martes, 29 de diciembre de 2009

Air Comet: La arbitrariedad está en el aire

La aerolínea Air Comet se ha ido al garete y con ella muchos tripulantes y pasajeros. Algo lamentable pero típico de los tiempos de crisis que vivimos y en los que la basura se esconde debajo de una corbata. Una empresa menos, unos desempleados más. Éste es el mantra de la economía española desde hace tantos meses que es hasta anodino. Cientos de ciudadanos, ya sean (ex)empresarios o (ex)trabajadores saben muy bien que este pandemonium económico no conoce límites, especialmente en un país donde el Gobierno apaga cualquier fuego rociándolo con la gasolina de su estulticia.

Dicho esto, me parece tan bochornoso que el líder de la CEOE sea (o, mejor dicho, siga siendo) el responsable (sinónimo de culpable) de uno de los cracks empresariales más sonados (curiosa y simbólica parajoda esta), como que el Gobierno, en nuevo alarde de populismo, acuda al rescate no de los trabajadores (a esos que les den por el INEM) sino de los pasajeros varados en los aeropuertos, por razones que, nos pongamos como nos pongamos, son totalmente arbitrarias, demagógicas y discriminatorias. Me da absolutamente igual que estas fechas inviten a la filantropía impostada, que muchos de los afectados y posteriormente beneficiados tengan a las familias (o lo que quede de ellas) allende el océano (en el hobitton andino, por lo que parece), etc, etc. ¿Cuántas veces ha actuado anteriormente el Gobierno en favor de los pasajeros que han sufrido problemas provocados por algún tiempo de contratiempo empresarial, sindical o meteorológico? Exacto, ninguna. Entonces ¿por qué ahora sí? ¿por qué a estos sí y a los otros no? ¿Por qué ayudar sólo a los pasajeros y no a los trabajadores igualmente afectados por la quiebra de Air Comet? ¿Por qué pagar con el dinero de todos el disparate de unos pocos y discriminar dramáticas situaciones personales y familiares con el denominador común de la crisis? Una cosa es segura, por caridad cristiana o espíritu navideño no, porque este Ejecutivo tiene de cristiano lo mismo que de inteligente.

Me parece repugnante la desfachatez de Díaz Ferrán (algo que parece consustancial al genoma empresarial patrio) y el oportunismo gubernamental, que en su afán de parecer un mesías social se revela, una vez más, como un mentecato integral. Estoy más que harto de que, no sólo no atina una puñetera medida económica acertada, sino que despilfarra nuestro dinero (el de todos los españoles) en discutibles iniciativas ora minoritarias, ora populistas, que sólo contribuyen a subrayar la arbitrariedad y el sectarismo con el que actúa el Gobierno del señor POE, quien parece empeñado en hacer bueno el axioma de Groucho Marx: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados."

domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Naviqué?

Pasear en estas fechas por la urbe madrileña viene siendo, especialmente en los últimos años, un ejercicio de delirante reflexión sobre todo lo contenido dentro de la palabra "Navidad". Decoración más propia de "Encuentros en la tercera fase" que de una fiesta religiosa cristiana; miríadas de personas emulando "La noche(buena) de los muertos vivientes" dispuestas a arrollar literal o figuradamente a todos los pobres que limosnean la presumible caridad navideña; hordas de desacomplejados tocados con pelucas estilo "lumi galáctica", "afromatorral púbico" o "yonqui arcoiris" cuando no con absurdos gorros "reno ibérico" o "Papá Noel no tenía sentido del ridículo"; centros comerciales atestados de feligreses del consumismo ("Ya es Navidad en El Corte Inglés" o cómo hacer el agosto en diciembre) que ignoran a los mendicantes apostados en sus entradas; iglesias convertidas en pequeños parques temáticos donde la mayoría de los visitantes son practicantes de aquello de "una vez al año, no hace daño"; bochornosa devoción por Belén (la arrabalera y catódica Esteban y no el palestino de marras); teléfonos que no paran de sonar con mensajes o llamadas de gente que por lo general sólo se acuerda de ti cuando reciben una previa felicitación tuya; bares y restaurantes donde las empresas organizan hipócritas comidas, cenas o copas para justificar el derecho de pernada (popularmente conocido como "jodienda") anual...

Así las cosas, a nadie sorprende que de la Navidad tal y como fue (y debe ser) quede poco o nada. En los últimos tiempos ha experimentado una deliberada devaluación y evisceración en aras a no herir sensibilidades, majadería con la que se confunde el culo con las témporas, pues la Navidad es, por definición en una conmemoración festiva estrictamente cristiana y nadie está llamado a participar en ella si no se siente identificado con el susodicho festejo religioso, igual que nadie puede sentirse ofendido ni incómodo, si Jesucristo o el cristianismo le importa tres coranes o cuatro talmuds o se lo pasan por el forro del ateísmo o su marca blanca (el agnosticismo). Es como si a mí me molestaran las respectivas festividades musulmanas, judías y demás. Pues no. Me dan absolutamente igual tales celebraciones y quienes las secundan. Cada cual, a lo suyo.

Igualmente, me resulta absurdo y sonrojante cómo, paralelamente a la defenestración de la imaginería y las costumbres católicas navideñas, la sociedad parece alentar la asunción de unos adornos e iconos foráneos (a España y la religión católica), encabezados por cierto guiri barrigón barbudo. No deja de ser contradictorio que un personaje inspirado en un obispo cristiano, que se ha convertido en el exponente de la Navidad concebida como operación de "merchandising" mundial buenrollista (y carente de cualquier hondura religiosa), esté calando tanto en la sociedad de un país vinculado proverbialmente al catolicismo. Me parece una estupidez igual de supina que ver desfilar a los apócrifos Reyes Magos por Manhattan, Trafalgar Square o la Puerta de Bradenburgo. Cada país tiene sus propias tradiciones, así pues...¿por qué dejarnos inocular importaciones que tienen más de anuncio de Cocacola que de religión?

En fin, a la Navidad, en España, le hace falta una buena dosis de memoria, respeto y sensatez y le sobra mal gusto e hipocresía. Y paro ya de escribir, que no quiero exaltarme por una conmemoración agendada por un espabilado emperador en unas fechas cuando menos controvertidas (el invierno en aquellos lares belenísticos no invita a nacer en un cobertizo, cuadra o establo de "low cost", a no ser que se quiera alumbrar un hipotérmico) para machacar o suplantar festividades como, por ejemplo, la del Sol Invictus (Navidad) o Janus (Nochevieja). De todos modos...¡felices fiestas a todos!

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Telememos

Telememo: "Dícese de todo cretino (o cretina) con el que se establece contacto por vía telefónica con algún fin comercial". Estas semanas, igual que sucede en los meses inmediatamente posteriores al veraneo, no es inusual que nuestro teléfono fijo o móvil suene para que en nuestras vidas aparezca la fantástica voz de un comercial de tal o cual operadora, que, en un alarde altruismo quiere informarnos sobre una oferta dispuesta a revolucionar nuestra existencia y a llenar de color este valle de lágrimas. Gracias a ellos, vivimos momentos destinados a perdurar en nuestra memoria y que puedan ser recordados con ojos llorosos.


