jueves, 30 de julio de 2015

Simplemente José

Las cosas más importantes del Periodismo no las aprendes en la facultad ni en prestigiosos másters ni en caros cursos de posgrado. Igualmente, las cosas más importantes de la vida no las aprendes en ningún aula. No. Esas cosas, las que te pueden sacar de un lío (periodístico o no), las que verdaderamente importan, te las enseñan fuera o, mejor dicho, las aprendes fuera. ¿De quién? De personas como José Torrecilla Iturmendi, conocido por muchos como "José de Astería" y por casi todos simplemente como José.

Creo que la mejor palabra que define a José (Oteiza, Navarra, 1929) es "entrañable". Es alguien que se hace querer sin pretenderlo y eso, en los tiempos que corren, es mucho e inusual. Es de esas personas que, sin estridencias y con humildad, se va acomodando en tu memoria y corazón y de ahí no lo saca ni el tiempo ni la distancia ni el agua hirviendo. ¿Quién es José? Podría decir que es el auténtico corazón de la delegación estellesa del Diario de Navarra, con independencia de quién ocupe el puesto de director. O que es una enciclopedia viviente de todo lo que tenga que ver oficial u oficiosamente con Estella y sus alrededores. O que es un apasionado seguidor y cronista del deporte (fútbol, ciclismo, pelota vasca...), el folclore y los festejos estelleses. O que es un entusiasta defensor de "lo navarro" (ese concepto). O que es, como dice la canción, un "estellica de temple sin igual". Pero, más allá de todo eso, que es cierto, José es buena gente.

Lo conocí hace ya unos cuantos veranos, en mis prácticas en la redacción de Estella del Diario de Navarra. A los pocos días, José ya se había convertido en mentor, antiestrés y salvavidas. Alguien en esa ciudad debería promover la canonización de José como santo patrón de los becarios. Y no lo digo por su forma de llevar al novato de turno por las carreteras
comarcales (¡qué piloto se perdió la Fórmula 1!). Lo digo por su fondo y por sus formas. Lo digo por esas horas de conversaciones a pie, en coche o sentados en la oficina en las que con José o gracias a él aprendes todo lo que necesitas saber y nunca te atreviste a preguntar o se decidieron a contarte sobre el periodismo y lo que no es el periodismo. Lo digo por esos momentos en los que la llaneza y experiencia de José resuelve nudos gordianos de todo tipo. Lo digo por esas charlas inesperadas que a menudo acababan en sonrisa cuando no en carcajada. Con José es difícil, casi imposible, no coleccionar decenas de buenos recuerdos. Con él siempre aprendes y siempre cosas buenas. Por eso es tan fácil estarle agradecido. Por eso es tan sencillo apreciarlo.

Siempre he pensado que los homenajes y reconocimientos es mejor hacerlos en vida. Por eso me gusta escribir este artículo. Por eso me parece fantástico que se haya elegido a José para que mañana prenda el "chupinazo de fiestas", que, para quien no esté familiarizado con las costumbres de aquellos lares, es un renocimiento nivel Nobel en esa peculiar idiosincrasia navarra. Por eso espero que José disfrute y se emocione con ese momento. Con su momento. Creo que pocas personas como él en Estella se merecen tanto afecto, gratitud y respeto como este periodista heterodoxo pero eficaz, estellés tranquilo y dicharachero, trabajador incansable y esmerado, hombre afable y tierno a quienes muchos, periodistas o no, tenemos el orgullo y la suerte de querer. Porque todo lo bueno que le pase se lo ha ganado a pulso...hace ya mucho tiempo. Así que bienvenido sea el homenaje a Torrecilla. Disfruta, José.

domingo, 26 de julio de 2015

De leones y hombres

Me encanta. Soy un auténtico fan. Confieso que mojo la ropa interior pensando en cazar. Se me acelera el corazón con la sola idea de darle matarile a un animal. Sueño con decorar mi casa con trofeos y logros de la taxidermia. Ahora que tengo tu atención, dejaré de ser irónico.

¿Qué es la caza?
Objetiva e históricamente: es un anacronismo, una práctica injustificable y "desfasada" desde que hace 10.000 años al hombre le gustó eso de la ganadería
Para algunos: es también un hobby, una pasión, una afición equiparable, según esos "algunos", a practicar algún deporte, leer un libro, ir al cine, jugar al ajedrez, escuchar música, construir maquetas o hacer fotos.
Para mí: es la más cruel y repugnante excusa que encuentran algunos, esos mismos "algunos" del párrafo anterior, para tapar, aliviar u olvidar algún tipo de trauma, tara, complejo, patología o disfunción. Como las operaciones estéticas o irse de fulanas pero liquidando especies para alimentar no el estómago sino un ego que haría las delicias de cualquier diván. Así, para mí, la caza es una ventana a un mundo de barbarie y vísceras donde todo es brutal, cruel e inhumano. En este sentido, desde el punto de vista de la ausencia flagrante de consciencia y conciencia que demuestran los protagonistas, la diferencia entre un cazador y un asesino, un terrorista, un violador o un pederasta es quién resulta perjudicado por sus aberrantes actos. Por lo demás, ninguna distinción. En resumen, que si me dan a elegir entre la existencia de un animal y la de un cazador que no cace por estricta y urgente necesidad alimentaria, mi elección será siempre el animal. Qué le voy a hacer: aprecio demasiado a los animales y muy poco a los bestias. ¿Por qué? Porque éstos, los bestias, los salvajes con nombre y sin vergüenza, han olvidado lo que dijo el conservacionista James Oliver Curwood e inmortalizó la fenomenal película El Oso: "Sólo hay un placer mayor que matar: dejar vivir".

¿A qué viene esto? 
A noticias como la de que un cazador ha liquidado a un león en Zimbaue. Hace poco más de un año hablaba en este mismo blog de la muerte del elefante "Satao". Ahora ha cambiado el animal pero no la salvajada ni la maldad ni la cobardía ni el horror ni la tragedia ni el disparate ni el asco ni la vergüenza ni la pena que me provocan sucesos así. Lo peor es cómo se ha producido la muerte o, mejor dicho, el asesinato de "Cecil", el león de la noticia: con nocturnidad, alevosía, engaño, ensañamiento y soborno (de 50.000 euros). Terrible. Es la enésima señal de la obscena y sistemática falta de respeto del ser humano por cualquier otra cosa que no sea él mismo. Es un argumento más de que "humanidad" y "civilización" son palabras a descartar. Es el penúltimo ejemplo de que sólo hay algo comparable en magnitud al ingenio del hombre: su crueldad.

