miércoles, 26 de septiembre de 2007

Da Vinci, el becario

Hace muy poco he leído en un blog un curioso artículo que cuestiona la "condena al mileurismo" de los estudiantes sobresalientes planteada por El País en otro artículo. Aunque creo que el tema es francamente interesante e importante, pienso que al autor yerra el tiro a la hora de buscar causas y soluciones. Por ello, porque hablo con conocimiento de causa, me permitiré la osadía o lujo de reorientarle.

El responsable del blog sostiene que el titular del citado diario ("Sobresalientes condenados al mileurismo") es muy desafortunado y se pregunta "¿Condenados? ¿Quién les condena? ¿Es una sentencia inapelable, irremisible? Si lo fuera, y se aplicara incluso a nuestros mejores titulados, me parecería un negro presagio.Pero, si no lo es, un titular alarmista como éste, en un diario como éste, hace un flaco servicio a la causa de la sociedad del conocimiento". Discrepo. Ni me parece desafortunado ni me parece alarmista. Actualmente, una gran cantidad de jóvenes (para que luego no digan que generalizo ni "totalizo") trabajan en lo que pueden, con la esperanza de poder trabajar algún día en lo que les gusta o en aquello para lo cual estudiaron. Así de sencillo. ¿Causas de esta afirmación tan rotunda? Sigan leyendo:
  • La jungla laboral: Trabajar contra todos los elementos. En este apartado, hay que distinguir tres factores muy importantes: 1) Bueno, bonito y barato.Las empresas hacen un uso conscientemente abusivo de las políticas de becas y/o contratos temporales, en connivencia con la negligencia o pasividad de las Universidades y las ETTs, respectivamente. Tener mano de obra muy cualificada a precio de saldo es algo que, ilegalidades y abusos aparte, es algo muy rentable económicamente. Y en las empresas, especialmente en las grandes, hace tiempo que importan más los números y las cuentas que las personas. Además, dada la miríada de demandantes de trabajo, encontrar "repuestos" es algo tremendamente fácil. 2) El juego de la silla. Paradójicamente, es más fácil encontrar un trabajador que un puesto de trabajo. Por necesidad y/o desesperación, son decenas, cuando no cientos, las personas que optan a un mismo puesto de trabajo, sea cual sea. Con una competencia tan desorbitada, el CV y la entrevista personal han perdido su decisiva influencia y ya lo único que prima de verdad es demostrar que estás dispuesto a hacer o aguantar lo que sea para conseguir un trabajo, como muy bien satiriza la obra "El método Grönholm". Desde hace años, vivimos una época en la que los talentos para hacerse con un puesto no se pueden reseñar en CVs. 3) Reservado el derecho de admisión. Por desgracia, a toda la competencia "natural" que se presupone para lograr un sitio donde trabajar, hay que añadir una realidad que se ha atrincherado en la sombra para hacer su guerra de guerrillas laborales: los "ismos". Enchufismo, nepotismo, amiguismo, intrusismo, cinismo... Desde que estas lacras se instalaron en el panorama profesional español, obtener un puesto de trabajo sin ser "hijo/sobrino/nieto/familiar/amigo de" es una gesta que roza la utopía. Y es que, como dijo un perro viejo hace tiempo, el mundo laboral hoy en día "si no tienes padrino, no te bautizas". Será por eso que algunas empresas parecen mafias...
  • La "titulitis": el gran engaño. Licenciaturas, Dobles Licenciaturas, Diplomaturas, Cursos Superiores, Másters, Certificados de idiomas, Certificados de "Prácticas"... Hace años, estaba muy en boga, gracias a algunos pseudogurús, que, cuanto más y mejor formado estuvieras, más fácil sería trabajar. Cuando tienes un CV con más títulos que la Biblioteca Nacional y haces unas cuantas e infructuosas entrevistas, te das cuenta de que sí, es posible que te hayas formado muy bien y que sepas hacer muchas cosas, pero de ahí a encontrar trabajo con la facilidad prometida media un abismo. Es entonces cuando empiezas a tener la sensación de que la formación no lo es todo y que, como tú, miles de personas han tenido la feliz idea de empacharse académicamente y convertirse en un JASP y que el "chollo" está más cerca de ser un "chasco". Los "títulos" ya no aseguran nada más que una sangría económica y una modesta satisfacción intelectual. Hoy, como decía en el punto anterior, entran en juego otros factores de diversa índole y mucho más decisivos. No obstante, pese a todo, puedes ser un enfermo de la titulitis y encontrar un puesto de trabajo. Claro que en ese supuesto tal vez tengas que hacer frente a la carcoma moral de la sobrecualificación, otra de las pandemias laborales de nuestro tiempo. Llegado a este punto, uno se para y piensa, ¿de verdad compensa dedicar tanto dinero y tiempo a formarse? Y la respuesta es aún más inquietante que la pregunta...
  • El esfuerzo de Sísifo: Ni esforzarse por hacer una brillante carrera te asegura un puesto de trabajo (y menos aún donde te gustaría bregar) ni hacer bien tu desempeño laboral te asegura una equilibrada valoración contractual, salarial, promocional y humana. Incluso es más que probable que un lameculos asilvestrado, un enchufado próximo al analfabetismo, o un imbécil con picardía empresarial tenga más posibilidades de prosperar económica y profesionalmente que un brillante estudiante o un anónimo y excelso trabajador. Lo más probable es que tarde o temprano, hayas hecho lo que hayas hecho, estés de nuevo en la falda de la montaña que el paro y el orgullo propio te azuzan a volver a escalar, como si fuera el mítico castigo de Sísifo. Hoy, esforzarse en la formación y trabajo diario no garantiza absolutamente nada y ese es un nefasto mensaje que las empresas y la propia sociedad están emitiendo constantemente.
Así las cosas...que me vengan diciendo luego que la juventud no estudia, que no tiene motivaciones, que cada vez estamos peor preparados, etc, etc, etc. ¿Acaso el panorama que les están ofreciendo sus predecesores es un vergel donde florece el optimismo, un acicate para el sano y deseable afán de superación y mejora personal? No. Sencillamente, no. Y en esto, los culpables, no hay que buscarlos en los jóvenes, sino en quienes consienten, se aprovechan y utilizan una maquinaria donde el talento, el esfuerzo y la brillantez desaparecen al tiempo que se cosifica a los trabajadores, concebidos como lacayos o esclavos que deberían estar agradecidos eternamente por llevarse un sueldo. Es decir, los culpables carne de cadalso y oprobio hay que buscarlos en la Administración que permite esta infame situación y en las empresas que vergonzosamente se benefician de este ilógico sistema. Porque, desengañémonos, si Leonardo Da Vinci fuera hoy un joven español, tendría muchas papeletas para ser un becario próximo a la frustración.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

