miércoles, 29 de junio de 2011

Sentimiento. Cuatro letras

Estaban en el parada del autobús, resguardándose como podían del intenso calor. Mientras esperaban, mantenían una conversación sencilla, breve, apenas audible. Compartieron un gesto tierno, una mirada cómplice, una cariñosa sonrisa y una cercanía que no se podía medir con adoquines de la acera. Y en estas llegó el bus. Él, galante, tendió la mano para ayudarla a subir sin percance alguno. Ella, sujetándose en las mecánicas jambas del vehículo, se volvió y le emplazó dulcemente a verse "a las ocho, en el Retiro, donde siempre". Él sonrió y asintió. Ella se inclinó y le despidió con fugaz y suave beso. Las puertas del autobús se cerraron. De nuevo los pequeños detalles, un sutil gesto de la mano respondido con una sonrisa y dos caras de felicidad templada y asentada. Ella se sentó en silencio y él se perdió distorsionado en las ventanas conforme avanzaba el autobús.

Esto lo presencié ayer de camino al trabajo. Una escena anónima y de una simplicidad que la convertiría en anodina si no fuera por este detalle: La edad. Si fuera por la frescura y complicidad que irradiaban ambos, eran dos chavales enredados en las primeras efervescencias sentimentales. Si fuera por la discreción y mesura que denotaban los dos, eran una pareja a la que la madurez ha desprovisto de las estridencias y torpezas juveniles. Pero lo cierto es que tanto ella como él peinaban orgullosos canas y exhibían sin complejo alguno un ábaco de arrugas que llevaba el cómputo de toda una vida. Un detalle que reviste a aquella escena de un halo divertido y entrañable y que me llevó a pensar en todos los momentos, situaciones y circunstancias que esa pareja habrá compartido, en todas las vicisitudes que habrán vivido, en todos los problemas y las adversidades que habrán superado, en todas las pequeñas victorias cotidianas que habrán celebrado, en todos los recuerdos y las anécdotas que atestiguan su historia. A pensar, en definitiva, en su conquista humilde, queda e incuestionable de la felicidad.

Cuando me quise dar cuenta, estaba profundamente admirado. Porque, honestamente, si ya la vida es como es y convierte caprichosa y súbitamente lo que era una comedia romántica en un amargo melodrama; si ya la vida es como es y mina el camino a la alegría con decenas de imprevistos y cientos de personas sin mayor vocación que la de joder; si ya la vida es como es y lo que hoy era balada mañana puede ser concierto de black metal y pasado un réquiem; si ya la vida es como es y sustituye "porque sí" la miel por la hiel en los labios; si ya la vida es como es y cuando menos te lo esperas ya estás en los créditos del final...ser los protagonistas de una escena así en estos tiempos en los que la podredumbre y la vileza se airean en cualquier pantalla; en los que se promociona, alienta y rentabiliza la infidelidad, en los que las promesas parecen estar hechas para romperlas; en los que lo más cómodo es buscar excusas para tomar las de Villadiego; en los que el compromiso es un nocivo alérgeno; en los que las relaciones personales se han transformado en un restaurante de comida rápida; en los que hay quien quiere convertir al corazón en un bazar chino; en los que todo se ha devaluado tanto que cuesta valorar hasta lo más evidente; en los que la soledad hace extrañas compañías de cama; en los que la televisión ha convertido a seres humanos en burdos pedazos de carne; en los que las bajas pasiones cotizan al alza; en los que muchas historias no van más allá del prólogo; en los que la convivencia es una estación de paso; en los que alguien ha violado a la musa; en los que el arrepentimiento llega con retraso; en los que soñar despierto es un imán para gentuza; en los que ser feliz parece cosa casi de otro tiempo...ser los protagonistas de una escena así en tiempos así, como digo, es una proeza, un triunfo, una gesta, una victoria de aquello que verdaderamente nos distingue de los animales: la capacidad para querer y la habilidad para demostrarlo de mil maneras distintas.