La ley de la impunidad
En este caso concreto, lo peor de todo, que ya es decir, es esa certeza de que existe gente que mata no sólo por placer sino para exhibir su poder o, tal vez, lo que el malnacido de turno entiende por "poder". Que con la que está cayendo haya personas capaces de aflojar 50.000 euros para matar a un animal es para hacérselo mirar colectivamente. Es la demostración de que hace tiempo, mucho, tal vez demasiado e incluso de manera irremediable, la exhibición del poder, como medio y fin en sí mismo, está por encima de cualquier ley humana o natural. De que la ley de la impunidad no distingue las cosas desde un punto de vista ético, moral o biológico sino monetario. De que esta sociedad tiene excedente de psicópatas con posibles que lo mismo te joden la vida desde un despacho que acercan la sexta extinción masiva en la sabana africana. Y de que (y aquí viene la verdadera tragedia) hagan lo que hagan estos bastardos, se irán de rositas dejando una estela de destrucción. Matan porque pueden. Destruyen porque pueden. Se libran de cualquier castigo porque pueden.

Así pues y por acabar, teniendo presente que muy probablemente Walter James Palmer, el asesino de Cecil, se quede sin castigo, sólo espero que ese miserable, ese mierda, esa escoria humana, ese monstruo que ha matado al león tenga cuanto antes el mismo destino que deseo para cualquiera capaz de matar a un animal o inocente: la muerte más atroz y agónica posible. Así la vida se quedará para quienes la respetamos y éste será un mundo mucho menos malo de lo que ya es.

domingo, 12 de julio de 2015

Mi capitán

Nunca he sido ni seré del Real Madrid, pero Iker Casillas siempre será mi capitán. Y lo será por algo más allá de los números y estadísticas que lo ubican en el terreno de lo extraordinario. Y lo será por algo más allá de esas actuaciones más propias de un partido de "Óliver y Benji" que de una persona de carne y hueso. Y lo será por algo más allá de todos los hitos y trofeos conseguidos que lo sitúan en el ámbito estrictamente reservado a las leyendas. Y lo será por algo más allá del gracejo, naturalidad y espontaneidad que lo han convertido en una persona entrañable. Y lo será por algo más allá del hecho de ser capitán, líder y corazón de la mejor Selección española de fútbol de todos los tiempos. Y lo será por algo más allá de ser el mejor portero español de todos los tiempos y uno de los mejores cancerberos de toda la historia del fútbol mundial. Lo será por los valores que él ha encarnado mejor que nadie en el fútbol español de las últimas décadas: la humildad, la nobleza, la disciplina, el esfuerzo, la profesionalidad, la constancia, la educación, el respeto, la sensatez, la templanza, la elegancia, la valentía ante la adversidad...Lo será por todas esas virtudes y cualidades que lo han aupado con todo merecimiento en ese altar laico que es el deporte.

Sin duda que sus condiciones físicas ya no son las de antaño; de lo contrario estaríamos hablando de alguien simplemente no humano. No obstante, siendo objetivos, el paso de "portero increíble" a "portero muy bueno" no creo que sea como para
llevarse las manos a la cabeza, rasgarse las vestiduras, reclamar su finiquito, etc, etc. Por eso, es especialmente llamativo, ridículo y patético que haya gente que critique a Casillas por el declive físico al que toda persona se ve abocada conforme va cumpliendo años. Y aún más particularmente despreciable que haya gente gente que aproveche ese ocaso físico para dar rienda suelta a comentarios y críticas que no tienen nada que ver ni con lo físico, ni con lo futbolístico, ni con lo deportivo y sí mucho con la ingratitud, la estupidez y la carencia de memoria, ética y escrúpulos.

Dicho lo cual, creo que la salida de Casillas de su club de toda la vida (25 años), del equipo en el que siempre quiso retirarse, no hay que entenderla tanto en el plano físico o deportivo como en el personal y ajeno a lo futbolístico. La marcha del capitán del Real Madrid no se entiende sin José Mourinho ni Florentino Pérez. O, mejor dicho, sin su mal fondo y peores formas, sin la persecución extradeportiva, el ensañamiento infundado, la obsesión enfermiza, la presión psicológica y la envidia personal que esos dos repugnantes divos que nada tienen que ver con el fútbol como deporte han dedicado al mejor estandarte de los valores e ideales de los que supuestamente presume el Real Madrid (risas enlatadas). En definitiva, la salida de Casillas no se puede entender sin el descomunal, descarado e inmerecido mobbing que ha sufrido por culpa de Mourinho entonces, de Pérez siempre y de sus respectivas camarillas de impresentables jugadores (Arbeola, Xabi Alonso, etc) y voceros mediáticos (Pedreroles y cía). Un despropósito amargo y cruel que acabó por trasladarse a la grada, donde una parte no pequeña de la ¿afición? del Real Madrid demostró que tiene una memoria a la altura de su educación y ética, demonizando a quien hasta hace nada veneraban como "santo". Una situación así, tan injusta, inmerecida, indefendible y erosiva como mantenida en el tiempo, acaba con la moral, la ilusión, la concentración y la motivación de cualquiera, se llame o no Iker Casillas. Quizás no debería haber aguantado tanto, ni en tiempo ni en forma. En ese sentido, no creo que Iker Casillas se haya rendido sino que hace mucho, mucho tiempo el club y buena parte de su afición dejó de merecerlo y hoy por fin ha quedado absolutamente claro. Lo que está fuera de toda duda es que Casillas, en toda esta desagradable situación, es el único que siempre ha estado muy por encima de las circunstancias, incluso en su magistral despedida. Del resto de protagonistas e intervinientes sólo cabe expresar que han quedado retratados como lo que son.

Así las cosas, sólo se puede decir que el Real Madrid y el madridismo han perdido el único espejo en el que mirarse mientras que el Porto ha ganado un porterazo y un jugador ejemplar dentro y fuera del campo. Un tipo al que cualquier amante del fútbol y el deporte puede, debe y tiene que estar agradecido. Siempre. Y esto lo digo yo, que nunca seré madridista, que nunca fui "Casillista" pero que siempre fui, soy y seré de las buenas personas. ¡Hala Iker! 

viernes, 10 de julio de 2015

Calor nocturno

Antes del clic: la ciudad declarando el estado de ebullición, el bostezo alquitranado de la madrugada, el réquiem enlutado del viento, los hielos deshaciéndose en sueños etílicos, el tango siniestro de las cucarachas, los dedos hundiéndose en la raíz del suspiro, el blues insomne de los relojes, el sudor encendiendo pieles de neón, la baliza remota de un avión evaporándose, las camas rumiando cuerpos en centrifugado, la luna derritiéndose en un espejismo de vainilla, el aleteo sin vuelo de los abanicos, las sábanas devorando secretos de ojos cerrados, el jazz fantasmal de los grillos, la Navidad en los labios de tacón y esquina, la alarma incansable de la chicharra, los televisores entonando la letanía de la silicona entre ruletas y abdominales, las farolas arrullando el frenesí de los mosquitos, el jadeo de pechos como calderas heridas, la geometría sedienta de las terrazas varadas a la orilla del asfalto, la deserción de los cuerpos fundidos, los pies hinchados como ballenas putrefactas, la luz mesiánica de las neveras abiertas, los ecos de sirenas quebrando en colores la tranquilidad de las siluetas, el aire llenándose de postales del desierto, los guiños de las estrellas en un mar de tinta, la desnudez violada por lenguas de fuego y sal, las horas derramándose como condenas sobre el precipicio del olvido, las miradas abiertas como ventanas asfixiadas, el magma errático de la vigilia, el deshielo púbico de las pasiones mentales, el callejero de los silencios cartografiado por coches sonámbulos, los gatos doblando las esquinas del tiempo en oscuridad infinita, las almohadas empapando el sabor de imposibles, el hedor espectral de la basura en su nicho de plástico, el soul negro de las pesadillas para noches en blanco, el sordo griterío de las ventanas abiertas, el tic y el tac de las miradas perdidas, el espacio detenido en la pausa ahogada del sofoco.

