jueves, 30 de agosto de 2012

Libertad para un monstruo

En España hay menos Justicia que vírgenes en el plató de Mujeres, hombres y viceversa. Lo he dicho en varias ocasiones y, la última, hace casi una semana. La aportación española a la historia de la justicia universal es similar a la de Hitler al sionismo.

Hablo, por supuesto, de la puesta en libertad (condicional) del asesino de tres Guardias Civiles en 1985 y secuestrador durante 532 días de Ortega Lara. Lo más triste y repulsivo de todo es que esto se veía venir a tenor de los actos de tres hombres (permítase la hipérbole):

- El que transmitió la orden: Se veía venir cuando el todavía Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, desde el comienzo de su ejercicio, ha tratado cualquier asunto relacionado con la banda terrorista ETA con unos paños calientes y unas medias tintas que han derivado en una continua falta de consideración a la sociedad española en general y las víctimas de los etarras en particular. Con su cobardía y tibieza ha faltado al respeto no ya a los vivos sino a los muertos. Es una auténtica pena y una verdadera vergüenza que el todavía Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, no haya tenido ni tenga con la gente de bien la misma sensibilidad y escrupulosidad con que ha tratado y trata a ETA y su entorno. Vamos que para ser del Opus Dei le pone demasiado cachondo el diablo (o eso parece). Lo que está claro es que, si sigue así, al todavía Ministro de Interior no le salva ni su loado Monseñor ni las duchas frías ni el cilicio ni la confesión.

- El que la ejecutó: Se veía venir cuando el todavía juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis de Castro, abroncó recientemente de forma bochornosa a la médico forense de la Audiencia Nacional, Carmen Baena, por realizar un informe médico que sin mala fe dejaba en evidencia al todavía Ministro de Interior. Y más aún cuando se ha pasado por la quilla la opinión de la Fiscalía de la Audiencia Nacional. La guinda: La visita al etarra en el hospital.Visto el interés que dispensa el todavía juez al miembro de ETA, espero que lo próximo que haga sea ordenar que alguna actriz porno le dé de comer, limpie el culo y se la casque para que el pobre no gaste esfuerzos. "José Luis de Castro, el juez que liberaba criminales", próximamente en los mejores retretes.

- El que la consintió: Se veía venir cuando el todavía Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy Brey, no ha tenido en todo este tiempo la cordura, la hombría o ambas cosas de poner fin al disparate que hoy se ha acabado por perpetrar. A lo mejor piensa el prognático de pelo tricolor que si pasa a la Historia como el "Presidente que acabó con ETA" nadie le recordará como el "Presidente que no supo acabar con la crisis". Error: Lo único por lo que pasará a la Historia el todavía Presidente del Gobierno es por ser tan sumamente incapaz, torpe, y cobarde que le pasaron por encima una crisis económica y una banda terrorista.

Lo lógico, honesto y decente sería que estos tres individuos presentaran su dimisión al frente de sus cargos y competencias. ¿Por qué deberían dimitir? Porque han forzado hasta la tergiversación la interpretación de una Ley que permite pero no obliga a liberar a un preso en las condiciones de este asesino. Porque han beneficiado legalmente a una alimaña que no reconoce las leyes ni la autoridad que le devuelven a la calle. Porque han alegado "motivos humanitarios" para liberar a un cabrón que pertenece a una banda que lo mismo quita la vida que la libertad. Porque liberar a un demonio cuyo encarcelamiento supuso el agradecido esfuerzo de la Policía y la Guardia Civil es un absurdo. Estos tres seres (Ministro, Juez y Presidente) han retorcido la Ley, la ética y la cordura sólo por hacer algo cuyo objetivo final no se sabe pero se intuye. Y apesta.

Como he dicho, lo lógico, honesto y decente sería que estos tres infames presentaran su dimisión. Por eso mismo, no lo harán. Así que siempre me quedará el consuelo de saber que el día que este monstruo muera (y espero que con sufrimiento atroz), me pegaré un homenaje a la salud de todos los que le quisieron y de los que lo liberaron.