Yo no tengo nada en contra de ningún trabajo, pero pienso que hay profesiones que están ideadas para poner a prueba la paciencia del prójimo: Agente de movilidad, "puerta" de discoteca, pelota oficinesco, funcionario de ventanilla,"okupa" rastaguarro, juez...Y la de "comercial telefónico" es una de ellas. Por otra parte, se parecen todos tanto, que casi podría establecerse unos rasgos universales para esta fauna de los auriculares. A saber:
  1. Ser peruano, ecuatoriano o, en su defecto, argentino o urugayo, para que, en caso de discusión, te puedan acusar alegremente de racista o xenófobo, cuando la realidad es que la incompetencia no es patrimonio de ningún país.
  2. Solicitarte el nombre de pila con más rapidez que un soltero ebrio en una caravana de mujeres.
  3. Dirigirse a ti con el "Don/Doña" aunque estén hablando con un neonato.
  4. Informarte estoica e insistentemente de la oferta de marras, pasándose por el arco del triunfo toda cordial negativa, disculpa o reticencia a ser informado.
  5. Ejercer de conciencia personal de cada uno al cuestionar la idoneidad de nuestras ideas y preferencias, emulando así a los grandes pensadores de la Humanidad y añadiendo "¿Me conviene el Golden Router Deluxe de 24 Quilategas?" a las ancestrales dudas "¿De dónde venimos?", "¿A dónde vamos?" o "¿Qué fue antes: el huevo o la gallina?".
  6. Ofertarte la promoción de principio a fin como un mantra, olvidando que hay un ser humano al otro lado del auricular.
  7. Trufar su monólogo mercadotécnico de vistosos términos técnicos de cuyo significado no tienen la más remota idea.
  8. En caso de negativa o rechazo del particular, vuelven a llamar a los pocos días con idénticas intenciones, por si la persona ha sido abducida y sustiuida por un clon más proclive a los intereses comerciales o ha sufrido una revelación en la que Dios le dice el Paraíso se esconde en el fabuloso "KIT ADSL NOVAPLUS-CUAMPERFECTO CON SERVICIO DE TELETRANSPORTE INCORPORADO".
  9. En caso de respuesta afirmativa o interés del interlocutor, tramitar súbitamente el pedido o contrato en cuestión, pasando por alto comentarte algunos detalles de vital importancia económica, logística o técnica, porque son grandes amantes de la sorpresas.
  10. En el supuesto de querer interponer una reclamación o solicitar más información, el teléfono de contacto te transporta durante cerca de un cuarto de hora al fantástico mundo de las voces mecánicas tipo "Rehabilitación vocal post-lesión cerebral" y los grandes éxitos de música clásica "Sala de Espera Collection", para, finalmente, contactar con un comercial que, en un alarde de consideración, manda con urgencia tu petición expresa al limbo.
  11. En caso de que, por razones sobrenaturales, tu reclamación haya llegado a un nivel jerárquicamente superior al de "pelma", tu conexión a internet, tu línea de teléfono fijo y/o tu número de teléfono móvil corren el riesgo de ser dados de baja o tornarse increíblemente más caros, satisfaciendo así lo que aparentemente era una mera queja.
  12. En un alarde de guasa malsana, llamarte con posterioridad para evaluar la calidad del servicio prestado, en aras a mejorarlo...
Por todo ello, sólo puedo decir, con la máxima cordialidad, lo siguiente: Queridos Wilson, Wilfred, Jefferson, Karina, Hermes, William Alfonso, Brígidis Eleonora, Orson Guillermo, Edgar Baldomero, Lucila Katherin, Héctor Eduardo, Lucía Atahualpa, Marigladis y demás bestiario de ultramar: ¡Meteros vuestras chiripitifláuticas ofertas donde os quepan! Gracias.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Fusilamiento en la cuarta pared

Anoche fui a ver al Teatro Español la obra "Glengarry Glen Ross" de David Mamet, dispuesto a deleitarme con un ácido retrato del mundo laboral moderno en general y de la competitividad sin escrúpulos en particular. El tema y el elenco actoral casi parecían asegurar la satisfacción una vez saliera del edificio, pero..la velada fue distinta a lo esperado, por desgracia para mis expectativas.

En teatro, hay dos normas no escritas que se consideran de buen gusto y respeto para el espectador: no darle la espalda ni posicionarse en escena de forma que solapes o tapes al compañero (especialmente si estás hablando), en aras a que todo el público vea las expresiones corporales y faciales de los actores, algo esencial en un arte concebido esencialmente para ser observado. Pues bien, la versión realizada por Daniel Veronese es un constante ejemplo de lo contrario: Los actores se mueven en escena como si el público no existiera, es decir, como si realmente existiera una cuarta pared, lo cual incrementa la sensación de "voyeurismo" en el espectador pero socava el "ABC" de la interpretación teatral. El público ve tantas nucas, espaldas y nalgas parlantes como caras y torsos y , paralelamente, en más de una escena los intérpretes se mueven como si hubiera una competición malsana por eclipsar corportalmente el rostro propio y el del compadre. Y eso, si lo hacen actores con tantas tablas como los allí presentes, induce a pensar que es algo deliberadamente pergeñado por el director, Veronese. Yo, particularmente, habría optado por dos enfoques: un drama tan descarnado e inmisericorde que le acercara a la despiadada tragedia o bien una sátira hilarante donde el actor tenga más libertad creativa y el público más complicidad con lo escenificado. Ambos tendrían efectos acordes a la intención de la trama (criticar el despiadado mundo laboral) y, sin duda, serían mejor que convertir la función en una pretenciosa e insulsa "drag queen" de géneros teatrales.