Después del clic: tocata y fuga del infierno, el gol de Iniesta, el Mesías de Händel, la dimisión del volcán, Disneylandia a flor de piel, el primer beso, "You win", el Calderón cantando victoria, Lázaro bailando por boreales, el exorcismo del hielo susurrado, la carga de la brisa ligera, el rumor glacial del alivio, julio es el nuevo enero, próxima estación: Groenlandia, el ronroneo del vello acariciado por el frío, la declaración de indiferencia, el orgasmo narcótico de los ojos cerrados, el oasis ártico de una ciudad disfrazada de trópico, la sonrisa de nieve y tiza, la existencia desaparecida en el lienzo del relax, el aire como página en blanco en que reescribir el tiempo perdido, el paraíso en un zumbido, la tregua polar de una noche en llamas.

Claro que él no pensaba en nada de esto. Con la ropa naufragada en alguna parte de la habitación, sentado en total oscuridad, frente al aparato encendido del aire acondicionado, sujetando su mando como un cetro, dejando que su cuerpo desnudo se bebiera todo el frescor, lo único que él tenía en su mente era "¡Joder, qué gusto!".

martes, 30 de junio de 2015

Deudas griegas

Hace siglos, cuando Grecia se tambaleaba, todo Occidente podía y debía echarse a temblar. Y, en esos supuestos de incertidumbre, de riesgo, de inquietud, Grecia, o, mejor dicho, los griegos supieron lo que tenían que hacer, decisiones que, en la inmensa mayoría de las ocasiones, no sólo fue la mejor para ellos sino para la civilización occidental, pese a los sacrificios y las secuelas que conllevó. Basta con recordar sus decisiones en las Guerras Médicas para saber a qué me estoy refiriendo. 

Hoy, Grecia vuelve a tambalearse y todo Occidente puede y debe echarse a temblar. Hoy como antaño, todos miramos a Grecia porque, parafresando la máxima, "nada de lo griego me es ajeno".

En ese sentido, para entender lo que ocurre y lo que está en juego, conviene hacer un breve resumen

- Lo que ocurre
  • En las últimas décadas, Grecia ha sufrido una dirección política y económica sencillamente desastrosa, cuyos culpables no hay que buscarlos tanto en la ciudadanía como en los nefastos responsables políticos y económicos que ha padecido aquel país y cuya impunidad ofende tanto como su desvorgonzaday  corrupta gestión. Una situación endémica y endógena que saltó por los aires al desatarse la crisis económica mundial y que en última y desesperada instancia llevó a la ciudadanía griega a votar por un arriesgado cambio de gobierno, que, al menos de momento, lejos de revertir la agonía, la ha empeorado. Antes, el problema de Grecia era ser un Estado corrupto. Ahora, el problema es que, además, puede ser un Estado fallido.
  • Desde sus inicios (ya optemos por el Tratado de la CEE de 1957 como por el Tratado de la UE de 1992) e hipocresías aparte, la UE siempre ha sido y funcionado como una asociación internacional de carácter económico y comercial en la que, dejando al margen el Derecho comunitario y los idealismos de baratillo, la voz cantante la ha llevado de forma preponderante o única Alemania, que es la mayor potencia, a todos los niveles y por méritos propios, de lo que se entiende por Europa. No obstante, en su afán por disimular lo que es o por aspirar a ser lo que debería, la UE ha devenido con el paso de las décadas en un monstruoso aparato burocrático y diplomático cuya inoperancia sólo es comparable al nivel de detalle y complejidad de sus procesos. Así las cosas, la UE no está ni siquiera remotamente cerca de ser una federación cohesionada, coherente y jerarquizada como pueden ser los Estados Unidos de América (que sería lo ideal) sino que sigue funcionando como un extravagente y clasista club en el que el derecho de admisión gira en torno al euro con demasiados brindis al sol e intereses creados. Si esto compensa todas las concesiones, cesiones y renuncias políticas y económicas que han tenido que hacer los países miembros de la UE a lo largo de los años...Yo pienso que no.
  • La crisis económica global, además de para sacar a la luz todas las miserias que escondían en alfombras y armarios las naciones de todo el planeta, en el ámbito europeo ha servido además para que Alemania aproveche la coyuntura para reforzar (aún más) su hegemonía e influencia respecto a todos los demás países de la UE sometiéndolos a una ¿tácita? coacción económica; una actitud más que discutible en lo ético y que revela que la UE tiene de unión poco y de europea menos, pero que se asienta tanto en méritos propios como en deméritos ajenos que no conviene despreciar. Dicho lo cual, queda patente que la crisis, más allá de las consecuencias que están sufriendo las distintas sociedades, ha servido para lo mismo que servían antaño las guerras: para reconfigurar el teatrillo del poder...hasta la siguiente crisis, claro. Así, en lugar de haber millones de muertos consecuencia de las contiendas bélicas como sucedía en el siglo XX, ahora en el XXI tenemos millones de humillados a raíz de las contiendas económicas. Lo cual debería hacer reflexionar al personal sobre cómo las vidas de millones de personas en todo el mundo dependen de la voluntad de entes no electos por los propios afectados y cuya responsabilidad ante ellos no pasa por ninguna clase de control judicial, legal, público ni serio (y ojo que no estoy hablando de eso que la chusma populista y demagoga denomina "mercados").
  • La gestión de la crisis en Grecia, tanto en el propio país como desde las instituciones europeas e internacionales, ha sido una concatenación de medidas ineficaces cuando no directamente contraproducentes.
  • Las negociaciones a tres bandas entre FMI, UE y Grecia han consistido en un choque entre la responsabilidad que se debe asumir y exigir a la hora de contraer y subsanar deudas y la viabilidad no ya económica sino social y cotidiana de toda una ciudadanía. Una tormenta perfecta a la que están contribuyendo todas las partes en conflicto al estar más pendientes de sus reyertas verbales y políticas que de dar una solución a un país que agoniza en la miseria y la inseguridad. Nadie quiere ponerse en el lugar del otro y así el entendimiento que requiere todo acuerdo es francamente difícil. Todos piensan en números (unos de euros, otros de votos) pero nadie piensa en las personas y así va la situación como va...Está claro que Grecia tiene que pagar íntegramente lo adeudado; pretender lo contrario es una tomadura de pelo no sólo a las propias instituciones y naciones acreedoras sino también a los propios griegos y a los ciudadanos de otros países que, como España, están haciendo grandes sacrificios para ser más responsables que sus mandatarios. Lo que no está tan claro, y debe ser revisado y negociado, es que la forma de pago impida el propio pago o que éste se haga a costa de reducir a cenizas el futuro de los ciudadanos griegos. Y esto es algo que principalmente la UE debe entender si quiere que Grecia devuelva todos los millones de euros, salvo que admita el pago en ruinas arqueológicas, claro.
- Lo que está en juego:
  • La propia UE. La solución a la crisis con Grecia redefinirá a la UE en fondo y forma. Si Grecia opta en el referéndum por aceptar las "reglas del juego", la UE seguirá como hasta ahora, para bien y, especialmente, para mal y Grecia verá cómo su agonía económica y social se prolonga indefinidamente en el tiempo. Si, en cambio, Grecia opta por decir a la UE "vuestras propuestas me las paso por la soberanía nacional", la UE habrá quedado en evidencia y abocada a un ejercicio de sana, forzosa y urgente autocrítica mientras que Grecia habrá dado un
    salto al vacío lleno de dignidad pero sin una sola razón para el optimismo
    . Es decir, que lo que está en juego es quién se sentará en el diván cuando la polvadera se disipe: la UE o Grecia.
  • La sostenibilidad de Grecia, como Estado, en el político y en lo social.
  • También están en juego la viabilidad de la democracia y el papel de la soberanía nacional en un contexto en el que los intereses económicos han engullido a todos los demás (políticos, sociales, culturales, civiles, éticos, etc).
  • La dignididad y visibilidad de los ciudadanos frente a las instituciones. Y es que, en mi opinión, lo que estamos viviendo en estos últimos años es un despotismo basado en la negación sistemática del individuo. Algo que es bastante peligroso, porque ya sabemos cómo acaba cualquier clase de depostismo...
Así las cosas, todo es un problema de deudas. Por un lado, las
económicas, las que deliberadamente ha contraído Grecia en los últimos años para ¿salvar? su economía. Por otro, las culturales e identitarias, que inconscientemente tiene Occidente respecto a Grecia desde hace siglos, como muy bien recordaba el escritor Julio Llamazares en un artículo ayer. Ambas, importantísimas. Ambas, insaldables. Por eso, querer negar unas deudas para destacar otras no hace un favor a nadie, griego o no.

