Este artículo no tiene nada que ver con la cosmología sino con la onomatopeya para simular el sonido de un disparo porque estas líneas no vienen motivadas por las profundidades del espacio sino por las de la condición humana.
Aclarado eso, me gustaría empezar con una breve reflexión: en el ataque a Pearl Harbor murieron más de 2.400 personas y EEUU lo utilizó como excusa para entrar en la 2ª Guerra Mundial y desequilibrar así la balanza en favor de los "aliados" (y de paso eclipsar el mérito de la URSS, que fue tan decisiva o más que la potencia norteamericana para parar al Reich nazi, y revitalizar la economía estadounidense a lomos de la industria armamentística); en el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York murieron más de 3.000 seres humanos y EEUU lo empleó como casus beli contra el "terrorismo internacional" (llevando la guerra a Afganistán e Iraq en un chapucero intento para fortalecer sus intereses en ese avispero). Desde 2011, en EEUU el número de víctimas por bala ha superado los 200.000 y sólo en lo que va de 2018 las armas de fuego se han llevado por delante a más de 1.800 almas en yanquilandia. Hacer cuentas o prorratear estas cantidades por año, mes, semana o día pone los pelos de punta. ¿Qué tiene que pasar para que EEUU declare la guerra contra los tiroteos que desangran su propio país? ¿Sólo hay motivo para guerrear cuando el rival es otro y no uno mismo? ¿Sólo interesa lo bélico cuando detrás hay un posible beneficio económico?
Es cierto que EEUU es una nación que se forjó con una Biblia en una mano y un arma de fuego en otra y que las balas están presentes en el subconsciente colectivo y cotidiano yanqui de una forma muy arraigada debido a esos tiempos pretéritos en los que la paz terminaba más allá del umbral del "Hogar, dulce hogar". Pero eso no debe servir para convertir el contexto en excusa. En España, por ejemplo, también nos hemos dado de mecos entre propios o contra extraños a lo largo y ancho de la península y los siglos y no tenemos este problema con las armas (tenemos otros, como, por ejemplo, una concepción del sistema penal bastante ferial y contraproducente). No, el problema de EEUU no está sólo en que sus gentes son de gatillo rápido ni tampoco en la facilidad con la que cualquier iluminado puede adquirir una pistola, escopeta o fusil sino en que el lobby de las armas (Asociación Nacional del Rifle para los amigos) manda y mucho en EEUU (hasta el abominable Trump dijo hace no mucho que en él tenían un amigo) y cualquier cosa que perjudique sus intereses supone perder miles de dólares y votos. Habrá quien diga que también influye la "cultura de la violencia" (cajón de sastre en el que ciertos expertos mezclan videojuegos, ficción televisiva y telediarios), pero esa cultura tiene un alcance global y no hay ningún país que sufra este sindiós, descartando obviamente aquellos en los que las organizaciones criminales (como pasa en México) o las organizaciones paramilitares (tal y como sucede en varias regiones de África) o terroristas (véase Afganistán) hacen y deshacen a su antojo. No, el problema de las masacres en EEUU tiene que ver con la propia idiosincrasia yanqui. Es una especie de esquizofrenia que lleva a autolesionarse sin que nadie dé (o tenga el coraje suficiente para dar) con el tratamiento adecuado. Y es que el gran obstáculo contra el autoterrorismo estadounidense es la deliberada pasividad con la que se aborda porque parece que hacer algo para regular el acceso a las armas de fuego resulta algo antipatriótico. ¿Hay algo más antipatriota que cepillarse a conciudadanos?
Estos días corre por las redes un gráfico a medio camino entre el meme y el sarcasmo informativo según el cual si el terrorista es musulmán se prohiben visados, si es hispano se alzan muros en la frontera, si es afroamericano se aumenta el número de policías y prisiones y si es blanco pues todo se solucionan con "nuestros pensamientos y plegarias" están con las víctimas y sus familiares. Todas reacciones reales, todas erróneas. También hay algo de esto en los motivos por los que EEUU se autolesiona a tiro limpio: la condescendencia con la que, a la hora de la verdad, se aborda el asunto porque, más allá de liquidar al presunto culpable en el lugar de los hechos o en un centro penitenciario (y ojo que lo de pasaportar al hades a esos dementes me parece genial), parece que allí solucionan las cosas con mucho postureo lacrimógeno: memoriales floridos, declaraciones con rostro serio y palabras rimbombantes y tira millas...hasta la siguiente matanza. Esto, nos lleva a su vez a otro factor que tampoco hay que orillar a la hora de entender semejante bestialidad mortuoria: la prepotencia que lleva a EEUU a creerse pluscuamperfectos. Curiosa perfección la que provoca enterrar inocentes.
En fin. Que me encantaría que la futura muerte de Nikolas Cruz fuera el punto y final a los balazos en EEUU pero pensar que eso va a suceder es pecar de ingenuo. Esto sólo pasará cuando EEUU pase por el diván y asuma que su doctor Jeckyll tiene problema muy serio con el señor Hyde. Mientras tanto, el gran Bang estadounidense seguirá expandiéndose por el tiempo y el espacio de la misma forma que el cósmico. La diferencia es que éste trajo la vida y aquél sólo trae muerte.
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