Otra cosa chirriante es que la función no termina de encontrar el tono genérico en ningún momento: hay momentos en que parece un drama, otros sátira y algunos comedia y así lo único que se consigue es situar al público en una tierra de nadie donde no sabe qué dirección tomar. Si eso se ha hecho en pos de una verosimilitud próxima a la realidad cotidiana (incesante mezcla de géneros), se yerra, ya que, en teatro, la verosimilitud no viene por el tono o el género elegido sino por la naturalidad y credibilidad en las interpretaciones. Esto es competencia ora de quien versiona la obra, ora de quien la dirige y en ambos casos tenemos a Veronese al frente, lo cual empieza a oler a chamusquina.
Visto el percal, al espectador con un mínimo criterio sólo le queda agarrarse a las actuaciones del elenco, que en lugar de ofrecer una homogeneidad cualitativa, nos ofrece todo un abanico de posibilidades de cómo se puede actuar: Gonzalo de Castro (Roma) borda su cínico e incisivo personaje, constituyendo la mejor interpretación de la velada; Carlos Hipólito (Levene) ofrece una vez más una actuación intermitente en cuanto a credibilidad pero le salvan las tablas que rezuma; Alberto Jiménez (Moss), Andrés Herrera (Aaronow) y Jorge Bosch (Lingk) componen con naturalidad unos personajes que serían mucho más agradecidos si se les hubiera dotado de más matices para que no parecieran meros arquetipos; Ginés García Millán (Williamson) está tan acertado en la pose como desacertado en la acción y eso, siendo uno de los pilares de la obra, supone una vía de agua por la que naufraga su credibilidad; y en cuanto a Alberto Iglesias (Baylen) compone un personaje tan primario, tan básico, tan simple que ya es un mérito que sobreviva a un papel tan poco reconfortante. Que esto ocurra en un reparto donde hay tanto potencial y/o experiencia teatral, puede deberse a dos cosas: un mal día lo tiene cualquiera...o están mal dirigidos...

En definitiva, me gustaría ver esta misma obra dirigida por otro director o versionada por otra persona, porque tengo la sensación de que Daniel Veronese ha fusilado un texto y un reparto contra la cuarta pared. De momento, como crítica del mundo laboral, me sigo quedando con "El método Grönholm" de Jordi Galcerán.

De cualquier forma, al espectador no le cuesta absolutamente nada identificar con nombres y apellidos los roles y vicios laborales escenificados en "Glengarry Glen Ross", pues, por desgracia, son el pan nuestro de cada día en la mayoría de los trabajos: Jerarcas incompetentes, chulos acomplejados, palmeros pusilánimes, pelotas babosos, traidores de sonrisa eterna, arribistas hipócritas, gente dispuesta a defender lo indefendible...En ese sentido, esta obra de teatro es un malsano pero divertido juego en la que el público puede entretenerse buscando trasuntos reales y próximos a los personajes ficticios, porque, aunque han pasado décadas desde su estreno, el mundo laboral en general y las oficinas en particular, siguen siendo un estercolero moral y humano.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La suela del "talante"

"El que no está conmigo, está contra mí". Paradójicamente, esa frase tan jesucrística (Lucas 11:23) es, de facto, el slogan que mejor sintetiza la mentalidad y actitud del señor POE, mesías de un avieso talante y predicador de un buenismo que de bondad tiene entre nada y menos. Su sectarismo quasitotalitario de guante blanco y navaja por la espalda, amén de demostrar que su filantropía es sólo comparable a su intelecto, ha calado hondo en la horda de acólitos que reptan en torno a La Moncloa, Ferraz y Villa Roures.

La demonización sistemática del rival político o periodístico, la descalificación mecánica de cualquier discrepancia, la evasión ante cualquier crítica, el victimismo más demagógico, la obcecación en una infundada y anacrónica actitud revanchista...esos son, y no otros, los pilares del "talante" que, aupó, junto a cierta onda expansiva, al señor POE a la Presidencia del desGobierno, desde la cual ha demostrado constantemente su buen pensar y mejor hacer, como evidencia nuestra saludable situación económica, la magnífica política exterior, la increíble mejora en la Justicia patria o la excelsa gestión cultural, por citar sólo algunos de los grandes logros de estos años de socialismo rampante.

Teniendo pues meridianamente claro que la bondad que exuda el señor POE está a la altura de Gandhi, Luther King y Espinete, no es raro que le secunden decenas de aduladores y palmeros, dispuestos a abrazar como propios su singular amor y tolerancia universal. Ahí están apóstoles como Enric Sopena o Antonio García Ferreras, gente que si no estuvieran engrandeciendo el panorama catódico español, a buen seguro estarían en una comuna hippie con vistas al Mediterráneo, o la progresía artística (vivir del momio y la subvención es también un arte, ojo), que mientras disecan la ficción y la música española, no dudan en salir a manifestarse con la pancarta entre los dientes en pos del final de todas las guerras, el hambre, el desempleo...

Por eso, con este telón de fondo, a nadie debe extrañar que haya algún iluminado que con nocturnidad y alevosía arremeta contra quien osa discrepar y denunciar los inexistentes defectos de este utópico Gobierno en general y su magnánimo líder en particular. "¡A por ése y por la espalda, mis bravos soldados!" parece ser la consigna y Herman Tertsch, peligroso terrorista y asesino en serie, con múltiples crímenes contra la Humanidad a sus espaldas (el asesinato de Abel, el homicidio del rey Sancho II, el genocidio judío y ruandés, el derrumbe de las Torres Gemelas, la defunción de David el Gnomo...) el primero en saborearla. Algo ha debido ocurrir para que las cuitas judiciales entre agraviados (los denunciados) y agraviantes (los denunciantes) se pase al castañazo a traición. Quizás es que entre sonrisas pánfilas y carcajadas estalinistas, se ha inoculado en la sociedad española un totalitarismo de bajo prespuesto, vamos, cutre, en el que no hay más espacio que la UCI para los que se atreven a plantar cara a ese prodigioso prohombre castellano que partiendo de la nada ha alcanzado las más altas cimas de la miseria.

El talante imperante pisa con el mismo garbo con el que patea y por eso no me extraña que haya cada vez más nostálgicos de la II República, época en la que los progres (socialistas y sus marcas blancas) apartaban de la vida pública a sus rivales con exquisita sutileza, como pudo degustar José Calvo Sotelo y, antes que él, Cánovas y Canalejas, demostrando que el "buenismo" actual ya es añejo.

Por eso mismo, no hay que vincular la agresión a este periodista con la enésima defecación del bufón de la izquierda conocido como Gran Wyoming, ya que no hace falta escuchar a un botarate sin gracia ni valentía para comportarse como una bestia parda, eso se lleva en la sangre, en la memoria o en el carnet de militante. La suela del talante marca...y mucho.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Simplemente "western"

"Una del oeste", "una de vaqueros", "una de indios y vaqueros", un "western"...Hay varias maneras de aludir o mencionar las películas pertenecientes al género cinematográfico del que hoy voy a hablar, que es, en mi opinión, el más norteamericano de todos ellos y el más vilipendiado quizás por idéntico motivo.

Antes de proseguir, bueno es que el lector tenga presente este aviso: Yo no era ni soy gran entendido ni amante del western, pero sí he desandado el camino de la detracción para pasear de quedo por la senda de la honesta consideración, gracias a la tutela de tres grandes expertos y amantes de las películas del oeste norteamericano como son David Felipe Arranz, ilustrado amigo con apabullantes conocimientos de magnitud enciclopédica, José Luis Garci, cineasta y cinéfilo que es un excelente gourmet televisivo del séptimo arte, y mi padre, persona que devora cualquier película de este género con la misma ilusión que el niño neófito.