Por eso, ante la gravedad del cisco, a todos nos apetece encontrar culpables y dibujar dianas para lanzar reproches. Pues bien, en mi opinión, culpables hay varios factores a tener en cuenta a la hora de repartir las culpas:
- La demencial y suicida gestión política y económica que ha tenido Grecia desde hace lustros "gracias" a sus dirigentes políticos (progresistas, conservadores, etc) y responsables económicos y financieros. Y ojo al "sus". Un error colosal y perpetuado en el tiempo con la connivencia de los propios griegos que revela la aún más grande y bochornosa falla ética y moral que ha llevado a Grecia a la ruina, en todos los sentidos. Conviene recordar, una vez más, que, antes de la famosa y siniestra "troika", Grecia ya era un país condenado. Y eso no hay que perderlo de vista.
- La falta de memoria y sensabilidad de los países miembros de la
Unión Europea. No ya sólo respecto a las deudas culturales que mencionaba antes, sino, por ejemplo, a que ahora muchos parecen no acordarse de la consideración que se ha tenido históricamente con las deudas de Alemania o, por ejemplo, de los préstamos que impuso la Alemania nazi a otros países, Grecia inclusive.
- La falta de vergüenza, educación, humildad, respeto y honradez de Alexis Tsipras y su ministro Yanis Varufakis, quienes no han ayudado en absolutamente nada a sus compatriotas griegos. Lo único bueno que ha hecho Tsipras ha sido convocar un referéndum pero, para ese viaje, no hacían falta estas alforjas ni tomar el pelo al personal durante tantas semanas. Decir que Tsipras y Varufakis son dos impresentables es quedarse muy corto. Son dos sinvergüenzas que no han mejorado en nada a quienes les precedieron  (y eso que lo tenían muy sencillo). Unos macarras a los que su amateurismo, malas maneras y falsas promesas han conducido a un callejón de difícil salida.
- La falta de tacto y responsabilidad en las negociaciones mantenidas entre la UE y Grecia, en las que la diplomacia y la
inteligencia han brillado por su ausencia y donde unos y otros han mantenido una actitud soberbia, prepotente y próxima al "matonismo". Todos tienen responsabilidades que asumir pero nadie las asume porque consideran que "la culpa es del otro". Una actitud irresponsable que ha desembocado en una situación en la que todos se lavan las manos y dejan la responsabilidad en manos de los ciudadanos griegos, que son las únicas víctimas de tanto despropósito.
- La desmedida competición de egos e intereses nacionales en un entorno supuestamente igualitario y supranacional como debería ser la UE.
- La propia ciudadanía griega, por sostener electoralmente un sistema corrupto, clientelar, inviable y enajenado. Claro que, si no hay nada bueno donde elegir, pues...difícil acertar. Toda una tragedia y no precisamente teatral. Así que mejor dejarlos en paz con su karma, porque en el pecado ya llevan la penitencia.

En resumen, faltan pocos días para ver cómo acaba este sindiós y yo no tengo nada claro qué va a pasar. Lo único que espero es que Grecia, hoy como antaño, vuelva a hacer lo correcto, sea lo que sea eso.

domingo, 14 de junio de 2015

La culpa no es de Zapata

Se apellida Zapata. No es mexicano. No es un revolucionario. Pero la ha liado parda.

El hecho objetivo
Coincidiendo con la designación de Guillermo Zapata como nuevo concejal ("delegado") de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, ayer afloraron tuits que publicó en su cuenta de Twitter hace ya tiempo y que han levantado una enorme polémica en redes sociales, medios de comunicación y partidos políticos.

Tuits de la polémica:
Con fecha de 31 de enero de 2011:
  • "Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcáser para que no vaya Irene Villa a por repuestos".
  • "¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el
    cenicero
    ".
  • Amigos, @lulm, nos lee desde el Estado de Israel, que no se sabe para qué necesita tanto espacio si cada persona ocupa un mónton de ceniza.
Con fecha de 6 de diciembre de 2012:
  • #rescateficción, Rajoy promete resucitar la economía y a Marta del
    Castillo.
Con fecha de 30 de junio de 2014:
  • Se confirma que ETA además de criminal era idiota, con la cantidad de simpatizantes y aliados que tenía que no fue capaz de tomar el poder.

