lunes, 3 de mayo de 2010

Un vídeo para reír…y pensar

Desde hace unas semanas, circula por YouTube un divertido vídeo donde con ingenio y humor se sacan a la palestra dos interesantes cuestiones, tan cercanas a la guasa como a la discusión.

La primera de ella es el proverbial miedo o recelo a los nuevos terminales tecnológicos como sustitutos de los soportes tradicionales del conocimiento. En mi opinión, es un error ver a las nuevas plataformas o dispositivos como una versión remozada de los cuatro jinetes del Apocalipsis en lo que a la difusión del saber y la información se refiere. Basta con hacer un ejercicio de sana memoria para darse cuenta de lo que quiero decir: Ni la imprenta acabó con la escritura a mano, ni la radio con la prensa, ni la televisión con la radio, ni Internet con la televisión, por citar sólo unos ejemplos. La cultura, el conocimiento y la información son lo suficientemente universales como para no ver peligrar su transmisión y perduración por razones geográficas, lingüísticas o tecnológicas. Ahí están siglos de Historia que lo atestiguan. Innovar no ha sido nunca sinónimo de extinguir y no creo que innovaciones como los eBooks vayan a ser una excepción. Hay espacio y público para todo y para todos. Una de las grandes virtudes de la época y la sociedad en que vivimos es que el acceso a la cultura y el saber está más universalizado y democratizado que nunca antes en la historia de la Humanidad, precisamente gracias a los avances tecnológicos. Y esto lo digo yo, que soy un lector voraz y un enamorado de los libros, ojo.

La segunda de las cuestiones que aborda y resulta, a mi parecer, el principal objeto de sorna del vídeo es la peculiar retórica que desde hace años ha calado en el mundo tecnológico (y aledaños), donde complejos términos técnicos se entremezclan con acrónimos, siglas y vocablos en inglés al tiempo que se utilizan rimbombantes circunloquios en aras a dotar de una solemnidad e importancia al discurso/mensaje tan excesivas que en no pocas ocasiones incurren en la pretenciosidad o el esnobismo. Para promocionar o hablar de una tecnología, dispositivo o servicio se necesita lo mismo que para divulgar correctamente cualquier otra cosa: un uso correcto de la gramática y el léxico, una capacidad de síntesis que beneficie el entendimiento y cierto talento para captar la atención del receptor sin parecer un feriante, buhonero o trilero. En el caso particular de los hispanohablantes, contamos además con una inmejorable herramienta para lograrlo: la riquísima lengua castellana.

En definitiva, el vídeo de marras es una invitación para la hilaridad, pero también para la reflexión, ¿no les parece?


sábado, 17 de abril de 2010

Alicia en el país de Tim Burton

Anoche vi el estreno de una película que esperaba con ansia desde hacía mucho tiempo: "Alicia en el País de las Maravillas" de Tim Burton. Las razones de tamaña ilusión se deben a que esa obra de Lewis Carroll es uno de mis libros (y films de Disney) predilectos, al hecho de que Burton es mi cineasta favorito de forma incontestable y que Johnny Depp es un ídolo para servidor. Y, francamente, no salí en absoluto decepcionado...pese a que me encontré una película distinta a la que me esperaba.

Me explico. Yo creí que el padre de Eduardo Manostijeras y Jack Skellington iba a hacer una nueva versión del título homónimo (y de su continuación "A través del espejo") de Carroll, como se ha hecho en numerosas ocasiones cuando Alicia ha dado el salto a la pantalla. Pero no. Lo que Tim Burton plantea al espectador en esta película es una historia que toma elementos de las dos obras antes citadas (que viven ahora una oportuna y oportunista primavera editorial), sí, pero no se basa en ninguna de ellas sino que crea una nueva historia a medio camino entre la secuela del original que todos conocemos y un remake del mismo. ¿Extraño? Sí, pero cuando estamos hablando de Burton, lo extraño es un síntoma de genialidad.

Con guión de Linda Woolverton, la Alicia timburtoniana retoma la historia muchos años (una década) después de los hechos universalmente conocidos, ahorrándose así presentar a los personajes y recrear tramas por todos sabidas (aunque las homenajee a lo largo del metraje). Una decisión que al principio puede parecer polémica pero que acaba por ser muy eficaz ya que, en el fondo, de lo que se trata, es de entrar en el País de las Maravillas de Tim Burton. Un lugar que emana todos los rasgos de este excéntrico genio: estética inquietante (por muchos colores que utilice...), seres deformes en lo físico y/o en lo psíquico, ruptura absoluta con el corsé de la lógica, la disociación del binomio lobreguez-maldad, utilización de la locura como elemento de felicidad, defensa de los marginados. por ser distintos, unas pequeñas dosis de humor negro...todo eso es Burton y todo eso está presente en este film, además de la estupenda banda sonora de su proverbial alter ego musical, Danny Elfman. Antes de proseguir, he de decir lo siguiente: "Alicia en..." no será una de las obras maestras de Burton, pero sí una de sus estupendas obras menores.

La película tiene pocos defectos: El ordenador "canta" demasiado en ciertas escenas o movimientos y algunos actores alternan la insipidez con la sobreactuación (Ej: Anne Hathaway conoció días mejores...). Quitando esto, es un film tan portentoso (o detestable para sus detractores) como lo puede ser cualquiera de mi admirado Tim Burton. Pero quiero hacer especial hincapié en quien es, en lugar de Alicia (la bisoña Mia Wasikowska), el verdadero "protagonista sorpresa" del film: El Sombrerero Loco, esto es, el gran, grandísimo Johnny Depp. Suyos son los mejores momentos y planos de la cinta, suya es la mejor interpretación y suyo es el cariño del espectador
desde su primera escena hasta la última, merced a un carisma y talento que pocos en Hollywood tienen hoy. Hasta 2010, era Alicia quien se había ganado un hueco en nuestros corazones y recuerdos; ahora tendrá que hacer hueco a ese sombrerero tierno, excéntrico, frágil y valiente que encarna Depp.