Una reflexión final: ¿Quién es más monstruo:el que lo es o quien lo libera?

martes, 28 de agosto de 2012

"Black mirror": El oscuro reflejo de nuestra sociedad

Anoche vi la serie Black mirror, producción británica que en nuestro país llegó de la mano de TNT y de Cuatro. Concebida como un callejón del gato de nuevo cuño, Black Mirror es una miniserie acojonante y brillante con planteamientos perturbadores que nos convierte en rehenes de nuestros propios pensamientos. Es sociología con metralla. Una hostia multiángulo en nuestra conciencia. Una meada en el tótem digital. Un corte de mangas a la sociedad actual. Una patada al hombre en el culo de la tecnología. Es una serie hija de nuestro tiempo, una hija cabrona y contestona. Un espejo negro que no deja de devolver un reflejo hipnótico, realista y siniestro. Una crítica, reflexión y parodia de nosotros y del mundo que hemos creado.

Entre los grandes ejes conceptuales que vertebran Black Mirror destacaría los siguientes: El mundo como pantalla, cultura voyeur y el hombre conectado. Directamente de ello, son tres constantes que se pueden identificar en los tres episodios que componen su primera temporada: La despersonalización de la vida offline y la personalización de nuestra vida online; la memoria como fuente de infelicidad y lo visual como verdad. Todo ello y mucho más está presente en un guión afiladísimo e inteligente donde brillan frases tan contundentes e interesantes como "No todo lo que no es cierto es una mentira".

Como digo, Black Mirror está compuesta por tres episodios con historias independientes entre sí pero que remiten a un contexto distópico y retorcido muy similar. Esos capítulos son:

  • Himno nacional.Cuenta el chantaje vía Youtube y redes sociales que un criminal anónimo realiza al Primer Ministro británico: Matar a una joven aristócrata inglesa si el mandatario no mantiene relaciones sexuales explícitas y en directo con un cerdo. ¿Qué temas trata? La falta de límites y control; la redefinición constante de "lo legítimo"; el impacto hegemónico del mundo online en el offline; la digitalización de la conducta; el engaño como motor de sucesos reales; la destrucción de la esfera pública y la privada, la trivialización del poder tradicional; lo imprevisible como certeza de nuestro tiempo; el anonimato como nueva forma de absolutismo; los tres poderes están en manos del cuarto poder y éste, gracias a Internet, en las manos de cualquier persona; la transformación multimedia del horror, el morbo como agente dinamizador... 
  • Toda tu historia. Aborda cómo serían las relaciones sentimentales en un mundo en el que todo recuerdo pudiera ser revivido y revisado hasta el más mínimo detalle como si viéramos un DVD. ¿Qué asuntos toca? La digitalización de nuestra existencia; la virtualización de nuestra personalidad; la tecnificación de nuestro modo de relacionarnos; la compartición pública de elementos íntimos; el paso de la biografía al historial; la simbiosis entre el individuo y los dispositivos tecnológicos; la unión del entorno tangible con el intangible; la cuantificación de las emociones; la imposibilidad de borrar nuestro pasado; el gran peso de la información audiovisual en nuestra vida pública y privada; el recuerdo como último refugio; la configuración del presente a partir de la reinterpretación del pasado; Internet como reflejo de la mente y ésta como inspiración para aquélla; la construcción visual de nuestros sentimientos, el olvido como bálsamo. 
  • Quince millones de méritos. El tercer y último capítulo cuenta la tribulación de un joven que decide rebelarse contra un sistema que ha convertido la existencia en un híbrido entre un reality show y un juego de videoconsola. ¿Qué temas afronta? La digitalización de nuestra vida más cotidiana; la persona como avatar; la frivolización de nuestra existencia; la invasión del entretenimiento digital; el bombardeo de reclamos audiovisuales; la esclavitud del éxito; la perversión y vulgarización de la fama; el paso de la realidad al "reality"; la deshumanización de las relaciones; la cuantificación del valor de una persona; la pérdida de la naturalidad; la virtualización de las relaciones "personales"; la competencia como catalizador de la identidad; el colectivo como castrador de la personalidad; la minusvaloración del talento; el triunfo como ilusión; la inconsciencia como narcótico contra la realidad; la soledad del soñador; el ser humano como carnaza mediática; la autenticidad como excepción; la sumisión como opción de vida; la hipocresía como sistema. 
Por todo ello,después de ver Black Mirror uno no puede dejar de tener la sensación de que acaban de darte una hostia de las que te hacen pensar. Las únicas hostias que merecen la pena, igual que series tan valientes, transgresoras y originales como Black Mirror.

domingo, 26 de agosto de 2012

La huella de Armstrong

Ha muerto Neil Armstrong. El mítico tripulante del Apolo 11 que extendió la frontera de la Humanidad. El hombre que holló un lugar reservado para los sueños y la ficción. El ser humano que se coló en el territorio de los dioses. Una pequeña gran nota a pie de página en la historia del cosmos.

