Acabo de ver la película "The fighter", film inspirado en la vida del legendario boxeador Micky Ward y que es uno de los títulos favoritos para dar la campanada en los próximos Óscar. No en vano, el boxeo es una actividad excepcional para sintetizar el llamado "sueño americano", que tanto se aprecia en aquellos lares, e, igualmente, uno de los deportes que más ha dado al cine y que mejor ha sido tratado por éste. Ahí están "Más dura será la caída", "Toro salvaje", "Rocky", "Million Dollar Baby", "Cinderella Man"...
La película, dirigida con tino por David O.Russell y liderada por un eficiente Mark Wahlberg (a la sazón productor y actor protagonista), tiene en un demacrado Christian Bale al auténtico protagonista del film, merced a su magistral interpretación de Dicky Ecklund, hermanastro de Ward que cambió las mieles pugilísticas por la hiel de su adicción al crack. Con esta nueva exhibición (a unir a sus antológicos desempeños en "American Psycho" y "El maquinista") Bale confirma lo que ya se venía intuyendo: que no es sólo un soberbio actor, sino uno de los grandes. Ya sólo falta que un Óscar lo refrende.
En "The fighter", el éxito de Ward/Wahlberg y la redención de Ecklund/Bale están estrechamente unidos, tanto que no hay posibilidad de que ninguno de los hermanos triunfe en su lucha (Ward en el ring, Ecklund fuera de él) si no es a través del otro. Y esto, que podría haber sido relatado con crudeza acongojante (como sólo Scorsese o Eastwood saben), es mostrado por Russell con una asepsia cercana al documental televisivo (no es baladí que algunas escenas sean "vistas" por medio de un reportaje al disfuncional Ecklund o por las cámaras de retransmisión de la velada boxística) en pos de una verosimilitud más llevadera para el espectador. Personalmente, creo que si se hubiera dotado de mayor aspereza o amargura al relato cinematográfico estaríamos ante una obra maestra y no ante una muy buena película.
Al salir del cine, me vino a la cabeza otra película: "El luchador". Genial y durísima película del brillante Darren Aranofsky sobre otro gladiador del ring; en este caso, el ficticio luchador Randy "The Ram" Robinson, quien intenta dramáticamente reconducir su vida cuando el éxito, la fama y la salud se baten en retirada. Si lo logra o no, prefiero que lo descubra el lector. Yo sólo diré que las conmovedoras actuaciones de Mickey Rourke (como Randy) y Marisa Tomei (como su amada stripper Cassidy) quedaron sin un merecidísimo premio en los Óscar de 2008.
"El luchador" y "The fighter" son dos films que tienen bastante en común y no sólo por los títulos sinónimos. Ambos hablan del ring como reflejo de la vida de sus protagonistas y espejo del sueño americano; ambos tienen en sus personajes principales, Randy y Dicky, a antihéroes de barrio hostigados por la adversidad; ambos hablan de inmolación y redención en un contexto de la vida como lucha; ambos hablan de cómo afrontar el fracaso y de la renuncia como clave del éxito. Pienso que ambas películas transitan un mismo camino pero en sentidos opuestos; que Ecklund y Robinson podrían perfectamente charlar sobre sus respectivas miserias antes de continuar su huida del infierno personal, antes de descubrir si el sueño americano es sólo un embeleco que queda muy bien en la ficción...
Yo sólo tengo clara una cosa: Que la vida es para quien la pelea.
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