Por lo demás, esta "Alicia en el País de las Maravillas" gustará igual a niños y mayores ya que, quitando el barniz infantil que impregna la historia, Burton ha realizado una película que es en esencia una reivindicación de la madurez, del crecimiento, del paso de la infancia a la vida adulta mediante la toma de decisiones propias y la forja individual del destino, pero sin olvidar bajo ningún concepto esa imaginación (locura) que forma parte capital de nuestra infancia ni al niño que todos llevamos dentro (el sombrerero). Éste y no otro es el gran mensaje que encierra este film destinado ya a estar entre mis favoritos más entrañables, aunque sólo sea por ese espléndido diálogo:

El Sombrero Loco pregunta:
- ¿Me he vuelto loco?
Alicia finge tomarle la temperatura de su frente y luego contesta:
- Temo que sí. Estás completamente loco. Pero te diré un secreto. Las mejores personas lo están.


jueves, 1 de abril de 2010

Furia de versiones: ¿Es tan difícil versionar un mito?

Anoche acudí al cine para ver, en estreno, la película "Furia de titanes", remake del clásico y entrañable film de 1981, que aborda el mito de Perseo. Mito que también es el eje de la saga literaria "Percy Jackson" que tuvo recientemente su primera adaptación cinematográfica: "Percy Jackson y el ladrón del rayo". Tan curiosa circunstancia permite establecer comparaciones que son ciertamente odiosas:
  • Percy Jackson y el ladrón del rayo: Los libros de Rick Riordan (cuyas alabanzas ya canté en otro artículo) son una maravillosa puerta de entrada por la que niños y adolescentes pueden adentrarse en la mitología griega sin que el rigor y el respeto cultural lastren el entretenimiento. De ahí que alguien tuviera a bien hacer una película del primero de ellos pero que, dirigida por el a priori fiable (para este tipo de títulos dirigidos a los más jóvenes) Chris Columbus, ha resultado ser una auténtica basura, una bochornosa adaptación que mutila y tergiversa de forma indefendible el original literario, resultando así un film en el que el entretenimiento es ramplón y la excelente y divertida revisión de los mitos griegos del original literario se ve mermada por una increíble falta de tino y tacto. En definitiva, lo único bueno que tiene el film es que hay un momento en que el público puede salir de la sala y que habrá quien, por curiosidad, quiera leer los libros, que estos sí que merecen la pena de verdad.
  • Furia de titanes: Dos versiones tan distintas como válidas y entretenidas. La de 1981, dirigida por Desmond Davis y con un reparto con viejas glorias como Laurence Olivier, Claire Bloom o Ursula Andress en nómina, tiene a su favor que es bastante fiel al mito griego y que cuenta con los entrañables efectos especiales del grandísimo Ray Harryhausen, virtudes ambas que comparten con otra joya como "Jasón y los Argonautas". La de 2010, de Louis Leterrier, por su parte, tiene a su favor un pulso narrativo envidiable (se nota la mano del magistral Lawrence Kasdan) y unos efectos especiales que, sin desmerecer a los del maestro Ray, son francamente buenos. En cambio, hace una revisión muy particular de las hazañas de Perseo y se toma bastantes licencias para distanciarse del mito y de la película del 81 sin por ello perder dosis de entretenimiento. Además, los cinéfilos y seguidores de la película de Davis encontrarán en la de Leterrier algunos guiños a modo de homenaje que revelan el respeto de ésta por aquella. Por cierto, en este film, hay más de una escena y decorado que recuerda sospechosamente a los del magnífico videojuego "God of War"¿casualidad?...Por último, una curiosa duda que, servidor, como mitólogo y cinéfilo, tiene: ¿Por qué lo llaman Kraken cuando quieren decir Ceto?
En definitiva, Hollywood nos ha dado en apenas unos meses dos buenos ejemplos contrapuestos de cómo acercarse a un mito griego, por muchas licencias que se tomen: Bien, "Furia de Titanes", y mal, "Percy Jackson y el ladrón del rayo". Pero si de lo que se trata es de aprender mitología correctamente sin darse cuenta, mejor ver el film de Desmond Davis o leer los libros de Rick Riordan.

martes, 30 de marzo de 2010

"The Ghost Writer": Las manos que mecen la cuna

Ayer por la tarde vi "The Ghost Writer", película del a menudo brillante y siempre polémico Roman Polanksi protagonizada estupendamente por Ewan McGregor, Pierce Brosnan y Olivia Williams.

Desde las primeras escenas, ya queda claro que "El escritor", como así se ha tenido a bien llamar en España, es un thriller político-policíaco de tanta calidad que tiene elementos del mejor Hitchcock y el colmillo retorcido del mejor Polanksi, constituyendo así un film que tanto por su dosis de entretenimiento como por sus nada veladas críticas (hacia el mundo de la política, las editoriales, los medios de comunicación...), debe ser tenido en cuenta por cualquier espectador.