Las explicaciones y excusas de Guillermo Zapata:
Ayer:
  • "Siempre me ha gustado el humor negro y cruel. Lo considero una expresión sana para reírnos de los horrores que hacemos los seres humanos".
  • La polémica de sus publicaciones en Twitter se debe a que es "un representante público" y no "una persona anónima".
Hoy:
  • "Ni soy antisemita, ni soy proetarra, ni defiendo la violencia, pido disculpas a toda la gente que se haya podido sentir mal por esos tuits".
  • Los tuits se enmarcaban "dentro del debate sobre los límites del humor en las redes sociales", suscitado cuando el guionista y director de cine Nacho Vigalondo fue también criticado en twitter al asegurar que el holocausto fue un "montaje".  
  • "Los mensajes que más relevancia han tomado en esta polémica aparecen entrecomillados porque se sitúan en el contexto de una conversación sobre “los límites del humor” y aquello que se puede y no se puede decir en las redes sociales y fuera de ellas. Esta conversación deriva del hecho sucedido en enero de 2011 cuando el director de cine Nacho Vigalondo fue despedido del diario El País por escribir varios tuits con un supuesto contenido negacionista del Holocausto, cuando se trataba tan solo de una broma. En esos días se hablaba mucho en las redes sociales sobre los límites del humor y lo que puede o no ser objeto de broma. Aquellos tuits míos tenían por objeto señalar algunos chistes que fueron de uso común (este es el motivo de que estén entrecomillados) durante un periodo de tiempo en ciertos ámbitos, en concreto el de Twitter, y que son profundamente incorrectos por su crueldad. Obviamente, esto es algo que se pierde si desdibujamos el contexto.(...)La descontextualización provoca que se pierda el sentido original. Los hechos, la publicación de esos mensajes, amenazan en este caso la verdad. Los mensajes, extraídos de aquella y otras conversaciones colectivas, aparecen cuatro años después y precisamente en el día en el que entro a formar parte del Ayuntamiento de Madrid como concejal de Ahora Madrid, por lo que la descontextualización de los hechos parece tener una intencionalidad política clara. (...) Reitero mi condena al terrorismo de ETA y al antisemitismo y a cualquier otra forma de represión y violencia. Y considero que no es incompatible con el humor negro, siempre y cuando éste sea reconocible como humor. (...)Reitero mis disculpas a todas aquellas personas que se hayan podido sentir ofendidas por estos tuits". En un texto escrito en tumbler,que puede leerse íntegramente aquí.

Mi opinión:
  • Una barbaridad es una barbaridad, la haga quien la haga, la diga quien la diga, se diga cuando se diga. Querer poner paños calientes es una estupidez. Y, ojo, diría esto mismo de cualquier persona, fuera cual fuera su ideología, credo, condición, cargo, etc. Ninguna barbaridad es disculpable ni matizable.
  • Del mismo modo que la libertad de expresión que ampara a Guillermo Zapata se ve limitada en el respeto a los otros derechos fundamentales (artículo 20.4 de la Constitución Española), el humor se ve limitado por el ingenio, la sensatez, la sensibilidad y el buen gusto. Y ambas cosas deberían ser sabidas por un "representante público".
  • Zapata centra sus excusas en sus tuits "entrecomillados", los fechados el 30 de enero de 2011. ¿Pero qué pasa con el resto? ¿Qué tiene que decir respecto a los demás comentarios que descartan que "lo suyo" fueran un desliz puntual? ¿Qué pasa con los otros tuits que tiran por tierra la excusa del entrecomillado? ¿No cuentan? ¿Qué ocurre con los "no entrecomillados"? Pues que los "justifica" por su curiosa y personal concepción del humor negro. Quizás olvida este tipo que en el humor no todo vale y que no todo el mundo resulta gracioso. Y si no, que vaya a mostrar su humor a Israel, o a los padres de Marta del Castillo o a los familiares de las niñas de Alcáser, a ver qué tal.  
  • Igualmente, Zapata achaca toda la polémica a una descontextualización y a una intencionalidad política. Supongo que prefiere pasar por alto que si declaraciones o
    tuits idénticos o similares a los suyos hubieran sido escritos o dichos por, pongamos, un "representante público" de un partido que no fuera de izquierdas, el incendio que habría montado la progresía y el populismo en este país sería nivel Nerón, con o sin descontextualización, que para eso se tienen a sí mismos como únicos custodios y peritos de los valores democráticos, los derechos humanos, la paz universal, etc.
  • Zapata no es un caso aislado. Quiero decir: no es el único cafre empíricamente demostrado que hay en la lista municipal de Ahora Madrid. Ahí están para demostrarlo Pablo Soto (el guillotinero cuya mayor discapacidad es de tipo ético), Rita Maestre (una mengana e imputada que antes de hablar debería leerse la Constitución española y no el último pasquín de FEMEN), Alba López Mendiola (una quiero y no puedo de la demagogia) o Jorge García Castaño (el tuitero empalador). Mugre arribista que no se ha visto en otra, no saben en qué consiste la democracia (ni les interesa) ni tampoco conocen lo que es la coherencia ni la diginidad ni la vergüenza ni la responsabilidad. Gentuza que, si bien no representa a todos los votantes de Ahora Madrid, sí representa a esa chusma repugnante en continente y contenido capaz de insultar o amenazar a ediles de otras formaciones o de justificar o aplaudir las barbaridades dichas o hechas por estos pelanas que tienen en Pablo Iglesias su mejor referente.     
  • Tengo la duda razonable de si la gente de Ahora Madrid, Ganemos, Podemos y demás marcas low cost, estarían actuando con tanta templanza si otro "representante público" hubiera hecho alguna gracieta sobre Pablo Echenique, Pablo Soto, los muertos republicanos en la Guerra Civil, los abogados de Atocha, los inmigrantes, etc. Una vez más, se cumple aquello de ver pajas en ojos ajenos y no vigas en los propios.
  • Honestamente, no creo que Zapata sea un antisemita, ni un racista ni un proetarra ni un simpatizante de las mayores crueldades cometidas por el ser humano. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es que es un necio, un torpe, un kamikaze, un insensible y una persona carente de cualquier legitimidad para representar ni a un solo ciudadano de bien (como sucede con tantos otros políticos de diverso signo y sigla).
  • Por otra parte, hay que dudar de la coherencia y fiabilidad de un tipo que, humor aparte, reivindica ahora acabar con la "mercantilización de la cultura" cuando hace no mucho se "vendió" al servicio de cierta multinacional(por cierto, bastante vinculada a la famosa "casta")...
  • Hace bien en disculparse (aunque sea de una manera ambigua, tardía, cobarde e insuficiente) pero el perdón no puede ni debe significar impunidad. Máxime en un "representante público" al que se le supone que debe dar ejemplo (positivo) al resto de la ciudadanía. Con esto, no estoy hablando necesariamente de consecuencias penales, pero sí de que Guillermo Zapata afronte (o le hagan afrontar, visto lo visto) de manera responsable las consecuencias de sus majaderías y salvajadas. Y ya se sabe que, en la política, en la política decente, en la política deseable, en la política digna, en la política que reclama y presuntamente busca abanderar Ahora Madrid, la asunción de responsabilidades sólo tiene una salida, nunca mejor dicho.  
Así las cosas, queda bastante claro que no se trata de un problema de "entrecomillado" ni de "sacar de contexto" sino de la forma de ser y pensar de un tipo que quiso/quiere desmarcarse de la mediocridad cayendo en la pura miseria humana escudándose cobarde y tontamente en un supuesto humor negro que de humor, nada, y de negro, todo. De la forma de ser y pensar de un zafio que no tiene el sentido común ni la valentía de renunciar inmediatamente y que, por tanto, se ha ganado a pulso que lo expulsen del Ayuntamiento. 

