jueves, 29 de junio de 2006

¡¡Opá...casa!!

Bien. Se ha cumplido lo que toda España quería: ¡¡La selección no ha caído en cuartos!! La lástima es que haya sido en octavos donde haya entonado el R.I.P.

Como los análisis hay que hacerlos en frío, he dejado un día de por medio para valorar el fulgurante paso (tipo estrella fugaz) de España por el Mundial de Alemania 2006. Así me he ahorrado una amplia cantidad de palabras malsonantes.

La ronda previa: Ucrania, Túnez, Arabia Saudí. Equipos fortísimos, temibles, espeluznantes. El día que consigan un trofeo para sus vitrinas causarán pavor. Las victorias conseguidas ante estos equipazos, marcarán un antes y un después en la historia de la FEF, la FIFA y Mortadelo y Filemón.

El seleccionador: El "Gandalf" de Hortaleza. La verdad, su capacidad testicular está fuera de toda sospecha: seleccionar a Raúl, Míchel Salgado, Cañizares, Marchena, Albelda requiere ser tan valiente como el general Custer. Por lo menos, siempre podrá decir que los llevó para elevar la media de edad del equipo. Sexadores de pollo y "mírame a los ojos" aparte, Luis "Matusalén" Aragonés ha apostado por un "fútbol toque" (ya saben, tocamos, tocamos, tocamos, tocamos y, por qué no, tocamos y el contrario muere por aburrimiento), lo cual está genial si nos enfrentamos a sparrings y selecciones exóticas que van a eventos como los Mundiales a hacer turismo y conocer mundo. Cuando nos enfrentamos a selecciones con galones en los hombros, eso ya es harina de otro costal. De todos modos, para crear ilusión en la afición ese tipo de fútbol está muy bien. Además, prefiero ese "fútbol toque" al "fútbol paleolítico" de Clemente. Dicho esto, ¡Camacho selección!

El equipo: Intentaré ser conciso y no extenderme mucho en cada caso. Casillas: Nuestro Job de la portería, el sufridor del 1,2,3 (goles) que va camino de los altares. Sergio Ramos: "Er Hulk de Sevilla". Si no se pasara tanto de revoluciones y resbalones, jugaría aún mejor. Pablo: Un cuellilargo que es de lo mejorcito que tenemos en la categoría "centrales". Puyol: Nuestro Conan cañí. El día que se retire, el fútbol habrá perdido un gran defensa y el heavy habrá ganado un nuevo cantante. Pernía: Exijo una prueba de ADN para comprobar que es el mismo jugadorazo que ha deslumbrado en el Getafe. Xabi Alonso: Una torre de comunicaciones en el medio del campo. Fundamental. Con un poco más de experiencia, ya sería la remilk. Xavi: El pitufo jugón. Demasiado ha hecho llegando al Mundial después de la lesión. Cesc: El crack, el niño prodigio, el Mozart del equipo. Im-pre-sio-nan-te. Senna: Black power. Villa: El hobbit metido a delantero. Quizás tenga más futuro como jockey. Torres: Mientras se cambia el look y se hace un nuevo tatuaje, juega muy bien al fútbol. Cuando sea mayor y madure, será una estrella (o de la moda o del cine o del fútbol, no lo tengo claro). Luis García: Una de las risueñas decepciones de la selección. Raúl: Anteriormente, jugador de fútbol; Profesión actual, desconocida. Ha quedado claro que no es el Cid Campeador, quien, aun muerto y acabado, ganaba batallas. Joaquín: Dos carreras, un recorte, un "pisha" y...fundido.Reyes:Una bala...perdida en este mundial. Los "reservistas": El único que no ha decepcionado es Reina, que es el único que no ha jugado un solo minuto. El resto de los habitantes del banquillo, mejor que piensen en la jubilación o en jugar Mundiales pero vía Playstation o Xbox.