Basada en una novela de Robert Harris y filmada con elegancia, talento y tensión, la trama
gira en torno a las vicisitudes de un ingenuo "negro" (McGregor) o "escritor fantasma", como se dice en el mundo anglosajón, a quien una poderosa editorial encarga revisar y reescribir la autobiografía de un ex primer ministro británico (Brosnan), toda vez que su antecesor en el cometido ha muerto en extrañas circunstancias y el mandatario inglés se encuentra inmerso en una tormenta de acusaciones por su participación en la campaña mundial antiterrorista emprendida por Estados Unidos, con torturas a prisioneros y vuelos secretos de la CIA de fondo. A medida que el escritor ahonda en las entrañas de Adam Lang (trasunto sonrojante y lacerante de Tony Blair), se ve inmerso en un siniestro mundo de secretos e influencias donde primero peligra su honestidad profesional y luego su propia vida. Así las cosas, el biógrafo a su pesar se va revelando como un paladín de la verdad mientras inicia una cada vez más angustiosa odisea por salvar su alma, en todos los sentidos. ¿Conseguirá destapar los secretos más siniestros del señor Lang? ¿Será corrompido por el poder del dinero? ¿Se verá amedrentado por el amenazante contexto político-social? ¿Verá la luz finalmente la autobiografía del ex primer ministro? ¿Cuál será el precio a pagar por todos los implicados? La respuesta...en los cines.

Dejando a un lado los aspectos que hacen de "El escritor" un sensacional thriller, esta película me ha gustado mucho gracias al descarnado y valiente retrato que hace de las bambalinas del poder, un lugar de penumbra donde la manipulación y la corrupción, sean del tipo que sean, sostienen o dejan caer a las personas según los intereses de otras cuya verdadera relevancia jamás quedará al descubierto, auténticos poderes en la sombra que configuran el mundo que conocemos (el que nos ofrecen los medios de comunicación) y el
que ignoramos (el real). Escritores de seducción masiva, agentes de desinformación, políticos hipócritas, agencias cuyo control se escapa a cualquier ámbito geográfico y legal...muchos son los elementos que operan en la sombra de la nauseabunda política y quedetención de Polanski en septiembre de 2009, justo al finalizar el rodaje de esta película. Quién sabe...

Por último, una pista para quienes vayan a ver este recomendable título: "El escritor" es a Polanski lo que "Macbeth" a Shakespeare...y ya sabe que en esta última, el verdadero protagonista no es un hombre...


domingo, 21 de marzo de 2010

Por el placer de verla

Hay veces que el teatro demuestra por qué lleva siglos y siglos entre nosotros mientras todo lo demás ha cambiado. Anoche fue una de ellas. Vi en el teatro Amaya la obra "Por el placer de volver a verla" o, lo que es lo mismo, una nueva oportunidad para disfrutar de ese arte que bordan sobre un escenario los actores Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza, es decir, el de contar historias, transmitir sentimientos y conmover al público entretanto, como ya demostraron hace no mucho con la genial "Hoy: El diario de Adán y Eva de Mark Twain".

La trama de la obra gira en torno a la personal recreación de su madre (Nana) por parte de un dramaturgo (Miguel). A su lado y bajo su dirección, el público asiste a una sucesión de recuerdos dramatizados entre madre e hijo en los que hay espacio para todo lo que integra la tarea de vivir. El montaje no cuenta nada en especial pero todo lo que cuenta lo hace especial. Tan especial como puede ser algo íntimo. Tan especial como puede ser algo entrañable. Tan especial como sólo puede ser algo inolvidable.

Dirigida por el argentino Manuel González Gil y basada en la obra homónima (1998) del
canadiense Michel Tremblay, "Por el placer de volver a verla" es teatro en estado puro, sin etiquetas ni corsés de género, sin fastuosos decorados ni un elenco amplio. Dos actores ante el público y un torrente de emociones y sentimientos de un lado a otro del escenario. Es una obra que hablando del amor (materno-filial) y el teatro, acaba por conseguir que el espectador ame el teatro, gracias a las magníficas interpretaciones de Solá y Oteyza que realizan con sencillez, elegancia y talento un conmovedor paseo por todos los sentimientos que hacen que vivir valga la pena...y recordar, aún más. Mención especial merece Blanca Oteyza quien consigue hacer de Nana una madre arquetípica y única al mismo tiempo, universal y personal al unísono, esplendorosa, tierna, genial, maravillosa, inolvidable...como todas las madres, como mi madre. Es conmovedor ver tan perfectamente reflejado en escena un ser tan querido por mí, pensado por un autor que no conozco e interpretado por una actriz que jamás conocerá a mi madre. Creo que eso es parte del extraordinario encanto que emana esta obra.

Si la magia del teatro consiste en hacer olvidar al público todo durante un buen rato, establecer un vínculo cómplice e íntimo entre actores y espectadores y legar a estos últimos una sensación de placer que retumba dentro de su cabeza y corazón una vez finalizada la función, "Por el placer de volver a verla" es puro teatro...y, pese a su reiterativo final, una de las mejores obras que servidor ha tenido la suerte de ver...y una de las pocas que siempre recordará.


miércoles, 17 de marzo de 2010

"Green zone": Mentiras demasiado arriesgadas

Hoy he visto la película "Green zone", del siempre interesantísimo y honesto director Paul Greengrass, autor de conmovedoras maravillas como "United 93", "Omagh" o "Bloody sunday" y de entretenidísimos thrillers como los de la saga Bourne. La película, ambientada en los días posteriores a la invasión bélica de Iraq en 2003 y basada en un libro me imagino que francamente interesante (a juzgar por su traslación cinematográfica), es superficialmente un ameno thriller de acción y espionaje amparado por la zona que da título a la cinta y cuyo eje argumental es la supuesta existencia de armas de destrucción masiva.

Si nos quedáramos con eso, tendríamos una estupenda película para pasar un buen rato. Pero es que "Green zone" no es sólo eso. Es, en el fondo, la mejor crítica que he visto en la gran pantalla al despropósito pepretrado por EEUU y cía en Iraq, un cisco asentado en argumentos falsos (la tenencia de armas de destrucción masiva), alentado por ignorantes, en el mejor de los casos, o sinvergüenzas, en el más común de ellos, y cuyo coste en vidas inocentes (en todos los "bandos") roza lo obsceno.

