mano convertirse en algo similar o incluso mejor al Partido Pirata, es decir, en una iniciativa socio-política seria con vocación de alternativa y representación, pero, en lugar de eso, van rumbo a ninguna parte por la senda del perroflautismo: La berrea como discurso, la demagogia trasnochada como ideario, y pervertir el ejercicio de la libertad como praxis. Y esto no era ni debería ser el 15-M. El 15-M, su vocación, sus motivos y sus objetivos deberían estar muy por encima de las cuestionables inquietudes de unos centenares de perroflautas, okupas y gañanes de toda estofa que buscan su segundo de gloria, subirse su autoestima de fracasado y poder contar a cualquiera de sus improvisados "camaradas" como si fueran Napoleón cómo hicieron frente a la autoridad fascista y represora con la que el sistema ahoga las esperanzas de bla, bla, bla, bla.

El 15-M ha dejado de convertirse en un problema para la casta política y financiera y demás causantes del marasmo y emponzoñamiento que sufre el país en los últimos años, para convertirse en un problema para el resto de la ciudadanía que ya no sufren sólo la adversidad que quieren combatir presuntamente los "quincemistas", sino el corte de tráfico, la sentada, la "manifa" o la acampada de turno de estas ilustres medianías que, hoy por hoy, lo que mejor han demostrado que saben hacer es molestar, ensuciar o lo que vulgarmente vendría a ser "dar por el saco".

En definitiva, "compañeras y compañeros", menos greñas y más ideas, menos pataletas y más seriedad; porque yo sí que estoy indignado con el engendro en que habéis convertido la indignación de toda una sociedad. 

¡Salvemos al 15-M del perroflautismo!