Nuestro eliminador, Francia: La veteranía es un grado. Teniendo eso presente, Francia tiene una selección con más grados que el vodka. Además de veteranía, Francia tiene a lo más parecido a a los míticos Inmortales (Apunte histórico: En la Antigüedad, se llamaba así a la guardia de élite del rey de Persia. Compuesta en su mayoría por unos negros colosales que daban miedo tanto quietos como en movimiento): Vieira, Thuram, Gallas, Makelele, Malouda...El equipo galo también posee a un jugador escapado de alguna película de terror de bajo presupuesto y que responde al nombre de Ribéry (Guapo, lo que se dice guapo, no es el chico, pero ¡cómo juega!). Y, además de todo eso, tiene a Zinedine Zidane. Un crack, lo es siempre, tenga la edad que tenga. Verle jugar es el mejor argumento a favor de la jubilación anticipada de Raúl, por decencia profesional. ¿Qué tiene de malo Francia? Bueno, pues, para empezar, que son franceses y sabida es la "modestia" histórica de estas buenas gentes. Por si eso fuera poco, tienen un par de cretinos de pedigrí: el delantero Thierry Henry (que mejor que se vaya a Broadway, a ver si allí sí puede explotar sus dotes interpretativas y su bocaza. En caso de que no lo admitan en Broadway, el mejor sitio al que se puede ir es a tomar por culo) y el seleccionador Domenech (que no merece mayor comentario, porque sería un honor para él).

El partido: Francia hizo lo que soñaba: jugar con España, literalmente. ¿Por qué? Porque España no hizo nada. Al menos, nada bueno: Jugamos con 10 desde el principio (Raúl estaba en el once titular), sólo presionábamos a partir del medio del campo y sin agobios (Parecía que querían ver jugar de cerca al maestro Zidane sin interrumpirle. Luego, que le pidan la camiseta y autógrafos), la defensa estaba con un ataque de nervios, y, para completar, sacamos a corpulentos titanes como Villa o Xavi para acojonar a Vieira, Makelele y compañía. Así España seguro que hacía algo...el ridículo. Y lo hizo. Pese a los cambios que introdujo el "Gandalf de Hortaleza", el partido ya estaba visto para sentencia: los periódicos ya sacarían en portada fotos de Ribéry (y eso que no tiene lado bueno el pobre), Zidane dio su penúltima lección y los telediarios abrirían con la sempiterna cara de tontos que tenemos todos los españoles Mundial tras Mundial de fútbol (en baloncesto es otra cosa).

Conclusiones: España, lo de siempre. Opá...casa.A lo mejor al próximo Mundial...¿quién sabe? En cuanto a Francia, pues bueno, después de toda su palabrería, modestia y deportividad, sólo me queda animar a cualquier hij@ de Francia a que se pase por Madrid y lea la placa con motivo del 2 de Mayo. En caso de que no quieran pasarse por la capital española, les recomiendo que busquen en Internet o enciclopedias las siguientes palabras "Guerra de la Independencia". A ver quién sobó el morro a quién. Cretinos.

jueves, 15 de junio de 2006

"Boca nostra"

Hoy hablaré aquí de un colectivo que inspira terror económico (no, no me refiero a los Inspectores de Hacienda ni los promotores inmobiliarios ni tampoco al gremio ladronil, por muy de actualidad que estén los tres) y pánico bucal. Hoy hablaré aquí de los dentistas.

Para contextualizar: Los dentistas son el único colectivo, junto con la OPEP, capaz de subir los precios hasta niveles estratosféricos y con motivos de peso y enjundia tales como "Porque me sale de ahí". El único colectivo, junto con los psicólogos, con la habilidad para encontrar siempre algo que "arreglar" y por lo que cobrar. Un colectivo que vive por y para la sustracción con guante blanco, aunque sea de látex y esterilizado.