Dejando a un lado las teorías de la conspiración, Armstrong encarnó y encarna la mayor hazaña realizada por el hombre: Poner un pie en la Luna. Un símbolo de la capacidad de vanguardia y progreso que hay dentro de cada ser humano y del potencial de la humanidad como colectivo de ideas y esfuerzos. Armstrong es ya para siempre sinónimo del progreso científico y tecnológico de la Humanidad.

Es un recordatorio perfecto de lo que podemos llegar a ser y hacer, pero también una invitación para la reflexión más crítica: Actualmente la Humanidad no puede repetir la hazaña del Apolo 11 ni superarla. Por falta de dinero, ideas, interés, talento o altura de miras, pero no puede. Y eso es un buen argumento para cuestionar el grado de avance de la Humanidad. ¿En qué medida hemos progresado si no somos capaces de emular o sobrepasar un hito logrado hace más de 40 años?

La huella de Neil Armstrong, hoy más inmortal y legendaria que nunca, fue en sus propias palabras "un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad". Ojalá demos en un futuro otro paso así. 


viernes, 24 de agosto de 2012

Injustice for all

"Se ha perdido la Justicia. Se ha violado la Justicia. Se ha ido la Justicia". Así dice la letra de una mítica canción de Metallica, ...And Justice for all. Pero también podría ser la mejor reflexión respecto a dos noticias que han marcado este verano.

Una de ellas, nacional: la concesión del tercer grado a ese montón de mierda etarra llamada Josu Uribetxeberría Bolinaga. Facilitar la libertad a un hombre que se dio a conocer por privar de ella a un ciudadano inocente; aplicar razones humanitarias para alguien que pertenece  a un grupo terrorista caracterizado por asesinar, atentar, secuestrar, extorsionar y burlarse de todo un país; estirar el entendimiento de la Ley para beneficiar a un individuo cuya conducta ha consistido en no respetarla; tener misericordia con un miembro de ETA...todo es una infame, asquerosa e indefendible mofa, no ya a las víctimas de ETA sino a todos los ciudadanos de bien, lo quiera entender o no el ¿Gobierno? de España. Mal está que en nuestro país no exista ni la pena de muerte ni la cadena perpetua para privarnos de estos monstruos, pero ya que se utilice la Ley de una forma cuestionable para endulzar o aliviar las condenas de estos cabrones va más allá del esperpento. Curiosamente, como si tratara de remendar el despropósito organizado por Prisiones e Interior, la naturaleza lo ha puesto en su propio corredor de la muerte. Justicia poética lo llaman.

La otra noticia, internacional: la condena a 21 años de cárcel para Anders Behring Breivik por el asesinato de 77 personas en Noruega. Vamos, que el coste por la vida inocente en ese país está a casi 100 días por personas. Es decir, que por poco más de tres meses puedes estar en paz con la Justicia si te cargas a alguien. Noruega, todo un Valhalla para los asesinos. Y si no lo es, desde luego, lo parece.

En definitiva, que la vida de un inocente no vale una mierda. Y la Justicia, menos. Y es que, como dice la canción de Metallica, el martillo de la Justicia te aplasta. Pues eso.

lunes, 20 de agosto de 2012

Hace diez años...

...en un lugar de Navarra llamado Estella, yo apuraba mi última experiencia profesional como periodista. Un largo e intenso verano que puso el punto y final (al menos, de momento) a la que es y será siempre mi profesión. Una que ejercí viviendo intensamente cada dificultad y oportunidad en el Diario de Navarra. Y lo hice no en una vasta redacción llena de gente y ruido, sino en la discreta delegación de Estella. Gracias a ello, comprendí que el tamaño y la importancia real de un lugar no la dan las grandes dimensiones y números sino las pequeñas cosas que lo configuran.