"Si existe Dios, ¿por qué permite el Mal en el mundo?"

Todo es posible en América. Incluso que llegue uno, denuncie a Dios y encima le admitan a trámite la demanda. La noticia, que por delirante y friki se comenta por sí sola, permite no obstante abordar una cuestión bastante manida y que es uno de los argumentos preferidos de ateos y agnósticos: Si existe Dios, ¿por qué permite el Mal en el mundo? Por esa razón, hoy en mi artículo daré mi opinión sobre este polémico asunto. Para ello, vaya por delante que quien esto escribe es creyente, católico y practicante. Por tanto, creo en Dios y tengo fe en Él y en que exista "algo más" que este cisco imperfecto de mundo. Dicho esto, entraré en materia.

Esa duda con sabor a acusación es tan antigua que ya aparece en la Biblia (Ej: Gestas, el "mal ladrón", durante la crucifixión: "¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!" Lc, 23) y es natural que la tengamos, pues cuestionarse el porqué de todo es uno de los pasatiempos preferidos del ser humano desde que bajamos de los árboles. Yo, lógicamente, también pensé sobre el tema hace unos cuantos años y, como no acertaba a darme una respuesta satisfactoria, le pregunté a una de las personas más honestas, transparentes y sinceras que conozco: el padre Eduardo Razquin. Aprovechando una entrevista que le hice para la Universidad, le formulé la siguiente cuestión: "Padre, ¿qué le diría usted a toda esa gente que no cree en Dios o cuestiona su existencia por el hecho de que permita que exista el mal y el sufrimiento en el mundo?". Temí que en aquel momento se acabara la conversación y, sin embargo, me contestó con naturalidad y tranquilidad que Dios ha dado al hombre uno de los mayores dones gracias al cual podemos disfrutar del regalo de la vida: la libertad. Si Dios interviniera en nuestras vidas, todas nuestras decisiones y actos carecerían del verdadero valor e importancia que tienen. Es decir: Dios nos quiere, sí, pero libres; de ahí que uno de los mayores "placeres" y responsabilidades del ser humano sea el libre albedrío. La respuesta y las explicaciones posteriores me convencieron totalmente. Básica y vulgarmente, la idea del padre Eduardo era que, con un Dios "intervencionista", siempre esperaríamos que Dios se comportara como una suerte de Supermán que acudiera al rescate ante cualquier situación de peligro, quedando así nuestra libertad en un lejano segundo plano y olvidando que lo que ha hecho, hace y hará grande a una persona y evolucionar a la Humanidad ha sido la forma en que afronta las dificultades. Y si algo tengo claro es que Dios nos valora y valorará como personas.