"Green zone" es una película de héroes, villanos y antihéroes, como cualquier film de este género, pero también es una cinta honesta que se limita a reflejar sin saña pero con
contundencia, con inteligencia pero evitando la suficiencia, el papel asumido por burócratas, militares, medios de comunicación y civiles en un conflicto que ya antes de comenzar hizo bueno el aforismo "En una guerra, la primera víctima es la verdad". Esta obra del británico Greengrass muestra el poder de la mentira, tan infamante como letal, y, además, evidencia sin remilgos la absurda, caníbal y cainita rivalidad (analizada magníficamente por Bob Woodard en su libro "Negar la evidencia") entre distintos estamentos y agencias norteamericanas, cuyo resultado es el caos político, logístico y militar que todos conocemos desde hace años en aquella región.

Con una red de secretos, mentiras y traiciones a varias bandas como la existente en Iraq, era bastante previsible que algún avispado director hiciera de ella el telón de fondo perfecto para un thriller, como así ha hecho Greengrass en esta película protagonizada por un valiente Matt Damon, no tanto por el alférez que interpreta (que también) sino por la honradez y madurez política que demuestra al encabezar esta producción que escocerá (y mucho) en varios despachos a lo largo de todo el mundo.

En definitiva, "Green Zone" es una película que quizás por su género pueda caer injustamente en la desconsideración, pero que atesora todas las virtudes (cinematográficas y morales) de las que adolece el film al que los recientes (y desafortunados) Óscar han convertido en uno de los más sobrevalorados de todos los tiempos: "En tierra hostil". Es lamentablemente curioso como dos películas ambientadas en la misma región y utilizando el mismo conflicto como marco argumental pueden ser tan distintas...Supongo que el factor diferencial es el talento y la honradez, dos de los distintivos de Greengrass.


viernes, 12 de marzo de 2010

Delibes, el último de los grandes

Ha muerto Miguel Delibes. Gran periodista, excelso escritor, sensacional persona...con Delibes el periodismo, la literatura y España pierden a uno de sus mejores referentes y yo, al autor cuyas obras me hicieron soñar con seguir su camino. Por esto, este artículo no será un obituario al uso ni una reseña o semblanza de las que se acostumbran en estas ocasiones.

Delibes fue, es y será, junto a Pío Baroja, el autor que, en primera instancia, alimentó en mi niñez la afición por disfrutar de la lectura y, posteriormente, la pasión por escribir. Ambos son mis padres literarios (después "llegaron" a mi vida Valle-Inclán, García Lorca y Cela, en lo literario, y Larra y Pérez-Reverte, en lo periodístico) pero era el castellano quien tenía más afecto e influencia en mí. Espejo en el que mirarme, a él le debo muchísimas de mis mejores horas de ocio y evasión y buena parte de mi modesto estilo literario. Por eso, espero que se entienda que la pérdida de este hombre sea para mí especialmente dolorosa.

Orfebre de la lengua, incomparable descriptor de la naturaleza (del hombre y de la otra, en proporciones inconmensurables en ambos casos), artesano de los sentimientos, quintaesencia de las virtudes de las gentes castellanas (cuya sangre corre honrosamente por mis venas), maestro de la sinceridad...Delibes encarna para mí todo lo que yo sólo puedo soñar con ser en lo literario y en lo personal. Con él concluye la que en mi opinión es la edad de plata de las letras españolas (iniciada por la generación del 98, continuada por la del 27 y encumbrada por los autores de la posguerra) que poco tiene que envidiar al Siglo de Oro. ¿Después de él? La nada. Un erial donde el marketing y el esnobismo se encargan de disimular la obscena falta de talento y la miopía intelectual y emocional que caracteriza a la mayor parte de los "literatos" actuales.

Leyendo a Delibes disfruté de la lectura, leyendo a Delibes amé el noble oficio de escribir, leyendo a Delibes conocí buena parte del alma del ser humano. Por eso, creo que más vale concluir aquí este artículo en memoria de Don Miguel si con ello consigo que te abalances sobre cualquier ejemplar de una de sus obras, no importa el título. Yo guardo especial recuerdo de dos: "El camino", con la que le conocí, y "El hereje", con la que le despedí. Pocas veces la lengua castellana y el idioma español han alcanzado tan altas cotas de calidad literaria y hondura emocional. Descansa en paz, Miguel...te veo en los libros.

domingo, 7 de marzo de 2010

"En tierra hostil": Histerias de la guerra, migrañas bélicas

Acabo de ver la película "En tierra hostil", uno de los grandes éxitos de la temporada y principal rival de "Avatar" en los Óscar, ya que está nominada a nueve estatuillas. Como tantos otros films, éste ambienta su trama en una contienda bélica (la ¿postguerra? de Iraq) para intentar hablar al espectador de interesantes elementos psicológicos y emocionales como la adicción a la adrenalina, la percepción de la vida normal como vacío, la peligrosa cristalización de planteamientos maniqueos o la temeridad como reducto de cordura en un mundo desquiciado. Para ello, en "The hurt locker" Kathryn Bigelow muestra al espectador el día a día de una brigada de artificieros cuyo cometido es, principalmente, desactivar cualquier bomba en la caótica y candente Iraq, una región donde poca gente es bienvenida y en la que la muerte es algo tan cotidiano que se puede observar quietamente desde un balcón.

Tras verla, tengo la sensación de que, pese a ser una buena película, "En tierra hostil" no merece tantos parabienes. Técnicamente está muy cuidada (fotografía, sonido, montaje), pero las interpretaciones son meramente aceptables y al guión le falta un poco más de elaboración para dotar de mayor empaque a una trama y unos personajes que van perdiendo fuelle a medida que el metraje navega entre el drama bélico y el thriller de acción.