Dicho esto, recrearé una visita stándar a la consulta de un dentista:
* La llegada: Llegas a la hora exacta de la cita, con el corazón en un puño, el sudor cayendo patilla abajo y acordándote de la madre que parió al tráfico en la ciudad.
* La recepcionista: Modelo fashion-retro-mascachicles. Apenas te mira. "¿Qué desea?" "Estoy en la consulta de un dentista, ¿qué voy a querer? ¿Un kilo de solomillo? ¿Un piso en la playa? ¿Una suit en el Ritz?", piensas, pero luego, viendo que va en serio su pregunta, contestas "Soy Fulanito Fulánez, tengo hora con el doctor Menenganito". "Pase un momentito a la sala" (con una voz que recuerda a la naturalidad de las máquinas de tabaco o a los educados surtidores de las gasolineras, que te desean buen viaje aunque te dirijas al supermercado).
* La salita de espera: Bien, pasas a la salita de espera (¿por qué todas se parecen tanto?). Allí, en un ambiente minimalista y con una música Beethoven en chill out, te sientas y miras a la concurrencia, que hojea mecánica y silenciosamente revistas de hace varios meses. Miras el reloj. "Un momentito. Será sólo un momentito". Mientras el tiempo pasa, la puerta de la salita se abre y la recepcionista o una enfermera enuncia el nombre y apellidos de algún infortunado paciente con tal claridad que a uno le entran ganas de responder: "¡Presente!". Media hora después de haber entrado en la sala de espera y después de haber repasado todo lo que tienes que hacer cuando salgas de allí, comienzas a pensar cuál será la acepción de "momentito" que manejan en aquel lar. Miras a tu alrededor y ves que en aquel limbo de diseño sólo quedáis tú y la señora que lee la revista "El cuidado de su bonsai. El tamaño sí importa". Desesperado, imploras a Yahvé. Tres cuartos de hora más tarde, el sudor ha remitido, pero tu corazón sigue alterado, aunque por razones bien distintas, y te dan ganas de coger el cuadro que no sabes muy bien qué significa y atizar con él al hilo musical. Y es entonces, justo cuando ibas a montar tu particular versión del 2 de mayo en la salita de espera, cuando la recepcionista entra y dice: "Fulanito Fulánez". Y, disimulando tu incredulidad, contestas: "¡Vive! ¡Vive todavía!".
* La conversación por el pasillo: De camino a la sala de martirio, tiene lugar una conversación intrascendente pero poblada de sonrisas (para eso es una clínica dental) entre la enfermera que te va a atender y tú, el afectado. "¿Qué tal Fulanito?", "Bien" ,"Sígame", "Claro, cómo no", "Por aquí", "Muy bien", "Puede pasar", "Gracias".
* La sala de martirio: Te sientas en esa tumbona futurista rodeada de instrumentos (hechos con papel de plata aunque no está demostrado) que harían las delicias del Marqués de Sade. Te ponen una suerte de babero. Te ciegan con el foco. Dejas de ver todo y sólo escuchas: "Ahora mismo viene el doctor". Te sientes el marciano de Roswell a punto de ser "autopsiado". Entonces, entonas el mantra de "Rápidoysindolorrápidoysindolor...".
* El doctor: Entra acompañado por su asistente, como si fuera el paseíllo de Las Ventas. Con ese aspecto, más parece el doctor Menguele que el doctor Menenganito. Un escalofrío te recorre las encías. Se pone los guantes, se emboza y te saluda. Tú contestas: "Soy inocente". "Dame luz aquí", indica, y entonces el foco ilumina tu boca como si fuera una aparición mariana. Para evitar cualquier posible oposición, la asistente te planta el insaciable "tubo aspirador de saliva" y entonces tus facultades de comunicación quedan reducidas a expresivos parpadeos y a la extensión o retracción de los dedos de las manos. A partir de ese momento, sólo ves el techo de la sala y el mango de los aparatos con los que el doctor escudriña tu boca. Minutos más tarde, la luz se va, el doloso escrutinio termina y vuelves a poder hablar como una persona. Llega la hora del veredicto.
* ¿Qué me pasa, doctor?: Miras al doctor, el cual te devuelve una mirada del tipo Clint Eastwood. El silencio es tenso.
- Mal, está todo fatal - dice.
- ¿Cómo es posible? Me lavo los dientes tres veces al día y me hago enjuages - replicas, asombrado.
- No es suficiente.
- ¡Pero si elevo la media nacional de higiene dental!
- No es suficiente.
- ¿Es grave?
- No.Una limpieza lo solucionará.
- ¿Será muy caro?
- 85 euros.
- Entonces sí es grave.
- Por cierto...en cuanto a las muelas del juicio...
- ¿Qué les pasa? No me han salido todavía.
- Precisamente por eso, hay que extraerlas todas. Si no...- su tono y mirada se tornan apocalípticos.
- Si no...¿qué?- preguntas acongojado.
- Su boca se deformará porque no saldrán correctamente - profetiza mientras se quita los guantes.
- ¿Cuánto costaría? - respondes, presa del pánico.
- Cuatro muelas a razón de 95 euros cada muela, 380 euros. Piénselo. Su salud está en juego.