* Dios no es Zeus. Si hay quien espera al Dios del Antiguo Testamento de la Biblia, que sí acudía a desfacer entuertos y "castigar a los malos", pues será mejor que se lo tome con calma, porque es tan probable que ese Dios aparezca como que entre en la escena mundial Zeus u Odín. ¿Herejía? ¿Blasfemia? No, simplemente sentido común y un poco de cultura. Son muchos los eruditos y bastantes las evidencias que distinguen al "Yahveh" del Antiguo Testamento del "Abbá" del Nuevo y no me detendré a analizarlos todos, pero baste decir que el Yahveh de esos libros sagrados por carácter y actitud está más próximo al Zeus griego que al Dios de Jesucristo. Yo, particularmente soy de los que piensan firmemente que la mayor parte del contenido del Antiguo Testamento no es más que la mitología judía. Y cuando digo mitología estoy diciendo exactamente lo que quiero decir. Las andanzas de Adán y Eva, Noé, Sansón, David, Moisés y compañía están en el mismo plano que las peripecias de los dioses olímpicos, las trágicas cuitas de las deidades nórdicas, o las historias de las divinidades de la tierra del Nilo, y si alguien tiene interés, podrá encontrar sorprendentes semejanzas entre personajes y sucesos descritos en estas mitologías (por citar sólo cuatro, ojo). El Dios que los creyentes debemos buscar y esperar es el mismo sobre el que predicó Cristo. Y una pregunta, para que la conteste el lector: Si Dios no acudió a salvar del martirio y muerte al mejor ser que ha caminado sobre la faz de la tierra, si no rescató a Su propio hijo del sufrimiento extremo...¿quiénes narices somos para exigir o pensar que con nosotros va a hacer una excepción?
* Dios no juega a "Los Sims": Si Dios interviniera directamente en nuestras vidas para ahorrarnos sufrimiento y muerte, nosotros no seríamos en el fondo más que unas marionetas, unos juguetes y unos esclavos. Por contra, Dios no nos ha puesto más leyes que las de la física y la naturaleza (todas las demás leyes y condicionantes se los ha puesto el hombre solito) y una "propuesta" de cómo ejercer nuestra libertad, encarnada en aquel a quien los apóstoles llamaban "Maestro". Si Dios irrumpiera en nuestra existencia cotidiana para frenar desastres naturales, guerras, pandemias y crímenes, erradicaría nuestra capacidad de decidir y actuar con libertad, porque siempre tendríamos presente el "factor Dios" antes de hacer nada y despreciaríamos cualquier consecuencia de nuestros actos: "Ya lo arreglará Dios", "Ya me salvará Dios", "Ya le castigará Dios"...Si Dios hiciera de superhéroe y venciera al Mal y el peligro para la Humanidad diaria, constante y universalmente, los conceptos de "bueno" y "malo" desaparecerían ipso facto en la medida en que las virtudes del ser humano vienen dadas por la forma en que cada persona evita, afronta o supera el Mal (sea de la clase que sea): Viviríamos en un mundo completamente bueno donde importaría un bledo la virtud. Pero Dios no quiere nada de eso. Dios no quiere hacer con nosotros "El Show de Truman" ni jugar a "Los Sims": Nos quiere y respeta demasiado como para eso.
*¿Somos más torpes que un elefante?: La Naturaleza (fauna, flora, meteorología...) goza de una libertad tan indomable como la del ser humano y ambas libertades se afectan tanto mutua como intrínsecamente. En este ámbito, lo que nos diferencia a los seres humanos de la Naturaleza es que nosotros sí somos conscientes de nuestra capacidad de elección y de las consecuencias a las que nos exponemos. Por eso, Naturaleza y hombre pueden ser calificados como "inteligentes" o "sabios", pero sólo las personas pueden ser calificadas o no como "éticas". Mas, entrando en el tema de los desastres naturales, si hay animales (perros, gatos, aves, elefantes, ratas...) que está demostrado que presienten, evitan o minimizan los efectos de tan devastadores fenómenos, nosotros que somos las criaturas de mayor inteligencia y potencial que hay entre los seres vivos, ¿vamos a ser menos que un animal sensiblemente inferior a nosotros? ¿vamos a perder el tiempo autocompadeciéndonos y quejándonos al Cielo en lugar de buscar soluciones inteligentes para las cuales somos los únicos seres vivos capacitados? Por tanto, hay que dejar el egoísmo para mejor ocasión, puesto que en este mundo, todos jugamos en el mismo tablero. Además, puestos a pedir cuentas, la Naturaleza o el planeta tienen tantos motivos o más para quejarse de la acción del hombre como nosotros para lamentarnos de los desastres naturales, etc, etc. Todo y todos hemos sido creados por el mismo Dios. Es muy peligroso creernos más dignos de algo que cualquier otro ser vivo.
* Made in nosotros: En cuanto a las guerras, pandemias, crímenes, injusticias, etc, etc...¿alguien ha olvidado que todo eso es "made in ser humano"? Dios nos ha regalado la vida, la libertad y la inteligencia. De cómo el hombre administre cada uno de esos dones, depende su integridad física y bienestar existencial. Dependemos de nosotros mismos y de nadie más. A ver si ahora Dios va a tener la culpa de que un demente se líe a tiros en un campus, que un paranoico asesino cometa un genocidio o de que un anormal tenga la idea de invadir un país a bombazo limpio...
* Y ojo, que tan peregrina me parece la denuncia contra Dios como que...se diga, desde un púlpito, altar o donde sea, que "Dios ha traído a este mundo a...", "Dios ha llamado a nuestro hermano a su presencia", "Dios ha querido llevarse a...", porque ni Dios entra en el paritorio ni es un matarife. Eso es una completa majadería. A ver si ahora va a resultar que, para algunos, Dios sí interviene a veces en nuestras vidas y encima para cebar tanatorios o hacer de comadrona. Igual que me parece bastante "curioso", que haya gente que se acerque a altares o ponga velas esperando que un Supermán con aureola solvente un examen, hipoteca, enfermedad o contratiempo. Si es una suerte de "placebo" religioso o autosugestión mística, de acuerdo, pero...del mismo modo que a Dios, la Virgen y los santos no hay que echarles en cara nada, tampoco hay que pedirles nada. Simplemente, se les da gracias por todo lo bueno que tenemos y se les ofrecen nuestros éxitos y buenas acciones. Punto. Los milagros son quinielas de quince aciertos. Porque...¿qué esperamos? ¿O sea que Dios no interviene para impedir un desastre natural pero sí para solventar una oposición?
* El Mal en el mundo: El Bien y el Mal existen desde que el ser humano tiene posibilidades de elección, facultad para elegir y libertad para hacerlo. Por tanto, todo lo bueno o malo que ocurra en este mundo o, mejor dicho, que le ocurra al ser humano nace directamente de su libertad y el uso que hace de ella. Buscar en alguien que no seamos nosotros la causa o el responsable de nuestros éxitos o fracasos, de nuestras alegrías o penas es de una ingenuidad tan supina que sonroja. Por tanto, en lo que a este artículo compete y a la delirante demanda se refiere, el responsable del Mal en el mundo tiene nombre, sí, pero no es Dios: se llama ser humano.

