Dos no se pelean si uno no quiere. Aquí, parece ser, que ambos quieren. Uno por acción y otro por omisión. El uno es Diego Pablo Simeone, el otro, Fernando Torres. Ambos, leyendas vivas del Atlético de Madrid. Ambos, protagonistas (otra vez) de una innecesaria y contraproducente polémica en uno de los momentos más inconvenientes de la temporada.
Yo nunca he sido particularmente "torrista" pero sí he sido y soy enemigo de los agravios comparativos, las incoherencias y la hipocresía. Así que, en todo este sarao, estoy más cerca de reprochar al "Cholo" que de atizar al "Niño".
Fernando Torres se fue del Atleti cuando se le quedó pequeño y mediocre y regresó, en un canto del cisne entrañable y romántico, a un equipo que estaba a la altura más del Torres del pasado que del Torres del presente. Se puede decir que los mejores momentos de Torres y del Atleti nunca han estado sincronizados en el tiempo y el espacio, por mucho que sí lo estén en el corazón y la memoria de la hinchada. Pese a su indudable declive físico (el fuenlabreño es la versión colchonera de "Cid Campeador postmortem"), ese que impide desgraciada e irremediablemente volver a ver su versión "crack mundial", Torres ha tenido en mi opinión un comportamiento ejemplar dentro y fuera del césped, sin poner nunca en ningún compromiso a nadie, derrochando elegancia, prudencia, discreción y respeto. Sí, el actual Torres se cae, no llega o falla. Y eso, en un equipo donde la competitividad es caníbal, penaliza especialmente. Por eso creo que habría sido interesante poder ver si "El Niño", en su crepúsculo, hubiera sabido reinventarse útilmente en rol y juego, como por ejemplo ha hecho estupendamente Pau Gasol en San Antonio. Digo "habría sido" porque no ha habido opción. Una imposibilidad que se debe, por un lado, a la propia dinámica competitiva y exigente del actual Atlético (Costa, Griezmann y Gameiro...) y, por otro, a que tiene en el entrenador a un enemigo íntimo. Torres no está para titular pero obviamente sí se ha merecido más respeto y oportunidades. Lo único que se le puede reprochar a Torres es no haber puesto en cuarentena a ese entorno tóxico que tiene (bocazas incendiarios como Antonio Sanz, cretinos repugnantes como Matallanas...) para haber evitado que al entrenador se le calienten las maneras. Pero, independientemente de eso, Fernando Torres se merece el mayor de los respetos y el más absoluto de los agradadecimientos en el fondo y en las formas, porque es con todo merecimiento un tipo a la altura de Aragonés, Gárate, Adelardo y cía. Algo que parece haber olvidado Simeone.
Diego Pablo "Cholo" Simeone es mesías, chamán, terapeuta, mariscal, Papa y presidente de facto del Atlético de Madrid. Por eso es, tras el mítico Luis Aragonés, el mejor entrenador imaginable para el Atleti. Gracias a él, el club está donde está, a pesar de sus dirigentes. Gracias a Simeone, Fernando Torres tuvo un gran club al que volver. Tan "sencillo" como eso. Por tanto, Simeone es otro miembro, como el fuenlabreño, del club de tipos a los que cualquier aficionado colchonero debe estar eternamente agradecido y concederle el máximo de los respetos a perpetuidad. El problema con Simeone es que se ha creído Simeone. Así, el "Cholo" ha ido perdiendo en los últimos tiempos bastante naturalidad, coherencia y humildad (que es algo muy distinto a la falsa modestia). A su estilo, el Cholo está hoy más cerca del infame Mourinho que del tipo que obró con el equipo rojiblanco un milagro digno de Lourdes. ¿Mal de altura? Quizá. Lo cierto es que su relación con Torres cada día me recuerda más a la que tuvo el asqueroso portugués con Íker Casillas, la cual todo el mundo sabe cómo acabó. Creo sinceramente que Simeone no lleva nada bien el inmenso halo admirativo que rodea a Fernando Torres y no creo que se deba a que eso pueda suponer un menosprecio a sus compañeros o un motivo de distracción para el grupo sino a que Simeone no quiere compartir pedestal, una reacción, por otro lado, profundamente humana y más en alguien tan competitivo como el "Cholo". Pero el tema no está en que Simeone tenga más o menos envidia a Torres, sino en que los argumentos que utiliza para menospreciarlo se convierten en agravios comparativos.
Torres no necesita que Simeone ni nadie dé la cara por él o le facilite su estancia en el Atleti. Ahora mismo, no se me ocurre ningún jugador rojiblanco más laureado que Torres ni ninguno en activo que represente mejor que él los valores del Atlético. Alguien así no necesita defensores...pero tampoco hipócritas. Y sí, con esto me estoy refiriendo al Cholo y sus argumentos para respaldar el menosprecio a Torres. Argumentos con los que estaría absolutamente de acuerdo...si se aplicaran sin excepciones. Me explico: si la edad ha mermado físicamente a Torres hasta hacerlo poco "competitivo" ¿me explica alguien por qué Gabi sigue aún contando con el favor de Simeone cuando está para no salir del banquillo?; si el rendimiento en el césped es el listón para dar o quitar oportunidades ¿me explica alguien por qué Koke no tiene un asiento reservado en la grada en las últimas temporadas?; si Simeone no se casa con nadie ¿me explica alguien por qué Correa parece ser innegociable cuando el voluntarioso chaval hace bien una de cada cien cosas que intenta? Está claro que todas las personas nos movemos por filias y fobias. Tan claro como que la última de etapa como jugador de Fernando Torres en el Atlético de Madrid está llegando a su fin. Por eso, sería no sólo sano sino imprescindible que a alguien que lo ha dado todo por este escudo aun cuando no vestía la rojiblanca se le tuviera el respeto suficiente para no ser injustos con él y amargar su ocaso. Entre la titularidad indiscutible y el desdén injustificable hay un término medio que se presenta como lo más higiénico y deseable para no seguir alimentando a haters de Simeone o de Torres ni a los medios de propaganda madridistas en un momento de la temporada que requiere concentración y estabilidad en beneficio de todos. Y esto, el primero que debería verlo es el propio "Cholo", quien está siendo injusto con Torres por la vía del agravio comparativo. Además, a Simeone no le conviene ser injusto con nadie, principalmente porque la afición no lo es con él. ¿Alguien le ha arrojado a la cara sus Vieto, Gaitán, Kranevitter y demás all stars? ¿Alguien le ha reprochado continuamente sus planteamientos miedicas en partidos decisivos? Pues eso.
En fin. Es una pena que dos auténticos mitos del Atleti sean protagonistas de una polémica que no hace ningún bien ni a ellos ni al club ni a la afición. Con lo fácil que es no pelearse.
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