Nunca he estado en Sicilia, pero esa legendaria isla es la cuna de dos de las mujeres más apasionantes que he conocido en los últimos años. Una de ellas, se llama María Ronsisvalle y tiene una vida digna de ser escrita tanto como ella de ser querida. La otra se llama Melissa Panarello y en ella, vida y literatura van de la mano, porque, pese a su juventud, es alguien muy interesante, ya sea como escritora o como persona. Y hoy, mi artículo es por y para ella.
Melissa es autora de tres libros que, bajo la firma de "Melissa P.", sacuden sin contemplaciones la conciencia, estremecen líricamente el corazón y sacian exquisitamente el paladar del buen lector. Sus dos primeras obras nos invitan a acompañarla, íntima y confidencialmente, por sus jóvenes pero intensas vivencias: En "Los cien golpes" (100 colpi di spazzola prima di andare a dormire. 2003), el crudo realismo y la sinceridad casi "naif" presentan al lector sin paliativo alguno la adolescencia de esta siciliana, en la que los sentimientos, el placer sexuales e inquietudes casi filosóficas construyen un impactante autorretrato femenino que escandalizó sobremanera a medio mundo. Por su parte, "El aroma de tu aliento" (L'Odore del tuo respiro.2005), su segundo libro, abandona el realismo para abrazar un lirismo casi surrealista pero haciendo gala de una sinceridad aún más descarnada, espejo de una Melissa que desnuda sin pudor su alma ante el espejo literario. Esta sinceridad no la pierde en su tercera obra "En nombre del amor" (In nome dell'amore.2006), en la que, por medio de una contundente carta, establece un francamente interesante y valiente "diálogo" con el cardenal Ruini, uno de los hombres más fuertes y conservadores de la Iglesia romana y muy cercano al Papa Benedicto XVI.
Literariamente, Melissa P. tiene un innegable talento para combinar sencillez y lirismo con una facilidad insultante y envidiable. Personalmente, Melissa Panarello es una mujer con una personalidad valiente, un indomable carácter y una sinceridad descomunal. Por todo ello, adoro a esta brillante e indómita siciliana. Quienes la tildan de provocadora, desvergonzada, repugnante o "pornográfica", demuestran que hay quienes leen libros a través de sus propias fobias y obsesiones y no con los ojos. Lo más impactante de sus obras (especialmente su ópera prima) no son los pasajes que relata y detalla, puesto que las cosas que ella rememora y describe no son ajenas a miles de personas: sucesos y vivencias como los recogidos en, por ejemplo, "Los cien golpes", ocurren, han ocurrido y seguirán ocurriendo siempre en cualquier lugar del mundo. Otra cosa distinta es que se reconozcan en público o en privado. Y ahí está el valor de esta leona de seda: Lo más sorprendente de sus obras no es otra cosa que la sinceridad que rezuman. Ahí se encuentra uno de los grandes atractivos de esta siciliana de corazón apasionado y mente increíblemente sensata.Vivimos en una sociedad propensa a la castración de la espontaneidad y la sinceridad. Estamos tan poco acostumbrados a decir y expresar exacta y literalmente lo que pensamos, sentimos y deseamos que cuando vemos a alguien que en todas y cada una de sus manifestaciones tiene una honestidad transparente y cortante como el cristal, se nos queda cara de susto. Miedo y envidia. Eso es lo que hay en el fondo de toda la maledicencia que levanta este cisne de hierro a su paso.
A mí lo que me atrae verdaderamente de Melissa es la naturalidad y valentía con la que aborda temas "política, social y religiosamente incorrectos" partiendo siempre desde su propia experiencia. No hay tabú que frene su sinceridad y por eso tiene tantos detractores como seguidores, entre los cuales, obviamente, me incluyo. Con esto no quiero decir que suscriba todas y cada una de las afirmaciones de Melissa (aunque estoy de acuerdo en muchísimas cosas), ni que apruebe ciertos comportamientos suyos (aunque los respete), pero es innegable que adoro la pasión y la sinceridad que emana esta siciliana. Ella no trata ni de convencer, ni de imponer ni de engañar. Eso se lo deja a su legión de denostadores. Sólo quiere expresarse tal y como es. Siempre es fiel a sí misma, a su conciencia y creo que su único miedo es dejar de ser ella misma.Y eso es lo más excitante y valioso de Melissa Panarello: Pese al "qué dirán" y "qué pensarán", ella será como y lo que quiera ella ser y no tendrá pudor alguno en plasmarlo por escrito, para deleite de quienes nos gusta la literatura que sale del corazón. Y sí, la aprecio y defendería tanto como si fuera mi hermana, porque, por todo lo que he dicho, se ha ganado con creces mi respeto, cariño y admiración.
Para mí, Melissa Panarello ha demostrado que lo escandaloso no es lo que dice en sus obras sino que haya personas que estén dispuestas a no querer ver ni entender ni respetar. Por todo ello...¡bravo, bravísimo, cara Melissa!
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