En definitiva, yo no me preocuparía y quejaría tanto de que Dios no ejerza de Supermán y sí de aquellos hombres que se creen y juegan a ser dios con las vidas ajenas...Eso sí que tiene mucho peligro y es preocupante de verdad.

martes, 18 de septiembre de 2007

Menganas superstars

Hay personas que entran en el Olimpo por méritos propios y otras que se cuelan, fundamentalmente gracias a un coro de palmeros snobs y aduladores nulipensantes que, desde los medios de comunicación, encumbran y presentan a cierta gente como si fueran las joyas de la corona y la sociedad parpadea y acaba por creérselo. Para que se sepa por dónde van mis tiros hoy, pondré ejemplos: Antonio Banderas y Alfredo Landa son dos personas que han entrado en el Olimpo cinematográfico (uno allende el Atlántico y otro aquí) por méritos propios. En cambio, Penélope Cruz y Elsa Pataky son dos menganas que se han colado. Y a ellas, a "Pe" y a "Pa" (y a su legión de seguidores), les dedico hoy este artículo, otorgándolas el dudoso honor de estar en mi punto de mira.

¿Son buenas actrices? Para empezar, basándome únicamente en méritos o cualidades interpretativas, diré que ambas señoritas están a años luz de verdaderas y grandísimas damas de la interpretación como Carmen Maura, Nuria Espert, Lola Herrera o Cecilia Roth, por citar sólo algunos nombres. Dicho esto, queda claro que a Penélope y Pataky no se las puede tomar en serio "interpretativamente", especialmente a la rubia. Si hay que valorarlas como actrices, la prueba es bien fácil: Cualquier actriz española en la que usted piense ahora mismo es bastante probable que sea mejor en ese terreno que "Pe" y "Pa". Y si ya piensa en alguna actriz extranjera (Meryl Streep, Kate Winslet, Jodie Foster, Naomi Watts, Cate Blanchett, Judi Dench...) pues no hay color.

Se han esforzado mucho para llegar donde están. Sí, he de reconocer que sí. La verdad es que tiene su mérito que se hable más de tu vida sentimental que de los bodrios que perpetras en la gran pantalla. Lo cierto es que es indudable que ambas son unas excelentes relaciones públicas (con ele) y por eso, le duela a quien le duela, su mayor mérito es "ser la pareja de" o "tener de pareja a". Si su objetivo era salir cada dos por tres en la prensa del corazón o convertirse en el mito erótico de camioneros, adolescentes y pajilleros varios, desde luego que "Pe" y "Pa" lo han conseguido con creces. Claro que en esto "Pe" tiene más experiencia y está más curtida, porque en pocos años ha conseguido que se la relacione con medio Hollywood (empezando por el hoy desquiciante Tom Cruise) y eso requiere un esfuerzo increíble. "Pa" por su parte ha tenido más vista y ha elegido ser la consorte de un buen actor de belleza distraída y Óscar en ristre, y es que ya se sabe que el amor es ciego y la luz atrae a las polillas...