Aquél fue el segundo verano que pasé profesionalmente en la redacción de Estella. El primero, un año antes, lo hice como becario, y el segundo, como amigo. Ambos, como periodista aún en ciernes (apenas acabada la carrera). No sé hasta qué punto ese estado de inocencia y virginidad periodística me ayudó o me perjudicó. Lo que está claro es que desde el primer hasta el último día que pasé en la delegación de Estella aprendí que, en el fondo, el periodismo lo hacen personas para personas y que la humildad es el camino más corto para hacer bien las cosas. No en vano, allí, si se quería ser útil de verdad, no te podías permitir el lujo de dedicarte en exclusiva a algo: Redactor, reportero, entrevistador, cronista, fotógrafo, maquetador... Mentiría si negara que, especialmente el primer verano, para mí fue todo un shock tener que trabajar de aquella manera, creyendo, estúpida y erróneamente, que yo allí no iba a aprender nada, que el chico de Madrid iba a dar una lección a todos los que se encontrara por el camino, que yo estaba allí única y exclusivamente para "exhibirme" como redactor. La ignorancia es osada. La gilipollez, más. Pocas veces me ha gustado tanto descubrir que estaba equivocado.

Fiestas locales (chupinazos, procesiones, festejos varios), encierros (visita al hospital incluida), comidas populares (la receta de ciertas "pochadas" parece tan secreta como la de la coca-cola), noticias de lo más variopinto y peculiar (una de las primeras que escribí fue sobre unas campanas nuevas para la iglesia de un pequeño pueblo), encuestas (donde mi timidez y procedencia me las hizo pasar putas en ocasiones), entrevistas (entre ellas, aún recuerdo la que hice a un cantaor tan estrafalario como interesante llamado Paco, el Lobo), competiciones deportivas, reseñas de obras de teatro...En la redacción de Estella aprendes de todo un poco...y muy bien.

No obstante, el propósito de este artículo no es hablar de mí ni contar batallitas, sino homenajear a las personas que dieron/dan carácter al Diario de Navarra y ponen cara a mis recuerdos de esos dos veranos. Porque, sin lugar a dudas, fue gracias a esas personas que aprendí en esos meses más que en cuatro años de carrera (sin desmerecer en absoluto a los fantásticos profesores y compañeros que tuve en la universidad). Una plantilla a la que respeto y ante la que  me quito el sombrero profesionalmente. ¿Quiénes? Pues...María Puy Amo, que inauguró con firmeza la lista de mujeres para las que he trabajado (y trabajo); Fernando P.Barber, un periodista interesante que parecía sacado de una novela de su colega Ray Loriga y que me enseñó a no renunciar a mi estilo personal; Rosana Aramendía, que demostró que la profesionalidad luce igual sin importar ciudad ni periódico; Marcos Sánchez, un crack de la sensatez y la templanza; Irache Castillo, una chica de lo más divertida y mi primera amiga (que no la última)en esa redacción; José de Astería, un hombre bueno del que aprender siempre y que me demostró que la pasión periodística no tiene fecha de caducidad; Myriam Munárriz, pura personalidad y carácter dentro y fuera de la redacción; y Diego Echeverría, quien, junto a Puy y Montxo, me enseñó que una buena historia cabe dentro de una sola fotografía.

Desde entonces, han pasado diez años y no he vuelto a trabajar como periodista, pero, gracias a lo vivido en aquellos dos veranos y a la compañía que tuve, nunca me voy a arrepentir de haber estudiado y ejercido una profesión que, más allá de la lealtad a la verdad, consiste en contar historias con honestidad y humanidad.

martes, 14 de agosto de 2012

"Elefante blanco": Los renglones torcidos

Cualquier película en la que intervenga Ricardo Darín siempre me llama la atención, por el interés de sus proyectos y por la solvencia y calidad de sus interpretaciones. Por eso, he visto Elefante blanco. El film gira en torno a las penurias existenciales y sociales de un grupo de sacerdotes y asistentes sociales en una zona profundamente marginal y conflictiva de Buenos Aires. Pero, de lo que realmente trata esta película, es del conflicto entre fe, vocación y realidad. En ese sentido, no deja de ser simbólico y revelador que el colosal hospital inacabado donde malviven los protagonistas y que da título a la cinta represente el fracaso de las esperanzas y, paralelamente, la resistencia del compromiso.