En ese momento, crees que ese dentista al que apenas conoces es la persona que más te ha valorado en toda tu vida y eso que sólo se ha fijado en tu muelas. Reprimes una lágrima de emoción. 380 euros. Te preguntas si, una vez extraídas, te puedes quedar con las muelas y llevarlas a Christie's o Sotheby's o a Ebay, porque seguro que con ese precio de salida, la subasta se dispararía y con suerte un freaky millonario te compraba tus cuatro molares.
- ¿Me va a hacer algo ahora? - preguntas.
- No. Por favor, denle cita lo antes posible. Si no... - y, con tranquilidad, sale de la sala.
Tú te quedas tiritando. No por el riesgo de quedarte con una sonrisa de cocodrilo sino por el riesgo que supone para tu salud pagar 85 euros por una limpieza bucal y 380 euros por las muelas del Juicio Final de tu cuenta bancaria. "Y pensar que hay gente que no pisa un dentista en su vida...desdichados", piensas.
* La decisión: De camino a recepción, piensas en tu vida, en tu futuro. Son momentos difíciles. Recuerdas la mirada del doctor. El foco. La música Beethoven chill out. Las muelas del juicio. "Es lo mejor para mí", murmuras.
* La factura: Antes de salir, te atiende un clon de la recepcionista, pero esta se encarga de cobrar y dar nuevas citas para el patíbulo. "Son 40 euros", te dice. "¿Por dos minutos de consulta y casi una hora de espera? ¡Joder! Aquí el tiempo sí que es oro, tú ¿Incluirán en los gastos la música de la sala de espera?", piensas. Pagas. Sonríe. Te das media vuelta. "¿Para cuándo la próxima cita?", te apuñala a traición. "Pues...verá...ya le llamo yo. Tengo una agenda muy apretada", replicas. "El doctor ha dicho que...", "Sé lo que ha dicho el doctor. De dientes no andaré bien, pero de oído ando fenómeno. Buenos días o noches o lo que sea en el mundo exterior".
* La triste realidad: Desmoralizado, llegas a tu casa y descuelgas el teléfono y llamas a todas las clínicas dentales que vienen en la guía. Consultas el coste medio de una visita o limpieza rutinaria y tu cerebro comienza a tararear la melodía de "El Padrino". Cuelgas el teléfono, pero sigues escuchando la canción de los Corleone...

Estos no son dentistas. Esto es la "Boca Nostra".

viernes, 9 de junio de 2006

A garrotazos

En las últimas semanas se ha recrudecido, tanto en el fondo como en las formas, el combate mediático que libran el buque insignia de la COPE, Federico Jiménez Losantos, y el buque insignia-tocado-hundido de la prensa conservadora, el diario ABC. Escuchando a uno y leyendo a otros, esta disputa me recuerda a la que pintó Goya en uno de sus más famosos cuadros en el que dos titanes se liaban a mecos.

El quid de la cuestión no es otro que erigirse como el estandarte mediático de la derecha española, otrora portado por ABC y ahora personificado en la voz de Federico Jiménez Losantos. Viendo los últimos datos de los seguidores del periódico y del periodista, parece claro que quien está ganando el combate a los puntos es el responsable del programa radiofónico "La mañana".

¿Cuál es el panorama? Bien, por un lado tenemos a FJL, cuya capacidad dialéctica es innegable y cuya mordacidad similar a la de un gran tiburón blanco. Por otro, al ABC, un periódico de pasado majestuoso, presente dudoso y futuro preocupante. FJL se ha convertido en una especie de "Santiago Matamoros" de la derecha mientras que el ABC se ha tornado en una suerte de sopa con sabor a agua. FJL ha sabido recuperar a los seguidores de Antonio Herrero y conectar con buena parte de la derecha española partidaria de una actitud crítica y de combate. ABC no ha sabido asimilar el impacto de la buena labor de El Mundo y La Razón y ha emprendido un peregrinar por un desierto en tierra de nadie con cada vez menos seguidores a sus espaldas (ahí están los datos). Por tanto, la progresión de FJL y la regresión de ABC acondicionan el escenario ideal para que, al primer cruce de miradas OK Corral, los dos gallos se líen a picotazos. La diferente actitud ante el Gobierno, el tratamiento del 11-M, las formas de valorar el alto el fuego de la banda terrorista ETA, la opinión del alcalde Gallardón...cada día que pasa, FJL y ABC se encuentran en más trincheras y ninguno parece tener intención de poner la otra mejilla.