Sus comienzos no fueron sencillos. Nuevamente, estoy de acuerdo, pero también quiero precisar que sus "trampolines" a la fama ya hacían presagiar la calidad artística que iban a demostrar sin piedad alguna en años posteriores. El salto a la fama de "Pe" contó con dos trampolines: Aparecer en un vídeo del más chalado (y genial) de Mecano (y novio de la manceba) y copresentar un bodrio, cima de la horterada televisada, llamado "La Quinta Marcha" (ya saben, en "Telecinco, su cadena amiga"...). En cuanto a trampolín cinematográfico, "Pe" debutó con "Jamón, jamón" donde destacaba por ser conocida carnalmante por el hoy actorazo Javier Bardem. A lo mejor es que la chavala vio "Nueve semanas y media" y se creyó que eso era el culmen interpretativo. Vete a saber. Pero, para inicios duros, el de "Pa". Debutó en la serie "Al salir de clase", copia patria de todo-a-un-euro de "Sensación de vivir" y que supuso un fenómeno televisivo increíble. Acné y memeces aparte, esa serie fue una útil cantera de buenos actores (de televisión, tampoco vayamos a engañarnos) y cuna de dos buenas actrices, como son Pilar López de Ayala y Leticia Dolera. ¿Y "Pa"? Pues...bueno, se convirtió en luz del onanismo para decenas de cientos de quinceañeros. Y esto tiene su dificultad intelectual, ¿eh? Que competir con modelos alérgicas a la ropa, actrices porno y cantantes tipo Sabrina o Samanta Fox no es moco de pavo...

Sus méritos son dignos de comentar. El de "Pe" es ser musa del genio pop-kitsch Pedro Almodóvar, que tuvo el increíble don de hacerla parecer buena actriz en la oscarizada e interesante "Todo sobre mi madre" (Óscar que por cierto "Pe" chilló antológicamente como una desquiciada Heidi para bochorno mundial). El de "Pa"...pues tener un cuerpo acorde a los cánones pornográficos, verbigracia del quirófano.

Sus interpretaciones son muy buenas. Siempre y cuando el concepto de "muy bueno" se aplique a las habilidades musicales de Leonardo Dantés o las dotes adivinatorias de Paco Porras. Para quien quiera más información, que busque "sobrevalorar" en el diccionario.

Y llegado al final del artículo, es hora de dejar a un lado los comentarios realistas y empíricamente demostrados y expresar mi opinión de estas dos féminas: Penélope y Pataky son dos mediocres cuyo único talento innegable es su habilidad para medrar. Qué quieren que les diga: Tengo cosas mejores que hacer que alabar a estas dos hollywoodienses menganas por snobismo, erotismo o idiotez.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Por un punto: El otro oro de Moscú

59-60. Es curioso que algo que despierta tantas pasiones e ilusiones como el deporte se reduzca en el fondo a una aséptica y fría cuestión de números. Pero es así. Anoche la selección española de baloncesto perdió la final del Eurobasket ante Rusia. Los optimistas dirán que ganaron la plata. Los pesimistas, que perdieron el oro. Y los objetivos, entre los que me incluyo, que Rusia encestó un punto más que España en el encuentro decisivo. Pensamientos, emociones, anhelos, deseos, sueños...De acuerdo, eso está "ahí", pero el deporte se reduce a pura matemática, a la sencilla premisa de aventajar numéricamente a tu rival. Todo lo demás es secundario, aunque cueste reconocerlo. Hace poco más de un año, comentaba en este mismo blog la mayor gesta del baloncesto español. Ahora me toca hablar de una derrota. Y lo haré lo más escueta y esquemáticamente, para poner coto a los impulsos más desaforados.
  • El partido: Rusia jugó un buen partido.Y a España le faltaron tres cosas básicas en el deporte, especialmente en baloncesto: Sensatez, serenidad y suerte. Anoche todo el equipo español hizo un mal partido y rindió por debajo de lo acostumbrado, excepto Calderón, que siguió empeñado en eclipsar a cracks como Gasol, Garbajosa o Navarro con su enésima actuación estelar. Nervios, despistes, precipitaciones, malas elecciones de pase, fallos impensables en los tiros...Anoche, la cabeza estuvo más tiempo del aconsejable en el banquillo y la fortuna española directamente se tomó el día libre y se fue a beber vodka, para desgracia de, por ejemplo, Pau Gasol. Quizás es que hubo algún gafe en un palco VIP, pero el caso es que la mejor Rusia del torneo ganó de un solo punto a la peor España del Eurobasket. Y punto. No hay que darle más vueltas. Preguntarse si Pepu tomó las decisiones adecuadas, si Pau debía haber estado en pista tanto tiempo vista su aciaga noche y agónica cara, si tenían que haber jugado más los "jugones" que los "obreros", si fue acertado que el último tiro correspondiera a un Gasol que estaba física y psíquicamente fundido...es un onanismo mental entendible pero fútil.

  • El rival: Imaginen a una banda de clones del monstruo de Frankenstein, añadan a un negro con más neuronas en su mortífero cerebro gris que todos sus compañeros blancos juntos y tendrán a la selección rusa de baloncesto. Y si esto les parece curioso, ¿qué tal si les digo que el tío con más talento y el verdadero motor del equipo ruso nació en Pittsburgh (Pennsilvania) y fue "rusificado" por decreto gubernamental? Pues eso. Que son una fiel representación de un esperpéntico país que es un barco hundiente en la tundra gobernado por un tío que hace parecer Jesucristo a Michael Corleone.