Por todo ello, la escena del autobús tiene quizás mucho de inverosímil, de irreal, de truco de magia. Tal vez por eso me recordó a cierta preciosa secuencia de la película "UP". Y no sé cómo acabará esta historia, pero no me arriesgo mucho si digo que muy bien. De lo que estoy seguro es de que ayer a las ocho, en el Retiro, "donde siempre", dos personas se encontraron y saborearon tranquilamente la felicidad que premia el hecho de haber luchado toda la vida por un sentimiento de cuatro letras. Amor.

martes, 21 de junio de 2011

Péndulo Studios o cómo disfrutar de videojuegos españoles

Aunque hace más de cuatro ya los mencioné en un artículo sobre videojuegos, el talento y la brillantez de la española Péndulo Studios se ha asentado de una forma tan irrefutable y exitosa que es para mí casi obligatorio repasar los juegos de esta empresa que tantas buenísimas horas me han hecho pasar delante del ordenador.

Antes de nada, vaya por delante que Péndulo Studios no es la única compañía española que se ha hecho hueco, nombre y fama en el ultracompetitivo sector de los videojuegos. Basta recordar a Pyro Studios (responsable de la exitosa saga "Commandos" y de la película "Planet 51") y a MercurySteam (desarrolladora del reciente y triunfal "Castlevania: Lords of Shadow" y, anteriormente, del inquietante "Clive Barker's Jericho"), dos empresas que en la industria, la prensa y la clientela de los videojuegos son ya igual de conocidas y valoradas que Péndulo Studios.

Pero, volviendo al tema del artículo, ¿cuáles son los motivos de mi devoción por esta empresa? Son dos: 1) Que cultivan y honran excelentemente el género encumbrado y mitificado antaño por las totémicas Lucas Arts y Sierra: las aventuras gráficas, a quienes rinden por cierto evidentes homenajes (especialmente a la madre que parió al Monkey Island) en sus primeros videojuegos y 2) Que combinan calidad, creatividad, ingenio y humor en cantidades tan grandes como acertadas, desarrollando videojuegos que, en el peor de los casos, son francamente entretenidos.

¿Cuáles son esos videojuegos? Unos cuantos títulos que he tenido la suerte de comprar, jugar y disfrutar de principio a fin y que son...

"Igor: Objetivo Uikokahonia" (1994). Con notable influencia en aspecto e interfaz de los grandes clásicos de Lucas Arts (Monkey Island, Maniac Mansion, Indiana Jones...), esta simpática aventura pone al jugador en la piel de un estudiante que tendrá que solventar toda clase de peripecias universitarias para conseguir conquistar a la chica de sus sueños.
"Hollywood Monsters" (1997). Videojuego de transición gráfica entre "Igor" y los "Runaway", el jugador acompaña a dos periodistas en una hilarante trama de misterio en la que están presentes absolutamente todos los grandes monstruos del cine clásico.
"Runaway": Trilogía conformada por "A road adventure" (2001), "El sueño de la Tortuga" (2006) y "A Twist of Fate" (2009) y que es, para mí, lo mejor que se ha hecho en aventura gráfica desde que Lucas Arts abandonó el género. La historia orbita en torno a las accidentadas aventuras del joven Brian Basco y su novia Gina Timmins en una trama que fusiona géneros propios del cine como thriller, aventura, road movie, y ciencia ficción (con más de un guiño a famosísimas películas que no descubriré aquí) que nos llevará por todo el planeta para encontrarnos con una inmensa galería de personajes estrafalarios y entrañables para resolver todos los misterios y enredos en los que se ven envueltos los protagonistas. Tres juegos que tanto técnica comoargumentalmente son sencillamente magníficos y que regalan horas y horas de pura diversión a quien se siente al otro lado de la pantalla. Son los que asentaron definitivamente las señas de identidad de Péndulo Studios: calidad, originalidad y humor.

"The Next BIG Thing" (2011). O lo que es lo mismo: "Hollywood Monsters 2". Secuela indirecta del título de 1997 en la que acompañamos al periodista Dan Murray y a la alocada Liz Allaire en una desternillante aventura que rinde homenaje no sólo no ya a los monstruos más célebres del séptimo arte, sino también a grandes clásicos de la ciencia ficción y la serie B.Un videojuego que evidencia que los únicos que pueden superar a Péndulo Studios son...Péndulo Studios.