¿Cuál es el problema? Si nos referimos a FJL, su desmedida y sempiterna negatividad y el abuso de una mordacidad que ha pasado de ser simplemente brillante a sencillamente hiriente. Está bien y es necesario que un periodista tenga una actitud crítica e inconformista y que posea la suficiente inteligencia, cultura y talento como para que sus críticas tengan calado en el público al que se dirige. Pero una cosa es eso y otra es levantarse como un veterano del Vietnam sin su dosis de morfina, agarrar la ametralladora y dispirar a todo lo que se mueve en 360º. Si disparas tanto es más que probable que una bala no vaya a parar adonde debiera...
En cuanto al
ABC, pues es evidente que su problema es una crisis de identidad tan profunda como la Fosa de las Marianas. La excelente labor de El Mundo y el oficio de La Razón le han quitado, cada uno por su lado, buena parte de su público potencial, al menos en teoría, porque leyendo el ABC uno duda cuál es exactamente su público objetivo. El ABC se ha perdido y no sabe encontrarse y sabido es que conducir a bandazos no es muy recomendable, porque molestas a los que van en un sentido y en otro. La duda es ¿quiere reencontrarse el ABC? Pues, en mi modesta opinión, parece que no. Creo que la labor de Zarzalejos al frente del diario es similar a la del director de orquesta del Titanic: "Tú toca, toca. ¿Que nadie nos hace caso? Toca. Nosotros a lo nuestro. ¿Que esto se hunde? Bueno, toca, que nos vamos a pique pero con una clase..."


¿Qué sería recomendable? Que FJL se pasara una buena temporada en un balneario incomunicado con el exterior y que el ABC fuera algo más que un elenco de columnistas, un gran crítico taurino y un excelente crítico cinematográfico.

¿Qué es lo que pasará? Que hasta que Dios o la Justicia lo remedie, FJL y ABC seguirán liándose a garrotazos.

La España de hoy ya la pintó Goya.

jueves, 8 de junio de 2006

La requeteprofecía

Bien. Por aquello de que me gusta el cine de terror, el pasado martes (sí, ya sé, por favor, ahórrenme la cantinela satánico-numérica) fui a ver el remake de "La Profecía". Sí, Hollywood sigue empeñado en convertirse en el paradigma del Top-Manta: copio, copio, copio, copio y gano dinero.

La película original, dirigida en 1976 por Richard Donner y protagonizada por Gregory Peck y Lee Remick, como los padres adoptivos del angelito caído, y Harvey Stephens, como el huérfano hijo de...Una película que se ve con gusto (pese al mal rollito que desprende y a la desazón que se le queda a uno con los títulos de crédito finales con ese coro tan acongojante cantando a pleno pulmón) y que tuvo la suficiente calidad como para gustar a la taquilla (lo que permitió varias secuelas) y a la crítica (que la llevó a estar nominada a los Óscar). ¿Hacía falta un remake? No ¿Entonces? Bueno, Satanás, Jezabel, Belcebú, Legión son excelentes agentes de marketing para Hollywood y, ante la ausencia de talento, buena es la abundancia de dinero.

