El sábado 14 el Atlético de Madrid decidió honrar a Viernes 13 transformándose en lo más parecido en el ámbito futbolístico a Jason Voorhees. Muchos le habían dado por muerto después de ahogarse en fondo y forma en diciembre pero el Atleti ha vuelto de la tumba no tanto para vengarse como para hacer una exhibición de grotesca eficacia dando matarile a quien se interponga en su camino. La última víctima, el Betis, tras un partido que dejó frío a muchos aficionados (y no sólo por la gélida temperatura ambiental) y que se podría resumir en un microrrelato: intensidad y buen juego
del Atleti hasta el tempranero gol de Gaitán. A partir de ahí, la nada.
Lo mejor, una vez más, volvió a ser únicamente el resultado porque el
equipo madrileño firmó un decepcionante partido a medio camino entre la hibernación y
la mediocridad donde mostró más errores que aciertos. En ese sentido, el conjunto del Manzanares se salvó de
males mayores gracias a una engañosa solidez defensiva (se dieron más facilidades de las debidas a un Betis voluntarioso pero cuya única ofensa fue el look de Dani Ceballos). Contra un rival de mayor calidad y potencial, la cosa muy
probablemente habría acabado como Bodas de sangre y es que si no pasó
algo peor contra los intereses colchoneros fue por demérito verdiblanco
más que por acierto rojiblanco. Siendo optimista se podría decir que no
hay nuevas malas noticias para la hinchada del Atleti. Siendo realista hay que reconocer que tampoco
las hay especialmente buenas. El Atlético sigue instalado en un estado
de "ni sí ni no sino todo lo contrario". Por suerte, continúa encadenando puntos para suturar la herida en Liga. Precisamente, asentándose en esta tosca manera de conseguir triunfos, habrá quien prefiera ganar todo lo que queda por delante en las tres competiciones aunque se juegue horrible; es un debate interesante...en el que conviene recordar que la Historia es siempre resultadista.
Volviendo a "lo de ayer", quizás la principal novedad respecto a otros partidos, junto a la postulación de Nico Gaitán como ídolo en ciernes, fueron los silbidos y las protestas que acompañaron a algunas jugadas desacertadas del Atleti, especialmente en el último tramo del encuentro. Es evidente que el partido fue un híbrido entre tostón y bodrio (supongo que Gabi vio un partido y yo otro) y que hay jugadores rojiblancos que están, según los casos, para partido-homenaje o para el banquillo pero no por eso hay que sacar el cuchillo ya. Queda mucha temporada. Por tanto, los ajustes de cuentas sólo proceden cuando aparezca el "Game over", no antes.
Así las cosas, quizás el paciente rojiblanco haya salido de la UCI pero
no presenta ningún argumento convincente para darle el alta. Mientras
llega ese ansiado momento, la paciencia será el mejor anticongelante para
partidos como este, con más frío que historia.
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