De todos, el problema no es que el gordo desastrado de Zapata sea un tío sin gracia ninguna, un cretino que confunde la velocidad con el tocino, un hipócrita, un imprudente, un anormal, un caradura, un torpe o un miserable, que lo es. Él era, es y muy probablemente seguirá siendo así. El problema, la responsabilidad y la culpa no son, por tanto, de Zapata sino de quien eligió a este figura como miembro de un gobierno municipal supuestamente serio y aspirante a obtener el máximo respeto y consideración. Claro que, viendo a otros integrantes de la lista de Ahora Madrid, como decía antes, es difícil encontrar a alguien que se salve de la vergüenza ajena. 

Por todo ello, el mejor favor que podría hacer a todos Guillermo Zapata como "representante público" sería dejar de serlo (renunciando a su puesto de concejal) y volver al anonimato del que nunca debió salir, porque este tío representar, lo que se dice representar no representa una ciudad como Madrid ni a quienes vivimos en ella ni a la cultura ni al deporte ni a la ética ni a la estética ni a la sensatez ni al humor ni al respeto ni a la democracia ni a nada que no sea el despropósito hecho carne.

jueves, 11 de junio de 2015

El viaje

Todo viaje tiene un comienzo. Pero no todos los viajes tienen un final. Éste es uno de esos viajes. Un viaje que comenzó hace dos años. Con un pequeño paso. Con una milésima de segundo. Con una decisión. La de atreverme a pensar. La de apostar por el saber. La de arriesgarme a ser y no sólo a estar. La de aprehender la pausa necesaria para avanzar. La de descubrir lo desconocido. La de reimaginar lo conocido. La de hallar cuánta consciencia cabe en la conciencia. La de aprender a sentir el sentido. La de entrar en la oscuridad donde crece la luz. La de aventurarme en el terreno de las dudas para redefinir la cartografía de las certezas. La de plantearme preguntas complicadas que hacen la vida más sencilla. La de averiguar cuánto puede decirnos el pasado del presente y el futuro. La de dejarme sorprender por lo que unos extraños, vivos o muertos, cercanos o lejanos, pueden decir de ti mismo. La de comprender de la palabra dicha y la imagen pensada. La de viajar a ese Hades que siempre es y está pero no siempre se ve. La de atender tanto a la palabra y al silencio. La de lanzarme al camino. La de (re)descubrirme. La de estudiar con Alejandro Gándara

Fue una decisión individual pero no un viaje en soledad. No. Fue un viaje, una experiencia, una senda, una aventura que comencé junto a extraños que hoy son, como mínimo, cómplices; partícipes de un afecto hecho con nocturnidad y sin alevosía. Personas que, afinidades aparte, han sido compañeros de chanzas, reflexiones y confidencias. Personas que, sigan o no junto a mí, siempre vendrán conmigo. Personas que, con independencia del afecto, la confianza y el tiempo, siempre contarán con un sitio en mi memoria. Personas que tendrán mi respeto y gratitud por enseñar y enseñarme, por mostrar y mostrarse, por abrirse sin guardarse, por ser parte de la tripulación de esta nave sin más rumbo conocido que el del siguiente paso. Personas con nombres y apellidos cuyos perfiles puedo colorear con recuerdos. Personas como Iván, Ana, Álex, Laura, Álvaro, Marta, Peru, Freiya, José Ignacio, Mariví, Guillermo, Carmen, Alberto y Tamara. Catorce nombres que caben dentro de un solo “gracias".

No ha sido un viaje en soledad. Y tampoco ha sido un viaje sin brújula. Sin vigía. Sin timonel. Sin capitán. Sin líder. No. Los tripulantes del Argos tuvieron a Jasón. Los trescientos de Esparta tuvieron a Leónidas. Dante tuvo a Virgilio. Los caballeros de Camelot tuvieron a Arturo. Y los chicos de los miércoles noche en la calle del Nuncio 11 hemos tenido a Alejandro. Decir que este viaje sería imaginable sin Gándara sería una tontería sólo comparable a pensar que habría sido posible sin él: el mentor al que estar agradecido por demostrarnos que el conocimiento es el auténtico vellocino de oro, que la mayor gesta es conseguir ser uno mismo, que el Hades no es tan malo cuando regresas, que el verdadero grial no es otra cosa que saber pensar, saber ser y saber estar. El creador de esa escuela sin profesores llena de maestros. El abanderado de quienes se atreven a salirse del dictado, la histeria y la estupidez. El cabecilla de esa rebelión pacífica pero irreductible que reivindica el pensamiento y la cultura en un tiempo y una sociedad que los ha dejado de lado. El hombre de ingenio veloz y corazón grande. El compañero que es maestro. El amigo del que siempre aprender.