Las películas del western suponen para una nación tan "joven" como los Estados Unidos (no llegan a las tres centurias de edad) lo que la literatura épica para el Viejo Continente: la evocación idealizada de un pasado que conforma ineludiblemente la esencia histórica, cultural, emocional y humana de una nación o civilización. Gilgamesh, la Ilíada, la Odisea, la Eneida, Beowulf, el Cantar de los Nibelungos, el Cantar de Roldán, el Cantar de Mío Cid, el ciclo artúrico...son algunos ejemplos de epopeyas inmortales que han marcado innegablemente el espíritu de un país, pueblo o civilización a través de los siglos y no por ello han sido víctimas de desprecios o desconsideraciones como han sufrido y sufren los
films del oeste. Antes bien, han sido celebradas y aplaudidas secularmente como un tesoro por propios y extraños. ¿Qué sucede con el western? Que proviene de un país que por meras razones cronológicas no ha vivido en la época necesaria para que el poeta, bardo o anónimo de turno glose por escrito u oralmente las gestas de un tiempo pretérito anclado en las brumas de lo verosímil, en la mayoría de los casos. Que dicho país, desde hace décadas, hace ostentación (a veces de manera desacertada o ingenua) de un poder que se ha ganado a pulso (porque otros no han sabido o querido competir), acarreando una incesante retahíla de inquinas y envidias de las que nacen despiadadas e injustificadas críticas de quienes quieren confundir nalgas con témporas y vilipendian lo que es simultáneamente obra de arte y componente proverbial del espíritu de una colectividad. Y que ese país no debe nada a nadie más que a sí mismo y es el más endogámico de todos cuantos conforman las "grandes potencias" y eso hay gente (por lo general papanatas progres o lerdos legos) que no va a perdonar aunque para ello se ponga en los ojos la venda de la sinrazón y quiera ver tics autoritarios o ultraconservadores donde no hay más que una muestra cultural de carácter casi antropológico.

Es cierto que el western no ha tenido Homero o Virgilio que lo sublimen literariamente, pero sí John Ford y Howard Hawks que lo ensalcen fílmicamente. Y esto no es ni un mérito ni un demérito porque, sencillamente, cada época tiene sus narradores de la misma cada siglo tiene su forma de expresión. Pero los puntos en común entre el venerado género épico y el minusvalorado western no acaban ahí. Exaltación de valores que engrandecen al ser humano y con los que se identifica, como mínimo, una nación en particular; plasmación de los grandes dilemas y desafíos a los que se enfrenta el ser humano; hazañas destinadas a perdurar como asombroso ejemplo y modelo; arquetipos morales y sociológicos en
constante contraste y conflicto; lecciones filosóficas y éticas presentadas bajo el barniz de "lo épico"...esos son algunos ejemplos de los elementos fundamentales que conforman el significante y el significado de la literatura épica y son, asimismo, integrantes esenciales de toda película del oeste, incluso las de la más ínfima calidad. Valorar el western en su justa medida es cuestión de prestar atención y no dejarse onnubilar por prejuicios y clichés que por lo general guían hacia la más irrisoria ignorancia. Con esto no quiero decir que estas películas deben ovacionarse sistemáticamente como posesos, porque de películas malas está lleno el séptimo arte (indistintamente del género en el que se encuadren) sino que deben ser tomadas con el mismo respeto que otras obras, como las epopeyas literarias, independientemente de si éstas son objeto de abjuración o fruición personal. Denigrar todo un género por su procedencia o morfología es ora una estupidez supina, ora un error mayúsculo.

En definitiva, el "western" no es más que una crónica idealizada y una epopeya costumbrista de un país y una época en la que los hombres empezaron a concebir el horizonte como frontera; la aventura, narrada en celuloide, del descubrimiento (geofráfico e identitario) de un país; un árido álbum de fotografías en movimiento que nos presentan a personajes que o bien existieron realmente o bien pudieron perfectamente existir en un entorno donde la identidad de todo un país se levantó entre polvo, pólvora y biblias. Es un género lleno de méritos tan obvios que pasan desapercibidos y aquejado de injurias insostenibles (tantas que darían para otro artículo). Algo tendrá cuando casi la totalidad de los grandes directores y actores de cine (esos que con el blanco y negro dieron y dan color a nuestros sueños) han transitado al menos una vez por esos "Camelots" de madera y paja...

Para terminar, yo que tengo en la literatura y el cine dos de mis grandes aficiones y pasiones, no puedo dejar de sentir algo parecido al más sincero placer cuando veo películas como "El hombre que mató a Liberty Valance" (título de cabecera para cualquier cinéfilo, historiador o sociólogo),"Murieron con las botas puestas" (mitificación portentosa de un absoluto impresentable) o "Sin perdón" (magnífica obra de personajes shakespearianos que calzan espuelas), ya que, por encima del género y el soporte, son obras de arte (en el más amplio y profundo sentido de la palabra)...que muchos se perderán por ser simplemente unos necios con los que no merecería la pena gastar ni una mísera bala ni palabra más.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Bufonada cañí

Anoche vi "Spanish movie", la primera incursión española en ese género tan yanqui como es el "spoof" o paródico (que tantísimos buenos momentos ha hecho pasar a servidor con joyas como "El jovencito Frankenstein", "Los caballeros de la mesa cuadrada", "Un cadáver a los postres", "La vida de Brian", "Aterriza como puedas", "Top secret", "Hot shots"...) y que ha sido cultivado hasta la saciedad por cineastas como los Monty Python, Mel Brooks, Jim Abrahams o los hermanos David y Jerry Zucker, convirtiendo en iconos a actores como Leslie Nielsen.

La película creo que es uno de los grandes aciertos del cine español de los últimos años (y eso que es mala de narices), ya que me parece formidable que, en lugar de reincidir en la autocomplacencia, la vanidad, y la pretenciosidad de las que hace gala la industria cinematográfica española desde hace más de una década, exhiba una sana y guasona capacidad de autocrítica. Por el mismo motivo, es estupendo y reconfortante que algunos de los artífices de los grandes éxitos de taquilla del cine patrio reciente se hayan prestado a realizar cameos en escenas donde se parodian sin remilgos sus propios retoños (El Orfanato, Abre los ojos, REC...) Igualmente, pienso que es sensacional que los más despiadadamente parodiados sean aquellos compatriotas que desde hace unos años cuentan con una legión de insoportables babosos aduladores dispuestos a ver el súmmum del séptimo arte en cada fotograma perpetrado por estos divos y darles cuantos Goyas u Óscars sea menester...

Dicho esto, la película no es nada del otro mundo y está casi a la misma (mala) altura que congéneres yanquis recientes (como"Scary Movie","Epic Movie","Disaster movie","Casi 300"...) haciendo una apología de lo cutre y con una bochornoso y previsiblemente estúpida trama que me imagino hará las delicias de los seguidores de Muchachada Nui (entre los que no me incluyo), ya que son ellos el alma matter de esta cinta. En ese sentido, la película sólo se sostiene por la presencia de actores con innegable vis cómica como Silvia Abril o Eduardo Gómez,
alguna parodia encomiable (genial la de "Los lunes al sol") y la predisposición del espectador a dar leña a tanto divo y mentecato de la gran pantalla.

