domingo, 29 de abril de 2018

Agradecimiento a "La Manada"

Lo reconozco. He dejado pasar unos días deliberadamente tras la sentencia. De no haberlo hecho, muy seguramente este artículo sería un ejemplo de coprolalia y también constitutivo de delito, por las cosas que me apetecía decir. Por eso, he preferido escribirlo cuando han descendido tanto la polvareda de la polémica como las pulsaciones del enfado. Aclarado esto, sigo o, mejor dicho, comienzo esto que no es más que una carta abierta a cinco presuntos seres humanos.

Os llamáis José Ángel Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo, Ángel Boza, Jesús Escudero, Antonio Manuel Guerrero. Preferís haceros llamar "La Manada", un sobrenombre fácil para un grupo de Whatsapp y acorde a vuestra acreditada condición de bestias. Se me ocurre otro aún más preciso para definiros pero entiendo que "Hijos de la grandísima pu*a" resulta demasiado largo para temas de guasapeo e implica menospreciar a unas mujeres, vuestras madres, cuyo único pecado en todo esto es haberos dejado nacer en lugar de acabar en un cubo de abortos. Tranquilos, chicos. Si leéis el título del artículo sabréis que os voy a dar las gracias. Atentos.

Os doy las gracias, manada, porque habéis demostrado que los únicos animales que merecen estar al otro lado de unas rejas, privados de libertad, sois vosotros y toda la demás escoria antropomórfica como vosotros.

Os doy las gracias, manada, porque habéis conseguido que la soledad pase de las víctimas a los victimarios y a los indeseables que les dan amparo, ya sean familiares, jueces con votos particulares o abogados sin vergüenza.

Os doy las gracias, manada, porque habéis logrado poner de acuerdo a la inmensa mayoría de una sociedad propensa a una discrepancia cainita en un tema de la máxima importancia.

Os doy las gracias, manada, porque habéis permitido que quede patente al país que todo lo que no sea "Sí" es "No" y que la libertad de una persona acaba donde empieza la de otra.

Os doy las gracias, manada, porque habéis recordado a los legos en Derecho que en España existe afortunadamente la posibilidad de interponer recursos contra aquellas sentencias injustas o chapuceras, como es el caso de la resolución que os ha condenado. Porque, entre nosotros, no os podéis quejar. Vuestra sentencia, manada, es un monumento a la incongruencia al no estar alineadas la consideración de hechos probados y la calificación penal de los mismos. Dicho de otro modo: la sentencia considera probada la existencia de agresión sexual pero os condena por abuso sexual. Es tan coherente como explicar pormenorizadamente que una falta merece tarjeta rota y saldar el lance con una simple tarjeta amarilla.

Os doy las gracias, manada, porque habéis evidenciado que la Justicia si quiere serlo de verdad no puede depender de debates semánticos (¿por qué lo llaman "prevalimiento" cuando quieren decir "intimidación"?) ni de apreciaciones subjetivas supeditadas a la lucidez mental o integridad moral del juez de turno.

Os doy las gracias, manada, porque habéis sacado de sus casas y el silencio a quienes pensamos que otra Justicia puede y debe ser posible; a quienes creemos que cuando la aplicación de una ley genera tal indignación y resulta tan humillante no sólo a la víctima sino al sentido común hay que cambiar tanto la norma como a quien la aplica.

Os doy las gracias, manada, porque habéis subrayado la necesidad de abandonar ese hipócrita complejo de "no legislar en caliente" si con ello se evitan más cuerpos fríos o que se te quede el cuerpo frío con la enésima salvajada de turno.

Os doy las gracias, manada, porque habéis recordado a los soberbios y ensimismados entogados dedicados a la magistratura que son tan falibles como cualquier ser humano, que en ocasiones como ésta los fallos contenidos en sus resoluciones son literalmente eso: fallos.

Os doy las gracias, manada, porque habéis expuesto claramente que España cuenta con una concepción y legislación penal excesivamente garantista (y benévola) con los delincuentes y que, por eso, puede y debe ser modificada para evitar toda clase de injusticias.

Os doy las gracias, manada, porque habéis dejado patente que es necesaria aún mucha pedagogía para que las víctimas dejen de ir entre interrogantes y para aniquilar de la sociedad cualquier concepción retrógrada que dé pábulo a razonamientos como el de la película Airbag: "La culpa es de los padres que las visten como putas". Que el problema no está en cómo una mujer vista o actúe sino en lo que un hombre se cree con derecho a hacer. Y lo vuestro, campeones, ni es un derecho ni es de hombres. 

Os doy las gracias, manada, porque habéis dejado manifiesto que el silencio, el miedo o la vergüenza son los mejores cómplices que pueden tener aquellos que, como vosotros, representan lo peor del ser humano.

Os doy las gracias, manada, porque habéis hecho lo suficiente como para que haya llegado a su fin el tiempo en que basura como vosotros gozaba de una protección legal y social que tenía bastante de impunidad y mucho de insulto.

Os doy las gracias, manada, por recordarme que no toda la gente merece vivir, al menos en libertad.

Ya veis, chicos, soy muy agradecido. Mi próximo agradecimiento será (espero) cuando en segunda instancia algún magistrado tenga a bien tirar de la cadena y que así os vayáis por donde se va la mierda que habéis demostrado ser.

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