  • La selección española: Somos los mejores, aunque a veces, como anoche, cueste demostrarlo.Talento, esfuerzo, compañerismo, brillantez, físico, calidad, humildad...Todas esas cualidades forjan los equipos legendarios y son los mejores adjetivos para describir nuestra selección de baloncesto. Tenemos a un auténtico crack e icono de la canasta (Pau Gasol), a verdaderos genios del baloncesto (Calderón, Navarro, Garbajosa y Rudy) y a unos jugadores que son los complementos ideales para ellos (aunque lo de Sergio Rodríguez este Eurobasket haya sido lo más parecido a un quiste o un tumor deportivo que he visto desde Zubizarreta). Y quien sabe distinguir, coordinar y encajar magistralmente todo esto, además de seleccionador, es un tío brillante, muy brillante y se llama Pepu Hernández. No son perfectos, porque hay ocasiones que bajan del Olimpo para disgusto de la afición, que está acostumbrada a que la selección española les sirva ambrosía, pero bendita imperfección la de quien consigue ganar un Mundial y llegar a la final de un Europeo. Y si hay algo que valoro personalmente, y que creo que es el verdadero gancho de la selección, es la humanidad, humildad y cercanía que emanan estos jugadorazos, quienes, pese a lo altos que son, no tienen el ego en absoluto subido. ¡Qué odiosas son las comparaciones con otros deportistas españoles! ¿Verdad? Y, por lo demás, fuera tristezas, que con la juventud que hay en esta selección, y los cracks que tenemos en el horno, visitaremos el Olimpo a menudo en los próximos años.

Se acabó el Eurobasket. Ganamos una plata, perdimos la final y el oro se marchó a Moscú, ¿otra vez?...Da igual, nosotros, ahora, con la cabeza bien alta, a poner proa a la próxima cita con el Olimpo: Pekín. ¡Ánimo, chicos, que sois mucho más grandes de lo que se puede medir en centímetros!

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Melissa

Nunca he estado en Sicilia, pero esa legendaria isla es la cuna de dos de las mujeres más apasionantes que he conocido en los últimos años. Una de ellas, se llama María Ronsisvalle y tiene una vida digna de ser escrita tanto como ella de ser querida. La otra se llama Melissa Panarello y en ella, vida y literatura van de la mano, porque, pese a su juventud, es alguien muy interesante, ya sea como escritora o como persona. Y hoy, mi artículo es por y para ella.

Melissa es autora de tres libros que, bajo la firma de "Melissa P.", sacuden sin contemplaciones la conciencia, estremecen líricamente el corazón y sacian exquisitamente el paladar del buen lector. Sus dos primeras obras nos invitan a acompañarla, íntima y confidencialmente, por sus jóvenes pero intensas vivencias: En "Los cien golpes" (100 colpi di spazzola prima di andare a dormire. 2003), el crudo realismo y la sinceridad casi "naif" presentan al lector sin paliativo alguno la adolescencia de esta siciliana, en la que los sentimientos, el placer sexuales e inquietudes casi filosóficas construyen un impactante autorretrato femenino que escandalizó sobremanera a medio mundo. Por su parte, "El aroma de tu aliento" (L'Odore del tuo respiro.2005), su segundo libro, abandona el realismo para abrazar un lirismo casi surrealista pero haciendo gala de una sinceridad aún más descarnada, espejo de una Melissa que desnuda sin pudor su alma ante el espejo literario. Esta sinceridad no la pierde en su tercera obra "En nombre del amor" (In nome dell'amore.2006), en la que, por medio de una contundente carta, establece un francamente interesante y valiente "diálogo" con el cardenal Ruini, uno de los hombres más fuertes y conservadores de la Iglesia romana y muy cercano al Papa Benedicto XVI.

Literariamente, Melissa P. tiene un innegable talento para combinar sencillez y lirismo con una facilidad insultante y envidiable. Personalmente, Melissa Panarello es una mujer con una personalidad valiente, un indomable carácter y una sinceridad descomunal. Por todo ello, adoro a esta brillante e indómita siciliana. Quienes la tildan de provocadora, desvergonzada, repugnante o "pornográfica", demuestran que hay quienes leen libros a través de sus propias fobias y obsesiones y no con los ojos. Lo más impactante de sus obras (especialmente su ópera prima) no son los pasajes que relata y detalla, puesto que las cosas que ella rememora y describe no son ajenas a miles de personas: sucesos y vivencias como los recogidos en, por ejemplo, "Los cien golpes", ocurren, han ocurrido y seguirán ocurriendo siempre en cualquier lugar del mundo. Otra cosa distinta es que se reconozcan en público o en privado. Y ahí está el valor de esta leona de seda: Lo más sorprendente de sus obras no es otra cosa que la sinceridad que rezuman. Ahí se encuentra uno de los grandes atractivos de esta siciliana de corazón apasionado y mente increíblemente sensata.Vivimos en una sociedad propensa a la castración de la espontaneidad y la sinceridad. Estamos tan poco acostumbrados a decir y expresar exacta y literalmente lo que pensamos, sentimos y deseamos que cuando vemos a alguien que en todas y cada una de sus manifestaciones tiene una honestidad transparente y cortante como el cristal, se nos queda cara de susto. Miedo y envidia. Eso es lo que hay en el fondo de toda la maledicencia que levanta este cisne de hierro a su paso.