En resumen, "Spanish movie" se queda corta en talento y escasa en brillantez, pero es necesario que se hagan películas tan "maliciosas" como ésta, primero porque el cine español reciente merece ser tomado menos en serio (en todos los sentidos) y, segundo, porque es saludablemente recomendable que acabemos con el divismo y el papanatismo cinematográfico nacional a cañonazos como éste.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Manifiesto: En defensa de los derechos fundamentales en Internet

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Si quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

lunes, 30 de noviembre de 2009

El terror "amateur" ya no sorprende

Recientemente he visto la película "Paranormal activity", film que ha venido precedido de un tsunami de críticas favorables y se ha presentado como una novísima maravilla del cine terrorífico, "El exorcista" del siglo XXI y unos cuantos parabienes más. Como siempre sucede en estos casos, se ha vuelto a cumplir la máxima de que cuanto mayores son las expectativas creadas, más númerosas son las posibilidades de decepción. ¿Por qué? Porque, honestamente, como amante y defensor del cine en general y del género de terror en particular puedo decir que "Paranormal activity" no es para tanto...
  • El "look" amateur en el cine de terror es algo que se inició y, si me apuras, se agotó en esa magnífica e inquietante película de 1999 llamada "El proyecto de la bruja de Blair". Suyo fue el mérito no sólo de descubrir qué posibilidades ofrecía un tratamiento amateur a una película de este género sino de utilizarlo de una forma efectiva, brillante y creíble. Los responsables de "The Blair Witch Project" lo hicieron tan bien que apenas dejaron migajas útiles para quienes vinieron detrás, haciendo bueno aquello de que quien da primero, da dos veces. De forma sintética, se puede decir que lo que se busca con la estética amateur (montaje sin apenas edición, grabación con cámara en temblorosa mano u hombro, actores tan desconocidos que pueden ser fácilmente "vendidos" como personajes reales, localizaciones reales, escasísimos o inexistentes efectos visuales o sonoros...) es brindar una verosimilitud inusitada en la gran pantalla, haciendo que la implicación del espectador con lo que ve sea tan grande que olvide inconscientemente que se trata de una ficción, convirtiendo, a efectos de recepción, en un "falso documental". Eso, utilizado en el ámbito del escalofrío, es una garantía para que el patio de butacas sea presa de un pavor genuino e inmisericorde: es decir, una gran baza para que la película sea un éxito. No obstante, pese a que "El proyecto de la bruja de Blair" llegó, vio y venció, hay que reconocer que en su estela, plagada de lamentables emuladores, merece la pena destacarse un film bastante estimable y desasosegante: "Open water". Por tanto, la originalidad de "Paranormal activity" en este sentido, brilla por su ausencia, porque repetir una fórmula descubierta y sublimada hace diez años no es precisamente un alarde de ingenio.
  • La cámara de vídeo como lenguaje en pos de un contundente realismo fue un hallazgo que hay que volver a adjudicar a la bruja blariana y que, posteriormente, ha sido utilizado con cierto talento en películas como "Rec", en su modalidad mononarrativa, y en "Cloverfield" y "Rec 2", en su vertiente plurinarrativa. No obstante, la prueba de que esto ya no posee el devastador efecto que acompaña a cualquier novedad la encontramos sin ir más lejos en uno de los últimos títulos de uno de los grandes maestros del cine de terror, George A. Romero: "Diary of the Dead", insulsa y que pasó sin pena ni gloria por la cartelera. En resumen, en este terreno, "Paranormal activity" tampoco aporta nada nuevo.
  • El binomio exiguo presupuesto-buenos beneficios es algo que, aunque pueda sorprender, es casi tan viejo como el cine: Ahí están el cine mudo, la serie B y, más recientemente, "El mariachi" o las ya citadas "El proyecto de la bruja de Blair" u "Open water". ¿Contribución de "Paranormal activity" a esto? Tan sólo ahorrarse aún más costes, rodando en la propia casa del director.
  • La relación inversamente propiorcional entre presupuesto y talento es algo tan clásico que se puede encontrar en todas las óperas primas de los grandes directores y, constantemente, en el injustamente marginado ámbito del cortometraje. Por tanto, la película que nos ocupa tampoco brilla con luz propia en este terreno.
  • Tema del hostigamiento sobrenatural y la posesión demoníaca...es uno de los grandes recursos argumentales del cine de terror y también uno de los más socorridos, así que la originalidad de esta película no habrá que buscarla aquí.

Entonces, si ni la forma de filmar ni las condiciones presupuestarias ni la premisa argumental suponen novedad ni descubrimiento alguno...¿dónde está el gran acierto de "Paranormal activity"? A mi juicio, esta película sólo tiene dos grandes virtudes:
  1. Sustituir el miedo y el "susto fácil" por una tensión desquiciante hecha a base de una constante sucesión de clímax y anticlímax.
  2. Conseguir persuadir a tantísima gente en todo el globo terráqueo para que vaya a ver algo que ya ha visto antes.
Por otra parte, igual que tiene esas cualidades, es justo poner de relieve sus tres grandes defectos, que giran en torno a la ausencia de factor sorpresa:
  1. Cualquier atisbo de conseguir el mismo nivel de paranoia y credulidad de films antológicos como el mencionado "El proyecto de la bruja de Blair" se ha aniquilado merced al destripamiento de sus "sorpresas" y claves esenciales perpetrado por las entrevistas concedidas por el director, Oren Peli, y las reseñas que han supuesto la vanguardia del estreno de "Paranormal activity" en nuestro país. Por tanto, los textos "informativos" que abren y cierran este film, están más cerca de ofender la inteligencia del espectador que de conseguir engañarlo...
  2. Previsibilidad: El gran enemigo del cine de nuestro tiempo, mortal en el caso de las películas de suspense y terror. A los pocos minutos de metraje, el patio de butacas ya adivina con cierta facilidad cómo va a acabar la desventura de los protagonistas. Por tanto, no sorprende a nadie que el desenlace deje cierta sensación de indiferencia o decepción, no por esperado (que también) sino por lo redundante en explicar ante cámara qué ha pasado...
  3. Quizás por todo lo anterior, el público tarda en empatizar (para bien o para mal) con los protagonistas (meros retazos con unas interpretaciones que sólo son aceptables y creíbles en el caso de Katie Fetherston), algo que es letal para un film de terror, porque lo peor que puede pasar es que al espectador le dé igual lo cuanto padezcan los personajes. En mi caso, salí del cine con la misma empatía para esos trasuntos con la que entré: Ninguna.
En conclusión, "Paranormal activity" sólo merece la pena por la tensión que es capaz de generar y la inquietante sugestión de efecto retardado que suscita ya que, por lo demás, está más cerca del "bluf" que de la excelencia. Y es que si algo está claro es que el terror "amateur" ya no sorprende.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Doce del patíbulo: La indignidad catalana

Ayer jueves, la prensa catalana salió en tromba con un editorial común a propósito de la revisión del estatuto autonómico en el Tribunal Constitucional. En contra de lo que pudiera parecer, me parece fantástico porque me encanta que cada cual diga lo que piense, aunque sean necedades y mentiras, porque para eso está la libertad de expresión.

