Un partido en el que el Atlético fue de menos a más y el Betis de más a menos para acabar ambos equipos llegando al mismo lugar: la nada. Por eso, un empate a cero no parece demasiado injusto visto lo que ocurrió sobre el césped, por mucho que las mejores ocasiones fueran de los locales. Eso sí, el ambiente y complicidad entre aficiones fue sensacional antes y durante el partido jugado sobre el mismo terreno en el que un día antes cierto equipo detestado por colchoneros y béticos hizo un estrepitoso ridículo.
Con la atención puesta en el Arsenal, el Atleti dedicó 60 minutos a evitar la victoria verdiblanca y 30 a buscar el triunfo rojiblanco. Ese cambio de dinámica coincidió con el ingreso en el juego de los teóricos titulares y sirvió para maquillar ligeramente un partido lleno de imprecisiones en el que la falta de chispa física y/o mental castró al encuentro del adjetivo "entretenido". No obstante, a pesar del tostón, hay que realzar el desempeño de tipos como Lucas, Saúl e incluso Torres, quienes en mi opinión fueron de lo poco aceptable en un partido gris de casi todo el equipo local.
Quiero pensar que este bache (un punto de seis) se debe, por un lado, al agotamiento y las lesiones y, por otro, a que la Europa League se ha convertido en el principal e innegociable objetivo, dado que ya es lo único que permite al Atleti obtener un notable en la calificación final del curso, quedándose así a la Liga una cara de "ya te llamaré". Si me he equivocado en el diagnóstico, mal asunto, porque jugando como en los dos últimos partidos ligueros es improbable que el Atlético llegue siquiera a la final de la citada competición europea.
No obstante, estoy casi convencido de que en la semifinal contra el Arsenal los aficionados volveremos a ver una versión del equipo más acorde con la leyenda que merecida y exitosamente se ha forjado en los últimos años. La afición se merece un equipo a su altura y la Europa League es un buen escenario para demostrarlo. ¡Aúpa Atleti!
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