En definitiva: Es un auténtico placer que en un campo como el de los videojuegos España se haya sacudido complejos y haya evidenciado que aquí, cuando se quiere y se apuesta por ello, se pueden hacer productos magníficos, "videojuegos de culto instantáneo", aventuras que se recuerdan con el mismo agrado que las tradicionalmente impresas, ficciones que nos evaden y divierten por el empeño y la constancia de empresas geniales como Péndulo Studios.

viernes, 17 de junio de 2011

Los cuentos no son (sólo) cosa de niños

Hace casi cinco años hablé breve y socarronamente en este mismo blog sobre el tema de hoy, pero en esta ocasión me gustaría hacerlo con algo más de profundidad y seriedad. ¿Alguien se ha parado a pensar seriamente en los cuentos que escuchábamos de niños y leemos de adultos a los que heredarán la tierra? ¿En qué es lo que verdaderamente quieren decir los cuentos de hadas?

Vaya por delante que no pretendo menospreciar ni desconsiderar el importante papel que la imaginación, el contexto, las vivencias, las filias y las fobias de los Grimm, Perrault, Andersen y compañía desempeñan en la creación y composición de sus célebres obras literarias, pero...tampoco hay que perder de vista lo siguiente:

  •  La mágica chistera de los cuentos: Así se podría denominar al inconsciente colectivo, perfectamente perfilado por Carl Gustav Jung, pensamiento constante, implícito y compartido por toda la Humanidad, enriquecido y utilizado por todos los seres humanos durante miles de años, que nutre universalmente de símbolos, arquetipos y estereotipos cualquier creación artística y sin el cual es imposible entender la aceptación indiscriminada y el arraigo secular de los cuentos. Éstos no tienen éxito sólo por su calidad literaria, el carisma de sus personajes o el interés de su trama. Tienen éxito principalmente porque en el fondo hablan de algo que a todos nos suena conocido y asumimos como propio, sin importar fechas ni lugares. En este sentido, los cuentos se podría decir que son los distintos vestidos que los autores suelen elegir para vestir símbolos y arquetipos tan viejos como el hombre, significantes y significados anidados en esa mente. Siguiendo en esta línea, se podría decir que la creatividad, la imaginación no es otra cosa que la facilidad que tiene un autor (en este caso, un cuentista) para acceder a ese infinito desván que es el inconsciente colectivo con el fin de extraer lo que más le guste de cuanto allí vea para transmitir algo de una forma nueva. En definitiva: El inconsciente colectivo es la chistera con la que el escritor obra la magia de extraer historias y personajes.
  • Un mensaje nada pueril: Deleitarse exclusiva y literalmente con las peripecias fantásticas narradas en los cuentos de hadas no deja de ser un error disculpable en el caso de los más pequeños pero lamentable en el caso de los adultos. Los cuentos distan mucho de ser ficciones sólo aptas para niños, puesto que, más allá de lo narrado, allende el entretenimiento más literario y literal, subyace un mensaje que cala inconscientemente en el infantil lector y que puede ser fácilmente detectable por el adulto. ¿Qué quiero decir? Pues sencillamente que estas creaciones literarias no sólo cuentan sino que enseñan, adoctrinan o aleccionan con brillante sutileza. Así, el lector, obnubilado con el disfrute de la ficción, queda inoculado inconscientemente con un mensaje que se conforma por tres componentes que pueden estar o no relacionados entre sí: 1) La propia formación y educación del autor, 2) El canon ético del ambiente (tiempo y espacio, región y época, etc) en la que se escribe y 3) El canon ético del ambiente en el que se lee. Los mensajes subyacentes en los cuentos derivan de cualquiera de estas tres variantes y, si bien puede haber divergencias y excepciones, normalmente obedecen a un tipo de educación, moral y ética de corte tradicional. De ahí que muchas de las lecciones o enseñanzas encriptadas en estas ensoñaciones literarias vayan destinadas a preparar al bisoño lector para una correcta adecuación a los estándares morales y cívicos de la sociedad en la que deberá integrarse en un futuro; es decir, predisponen o dirigen al niño en lo que el autor o la sociedad del momento consideren el buen camino. Por eso,  mensajes como "No confíes en extraños", "No te dejes llevar por las apariencias", "No permitas que las pasiones te dominen", "No des de lado a tus allegados", "No seas cobarde",  "Piensa antes de actuar", "No seas vanidoso", "No mientas", "No desobedezcas lo que te ordenen" y cientos de preceptos similares, moldean (o castran, según se mire) la actitud del niño en aras a convertirlo en lo que el canon del momento establezca como buena persona o buen ciudadano. Gracias a la perpetuación mediante la "transmisión" de padres a hijos como lectores de cuentos, las lecciones en ellas contenidos conforman un corpus de "valores universales" que responden directamente a lo que está considerado adecuado por la sociedad.
¿Es esto algo nuevo? En absoluto. Ya en la Antigüedad los mitos desempeñaban una función muy similar, al igual que hoy el cine (las películas infantiles y las de terror) realizan una tarea casi idéntica a la de los cuentos como manipuladores de la conducta de sus receptores.

