Desde hace unas semanas, circula por YouTube un divertido vídeo donde con ingenio y humor se sacan a la palestra dos interesantes cuestiones, tan cercanas a la guasa como a la discusión.
La primera de ella es el proverbial miedo o recelo a los nuevos terminales tecnológicos como sustitutos de los soportes tradicionales del conocimiento. En mi opinión, es un error ver a las nuevas plataformas o dispositivos como una versión remozada de los cuatro jinetes del Apocalipsis en lo que a la difusión del saber y la información se refiere. Basta con hacer un ejercicio de sana memoria para darse cuenta de lo que quiero decir: Ni la imprenta acabó con la escritura a mano, ni la radio con la prensa, ni la televisión con la radio, ni Internet con la televisión, por citar sólo unos ejemplos. La cultura, el conocimiento y la información son lo suficientemente universales como para no ver peligrar su transmisión y perduración por razones geográficas, lingüísticas o tecnológicas. Ahí están siglos de Historia que lo atestiguan. Innovar no ha sido nunca sinónimo de extinguir y no creo que innovaciones como los eBooks vayan a ser una excepción. Hay espacio y público para todo y para todos. Una de las grandes virtudes de la época y la sociedad en que vivimos es que el acceso a la cultura y el saber está más universalizado y democratizado que nunca antes en la historia de la Humanidad, precisamente gracias a los avances tecnológicos. Y esto lo digo yo, que soy un lector voraz y un enamorado de los libros, ojo.
La segunda de las cuestiones que aborda y resulta, a mi parecer, el principal objeto de sorna del vídeo es la peculiar retórica que desde hace años ha calado en el mundo tecnológico (y aledaños), donde complejos términos técnicos se entremezclan con acrónimos, siglas y vocablos en inglés al tiempo que se utilizan rimbombantes circunloquios en aras a dotar de una solemnidad e importancia al discurso/mensaje tan excesivas que en no pocas ocasiones incurren en la pretenciosidad o el esnobismo. Para promocionar o hablar de una tecnología, dispositivo o servicio se necesita lo mismo que para divulgar correctamente cualquier otra cosa: un uso correcto de la gramática y el léxico, una capacidad de síntesis que beneficie el entendimiento y cierto talento para captar la atención del receptor sin parecer un feriante, buhonero o trilero. En el caso particular de los hispanohablantes, contamos además con una inmejorable herramienta para lograrlo: la riquísima lengua castellana.
En definitiva, el vídeo de marras es una invitación para la hilaridad, pero también para la reflexión, ¿no les parece?
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