En primer lugar, es justo reconocer que flaco, flaquísimo favor se ha hecho el periodismo en Cataluña convirtiéndose en meros escribas de la clase política, abrazando el servilismo más bochornoso y contraproducente para una profesión que tiene uno de sus pilares en ejercer una crítica constante y desinteresada del poder, que es algo situado en las antípodas de convertirse en un vocero del mismo. De todos modos, el editorial colectivo de los doce diarios catalanistas no ha hecho más que confirmar que la prensa en esa autonomía tiene una idiosincrasia tan peculiar que la predispone más hacia el pasquín político que al periodismo "objetivo" que se hace en las otras dieciséis regiones (una pena porque La Vanguardia, si no fuera por estulticias como la de marras, sería uno de los mejores diarios que se editan en España). No obstante, me parece perfectamente lícito lo que han hecho los periódicos catalanes: cada uno elige ganarse el pan, sueldo o sobresueldo como le venga en gana, y, además, profesiones como palafrenero, mamporrero, recadero, amanuense o pregonero son oficios que sería lamentable perder.

Dicho esto, si el Tribunal Constitucional cede a las infames presiones de la parasitaria clase política catalana, estaré contento con el dictamen. ¿Por qué? Porque no sé ustedes pero uno ya empieza a estar cansado del discurso victimista, egoísta e hipócrita que se viene proclamando desde aquella cornisa mediterránea en todos estos años de democracia. Quizás me exceda y esté confundido y en realidad la cantinela catalana no sea más que un ejercicio de ironía, de sorna malhadada perpetrada por quienes se saben ingente y constantemente beneficiados de un país al que dicen no querer pertenecer. Cataluña y sus mentes preoscuras (poque de preclaras, poco) me producen tal hastío que creo que lo mejor que puede pasar es que el Tribunal Constitucional, en un ataque de patriotismo enajenado, no sólo refrende el Estatuto sino que propugne la escisión y emancipación a todos los efectos de esa autonomía y que les den con viento de levante a todos los hijos de la senyera. Es más, a servidor le entusiasmaría que un desastre natural hiciera lo imposible: arrancar geográficamente a Cataluña y convertirlo en una ínsula que flote por el Mediterráneo cantando a Serrat, haciendo castellets, comiendo pantumaca y bailando una sardana mientras siguen practicando el esnobismo endogámico más ridículo de esta parte del hemisferio.

De todos modos, estoy convencido de que si el dictamen del Tribunal no agrada a esa minoría que quiere sodomizar no ya al resto de sus convecinos sino al resto del país, no se desatará el Apocalipsis y seguirán haciendo lo que han hecho siempre: lloriquear, hacer aspavientos, exigir y poner el cazo, porque les conviene seguir extorsionando económica y competencialmente a un país del que han obtenido más cosas de las que le han dado. Cataluña tiene una vocación parasitaria tan patética que es incluso divertida: Son a la política nacional lo que los judíos a la internacional: unos perros del hortelano que se aferran a un exasperante victimismo para no perder cuota de poder ni dinero en las arcas. Hasta el momento, han vivido magníficamente a base de manipular la historia, retorcer la cultura y chantajear en el Congreso a unos cuantos Gobiernos. ¿Por qué cambiar lo que va bien?

Para mí, la mejor síntesis de lo que son Cataluña y sus políticos más notorios la encarna ese avieso ser de sangre de hiel y saliva de cianuro llamado Enric Sopena y que se dice periodista: Un patológico compendio de hipocresía, cinismo, maniqueísmo, cobardía, avaricia, chaqueterismo, manipulación de la realidad y ausencia de escrúpulos. Eso es Sopena y eso es Cataluña, al menos la que ha sido impuesta por esa gangrena de siglas políticas.

De cualquier forma, y acabando ya, quería formular dos preguntas a esos doce periódicos, títeres de unos políticos que quieren poner en el patíbulo a un Tribunal, una Constitución y un Estado democrático: ¿La mejor manera de ganarse un respeto para unos pocos millones de personas es faltándoselo a todo un país? ¿Por qué reclamáis dignidad haciendo de la indignidad vuestra bandera?

martes, 17 de noviembre de 2009

Pirateando al Estado

Se ha resuelto el secuestro del "Alakrana". ¡Viva! ¡Hurra! ¡Bravo! ¡Olé! ¡Toma ya! Espero que se me perdone que mi alegría dure milésimas de segundo. ¿Debemos alegrarnos por uno de los grandes bochornos y vergüenzas de lo que va de año? ¿Por haber hecho el ridículo dentro y fuera de nuestro país? Yo, desde luego, no estoy dispuesto a tolerar, al menos no sin ciscarme antes convenientemente en la madre que alumbró a más de un bellaco o botarate, que de todo hay en esta historia de error y horror.
  • Somalia. Me parece infame e hipócrita que se olvide que buena parte de lo que ocurre en ese "país" (tiene más de tugurio que de nación) en los últimos años es culpa del mal hacer de la llamada "comunidad internacional" (esa banda de países superpoderosos con vocación de filarmónica y sonido de charanga): La intervención bélico-política iniciada en 1992 no hizo más que cambiar una situación malísima por otra pésima (dislate que rima con Afganistán e Iraq), el impune menoscabo con dimensiones de saqueo de los caladeros de sus costas por partes de pescadores de todo el mundo, la contemplación de esa región del mapa como un vertedero (otro más) que ocultar bajo la alfombra...Nadie debe olvidar esto para situar en su correcto contexto las tragicomedia del "Alakrana". No está en mi ánimo justificar el abyecto comportamiento de los homínidos con piel tan negra como su alma, pero sí llamar la atención de que cuando la salida más cómoda y fácil a una situación inestable es hacer el mal, siempre hay legiones de bastardos dispuestos a ser los más espabilados.

  • Hipocresía a toda vela. Siguiendo con el descenso al averno del despropósito, no quiero dejar en el tintero la actitud hipócrita y cobarde de los armadores y pescadores. Yo puedo entender que el negocio es el negocio y que hay que llevar pan a la mesa, etcétera. Pero también soy consciente de que armadores y pescadores saben perfectamente cómo está el patio y que aun así, vulneran leyes y se juegan el pecio y el pellejo ya sea para lucrarse o meramente sobrevivir. Por eso no me termina de convencer ni agradar la posibilidad de que todo un país tenga que aligerar el bolsillo para costear un comportamiento irresponsable y temerario. Ese dinero debería haber salido de quienes alientan, permiten o consienten que nuestros barcos se pasen por la quilla leyes y advertencias, máxime cuando se leen reveladoras informaciones sobre la facturación y ganancias anuales de los responsables del atunero...Así de sencillo.