La película funciona muy bien a la hora de suscitar en el espectador interesantes reflexiones que te agarran del cuello y no te sueltan hasta que te animas a responderlas. Cuestiones como ¿qué es la fe?, ¿es la última reacción ante la adversidad?, ¿es el placebo de los idealistas?, ¿se puede tener fe en Dios y en el hombre a la vez?, ¿nos da la sociedad actual motivos para creer?, ¿puede un sacerdote perder la fe sin renunciar a su vocación?, ¿puede un agnóstico encontrar a Dios en el activismo social?, ¿cuál es la auténtica cara de la religión: la predicada desde un púlpito o la que baja al barro y se abre el alzacuellos?, ¿hay futuro para una sociedad perdida en sus propias contradicciones?, ¿Dónde está Dios cuando los más desfavorecidos le necesitan?...Preguntas incómodas, como lo fue la famosa afirmación de Santa Teresa de Jesús: "Dios escribe recto pero con renglones torcidos".

Además de ello, Elefante blanco cuenta entre sus virtudes con unas interpretaciones muy solventes de su trío protagonista (Ricardo Darín, Jeremie Renier y Martina Gusman) y del crudo retrato del ambiente de miseria de Ciudad Oculta. Todo ello hacen de esta película un film creíble, áspero y humano que compensa con valentía y honestidad su carácter irregular.

Y es que, pese a sus virtudes, este film se ve lastrado por algunos defectos: la creciente pérdida de intensidad y pulso dramático desde mitad de metraje hasta el final, ciertas tramas y escenas forzadas y previsibles, y la reivindicación innecesaria (por explícita y redundante) de la figura del padre Carlos Múgica y de la labor del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

En resumen, por la honestidad de su puesta en escena y el interés de las cuestiones que plantea, vale la pena perdonar los fallos de Elefante blanco y verla, aunque sólo sea para salir del cine cuestionándose ciertas ideas y planteamientos.

domingo, 12 de agosto de 2012

Somos españoles

Podría hablar de leyendas vivientes como Michael Phelps o Usain Bolt. Podría hablar de que el deporte olímpico español se conjuga en femenino. Podría hablar del hito de David Cal. Podría hablar de mucho de lo que ha ocurrido en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Pero hoy quiero hablar de ellos. De la Selección Española de Baloncesto. Cada cuatro años, los seres mortales tienen la oportunidad de entrar en ese terreno reservado a los mitos e inmortales. Hoy, la selección de baloncesto de España lo ha vuelto a hacer. La diferencia respecto a las anteriores (Japón, Rusia, China, Polonia, Turquía, Lituania) es que hoy, quizás más que nunca, los jugadores de la selección de baloncesto han abrazado la leyenda con la pasión y la valentía de los auténticos héroes. 

El cruce final contra la acojonante y prepotente selección de Estados Unidos me recordaba antes de celebrarse a la batalla de las Termópilas. Arrojarse feroz y brillantemente a la gloria aunque ésta no pase por la victoria. Ahora, después de ver la final, creo que los espartanos de entonces y los españoles de hoy están hechos de la misma materia. De las de las leyendas. Unos y otros fueron guiados e inspirados por unos líderes increíbles(Leónidas, Pau Gasol)ante un rival colosal, temible y con fama de divino (Persas, Estadounidenses). Unos y otros pusieron entre interrogantes el concepto de "imposible". El mérito del resultado, lo juzgará la historia.

Mientras tanto, me sentiré profundamente afortunado por haber visto jugar a estos titanes porque el día de mañana podré tener el honor y la suerte de decir: "Yo les vi jugar". Porque gracias estos campeones (grandes en la pista, mayores fuera de ella) y a los del fútbol y Rafa Nadal, cualquiera de nosotros puede decir con orgullo: Somos españoles, los que hacemos sufrir a los dioses.

sábado, 11 de agosto de 2012

"Prometheus": Preguntas sin respuesta

¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué existimos? ¿Qué o quién nos hizo?...preguntas como éstas han sacudido los pensamientos y la imaginación del ser humano desde el primer atisbo de consciencia. Preguntas cuyas respuestas quizás no estén en la Tierra, sino en las estrellas. Tal vez por ello, merecía la pena que Ridley Scott volviera con Prometheus al universo de una de sus grandes obras maestras, Alien, para intentar abordar estas cuestiones de proporciones cósmicas y, de paso, ahondar en el origen de esa misteriosa criatura que apareció en el citado film de culto de 1979 y que, hasta ahora, recibía el nombre de "Space Jockey". 

