lunes, 9 de abril de 2018

Torres

Fernando Torres se va del Atlético de Madrid. No es la primera vez que una leyenda se marcha del Atleti. Tampoco será la última. Con él se va uno de los futbolistas más laureados (por no decir el que más) de cuantos han honrado la camiseta rojiblanca, un grandísimo delantero y un tipo ejemplar dentro y fuera del terreno de juego. De ahí que el único reproche que se puede hacer a este icono rojiblanco es tener un tóxico entorno (Antonio Sanz, Matallanas...) que no ha ayudado precisamente a facilitar su relación con un Simeone empeñado con sus declaraciones y decisiones en cebar un runrún que resulta lamentable para una afición que idolatra merecidamente tanto a uno como a otro. Más allá de eso, Torres es uno de los atléticos más ejemplares que han pasado por el club en toda su historia. Es la estrella que brilló en la época más oscura del Atleti. Por eso, especialmente ahora que ha anunciado su marcha definitiva del equipo tras su retorno en 2015, merece el máximo respeto y agradecimiento: por lo que ha demostrado con un balón en los pies y sin él. Fernando Torres es una de esas personas que permiten responder a la pregunta "¿Papá, por qué somos del Atleti?". Un apunte a propósito de todo esto: en los últimos tiempos parece que el Atlético de Madrid es demasiado propenso a "perder" emblemas generacionales con preocupante ligereza: el Vicente Calderón, el escudo y ahora Fernando Torres.

El crack, elegante como siempre en el fondo y en las formas, afirma que se va por su falta de protagonismo. Es decir, por la falta de oportunidades. Nadie podrá discutir ni la legitimidad de su razón ni el fundamento de la misma...ni el decisivo papel del entrenador del equipo en ella. Hace unas semanas analicé la relación entre Simeone y Torres en un artículo. Por eso, no me extenderé mucho ahora. Baste decir que "Cholo", como cualquier persona, es libre de hacer lo que quiera. Incluso, de equivocarse. Equivocarse, sí, y no por decir esto se es menos atlético o agracedido. Simeone no se ha portado bien con Torres. Es obvio que el legendario delantero está en plena decadencia, que los años no perdonan, que los datos no mienten, que las sensaciones no engañan y que el nivel de exigencia en este Atleti es descomunal, sí, pero Torres se merecía otro trato tanto en lo extradeportivo como en lo estrictamente deportivo. Y aquí es donde entra en juego Simeone. En ese sentido, creo que el técnico colchonero no ha sabido o tal vez no ha querido gestionar con justicia a Torres ni en su condición de futbolista ni en su condición de ídolo. Creo sinceramente que, en su última etapa como jugador en el club, el 9 se ha merecido más respeto, confianza, tacto y minutos, algo que Simeone ha negado al madrileño con mayor o menor sutileza mientras desperdiciaba atenciones y oportunidades con medianías como Vietto o Gameiro. ¿Por qué? Él sabrá. A mí, por ejemplo, me parece todo un insulto (tanto a Torres como a la afición) que un presunto ¿jugador? de ¿fútbol? como Ángel Correa tenga más respaldo verbal, afectivo y deportivo por el Cholo que un jugador histórico y de fama mundial como Torres. A lo mejor el problema es que es nacido en Fuenlabrada (Madrid) y no en Rosario (Argentina). No sé. Lo que sí tengo clarísimo es que lo de Simeone con Torres, como dije en aquel artículo, no se explica ni excusa con criterios como el rendimiento u otros factores objetivos. Hay algo más. Y es evidente. La pena es precisamente eso, que es evidente, porque con esa guerra fría que Simeone no se ha molestado en disimular (sus pullas, feos y ninguneos han sido más que evidentes y reiterados) quien sale perdiendo es la afición, que es lo único que siempre estuvo, está y estará por encima del club. Así las cosas, creo que la salida de Torres del Atleti está siendo tan "injusta" e ingrata como lo fue la de Casillas del Madrid, teniendo en este caso a Simeone como el Mourinho de la función. 

Yo no soy especialmente mitómano, pero reconozco que hay varias leyendas atléticas a las que admiro profundamente: Luis Aragonés, Futre, Kiko, Forlán, Godín y...Fernando Torres. Por eso, del fuenlabreño, como muchos otros aficionados, guardo para siempre varias imágenes en la memoria, momentos de esos que sólo se pueden resumir con la piel erizada. Por eso, hoy me siento muy apenado. Mi único consuelo es que quedan varios partidos para poder despedir a este grandísimo jugador y emblema del Atlético. Ojalá que la página final de Torres en el Atleti como jugador se cierre levantando un trofeo (la Europa League). Tanto él como todos los atléticos nos lo merecemos.

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