Lo más notable de este título es la espléndida consecución de hacer al espectador partícipe de una tensión casi constante y de sentir en la piel una perenne sensación de hostilidad y amenaza. Eso, unido al descubrimiento del carismático actor Jeremy Renner y las curiosas (y letales) colaboraciones de buenos actores como Ralph Fiennes o Guy Pearce, son los grandes méritos de "En tierra hostil".

Por contra, la ausencia de clímax argumentales y el tenue pero evidente planteamiento maniqueo de buenos (los americanos) y malos (los iraquíes), son dos defectos que lastran lo que podría haber sido un excelente film.

Por lo demás, la película de Bigelow se ve superada, en distintos aspectos, por títulos como "Jarhead" (análisis psicológico), "Redacted" (reflejo de la cotidianidad en zona bélica), "Syriana" (análisis sociopolítico) o, incluso, "La sombra del reino" (como thriller de acción), ambientados todos ellos en esas cálidas regiones donde el ejército americano dista mucho de ser bienvenido.

En definitiva, "En tierra hostil" es una película interesante y entretenida pero que no merece tantos premios y elogios como se le han dado.

martes, 2 de marzo de 2010

"Shutter Island": Felicidad vs consciencia

Ayer tuve la oportunidad de ver "Shutter Island", la nueva película de Martin Scorsese. Basada en la novela homónima de Dennis Lehane (autor de otras desasosegantes maravillas llevadas al cine como "Mystic River" o "Adiós, pequeña, adiós"), este es un film brillante, enfermizo, onírico, duro, elegante e inquietante que narra la investigación de una extraña desaparición acontecida en una tenebrosa isla donde no hay más ley y lógica que las emanadas de una institución mental en la que la línea que separa realidad y ficción, crimen y castigo, cordura y demencia es tan fina que apenas es perceptible.

"Shutter Island" tiene elementos del mejor Lynch, el más brillante Nolan y el más avieso Hitchcock y está dirigida por el responsable de obras maestras como "Taxi Driver" o "Toro salvaje", pero, en conjunto, no llega a la altura de los mejores títulos de estos cuatro cineastas. Es un notable thriller psicológico en el que todo está estupendamente cuidado, desde la insana atmósfera reinante hasta las sensacionales interpretaciones de todo el elenco. Y es que, en mi opinión, los actores están muy por encima del previsiblemente retorcido (e interesante) guión, merced a unas excelentes encarnaciones de sombríos personajes como el agente federal Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio), el doctor Cowley (Ben Kingsley), Dolores Chanal (Michelle Williams), el doctor Naehring (Max Von Sydow) e, incluso, el reo George Noyce (Jackie Earle Haley), por citar los más sobresalientes.
Más allá de la sucinta y metafórica crítica al comportamiento conspiranocio y opresor de los Estados Unidos durante la Guerra Fría, es esta una película sobre el descubrimiento de la locura, sobre la confrontación de la cordura y la felicidad, sobre la ambigüedad del Bien y el Mal en los abismos de la psique humana, sobre la decisiva influencia de la percepción en nuestros pensamientos y actos y, especialmente, sobre cómo la consciencia nos ocasiona a veces disgustos difícilmente soportables, algo que se remarca especialmente en el desenlace del film: ¿Qué es mejor: vivir como un monstruo o morir como un buen hombre?...

En definitiva, "Shutter Island" es un interesante y enfermizo juego del gato y el ratón, plagado de pequeñas pistas al espectador (ojo a los sueños y alucinaciones, pues muestran a las claras claves que pasan desapercibidas) que cobran total sentido al resolverse el misterio, pero, por encima de todo, un ejemplo de buen cine.

sábado, 27 de febrero de 2010

Menguando la Gran Vía

A caballo entre la sorpresa y la pena, leo que uno de los emplazamientos hosteleros más exitosos, típicos y emblemáticos de la Gran Vía madrileña, el café Zahara, ha cerrado sus puertas definitivamente, para dar paso, en las próximas semanas, a la enésima tienda de ropa sita en la famosa avenida.

No sé qué me produce más estupor y malestar: Si el hecho de que la Gran Vía haya perdido en los últimos años buena parte de la oferta cinematográfica y hostelera que conformaban su idiosincrasia o que esa pérdida haya sido reemplazada por la aparición cual sarpullido de tiendas de ropa en los locales otrora ocupados por cines, restaurantes y cafeterías.

Hace tres años que ya di cuenta en este blog del cierre de muchos cines, pero, en el caso de esta célebre calle madrileña, la crónica de los últimos tiempos es la de una defunción de salas añejas y entrañables: el cine Imperial (hoy tienda de ropa), el cine Rex (durmiendo el sueño de los justos), los multicines Madrid (que ruinosos esperan a Godot), el Palacio de la Música (en teoría, en proceso de reconversión para auditorio melómano), el Avenida (delirantemente reconvertido en una supertienda de ropa), el Azul (hoy restaurante)...
Algo similar se puede decir de varias cafeterías y restaurantes "de toda la vida", como el propio Zahara (futura tienda de ropa), el Nebraska (actual tienda de ropa), el Gambrinus de la Plaza del Carmen (a saber...), etc, etc. Sólo falta que a Chicote lo adquiera Zara o H&M y a tomar viento.
Y no hay que olvidar tampoco lo ocurrido con el emblemático Madrid Rock, que cerró miserablemente sus puertas para dar paso a otra boutique.