Aunque preliminarmente podría considerarse una precuela de la saga de los xenomorfos, Prometheus está concebida como un punto de origen común a partir del cual desarrollar una historia anterior y divergente respecto a la que conocemos por las aventuras de Ellen Ripley. Es una exploración hacia el pasado, más que un preludio que desemboque en la Nostromo. En la ficción y en lo cinematográfico, es un viaje hacia el misterio, hacia el origen de todo.Y eso se nota. Así, en esta cosmogonía "made in Scott", hay elementos, detalles y guiños fácilmente reconocibles para quienes ya sabían que en el espacio nadie puede oír tus gritos (la corporación Wayland, los viajes en estasis, el androide inquietantemente ambiguo, los siniestros ambientes tecno-orgánicos, la denominación LV de los planetas, cierta efigie representada en un mural de una de las cámaras de la pirámide en torno a la cual gira toda la acción...), pero Prometheus esto es otra historia. Una centrada en la figura de los "Space Jockeys", los ingenieros, los hacedores, los padres de la vida, los responsables de crear...y destruir.

Todo ello, unido al hecho de que esta película supone el regreso de Scott al género que le ha convertido en mito, Prometheus es un film con los alicientes suficientes para sostener unas colosales expectativas. Lo malo es que, esperando una nueva obra maestra, nos encontramos con una película irregular, por debajo de su titánico potencial y que, al finalizar la proyección, deja al espectador con más preguntas de las que empezó. Funciona mejor como antesala, episodio piloto o preludio que como una película cerrada y redonda. Prometheus se revela como un gigantesco diamante por pulir. Sus imperfecciones son varias, y, en el caso de alguien con el talento y la experiencia de Scott, tan inesperadas como difícilmente justificables: Unos personajes con una construcción demasiado simple (salvo excepciones como el genial y oscuro androide David) que los acercan a los "arquetipos de usar y tirar", unos sucesos y acciones incongruentes (por falta de explicación o justificación casi siempre), una nueva "mitología" (la de los "Ingenieros") no suficientemente desarrollada, una heroína con menos carisma del que cabría esperar (Shaw es insulsa comparada con Ripley), algunos giros argumentales con justificación de chistera...

Según lo que he aprendido en la ECH, un elemento decisivo para que una historia (literaria o cinematográfica) funcione es generar preguntas en el receptor (lector o espectador) y demorar la respuesta, pero Prometheus las demora tanto, tantísimo que las deja sin responder (emplazándolas a una nueva película tal vez). Igualmente, otro de los factores clave para que una historia "funcione" es que nada ocurra como esperan sus personajes ni el lector/espectador y aquí, nuevamente, Prometheus se excede, porque suceden cosas a las que cuesta encontrarles el sentido.

No obstante, no todo es criticable en una película que, defectos aparte y aun por debajo de las expectativas generadas, está muy por encima de la media. Visualmente, Scott demuestra en algunas escenas que sigue teniendo excelente mano para dejar sin palabras a los espectadores; el personaje y la interpretación del androide David (que me parece muy próximo a los míticos replicantes de la otra genialidad de Scott, Blade Runner) a cargo de Michael Fassbender (y van); la espectacular frialdad de Vickers/Theron; la fisonomía de los "Ingenieros" (a medio camino entre H.R.Giger y Miguel Ángel) y, para mí, la idea más interesante que se maneja en la película: el poder de la destrucción está concebido dentro de la creación y viceversa. Hablando de ideas, la propuesta-premisa de Prometheus según la cual hubo unos seres del espacio exterior que nos crearon, a mí, particularmente, no me pilla de sorpresa pues es algo que, por ejemplo, en los cómics Marvel, ya plantearon en 1976 con "los Celestiales".