Por eso, ahora que este viaje se detiene, ahora que los pasos se toman un descanso, ahora echar la vista atrás produce el vértigo de lo logrado, la nostalgia de lo vivido y el cariño por lo aprendido. Ahora, mi mente está llena de nombres, ideas e imágenes propias y ajenas y de dudas y certezas personales y tal vez intransferibles. Ahora, se impone la pausa para descansar y saborear recuerdos. Ahora es el momento para hacer balances que rimen en agradecimiento. Ahora es el momento para escribir todo esto. Ahora es el momento para confesar y compartir la mejor lección aprendida en este tiempo: lo importante, tanto en el conocimiento como en la vida, no es el destino sino el camino. Ese camino del que lo único que sabemos es que nunca termina. Ese camino que tiene uno de sus mejores inicios posibles en un lugar que frecuento desde 2011, un sitio al margen del ruido y la furia; un lugar en el que siempre sentirse como en casa; un sitio en el que Alejandro, José Luis, Tomás, Nuria, María y demás insurgentes de la creación y el pensamiento forman una pintoresca y entrañable familia; un lugar al que ir para no olvidar; una escuela que no está hecha de muros sino de personas: la ECH.

viernes, 5 de junio de 2015

El padre de Godzilla

"¡Que vienen los rojos!", "¡Los rojos caerán sobre nuestras cabezas!", "Madrid nueva capital de la URSS", "¡Arderán conventos y se violarán monjas!", "Volvemos a 1936", "Adiós a la democracia"...éstas y otras cosas similares se vienen diciendo o pensando desde los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas en España en general y en su capital en particular. Y se vienen diciendo o pensando por la derecha política, por la derecha propagandística (es decir, casi todos los medios de comunicación salvo honrosas excepciones) y por esa parte de la ciudadanía que les sigue el rollo a una y a otra, esa parte de la ciudadanía capaz de llenar Madrid de carteles diciendo que votar a Cifuentes es votar aborto o de manifestarse en la Plaza de Colón para salvar la patria de no se sabe muy bien qué mientras agarran una insolación de campeonato que les acerca aún más al fallecimiento y amenazan a unos jóvenes periodistas con quemarlos vivos (toma lección de democracia). A estas alturas, creo que es evidente que no comparto en absoluto estas inquietantes preocupaciones y eso
que, quien me conozca o lea, sabe o debería saber que yo ni soy ni fui ni seré "de izquierdas" (ejemplo 1: me parece que Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo el mejor favor que hicieron a la Humanidad fue irse al infierno; ejemplo 2: estoy plenamente convencido de que si alguien aún hoy quiere buscar a los culpables de cargarse la II República, la democracia y la convivencia y de propiciar la última y vergonzosa guerra civil, mejor haría en dirigir sus miras a los políticos y las fuerzas de izquierda de aquel entonces que al medio-hombre del Ferrol y sus compadres antediluvianos, a quienes les pusieron en bandeja hacer lo que hicieron).
¿Por qué no estoy preocupado en ese sentido catastrofista? Porque cualquiera que conozca de leyes o competencias municipales sabe que por mucho que quisieran hacer Carmena y cía no podrán salirse de lo que marca la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local en sus artículos 25 y 26 (lo cual supongo que será un chasco para quienes votaron a Ahora Madrid y un alivio para quienes sudan pensando en el Apocalipsis). Y si se salen de la legalidad...herramientas tiene el Estado para hacer cumplir la Ley.
¿Quiero eso decir que no estoy preocupado por la posibilidad de que Ahora Madrid llega al Ayuntamiento? Lo estoy en la medida en que temo que puedan hacer honor a la proverbial facilidad de la izquierda para cargarse los ahorros, endeudarse a niveles estratosféricos y joder el porvenir, como demostró por última vez en España el repugnante y absurdo Presidente Rodríguez Zapatero hace no demasiado. Y temo que Carmena y sus chicos puedan hacer eso porque su programa electoral contiene varias promesas o proyectos que directamente son inviables económicamente, se miren por donde se miren. A no ser que también en esto decidan honrar al ridículamente sobrevalorado Tierno Galván y pasarse por la entrepierna el programa electoral.

No obstante, volviendo al comienzo del artículo, esta situación de urgencia, tensión y angustia que tanto ayuda al guerracivilismo y nada a la democracia, este ambiente que está alimentando diariamente en prensa, radio y televisión la derecha más rancia, estúpida y papanatera ha propiciado una actitud hacia Ciudadanos que va de lo demencial a lo asqueroso pasando por lo injusto. Y todo porque lo que pretende esa derecha es que Ciudadanos apoye al PP como sea para que la izquierda (sea el PSOE, sea Ahora Madrid, sea Podemos o la madre que parió a Stalin) no llegue a la Alcaldía de Madrid ni a la Presidencia de la Comunidad. Y como no hay visos de que lo haga, se ha pasado de lo que era una mera presión al ataque directo. Y todo porque Ciudadanos se mantiene fiel a su esencia y a su programa. Todo porque Ciudadanos no quiere violentar la confianza de quienes le votaron en las elecciones. Todo porque Ciudadanos supedita cualquier apoyo a la asunción de una serie de medidas de regeneración democrática que han publicitado por activa y por pasiva ya en la campaña electoral. Todo porque Ciudadanos no quiere volver a repetir el error que fue asociarse con Libertas. Todo porque Ciudadanos no quiere enredarse en pactos turbios. Todo porque Ciudadanos no quiere bajarse los pantalones. Todo porque Ciudadanos no hace ni quiere la vieja política...O, mejor dicho, todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) no quiere entender ni aceptar el cambio. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) prefiere seguir como si nada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) es incapaz ética y políticamente de asumir unos compromisos tan sencillos y honestos como los que reclama Ciudadanos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sólo parece entender de "moral
en B" y "escándalos en A". Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional), ante el dilema de renovarse o morir, prefiere lo segundo. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sigue demostrando unos tics autoritarios y nada democráticos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) apuesta erróneamente por el "o conmigo o contra mí". Todo porque el PP de Madrid prefiere seguir liderado por quien los únicos talentos que ha demostrado son los de rodearse de futuros imputados, faltar al respeto de sus rivales políticos, tomar por imbéciles a los ciudadanos y reaccionar como una niña inmadura, caprichosa y maleducada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) lo único que hace y quiere es la vieja política, la política que cambió en España el estado del bienestar por el estado de decepción.

Así las cosas, creo quien considere a Podemos y sus seudónimos un Godzilla no sólo para los intereses del PP sino para Madrid y el resto del país no debería atribuir la paternidad del monstruo a Albert Rivera, Nacho Aguado o Begoña Villacís sino a Mariano
Rajoy y Esperanza Aguirre, ya que sin su torpeza, enajenación, soberbia y falta de autocrítica serían impensables el auge y el vigor de Podemos tanto a nivel nacional como en Madrid. Así que los insultos, las descalificaciones, los gritos, las presiones y los reproches, a Génova. 

domingo, 31 de mayo de 2015

119 decibelios

119 decibelios es el ruido de un avión al despegar. Y el de un concierto de rock. Y el de un trueno. Y el de decenas de miles de personas demostrando a los cuatro vientos sus complejos y su falta de formación, educación, respeto y sentido común, como una vez más (y van tres) se encargaron de demostrar esta noche y en su mayoría las aficiones de Barça y Athletic en su tercera final de Copa de los últimos seis años.