A mí lo que me atrae verdaderamente de Melissa es la naturalidad y valentía con la que aborda temas "política, social y religiosamente incorrectos" partiendo siempre desde su propia experiencia. No hay tabú que frene su sinceridad y por eso tiene tantos detractores como seguidores, entre los cuales, obviamente, me incluyo. Con esto no quiero decir que suscriba todas y cada una de las afirmaciones de Melissa (aunque estoy de acuerdo en muchísimas cosas), ni que apruebe ciertos comportamientos suyos (aunque los respete), pero es innegable que adoro la pasión y la sinceridad que emana esta siciliana. Ella no trata ni de convencer, ni de imponer ni de engañar. Eso se lo deja a su legión de denostadores. Sólo quiere expresarse tal y como es. Siempre es fiel a sí misma, a su conciencia y creo que su único miedo es dejar de ser ella misma.Y eso es lo más excitante y valioso de Melissa Panarello: Pese al "qué dirán" y "qué pensarán", ella será como y lo que quiera ella ser y no tendrá pudor alguno en plasmarlo por escrito, para deleite de quienes nos gusta la literatura que sale del corazón. Y sí, la aprecio y defendería tanto como si fuera mi hermana, porque, por todo lo que he dicho, se ha ganado con creces mi respeto, cariño y admiración.

Para mí, Melissa Panarello ha demostrado que lo escandaloso no es lo que dice en sus obras sino que haya personas que estén dispuestas a no querer ver ni entender ni respetar. Por todo ello...¡bravo, bravísimo, cara Melissa!

lunes, 10 de septiembre de 2007

TVómitos

Como el Nautilus de Nemo o la Enterprise de Kirk, así la televisión de nuestros días se lanza a explorar con arrojo y determinación lugares donde nadie en su sano juicio se metería. La programación no es que sea mala. No es mala. Sencillamente hiede. Y no, tampoco estoy generalizando. Dios me libre. Sólo me estoy refiriendo al 90% de la parrilla televisiva. Como de estudiar un nauseabundo cadáver se trata, este artículo con vocación de autopsia lo dividiré en puntos, para que quien quiera pueda leer aquellos que más le interesen, todos o ninguno.
  • Contenidos: Empezando por los magazines que pueblan mañanas y tardes y acabando por los que rubrican noches y madrugadas, uno tiene claro que los directores y guionistas de dichos detritus fueron anteriormente carniceros, por la desmesurada afición a la casquería que demuestran sus retoños. A medio camino entre la truculenta crónica de sucesos (¿por qué lo llaman sucesos cuando quieren decir crímenes?) y la prensa de corazón con aspecto amarillista (¿será hepatitis?), estos programas vertebran la parrilla de programación y en función de ellos se añade todo lo demás (telediarios, series, etc.). Hay quienes, en un alarde de consideración, quieren maquillar semejante montón de ciemo, añadiéndole perfumes culinarios o modísticos, por aquello de que alguien (familiar, productor o amigo interesado) pueda decir que su programa no es una absoluta hez. Estos magazines, que cualquiera puede encontrar en casi todas las cadenas (menos La 2 y la Sexta), hacen que "El Caso" parezca "The Times" y que la crónica rosa se haya convertido en una discusión de cuervos anfetaminados y urracas desquiciadas donde precisamente con corazón, lo que se dice con corazón, no se trata a nadie. Lo peor no es esto, ni siquiera la estética de los decorados (acorde con el "gusto" de los contenidos), sino el alarde de inconsciencia demencial o desfachatez asombrosa que demuestran sus responsables y/o presentadores (juego de las iniciales: A.R., S.A., J.G., J.J.V., J.C., A.G.S.,B.I.,P.G.,...) al defender sus programas como el súmmum de la profesionalidad y la calidad. ¿Profesionalidad? Bueno, particularmente pienso que las lumis sujetaesquinas son bastante más profesionales que cualquier sujeto que aparece ante la cámara en esos programas. Así que fíjense el nivel...¿Calidad? Si se trata de ofrecer el mejor menú a un coprófago, pues sí, son los mejores chefs que hay en la pequeña pantalla. Y no entraré a valorar programas "talk-show" que cada tarde homenajean a la evolución intelectual con temas como "Mi padre es extraterrestre alcohólico, mi madre es stripper heroinómana y el nombre de mi novio me lo aprendí después de que me hiciera un churumbel", porque se comentan por sí solos...

  • Los nombres: Los hay que se escuernan (Ej: "Por la mañana"), otros buscan la jerga popular (Ej: "Aquí hay tomate"), haylos que rozan la horterada pretenciosa ya desde el principio (Ej: "¿Dónde estás, corazón?", "Dolce Vitta", "Channel nº4"), otros tienen estandartes tan indescriptibles como sus contenidos y colaboradores (Ej: "TNT") y, por último, hay nombres que facilitan la labor a quien busque al responsable de semejante memez (Ej:"El programa de AR").