En definitiva, Prometheus es un film lastrado por las expectativas y pretensiones, imperfecto y con muchas excelentes preguntas y cuestiones por resolver...quizás en una más que probable secuela. Por lo demás, ¿es una película de Alien? Más bien, no. Sin desvelar demasiado de la trama, quien quiera ver facehuggers, chestbursters y xenomorfos los verá...aunque no de la forma que podría esperarse. ¿Por qué? Porque lo que importa en esta película no son los bichos, sino las cuestiones. Esas que dan tanto respeto o más que la criatura que Dan O'Bannon pensó, Giger dibujó y Scott filmó.

lunes, 6 de agosto de 2012

"The Dark Knight rises": Redención, conclusión, gloria

Lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se acaba. Detrás de esta frase manida hasta la saciedad hay una verdad que, por tópica, solemos ningunear. En el caso de la excelente trilogía de Batman creada por Chris Nolan, esta perogrullada sirve como exponente de la dificultad que entraña partir de un punto notable (Batman begins), llegar a la perfección (The Dark Knight) y dar una conclusión a la altura (The Dark Knight rises). Y con su última película, lo ha conseguido. Un film que supone un cierre muy por encima del punto de partida que constituyó con Batman Begins y que conserva ecos de la perfección y grandeza de la mejor película de la saga (El caballero oscuro).

Nolan y el resto del "equipo base" (el guionista David S.Goyer; y los geniales Christian Bale, Michael Caine, Gary Oldman y Morgan Freeman) que durante los últimos siete años han sublimado el género de los superhéroes, se despiden del cruzado enmascarado y Gotham con esta tercera y última entrega, El caballero oscuro: La leyenda renace. Y lo hace como empezó: enfrentando a Batman con la Liga de las Sombras, con las vidas de todos los habitantes de Gotham en juego. Un enfrentamiento que sirve para cerrar heridas, atar cabos y concluir ese enorme arco argumental que ha sido el viaje iniciático de Bruce Wayne/Batman hacia el terreno de la leyenda. Un viaje marcado por sus enemigos, por sus aliados y por sus seres queridos; todos con roles distintos pero igualmente decisivos. La individualidad construida a partir de la interacción con el colectivo.

Un tránsito heroico y legendario que no es más que el descubrimiento, la definición y la aceptación de la identidad. En cierto modo, todos hemos acompañado a Bruce y Batman a encontrarse a sí mismos hasta el punto de hacer discutible quién es el alter ego de quién. Somos testigos y cómplices. Y, en ambos casos, disfrutamos de ello con asombro a veces, pasión en otras y placer siempre.

Dejando a un lado las evidentes influencias de los acontecimientos actuales (movimiento indignado, terror económico, críticas hacia los poderosos, colapso social...) que muestra, para mí The Dark Knight rises es una película sobre la redención, entendida como la superación del pasado, la aceptación de la pérdida, la liberación de los traumas, la exculpación íntima y pública, la asunción de un destino rechazado, la purga de nuestros demonios interiores y exteriores la dominación de nuestras dudas, la respuesta a los retos, la inmolación como evolución, la conexión con lo que está por encima de nosotros, la conclusión de tareas inconclusas y sueños por completar, el hallazgo del sentido de nuestra existencia, la conjunción entre lo que queremos hacer, lo que debe hacerse y lo que esperan que hagamos, el triunfo de las metas por encima de los métodos. Todo eso está. en esta película. Y todos los personajes que en ella intervienen, héroes y villanos, buscan (aunque no lo sepan) esa redención. Si lo consiguen o no...lo debe responder quien la vea.

Por lo demás, El caballero oscuro: la leyenda renace, encantará y sorprenderá a los neófitos. A quienes, como yo, adoran a Batman y conocen bastante bien su historia, o, mejor dicho, sus historias hay algunas sorpresas que, a pesar de las inteligentes mezclas y licencias que se han tomado Nolan y Goyer, les será muy fácil anticipar o adivinar, especialmente a quienes ya conocieran a Bane (el único villano con un intelecto y físico comparables a los de Batman) de las sagas La venganza de Bane; Bane del demonio; y La caída del murciélago (algunas de ellas recopiladas recientemente) o hubieran leído la genial El retorno del caballero oscuro, o que recuerden qué pasó con el huérfano que descubrió la identidad secreta de Bruce Wayne...Por tanto, si eres un friki de los cómics de Batman, hay cosas en esta película que no te pillarán desprevenido, aunque eso no quita que las disfrutes casi tanto como si no tuvieras ni idea de ella.