La pita no por esperada ha dejado de ser menos bochornosa y repugnante. Un espectáculo vomitivo por varias razones:
- Es una acción inconstitucional al ir contra el himno estatal, que forma junto a la bandera y el escudo los símbolos del país. Por tanto, es un delito y como tal viene tipificado en el Código Penal, en su artículo 543, dedicado a los "ultrajes a España" y que dice lo siguiente: Las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses.
- Es una indefendible falta de respeto para todos los demás españoles que no piensan como los españoles que esta noche han pitado el himno.
- Es un descarado desprecio a todos los valores que comparten tanto el deporte como la vida en democracia.
- Es una evidente demostración de que siempre habrá malnacidos dispuestos a utilizar un acto que nada tenga que ver con la política para mezclar churras con merinas y reivindicar su condición de gilipollas virgen extra. ¿Qué tendrá que ver un partido de fútbol con las majaderías y los delirios políticos de los iluminados separatistas? Aparte de nada, quiero decir.
- Es una nueva muestra de cómo se ha extendido a ámbitos no políticos la perversa hipocresía que manejan las ideologías nacionalistas e independentistas en España: convertir en objeto de crítica aquello de lo que al mismo tiempo estás obteniendo un beneficio inmerecido, obsceno y constante.

En línea con esto último, creo que sería una muestra de sensatez, coherencia y, por qué no, valentía que el F.C. Barcelona y el Athletic Club de Bilbao renunciaran voluntariamente a seguir formando parte de toda competición nacional y a cualquier ingreso económico de procedencia española. ¿Lo van a hacer? Lo dudo. A menudo, la estupidez y la cobardía van de la mano. Es más cómodo seguir pataleando y, simultáneamente, beneficiándose económicamente. Quizás ha llegado el momento de que si dichos clubes no toman la puerta de salida se les conduzca a la misma, con o sin el consentimiento de estos jetas.

Por otra parte, creo que es totalmente absurdo el debate sobre si la pita está dentro de la libertad de expresión o es simplemente intolerencia en estado puro. Convendría recordar a esa legión de meapilas, demagogos y cretinos que entienden la pita amparada por
la libertad de expresión que, tal y como dice la Constitución española, los derechos y libertades fundamentales tienen sus límites no sólo en lo que disponga el ordenamiento sino en el respeto al resto de derechos y libertades (ver artículo 20.4). Así que, si quieren defender, matizar o excusar el asqueroso espectáculo que han ofrecido los "pitantes", mejor harían en esgrimir como argumento el respeto que se merece todo animal, que es lo que son.

No obstante, lo más deprimente de toda esta noche ha sido la vergonzosa reacción de las autoridades, tanto institucionales como gubernativas y deportivas a lo que es sin duda un ataque al himno y, por tanto, al conjunto del Estado. Tal vez es que Felipe VI confundió entereza con tibieza o que el Presidente del Gobierno tenía el plasma averiado o que el Ministro de Interior estaba rezando el rosario en ese preciso instante o que la Delegación del Gobierno en Cataluña se cogió la noche libre o que la Fiscalia General del Estado estaba cazando gamusinos o que el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol entienda que la Constitución no va con él. No lo sé. Lo que sí sé es que hoy nadie ha defendido no ya la pura legalidad sino el respeto debido al conjunto del pueblo español. Y eso da pena. Mucha. Y también rabia. Y ni la una ni la otra se me van a ir por muy acertado que sea el contenido del tardío comunicado del Ministerio de Presidencia. Así las cosas, ya que la ofensa es irreparable, lo único que espero es una sanción ejemplar y contundente contra ambos clubes que evite que ese disparate se repita en el futuro. 

Por todo ello, no es de extrañar que lo ocurrido en el partido en el plano estrictamente deportivo haya quedado muy mermado en su relevancia. En ese sentido y en mi opinión, esta noche en el Camp Nou sólo ha habido una cosa digna de ser admirada, elogiada y recordada: el orgullo que ha demostrado el Athletic. Todo lo demás, se merece el olvido pero no el perdón.

viernes, 29 de mayo de 2015

Tras la cena

Fuera, al otro lado de las cortinas cruzadas y la persiana bajada, el aire gélido vaciaba las calles mientras las nubes manchaban el cielo como brujas a la carrera. Dentro, los restos naufragados de la cena. Frente a ellos, el televisor encendido, iluminando el pequeño salón con un halo azulado y eléctrico. Ellos, sentados uno junto a otro, descomponían la jornada en una reyerta de anécdotas y comentarios sin más importancia que la de poner pausa y complicidad a un día a punto de echar el telón. En la trastienda de sus preocupaciones, la incertidumbre de un futuro inconcreto en el que había las suficientes amenazas como para no fiarlo todo a las certezas. No era un diálogo memorable pero era un diálogo necesario, útil, balsámico. Hablaban intercambiando palabras, miradas y pequeños gestos de los que escriben grandes historias en notas a pie de página. Dialogaban al mismo tiempo que intentaban espantar fantasmas o quizás haciendo de esto la excusa para aquello. Conversaban para saberse el uno al lado del otro, para sentirse juntos pese a todo y por encima de todo. Utilizaban aquella agradable palabrería para dar un barniz de normalidad a una vida en la que cada noche velaban armas para el día siguiente, para vestir de rutina la épica de salir adelante en un mundo que no acababa de amanecer, para amansar un tiempo encabritado como un animal herido. Se daban palabras con la misma honestidad que un beso porque en ocasiones el silencio es un lujo que una pareja feliz no se puede permitir.

Y así estaban, zigzagueando en la frontera entre lo mundano y lo íntimo, cuando la televisión empezó a susurrar una ventana hacia otra de esas tantas vidas que caben en la vida. Una ventana hacia una tragedia de esas que hacen tambalear cualquier creencia en cualquier Dios. Una ventana hacia una historia que, teniéndolo todo para acabar mal, merecía acabar bien. Una ventana hacia la intimidad de una pareja muy joven, humilde, anónima hasta entonces cuya valentía y compromiso les libraba de cualquier posible juicio o consejo o nada que no fuera enmudecer y conmoverse. Una ventana hacia una de esas epopeyas que lo mismo sirven para cebar programas sensacionalistas que para descartar el destino como animal de compañía o para aleccionar sobre en qué consiste esto de la vida. Una ventana directa hacia una moraleja agridulce, impertinente y cierta: vivir es reaccionar. Pero también es creer no tanto en un Dios como en quien te hace sentir como si lo fueras; creer en quien con una sola sonrisa pinta de luz la más profunda oscuridad; creer en quien espera de ti lo imposible que sólo tú eres capaz de hacer; creer en quien da sentido y significado a cualquier sacrificio por exigente, duro o desagradable que sea; creer en quien convierte el amor en la mejor excusa para no renunciar a nada; creer en quien, desde que entra en tu vida, se convierte en ella.

Pasaron varios minutos en los que sólo el televisor hablaba. Ambos estaban completamente sumergidos en la historia de aquellos jóvenes que habían convertido el tártaro en una declaración de amor apabullante e incontestable. En un ejemplo. En una lección. 

Cuando desaparieceron de la pantalla, ellos seguían allí, en el salón. Apagaron el televisor. Recogieron la cena. No hablaban. No hacía falta.