  • Los presentadores: Supongo que es por cuestión de tacto o finura (aunque Mike Tyson tenía más tacto que Ana Rosa Quintana y Jorge Javier Vázquez juntos, por poner un ejemplo) pero lo que se estila ahora es que quien presente el programa sea mujer (con la capacidad intelectual de un boniato) o representante del colectivo gay (con la capacidad letal de una cobra), tal vez por aquello de dar más reparo a los desaprensivos que quieran criticarlos, ponerles una denuncia o ciscarse pública y mediáticamente en su estampa. Lo políticamente correcto es no criticar ni a mujeres ni a homosexuales que aparezcan en televisión, porque siempre habrá una legión de anormales que crean que los criticas por su condición genética o sexual y estén dispuestos a clamar al cielo y de paso tocarte las maracas.

  • Los colaboradores: Por imperativo legal, estos programas tienen que tener como colaboradores a, como mínimo, un ejemplar de las siguientes especies: Habitantes del armario; Periodistas que tengan el título vía fotocopiadora; Viejas glorias (del cante, el cine, la moda, el porno...) con problemas con las deudas; Hijos y/o consortes de gente famosa que no sepan más que tocarse el ombligo o más allá; Barbies y Kents con neuronas en búsqueda y captura; Ex concursantes de "realities" con más ego que vergüenza y, por último, golferas con una ejemplar vida nocturna sustentada en camas calientes, copas vacías y narices empolvadas. Y es que, por amor al dinero o a la popularidad de ínfima categoría, hay mucha gente dispuesta a ser cofrade de la Hermandad de la Garganta Arrodillada.

  • Los invitados: Ya salgan en vídeos o en plató, normalmente son frikis de vocación o por accidente a los que se suma algún famoso de verdad que está en horas bajas (vamos, que tienen el reloj en el subsótano). En casos especiales, se ganan la piedad del público. ¿O es que alguien no siente ya pena por el gorilesco hijo de la viuda de un torero?

  • ¿Y qué pasa con los "reality-shows"? Pues que este artículo aborda programas donde aparecen personas. Quizás en otro artículo trate documentales en directo que estudien el comportamiento animal de los eslabones perdidos...

  • Pues qué enterado estás para despreciarlos tanto, ¿no? Naturalmente, hay que saber de lo que se habla para poder criticarlo.

  • ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Pues de la misma forma que Hitler accedió al poder en Alemania en las urnas: Porque hay decenas de miles de idiotas y otras tantas de sinvergüenzas.

¿Cuál es la solución a todo esto? Despidos masivos, muertes accidentales o, si es buena gente, ver cualquiera de las series extranjeras que se programan (no vaya a ser que por error sintonicen "Yo soy Bea" y acaben en urgencias después de tirarse por la ventana), abonarse a "La Sexta" o contratar la televisión por satélite. Y, si tiene buen gusto, pues ir al teatro, al cine o leer un buen libro y de paso ahorra energía.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Grazie, coloso

Mutis. La Ópera se emboza en una elegante capa de luto para honrar la desaparición de uno de sus mayores colosos, cuya voz era tan excelsa y rotunda como su oronda y simpática figura. Luciano Pavarotti ha muerto. Con él se va uno de los estandartes de la Ópera de las últimas décadas, uno de los mejores tenores de todos los tiempos y un divo que es coartífice (junto a titanes como Plácido Domingo) de que la Ópera abandonara su elitista trinchera del palco para poder emocionar al patio de butacas de todo el mundo. Alegre, jovial y enérgico, Luciano Pavarotti debe mucho al "bello canto", pero es mayor aún la deuda de la Ópera con este voluminoso y barbudo italiano que estremeció escenarios por todo el mundo durante décadas. Gracias a él, entendidos y profanos pudieron constatar que uno puede ser un divo y simultáneamente ganarse el afecto y la simpatía de cualquiera. Gracias a él, eruditos y aficionados pudieron disfrutar de decenas de óperas por él magnificadas. Gracias a él, la Ópera es un poco más de todos.


Yo, personalmente, siempre estaré en deuda con el maestro Pavarotti por la interpretación del que para mí es el mejor aria de toda la historia operística, como es el "Nessun dorma" del Turandot de Puccini. Este magistral aria, que en apenas cuatro minutos, deleita el oído con elegancia comenzando por el más suave susurro para acabar en el más sobrecogedor crescendo que yo he escuchado jamás, es la mejor muestra de cómo un canto, una voz, puede estremecer incondicionalmente el alma, cantando directamente para el corazón del espectador u oyente. No importa cuándo ni cuántas veces la escuche. Siempre acabo con el pelo de punta y lágrimas en los ojos. Y todo gracias al mejor intérprete que ha tenido y hoy nos ha dejado: Luciano Pavarotti. Grazie, grazie per tutto, coloso.