En definitiva, The Dark Knight Rises no es una obra maestra como lo fue su predecesora pero es una excelente película (el guión, el elenco, las interpretaciones, la dirección, el ritmo...)una conclusión más que digna al magistral trabajo realizado por todos los que han hecho de estas tres películas algo simplemente memorable e inimitable. Si es el final, un punto y aparte o un punto y seguido, el tiempo lo dirá, porque su conclusión está tan bien ideada que puede ser válida para cualquiera de esas opciones...Y es que esta conclusión, sabe a gloria, y no sólo para Batman.

viernes, 3 de agosto de 2012

"El enigma del cuervo": Matar a Poe

Hace no muchas semanas se estrenó en España la película El enigma del cuervo, film que ficciona los últimos días del genio Edgar Allan Poe, convirtiéndolos en el clásico thriller con asesino en serie, transformando a Poe casi en su personaje Auguste Dupin. Su título original, The Raven, evidencia desde el principio el ánimo de homenajear a este fabuloso escritor, al compartir título con su poema más célebre. Así las cosas, esta mezcla entre thriller y homenaje se presenta como una apuesta tan arriesgada como interesante. Si a eso le añades que la dirección está en manos de James McTeigue (V de Vendetta) y que el protagonista (Poe, obviamente) está encarnado por John Cusack, el interés, al menos en mi caso, no se resiente.

No se puede decir que El enigma del cuervo sea una película magistral ni siquiera una muy buena, pero sí bastante entretenida. ¿Por qué? Porque a pesar de que meter a Poe en un thriller hollywoodiense es devaluar casi por definición su figura; que el guión es más efectista que trabajado; y que la película, como thriller, no aporta nada nuevo al espectador acostumbrado a ese género, sí que cumple con su principal cometido: entretener. Aunque parezca un contrasentido, es "cine palomitas" con un poso cultural. Ni más ni menos. Y es quizás ese poso cultural lo (único) que hace que merezca la pena verla. 

Que un asesino (real o inventado) se inspire en hechos históricos o ficcionados, como hace el de esta película al tomar como referencia los relatos de terror y misterio de Poe, no es algo nuevo. Valga como buena muestra lo que hizo Matthew Pearl en El club Dante (en esa novela, el asesino se inspiraba en los castigos descritos por Dante en el Infierno de su Divina Comedia). Tampoco es un hito el hecho de meter a Poe en un producto de "cultura popular" ni de elucubrar/novelar qué ocurrió en sus misteriosos últimos días, cosa que, por ejemplo, hizo el citado Pearl en La sombra de Poe. Ni lo es revisitar en clave videoclipera y canallesca a un icono de la literatura; ahí está el Sherlock Holmes de Guy Ritchie o  el de la fantástica serie de la BBC.Igual que no es una novedad ofrecer al espectador una película de misterio y época con un potencial visual bastante atractivo (Ej:Vidocq, Sleepy Hollow, Desde el infierno). Por tanto, uno de los grandes méritos de esta película es su ausencia de pretensiones y su eficiencia.

El otro mérito es conseguir que la muerte de Poe lleve a interesarse por él. Con un poco de mala leche, se podría decir que el valor de esta película es despertar el interés por la vida y obra de un autor fundamental en la literatura universal...a pesar de la película. La muerte de E.A.Poe, por tanto, no sólo da pie a The Raven, sino que le otorga sentido, porque, ya sea por morbo o curiosidad, no serán pocos los que descubran a Poe gracias a esta película (lo cual, de paso, no es que sea una buena noticia).

Así pues, teniendo en cuenta el mundo en que vivimos y el nivel educativo/cultural, a lo mejor sí es necesario matar a Poe haciendo una película como ésta...si alguien, movido por el entretenimiento, se anima a leer sus geniales escritos. Y a quien no le guste nada el tema cultural, siempre le quedará la opción de entretenerse un buen rato con esta película cuyos crímenes empiezan por la traducción del título.