  • Nuestra Armada. En apenas unos siglos, hemos pasado de la Invencible a la Risible. A tenor de su actuación a lo largo del conflicto, culminada con la traca final de la "liberación" (rendición previo pago), yo no sé si seguían órdenes, son unos tarados mentales o se la cogen con papel de fumar, pero lo que sí sé es que los barcos de plástico de "Hundir la flota" merecen mayor respeto y transmiten más seguridad que nuestra ¿armada?

  • La Justicia. Si alguien en este país todavía cree en la Justicia, debería ir pidiendo hora en el psiquiatra. Por un lado, ha demostrado que, cuando se quiere, la Justicia funciona a toda mecha (lo cual no es sinónimo de "bien"), agravando aún más la justificada indignación por el marasmo jurídico que vive España desde hace décadas. Por otro, ha evidenciado que nuestros próceres jueces e instituciones jurídicas no son más que unas marionetas (a placer o no) del Gobierno, que las ha metido en un embrollo supino con todo el asunto de qué hacer con los dos despojos importados directamente desde Somalia. Y, a medio camino entre una y otra vergüenza, una comedia: ¿Cuál es la edad de Abdu Willy? ¿Juega con muñecos o le da a la muñeca? ¿Tiene vello en los testículos o es sólo pelusilla? ¿Le invitamos a zumos o a cubatas?... ¡Vaya astracanada con toga!

  • La negociación. Todo lo hecho en este cisco constituye un manual de lo que no se debe hacer en una situación de este tipo: Demorar 47 días una solución que se podía haber adoptado inmediatamente (para ese viaje no se necesitaban esas alforjas...); sublimar la categoría de los piratas (y sus reivindicaciones) al poner como interlocutores de la negociación al Presidente, Vicepresidenta y Ministros de un Gobierno de un país civilizado; devaluar el prestigio internacional de un país cediendo sin rechistar al chantaje criminal; olvidar las posibles moralejas del precedente del "Playa de Baquio"; obviar lecciones de resolución de secuestros de este tipo como las legadas recientemente por Estados Unidos y Francia...Es difícil encontrar un cúmulo de fallos semejante, en serio. Con lo fácil que es recordar una máxima tan eficaz como ésta: "A los criminales, balas o condenas"...

  • El Gobierno. No voy a ser redundante ni reiterativo, pues sobradamente conocido es que yo a todos los integrantes del Gabinete del señor POE les mandaría un ramo de flores de la marca "Mateo Morral". Baste decir que con esta abominación política, diplomática y militar que han perpetrado con el secuestro del "Alakrana" empiezo a pensar que esta banda de ineptos, mentirosos y mezquinos está empeñada en convertir a Fernando VII en una ursulina y a Godoy en un ejemplo de integridad. El Gobierno que llegó por onda expansiva, el que no ha hecho nada acertado frente a la crisis económica, ahora consiente que se piratee al Estado y se rían de todos y cada uno de los ciudadanos de bien de un país. A mí, honestamente, me encantaría arrojarlos a todos, ellos y ellas, a la Fosa de las Marianas, con una rueda de molino de corbata, si no me diera cargo de conciencia contaminar el lecho marino...
Lo peor de todo no es tener la convicción de que se han hecho fatal las cosas, sino de estar "gobernados" por una panda de bellacos gilipollescos que se suben las enaguas para que rufianes de toda índole les violen con total impunidad y alegría. No sé a ustedes pero a mí me da un escalofrío pensar qué habría hecho este deleznable Ejecutivo aquel funesto julio de 1997. Duele saber que este Gobierno no estaría a la altura de Miguel Ángel Blanco, pero sí de un pirata somalí...¿Hasta cuándo vamos a tener que sufrirlo?

martes, 10 de noviembre de 2009

40 magistrales e inolvidables años

Barrio Sésamo está de cumpleaños y todo el planeta celebra su 40º Aniversario. La mítica creación del genial Jim Henson ha calado hondo en el corazón y la memoria de varias generaciones con la sencilla receta de enseñar divirtiendo o divertir enseñando, lo mismo da.

No descubro nada nuevo ni exagero un ápice cuando digo que esta antológica serie ha hecho más (y mejor) por la educación de los niños de este país que 31 años de Gobiernos democráticos y millones de padres incapaces o haraganes. Servidor, que creció con la entrañable tutela de Triki, Coco, Epi y Blas (y los nabucodonosorcitos), la rana Gustavo, el conde Draco, la gallina Caponata y compañía, jamás podrá olvidar que, junto a mis queridos padres, fueron estas marionetas las que pusieron los pilares de mi educación de una forma asombrosamente sencilla e insultantemente amena.

Todos estos personajes, que forman ya parte de la cultura popular tanto como de la memoria personal, son un modelo a seguir que muchos han querido imitar o pervertir, con resultados ora sonrojantes, ora ridículos (estoy pensando en los teletubbies, en los paupérrimos Lunnis), dotando así de mayor mérito y digno reconocimiento a la extraordinaria labor de quienes se colaron en la vida catódica mundial un 10 de noviembre de 1969.

Tan es así que Google, sensacional emblema del mundo en que vivimos, no ha dudado en dedicar su famoso logo a muchas de las creaciones del gran Jim Henson, el otro Walt Disney y responsable de otras series míticas como Fraggle Rock y El Cuentacuentos o de películas de culto como Cristal Oscuro o Dentro del Laberinto.

Por eso, a modo de homenaje y agradecimiento, quiero acabar este artículo con la recopilación de dichos logos conmemorativos...no sin antes decir a Jim Henson y a quienes han hecho y hacen posible el sueño de Barrio Sésamo: ¡GRACIAS, MAESTROS!

lunes, 9 de noviembre de 2009

Los otros muros de Berlín

Hoy se conmemora la caída de uno de los muros más infames y dolientes de la historia de la humanidad. Ya han pasado veinte años desde que terminó realmente la 2ª Guerra Mundial, porque no fue el 2 de septiembre de 1945 sino el 9 de noviembre de 1989 cuando todo el mundo quiso verdaderamente pasar página de una vez por todas con el deseo de que fuera para siempre...y ojalá que sea así.

No obstante, quiero aprovechar este hito superlativo para recordar esos otros muros que el ser humano ha de superar o destruir en pos de una convivencia y paz universal. Murallas reales o figuradas que siguen recordando cuánto le gusta al descendiente del mono comportarse como un gorila.

