En las últimas semanas se ha recrudecido, tanto en el fondo como en las formas, el combate mediático que libran el buque insignia de la COPE, Federico Jiménez Losantos, y el buque insignia-tocado-hundido de la prensa conservadora, el diario ABC. Escuchando a uno y leyendo a otros, esta disputa me recuerda a la que pintó Goya en uno de sus más famosos cuadros en el que dos titanes se liaban a mecos.
El quid de la cuestión no es otro que erigirse como el estandarte mediático de la derecha española, otrora portado por ABC y ahora personificado en la voz de Federico Jiménez Losantos. Viendo los últimos datos de los seguidores del periódico y del periodista, parece claro que quien está ganando el combate a los puntos es el responsable del programa radiofónico "La mañana".
¿Cuál es el panorama? Bien, por un lado tenemos a FJL, cuya capacidad dialéctica es innegable y cuya mordacidad similar a la de un gran tiburón blanco. Por otro, al ABC, un periódico de pasado majestuoso, presente dudoso y futuro preocupante. FJL se ha convertido en una especie de "Santiago Matamoros" de la derecha mientras que el ABC se ha tornado en una suerte de sopa con sabor a agua. FJL ha sabido recuperar a los seguidores de Antonio Herrero y conectar con buena parte de la derecha española partidaria de una actitud crítica y de combate. ABC no ha sabido asimilar el impacto de la buena labor de El Mundo y La Razón y ha emprendido un peregrinar por un desierto en tierra de nadie con cada vez menos seguidores a sus espaldas (ahí están los datos). Por tanto, la progresión de FJL y la regresión de ABC acondicionan el escenario ideal para que, al primer cruce de miradas OK Corral, los dos gallos se líen a picotazos. La diferente actitud ante el Gobierno, el tratamiento del 11-M, las formas de valorar el alto el fuego de la banda terrorista ETA, la opinión del alcalde Gallardón...cada día que pasa, FJL y ABC se encuentran en más trincheras y ninguno parece tener intención de poner la otra mejilla.
¿Cuál es el problema? Si nos referimos a FJL, su desmedida y sempiterna negatividad y el abuso de una mordacidad que ha pasado de ser simplemente brillante a sencillamente hiriente. Está bien y es necesario que un periodista tenga una actitud crítica e inconformista y que posea la suficiente inteligencia, cultura y talento como para que sus críticas tengan calado en el público al que se dirige. Pero una cosa es eso y otra es levantarse como un veterano del Vietnam sin su dosis de morfina, agarrar la ametralladora y dispirar a todo lo que se mueve en 360º. Si disparas tanto es más que probable que una bala no vaya a parar adonde debiera...
En cuanto al ABC, pues es evidente que su problema es una crisis de identidad tan profunda como la Fosa de las Marianas. La excelente labor de El Mundo y el oficio de La Razón le han quitado, cada uno por su lado, buena parte de su público potencial, al menos en teoría, porque leyendo el ABC uno duda cuál es exactamente su público objetivo. El ABC se ha perdido y no sabe encontrarse y sabido es que conducir a bandazos no es muy recomendable, porque molestas a los que van en un sentido y en otro. La duda es ¿quiere reencontrarse el ABC? Pues, en mi modesta opinión, parece que no. Creo que la labor de Zarzalejos al frente del diario es similar a la del director de orquesta del Titanic: "Tú toca, toca. ¿Que nadie nos hace caso? Toca. Nosotros a lo nuestro. ¿Que esto se hunde? Bueno, toca, que nos vamos a pique pero con una clase..."
¿Qué sería recomendable? Que FJL se pasara una buena temporada en un balneario incomunicado con el exterior y que el ABC fuera algo más que un elenco de columnistas, un gran crítico taurino y un excelente crítico cinematográfico.
¿Qué es lo que pasará? Que hasta que Dios o la Justicia lo remedie, FJL y ABC seguirán liándose a garrotazos.
La España de hoy ya la pintó Goya.
viernes, 9 de junio de 2006
A garrotazos
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