Este fin de semana se ha estrenado "Múltiple", la nueva película de M. Night Shyamalan y que cuenta con bastantes elementos a su favor para funcionar. ¿Lo consigue? Depende. Antes de resolver esa cuestión, hay que tener en cuenta lo que sigue.
Por un lado, este film viene precedido por unas expectativas bastante positivas a raíz de su predecesora, la notable "La visita", y, en ese sentido, tiene el reto de confirmar o no la mejoría de este peculiar, talentoso, irregular y egocéntrico cineasta después de firmar las infumables "La joven del agua", "El incidente", "Airbender" y "After Earth". Por otra parte, recurre al interesante tema del trastorno de personalidad múltiple, que en el género del thriller suele dar resultados excelentes en lo que a entretenimiento se refiere: ahí están títulos como "Psicosis", "El club de la lucha", "Identidad" o "Las dos caras de la verdad" como muestra de ello. Y, además de lo dicho, cuenta como principal reclamo en su elenco con James McAvoy, un actor cuyo talento está muy por encima de la calidad de algunas películas en las que se ha visto inmerso en los últimos años. Por tanto, cuenta con viento a favor para llegar a buen puerto. ¿Lo consigue? Depende.
"Múltiple" cuenta el tránsito del trastornado Kevin (McAvoy) desde la mencionada enfermedad mental hacia la más absoluta y demente criminalidad utilizando como catalizador de ello el secuestro de tres adolescentes cuyo futuro es tan incierto como la existencia o no de "la bestia" a la que van a ser "ofrendadas". En ese sentido, si bien esta película cumple con el canon de todo thriller, hay un momento en el que abre caprichosamente sus puertas tanto al género fantástico (la irrupción de la personalidad número 24) como al del terror puro y crudo (que preside el tercer y definitivo acto). El resultado de todo ello es una película meramente entretenida, que desinfla las esperanzas puestas con ella conforme avanzan los minutos, con más metraje del que necesita la
trama, perjudicada por la contraproducente fusión entre lo verosímil y
lo literalmente increíble (fusión que evitó acertadamente "La visita"),
con ciertos fallos de guión que cuesta disculpar y que supondría un
nuevo borrón en el historial de Shyamalan de no haber contado con un
actorazo y un cameo para salvar mínimamemte los muebles. Por tanto, se trata de un film inferior a "La visita" y a años luz de "El sexto sentido", "El protegido" o "El bosque" pero (y no es un pero pequeño) tampoco calificable como absoluto bodrio.
Como argumentos sólidos para pagar por ver "Split" (así se titula originalmente) sólo se pueden destacar dos: Uno, el recital de James McAvoy, quien con su brillante interpretación no sólo sostiene la película sino que construye un villano tan singular e interesante como el famoso Don Cristal. Y dos: "lo que pasa en el epílogo", dado que cambia la manera en la que hay valorarla y entenderla. Y es que "el giro made in Shyamalan", ese giro de guión que precipita o corona el desenlace de sus películas más sobresalientes, aquí no aparece hasta después de que la historia principal concluye y el destino de todos los personajes se aclara, lo cual es toda una sorpresa respecto a lo habitual en este cineasta, como lo sería por ejemplo que hiciera una secuela de uno de sus títulos más famosos y valorados. Dicho de otra manera: "lo que pasa en el epílogo" es la típica escena que en las producciones de Marvel ubicarían en post-créditos. Aquí, sin embargo, está justo antes de ellos y muy acertadamente porque amortigua de forma notable esa más que probable sensación anticlimática de "me esperaba algo más/mejor" que puede haber en el espectador tras ver cómo se resuelve todo, dado que "lo que pasa en el epílogo" es lo suficientemente inesperado y molón como para salir con el hype en ascenso ante la próxima película de Shyamalan.
Así pues, volviendo a la pregunta del principio: ¿funciona "Múltiple"? No, descontando el epílogo pero es que, en ocasiones como ésta, un epílogo lo es todo, tanto para mal como para bien.
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