La película que nos ocupa (que debería llamarse "La requeteprofecía"), está dirigida por el correcto John Moore, que tiene el mérito de copiar secuencia a secuencia, plano a plano la película de 1976. En cuanto a los actores, Liev Schreiber y Julia Stiles son los encargados de dar vida a los nuevos sufridores del "Un, dos, tres...Adivine quién es su hijo" y el pequeño Seamus Davey-Fitzpatrick es la nueva encarnación del hijoputismo ultraterreno. Lo más meritorio de la película: los secundarios (Davis Thewlis, Pete Postlethwaite y Mia Farrow, quien, por cierto, da miedo, porque no se sabe si es que está así de espantosa o es cuestión de la caracterización) y la actualización de las señales de que el AntiCristo ha nacido (Cohetes espaciales que se desintegran cual confeti, rascacielos que caen, tsunamis que entran sin llamar a la puerta...). Lo peor de la película: Por un lado, ser conscientes a los pocos minutos de metraje que el infante Seamus tiene los mismos recursos interpretativos que Steven Seagal y que su cara sólo tiene dos expresiones "Ahora parezco de cera-Ahora estoy enfadado" y, por otro lado, que el director se permita escenas de cierta ingenuidad como la de poner a un Papa que, en sus últimos estertores, tiene consigo una copa de vino en la cama (que viéndolo uno no sabe si lo que le sienta mal es el vino o el chaval con el 666 a la espalda). La puyita: Que quede más o menos claro que el retoño del demonio vaya para...¡Presidente de los EE.UU.! Seguro que Bin Laden al ver la película exclama: "¡Os lo dije!" La duda: ¿Qué cara pondrán sus compañeros de colegio a Seamus Davey-Fitzpatrick? ¿Compartirán con él el bocadillo o la plastilina? ¿Cuánta gente irá a sus fiestas de cumpleaños? ¿Se subirá alguien en el mismo ascensor que Seamus? ¿Ahora entiende alguien por qué Woody Allen lo dejó con Mia Farrow?

En fin, 6 euros para ver el martes 6 del 6 del 2006 una película sobre un chaval con predilección por el 666. Para que luego digan que el cine convencional no da morbo.

martes, 6 de junio de 2006

Del Fin del Mundo y demás

6 del 6 de 2006. Onanismos cabalísticos y evangelios alucinógenos aparte, la cosa tiene su atractivo, no crean. Será que el panorama es tan aburrido o tan desolador o las dos cosas, que la gente ya se entretiene o acojona con lo que sea. Tanta tontería y parafernalia en torno a un número me recuerda a la que se arma cada Navidad con la lotería. Estoy esperando que de un momento a otro las televisiones saquen a los de la Bruja de Oro descorchando el cava para celebrar la llegada del AntiCristo. Ya veo el cartelito "El AntiCristo fue parido aquí" y la gente en bermudas y gafas de sol haciéndose fotos mientras señalan con el dedo índice la asombrosa revelación.

AntiCristo, fin del mundo, apocalipsis, armagedón...Un buen argumento: misterio, acción, explosiones, muertes, Dios me ama, coros berreando la tragedia, arrepentíos, un cabrón con cuernos dispuesto a cepillarse el mundo...Lástima que Hollywood y el Vaticano hayan esquilmado el filón.

De cualquier forma, son las cuatro y media de la tarde y aquí lo único infernal es el calor que hace. Aunque, puestos a hablar del fin del mundo, escuchen alguna mañana al jovial y optimista Federico Jiménez Losantos y échense a temblar con el panorama que radia: Rajoy en pelotas y campanilla en mano gritando "¡El fin del mundo se acerca y es socialista!" y la gente que lo mira y piensa: "La cara de éste me suena", Zapatero y su demagogia con olor a Nenuco haciendo pactos con Belcebú para tener nuevos adeptos en el averno, Pepín Blanco y Ángel Acebes peleándose por ganar el premio al más lerdo del año satánico, los de Prisa poniendo cara de "Yo soy progre ¿y tú?" y hablando de los derechos humanos de los demonios y que pobrecitos que van en cueros y tienen rabo, los del ABC con "Hasta el Infierno con Su Majestad" a cinco columnas y sin vender un periódico, El Mundo destapando la trama oculta del armagedón, la COPE encomendándose a toda la santoral, Ana Rosa analizando con profesionalidad lo más in-fernal del próximo otoño-invierno...Brrrrrr. Desde luego, da miedo el tema. Comparado con esto, "La Profecía" es un documental de los teletubbies. En fin. 6 del 6 del 2006. Complementario: El 15. Reintegro: Me cisco en esta sandez.