Yo entiendo que los arrendatarios y propietarios de esos locales piensan más con el bolsillo que con la cabeza o el corazón y que los responsables de H&M, Zara, Sfera, Bershka, Blanco y demás tienen la misma sensibilidad histórico-cultural que una piedra. También soy consciente de que el Ayuntamiento de Ruiz-Faraón está más pendiente de hundir la ciudad en la corteza terrestre (y con ella las arcas municipales) que de preservar los lugares más tradicionales de la vida madrileña. Pero eso no impide que me siente como una patada en los genitales constatar cómo la Gran Vía ha pasado, en un lapso de tiempo obscenamente breve, de las pantallas a los escaparates, del camarero castizo y cómplice al dependiente manflorita escapado de un sueño erótico de Jean Paul Gaultier, de ser transitada por cinéfilos y comensales de toda condición a estar invadida por pijas, chonis, chuequeros y cazasaldos por doquier. En cualquier otro país o capital, dudo que esto hubiera ocurrido, pero...Spain is different, por desgracia.

Lo único que puedo decir es que maldigo una y mil veces la hora en que la Gran Vía, ese extraordinario hervidero de gente, películas, tapeo y copas, se empezó a convertir en el abrevadero comercial de decenas de (horteras) boutiques cuyo único legado para la ciudad será...ninguno. La Gran Vía ya no es lo que era, a la Gran Vía la están menguando.

miércoles, 24 de febrero de 2010

El violento expreso de medianoche

Ayer por la tarde vi, en preestreno, la película francesa "Un profeta", film áspero e interesante que narra el ascenso al hampa criminal de un pobre diablo que acaba convertido en un individuo inquietantemente astuto, vil y despreciable.

La cinta dirigida por Jacques Audiard está temáticamente a medio camino entre "El expreso de medianoche" y "El padrino", pero carece del talento narrativo de ambas películas, aunque no del interpretativo, y eso que el reparto no es rutilante en los nombres. Todos los actores de "Un profeta" están convincentes hasta la crueldad y el desasosiego, dando vida a una morralla humana que hacen de su vida dentro y fuera de la cárcel una violenta y reprobable oda al delito como forma de vida.

Desde el comienzo de la película, el espectador asiste a la progresiva sustitución de la ingenuidad e impulsividad del protagonista, Malik, por la astucia y la falta de escrúpulos que le convierten de víctima en verdugo. No obstante, uno no puede dejar de tener la
convicción de que este tipo no es más que un pelele al que el sórdido entorno y las malas compañías moldean a su antojo hasta dotarlo de unas habilidades que acaban por convertirlo en un lobo con piel de cordero que no entiende de lealtades ni valores. Cruel y verídico como la vida misma.

Las únicas pegas que se pueden poner a esta película son su excesivo metraje o su escaso vigor narrativo, tanto monta, monta tanto. Dicho de otra forma: Hay escenas demasiado largas y otras que se podrían haber omitido si se supiera hacer un buen uso de la elipsis como elemento narrativo. Por lo demás, yo particularmente creo prescindibles y gratuitas dos extravagancias: las episódicas alucinaciones que sufre el protagonista y los rótulos sobreimpresionados que aparecen ocasionalmente en pantalla. No obstante, entiendo que siendo en el fondo "cine de autor" estas rarezas forman parte de las licencias que se toma Audiard.

En resumen, "Un profeta" es un film recomendable que, sin aportar nada nuevo, ofrece un duro retrato naturalista de cómo un reo de medio pelo toma su particular y exitoso expreso de medianoche dejando tras de sí un reguero de sangre y deslealtad. Real como el mundo en que vivimos.

domingo, 21 de febrero de 2010

Candilejas

Anoche vi una de las películas que más quiero, admiro, respeto y valoro de todas cuantas ha dado el Séptimo arte: Candilejas, film producido, escrito y dirigido en 1952 por la misma persona que compuso su inolvidable banda sonora: Charles Chaplin, uno de los pocos cineastas que, más que debérselo todo al cine, es el cine el que tiene una enorme deuda con él, por su inconmensurable talento, por la revolución que supuso en la industria y en la sociedad y por convertirse en un mítico icono (a través de su personaje Charlot) para siempre asociado a este arte.


"Candilejas" es un melodrama que habla de tantísimas cosas y suscita tales emociones que es difícil resumirlo sin que uno tenga la obscena sensación de estar mutilando uno de los mejores títulos que ha visto la pantalla. En mi opinión, sus geniales fotogramas constituyen un verdadero y formidable testamento profesional y personal de Chaplin, una despedida sencillamente magistral que supone, al mismo tiempo, el mejor homenaje y análisis que se ha hecho jamás de la profesión del artista en general, los actores en particular y el
cómico en singular, sintetizado en la figura de Calvero, un personaje que parece un decadente reflejo de Charlot y que en la película es el perfecto pretexto para mostrar los sinsabores de una entrañable profesión (ojo a la colaboración testamentaria del otrora rival de Chaplin y monstruo del celuloide, Buster Keaton) en la que el paso del tiempo es especialmente cruel y en la cual el éxito o el fracaso no son cuestión tanto de talento o aptitud como de actitud, paciencia y pura (y dura) casualidad. No obstante, el espectador de "Candilejas" no sólo asiste al postrer viaje al éxito profesional de Calvero, sino a su magisterio de constante humanidad, cuyo epicentro es la exitosa redención de la joven bailarina Thereza (angelical Claire Bloom), ofreciendo una de las lecciones de amor, cariño, amistad y altruismo más memorables y conmovedoras que unos ojos pueden contemplar, unos oídos escuchar y un corazón sentir.