Así pues, animo desde aquí a todos los que esto lean a derribar los muros del capitalismo, el comunismo, el fascismo, el antifascismo, el populismo, el fanatismo, el integrismo, el fundamentalismo, el racismo, el analfabetismo, el terrorismo, el clasismo, el machismo, el feminismo,
el independentismo, la brecha digital y cualquier otro sistema, problema, fobia o ideología que separe, divida y margine a un ser humano. ¡Destrocemos esos muros! ¡Aniquilemos a quienes los defienden!

Este mundo en que vivimos no necesita muros, sino puentes y caminos. Está en nuestra mano construirlos. ¿Y tú a qué esperas?

viernes, 6 de noviembre de 2009

¿Amor con o sin compromiso?

Recientemente, he visto una reconfortante e inteligente comedia sobre las relaciones sentimentales en la juventud de hoy en día. El título, "500 días juntos". La impresión, inmejorable.

Esta afortunada película, dirigida por Marc Webb con guión de Scott Neustadter y Michael H.Weber,
se aleja de los típicos y tediosos estereotipos del cine comercial para, mientras los critica implícitamente, ahondar con contundencia, naturalidad e inteligente sentido del humor en la relación entre dos jóvenes en el que el chico (un convincente Joseph Gordon-Levitt) encarna la tradicional concepción femenina del amor (valoración del compromiso, primacía de los sentimientos sobre el instinto y las bajas pasiones, la fidelidad como mecanismo de respeto mutuo, altruismo emocional) y la chica (espléndida Zooey Deschanel), por su parte, representa el comportamiento que tradicional y feministamente se ha asociado a los varones (independencia y libertad sentimental-sexual, aversión a la fidelidad, hedonismo egoísta, desapego emocional, escepticismo afectivo).
Un trueque de roles sentimentales que, aunque pueda parecer estrambótico, está cada vez más instalado en la sociedad postmoderna que vivimos, siendo esta inversión algo especialmente palpable en la juventud en general y en las féminas en particular.

A lo largo del metraje, conducidos por una original narración no lineal, los espectadores son testigos del devenir de esa peculiar y azarosa relación, la cual entraña un curioso proceso de quijotización y sanchificación sentimental que, resulte amargo o no, es tan real como la vida misma. ¿Habrá final feliz? Tal vez...La respuesta está en el cine.

De la película sólo puedo añadir que es ciertamente recomendable, ya sea como comedia "romántica" (quien la vea sabrá el porqué del entrecomillado) o como demoledor y lúcido ensayo sobre las relaciones hoy en día. Y es precisamente en éste último ámbito en el que quiero centrar mis reflexiones hoy. "500 días juntos" esconde una suerte de manual de instrucciones para no naufragar por las procelosas aguas de las relaciones actuales (donde el lecho marino está lleno de pecios de buenos sentimientos y esqueletos de idealistas), especialmente si se es joven. Unas advertencias con amargas moralejas que se pueden resumir en las siguientes:

1- El compromiso del no compromiso. Hoy el compromiso, entendido como fidelidad y respeto al otro, está siendo devaluado (se utiliza por estética o retórica más que por convicción) o denostado (al asociarlo erróneamente con una mentalidad rancia, machista u obsoleta) o pervertido (como disfraz del egoísmo: "compromiso sí, pero sólo cuando me interesa"). Hoy lo más "normal" (sinónimo de infelizmente común) es que o bien no se ofrezca compromiso ni fidelidad alguna (como si su ausencia fuera la letra pequeña de un contrato relacional) o bien se exija de forma más o menos diplomática la permisividad en la libertad de acción (sentimental y, sobre todo, sexual). Lo más doloroso y lamentable es que esto, además de ser un (im)pacto cuya onda expansiva está aún por delimitar, es el mejor remedio para evitar desazones, depresiones o enfados mayúsculos cuando tu pareja te comenta o te
demuestra que no eres el único nombre en su corazón o cama. En definitiva, el compromiso ha muerto para despendolar el libre albedrío sexual.

2- La perversión del concepto "amistad". Actualmente, la amistad parece ser que da mucho de sí y hay quien la ha estirado como el chicle a la hora de justificar unos comportamientos hedonistas, despreocupados y egoístas. La bóveda de la amistad se ha ampliado hasta casi la distorsión con tal de dar cabida a actos y actitudes hasta ahora circunscritas al ámbito de la "pareja formal": ósculos y no precisamente en la mejilla, cópulas ocasionales, utilización del amigo/a como remiendo o parche eventual de tu pareja...Quizás no me equivoco si digo que bajo esta perversión y manipulación de los límites de la amistad se esconde la alergia al compromiso y la responsabilidad y el rampante gusto por el egoísmo sentimental-sexual. El amigo es concebido por no pocas personas (cada vez más jóvenes) como una especie de "compañero multifunción", una comparsa de las apetencias íntimas al que puedes utilizar a conveniencia sin escudarte en más justificación que "Sólo somos amigos". Esta idea es uno de los pilares de la trama de
la película y es ejemplarmente criticada en una elocuente escena.

3- La conciencia como interruptor.
No es de extrañar que ante un panorama tan hedonista
y egoísta, la conciencia se haya tornado para quienes llevan a la práctica esas indecorosas ideas en un interruptor que sólo encienden cuando se quiera aparentar dignidad, huir de problemas o ejecutar un rentable victimismo. La conciencia es algo demasiado incómodo para quienes no les preocupa ni el pasado ni el futuro ni ven más allá de sus propias narices o genitales. "Si la conciencia es un foco que nos muestra amargamente como viles retales de inmoralidad, más vale tenerla apagada" deben pensar...Lo cierto es que el hueco dejado por la ecuánime conciencia ha sido ocupado por una voraz desvergüenza.

4- Las chicas, de víctimas a verdugas. Con esto quiero decir que si antes eran víctimas del proverbial (y discutible) egoísmo y desconsideración de los chicos, ahora son ellas las que cosifican a los varones para su propio disfrute y utilidad, enarbolando los vicios y defectos arriba criticados. Se han invertido las concepciones y los roles, pero la injusticia sigue siendo igualmente reprobable. Ahora las sufridas dominadas son inmisericordes dominantes, un daño colateral más del estúpido feminismo que cambia una dictadura por otra. Ellas eligen, ellas hacen, ellas deshacen. No es una generalidad, ojo, pero sí una tendencia cada vez más expandida y evidente, especialmente en la juventud.

Si todas esas premisas subyacen en la estupenda "500 días juntos", habrá a quien no le sorprenda el desenlace de la película...o tal vez sí. Lo único seguro es que quien esto escribe, lo hace desde la experiencia propia y la sensatez y no desde la misoginia, porque tan malo e indecente es que lo que he criticado y comentado lo hagan los chicos como las chicas ya que, sencillamente, es algo vergonzoso e inhumano. Quizás escribo todo esto porque soy un romántico enamorado de los finales felices, dentro y fuera de una pantalla...