El mejor ejemplo para darnos cuenta de todo ello lo tenemos en la sensacional película de "Shrek", que al mismo tiempo que subvierte hilarantemente los arquetipos, estereotipos y roles más típicos de los cuentos de hadas, pone en solfa las reglas y los "mandatos" que comentaba anteriormente.

En definitiva, invito al lector a que piense en cualquier cuento de los que han trufado su infancia y medite si no encierra algo más que una simple aventura de seres fantásticos...Y es que, en el fondo, los cuentos no son (sólo) cosa de niños.

Dedicado a quien me hace entender y disfrutar de este cuento que es la vida.

domingo, 12 de junio de 2011

Como en el 32 en Alemania

La crisis económica castiga con especial dureza a la región. La sociedad se unifica en el drama del vacío, el espanto de un futuro quebrado, el recuerdo anhelante de tiempos mejores ya pasados, la desconfianza en una clase política incapaz y el rencor universal por creerse maltratados y manipulados por terceros. Y así, el llanto da paso a la murmuración y ésta al puñetazo en la mesa y éste a su vez al grito exaltado y furibundo. Y cada vez más personas se concentran en torno a la figura de quien les promete un idílico porvenir, de quien les habla de recuperar algo que era suyo, de quien les anima a estar orgullosos de nacer donde han nacido, de quien les convence de que las cosas van a cambiar radicalmente, de quien les vaticina que quien no se suba a ese tren será arrollado por él. De esta forma, la vida vuelve a cobrar sentido aunque sea entendida como una revancha contra la historia y como una venganza contra aquel que no esté de acuerdo en que ése es el único camino y que diferir o dudar es condenar las aspiraciones de una mayoría social. Mientras, aprovechando la ingenuidad y la desidia de las autoridades, el candidato logra sibilinamente serpentear en torno al poder y espera.Y se celebran las elecciones y el miedo y la ira van a las urnas y lo que antaño fue una fuerza política cercana a la marginalidad, se convierte en la más votada, no de forma absoluta, pero sí suficientemente poderosa como para convertir cualquier discrepancia en un acto de heroísmo.Y la piel de cordero cae a los pies de un lobo exultante.

Habrá quien piense, después de leer este comienzo, que estoy hablando del resultado en el País Vasco en los últimos comicios. Lo cierto es que estoy hablando del ascenso al poder y posterior triunfo electoral de un hombre llamado Adolf Hitler y de un partido político conocido como Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, o, lo que es lo mismo, Partido Nazi. La principal diferencia que encuentro entre uno y otro suceso es, dejando al margen criterios cronológicos, geográficos y culturales, que en el caso del nazismo el exterminio vino después de la victoria en las urnas, mientras que en de la izquierda abertzale el exterminio ha venido antes

No voy a entrar a valorar ahora a Bildu, Sortu, ANV, PCTV, Euskal Herritarrok, Batasuna o Herri Batasuna, porque no me gusta perder el tiempo hablando de máscaras políticas de asesinos. Tampoco voy a hablar ahora de la Justicia de este país, porque no quiero acordarme de togas que deberían ser camisas de fuerza. Ni voy a hablar ahora de las reivindicaciones políticas nacionalistas vascas, porque para reflexionar sobre ficciones sin ninguna base histórica, prefiero hacerlo sobre Conan y su Cimmeria. Y mucho menos voy a descubrir ahora las vergüenzas de un sistema político que permite acceder al poder a auténticos monstruos como Hitler.

De lo que quiero hablar es de la honestidad, la integridad, la sensatez, la coherencia y, por encima de todo, la valentía de un joven edil que no se ha dejado atemorizar por los bastardos que hoy patalean y mañana disparan y con su solo voto ha impedido que los gañanes letales de Bildu arrebaten a la tranquilidad una alcaldía más.

Por eso, este artículo, mi aplauso y mi admiración va para Carlos García, concejal del PP en Elorrio (Vizcaya). Bravo, héroe, bravo.