Pese a algunas carencias técnicas que hoy es fácil identificar,"Candilejas" es un film tan monumental e insuperable en lo emocional y lo artístico que es, con todo merecimiento, uno de los títulos más inmortales y magnos de la historia del cine. Porque esta película habla de la vida, de los sentimientos, de la actitud ante el paso del tiempo, de cómo afrontar la adversidad (ya sea profesional o personal), del verdadero significado de amar a una persona, de la dignidad profesional y la honestidad personal, del sacrificio como muestra de grandeza, del infortunio como acicate para mejorar, de todas las lágrimas que hay detrás de la profesión de hacer reír, de la genialidad como refugio ante el desastre, del amor como final y camino, del talento como elixir de la eterna juventud, de la existencia propia concebida como legado en quienes nos rodean...

Por eso, no extraña que Chaplin para esta película se rodeara pícaramente de sus hijos (empezando por Sydney, que interpreta al galán), que Thereza parezca un alter ego de su esposa Oona o que muchos de sus diálogos y escenas reflejen ora sucesos reales de la vida de este cineasta, ora sus ideales y miedos personales-profesionales. Sin ser su última película, "Candilejas" es la más autobiográfica de todas y la única que Chaplin concibió como testamento artístico. Quizás por eso la llenó de tantísima brillantez, de tantísimos sentimientos y de tantísimas emociones. Quizás por eso, cada vez que la veo, el "The End" es acogido por abundantes lágrimas entre mis ojos.

domingo, 14 de febrero de 2010

Nadie teme al lobo feroz

Recientemente he visto la película "El hombre lobo", película sobre el mito de marras que, presuntamente, quiere homenajear al gran clásico blanquinegro de la Universal. Si homenajear significa hacer un film que alterna el ridículo con el tedio, entonces es un homenaje como hace tiempo que no se en la gran pantalla. Lo único que queda claro después de ver esta "producción" es que el licántropo de 1941 es justamente insuperable ya que, para describir al de 2010, se pueden utilizar muchas palabras, pero la mayoría de ellas malsonantes.

No se dejen engañar por el reparto, a priori bastante interesante y apetecible, porque sus interpretaciones, exceptuando quizás la de la esbelta Emily Blunt, rozan la caricatura, cuando no una mezquina indiferencia. Tal vez en parte se deba a un guión pueril donde los personajes son cercanos al cartónpiedra y la evolución de la trama hay que aceptarla no desde la lógica, sino desde la fe cinéfila más demencial. O quizás todo sea culpa de un director, Joe Johnston, que, acostumbrado a hacer cine familiar de sesgo infantil, no ha sabido encontrar ni el tono ni el talento para llevar a la pantalla este gran mito del terror cinematográfico y literario.

Por tanto, si alguien desea ver un digno homenaje (o revisión) a los grandes clásicos del terror de la Universal o a los personajes que encumbraron, es mejor que vea el magnífico "Drácula" de Coppola o incluso la entrañable y ochentera "Una pandilla alucinante", con todos los grandes monstruos del terror en ella. Cualquier cosa antes que malgastar tiempo, dinero o ambas cosas viendo el bodrio que me amargó la noche del pasado sábado, porque este lobo de 2010 ni es feroz ni da miedo ni nada de nada. De dar algo, da vergüenza.

Por último, decir que, al igual que ocurre por ejemplo con el vampirismo, el mito del hombre lobo tiene una importante base folclórica e histórica real: No hablo sólo de que en regiones como India, África o América Latina se creyera la existencia de animales salvajes que se transformaban en hombres (o viceversa) con inquietantes intenciones. Hablo de que en Europa, hace bastantes centurias (se tiene constancia desde finales del siglo I D.C.), existieron verdaderamente unos guerreros, originarios de la zona nórdica, que por su aspecto parecían bestias antropomórficas y dejaban un reguero de muerte y miedo a su paso: los bersekers (ataviados con pieles de oso) y los ulfhednar (vestidos con pieles de lobo), cuya fiereza era tal que, mitológicamente, se les consideraba algo así como los "Marines" del dios Odín. Así pues, dada su apariencia y el frenesí con el que se empleaban en la destrucción y el sesgo de vidas humanas en nuestro continente, a nadie le extraña que el folclore popular los tomara como modelos para crear al terrorífico hombre lobo que la literatura y el cine han inmortalizado en decenas de ocasiones. Distinto asunto (y más reciente en términos históricos) es el tema de los asesinos licántropos (Ej:Romasanta), cuya demencia homicida está relacionada supuestamente con la luna llena, del mismo modo que para los esquizofrénicos las "voces" en su cabeza.

De todos modos, en lugar de ver esta horrenda película, recomiendo la lectura del excelente "El libro de los hombres lobo" o la visión de la mítica película "El hombre lobo" (1941) para disfrutar de una auténtica y deliciosa velada de miedo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Ista, ista, ista! ¡Atila es socialista!

Se veía venir. Un tipo que accedió al poder únicamente por un estado de enajenación mental colectiva y que se mantiene en él gracias a la constante manipulación política y mediática no podía aportar nada bueno al país...y no sólo ha cumplido tal expectativa, sino que la ha superado ampliamente. Viendo lo que ha pasado desde que este espécimen llegó a La Moncloa, me viene insistentemente a la cabeza aquella máxima marxista (de Groucho, no de Karl) "Partiendo de la nada y con su solo esfuerzo, ha alcanzado las más altas cimas de la miseria". Piense en cualquier cartera o actividad ministerial, cualquiera: las palabras "bochorno", "ridículo", "vergüenza", "chapuza" o "desastre" se pueden aplicar indistintamente para definir la pésima labor que ha hecho este desGobierno del señor POE. Pero lo que ha conseguido en materia económica, eso es ya...

Lección de historia económica reciente:
Todo el mundo es consciente de que el socialismo, en este país, es a las arcas públicas lo mismo que el fairy a la grasa, las termitas a la madera, Hitler al sionismo, Bin Laden al Premio Nobel de la Paz, la malaria a la salud, o El Dioni a los furgones blindados. Y se sabe porque los propios socialistas se han encargado de dejar constancia de ello siempre que están en el poder. En resumen, son los gestores ideales a la hora de convertir cualquier bonanza nacional en un páramo y toda reserva económica española en el casco del Titanic. Esto ya se sabía. Lo que no se sabía es que había alguien en las filas del PSOE capaz de hacer buenos a sus predecesores y llevar a España a una situación que calificar de calamitosa sería ser un eufemista...Chulesco y altivo, el señor POE ignoró con temeridad todos los augurios y consejos que le prevenían contra la crisis. Se mofó y desacreditó a todos los que le advertían de la inevitable catástrofe económica que estaba de camino. Puso al mal tiempo esa sempiterna cara de pánfilo consumidor de alucinógenos. Su ignorancia fue tan osada como querer surfear un tsunami.
Aun así, cuando la economía de todo el mundo parecía una manifestación de zombis en busca de la vida perdida; cuando, pese a la gravedad, aún había margen de mejora, el señor POE azuzó a sus secuaces a abrazar con más fervor que nunca el marxismo (el de Groucho) y llevar hasta sus últimas consecuencias la sentencia:
"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". Desaprovechó una oportunidad magnífica para emprender una reforma estructural del sistema económico español; desperdició una sensacional ocasión para atajar de raíz el rampante e impune poderío de los sectores financiero, bursátil e inmobiliario; desestimó cualquier remedio para garantizar la sostenibilidad de la economía española a corto, medio y largo plazo; no hizo nada más que cerrar los ojos con la esperanza de que, al volver a abrirlos, el monstruo se hubiera ido. Pero no. Godzilla seguía ahí.
Para que no cundiera el pánico, lo mejor que se le ocurrió fue convertir a su Gabinete en una cutre, cañí y socialista caja de Pandora, de la que salieron medidas (en este blog he dado cuenta de algunas, en ejemplos como 1, 2, 3, 4) cada cual, más absurda y polémica que la anterior, con las que consiguió onnubilar temporalmente a la opinión pública.
Mas cuando la musa del disparate hizo las maletas y ya no había maquillaje con el que convertir a la Duquesa de Alba (la España real) en Angelina Jolie (la España soñada), era tan tarde que la suciedad escondida bajo la alfombra superó la cifra de cuatro millones, los Ministros parecían ninots en plena cremá, y la sociedad entera dudaba entre dos acciones que no por justificadas eran menos graves: el suicidio o el magnicidio.
Fin del repaso crematístico

Así las cosas, con un Gobierno empecinado en conducirnos al mayor desastre que ha conocido el país desde la Guerra Civil y con la oPPosición exhibiendo permanentemente su ineptitud para aniquilar y desalojar políticamente a los socialistas, el presente de España pinta como una pelea de negros en un túnel y su futuro invita al optimismo tanto como la integridad física de Stevie Wonder en una reunión del KKK. Con este panorama, las arcas públicas presentan una inquietante iluminación "rojo puticlub" y la Seguridad Social tiene más de polvorín que de garante de tranquilidad venidera.

¿Qué hacer? Decidido a abandonar el perjudicial marxismo (de los hermanos, no de Karl), el señor POE ha asumido como propio el lema nazi "El trabajo os hará libres" ("Arbeit macht frei") para solucionar el embrollo, haciendo que los trabajadores españoles se sientan tan afortunados como los infelices que se dejaban antaño el sudor y la vida en los campos de concentración (hoy llamados empresas). Trabajar más por menos es una ecuación eficaz pero tan injusta como impopular. Si usted, señor POE, quiere que, aprovechando que las baterías duran más que en generaciones previas, los españoles trabajen más años para asegurar la viabilidad de la SS (Seguridad Social, ojo...), me parece sensato y bien, siempre y cuando introduzca las salvedades necesarias para evitar, por ejemplo, a los quintos de Matusalén haciendo malabares en el andamio o asfaltando una autopista en agosto, cosa que no ha hecho pues estaba más pendiente de sembrar el pánico y el cabreo en la ciudadanía. Pero lo que ya es tocar lo que no suena es pretender alargar la base sobre la que calcular la cotización, para menguar las pensiones mientras se parchea la sangría económica, porque eso es estafar (y van...) a los trabajadores. Querer que la vida laboral se extienda mientras la recompensa por ella mengüe es un ejemplo de cuánto de socialista y obrero le queda al partido en el poder, si es que alguna vez ha tenido esa filosofía, porque uno empieza a convencerse de que su "leit motiv", el del PSOE, siempre ha sido, en el fondo, "Roba todo lo que puedas y engaña todo lo que te dejen".

La solución al tema de la resquebrajada Seguridad Social es tan clara, útil y beneficiosa que está fuera del alcance del señor POE y sus secuaces: generar empleo. Algo que, como han demostrado en los últimos años, es una utopía cuando el PSOE está a los mandos de la nave laboral. Si en lugar de convertir la lista del INEM en la lista de Schindler, se hubiera preocupado de generar empleo y los sindivagos no fueran unas desvergonzadas rémoras sin más credo que el del dinero en su bolsillo, otro gallo cantaría a estas alturas...

En fin. Vivimos tiempos de un Gobierno enajenado y esquizofrénico, de una clase política ruinosa en lo intelectual y moral, de una banca riéndose vilmente en su ebúrnea torre, de una casta empresarial perdida en su "Sálvese quien pueda", de una sociedad narcotizada por el desengaño...mientras el país se ahoga en las arenas movedizas de la incompetencia. Así las cosas, dudo mucho que, en España, crezca la hierba tras el paso del señor POE...porque este tipo, como Atila, pasará a la historia como uno de los personajes más funestos que ha conocido este continente, porque lo que hizo el Huno no soporta comparación con lo que está haciendo este otro.