"¡Que vienen los rojos!", "¡Los rojos caerán sobre nuestras cabezas!", "Madrid nueva capital de la URSS", "¡Arderán conventos y se violarán monjas!", "Volvemos a 1936", "Adiós a la democracia"...éstas y otras cosas similares se vienen diciendo o pensando desde los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas en España en general y en su capital en particular. Y se vienen diciendo o pensando por la derecha política, por la derecha propagandística (es decir, casi todos los medios de comunicación salvo honrosas excepciones) y por esa parte de la ciudadanía que les sigue el rollo a una y a otra, esa parte de la ciudadanía capaz de llenar Madrid de carteles diciendo que votar a Cifuentes es votar aborto o de manifestarse en la Plaza de Colón para salvar la patria de no se sabe muy bien qué mientras agarran una insolación de campeonato que les acerca aún más al fallecimiento y amenazan a unos jóvenes periodistas con quemarlos vivos (toma lección de democracia). A estas alturas, creo que es evidente que no comparto en absoluto estas inquietantes preocupaciones y eso
que, quien me conozca o lea, sabe o debería saber que yo ni soy ni fui ni seré "de izquierdas" (ejemplo 1: me parece que Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo el mejor favor que hicieron a la Humanidad fue irse al infierno; ejemplo 2: estoy plenamente convencido de que si alguien aún hoy quiere buscar a los culpables de cargarse la II República, la democracia y la convivencia y de propiciar la última y vergonzosa guerra civil, mejor haría en dirigir sus miras a los políticos y las fuerzas de izquierda de aquel entonces que al medio-hombre del Ferrol y sus compadres antediluvianos, a quienes les pusieron en bandeja hacer lo que hicieron).
¿Por qué no estoy preocupado en ese sentido catastrofista? Porque cualquiera que conozca de leyes o competencias municipales sabe que por mucho que quisieran hacer Carmena y cía no podrán salirse de lo que marca la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local en sus artículos 25 y 26 (lo cual supongo que será un chasco para quienes votaron a Ahora Madrid y un alivio para quienes sudan pensando en el Apocalipsis). Y si se salen de la legalidad...herramientas tiene el Estado para hacer cumplir la Ley.
¿Quiero eso decir que no estoy preocupado por la posibilidad de que Ahora Madrid llega al Ayuntamiento? Lo estoy en la medida en que temo que puedan hacer honor a la proverbial facilidad de la izquierda para cargarse los ahorros, endeudarse a niveles estratosféricos y joder el porvenir, como demostró por última vez en España el repugnante y absurdo Presidente Rodríguez Zapatero hace no demasiado. Y temo que Carmena y sus chicos puedan hacer eso porque su programa electoral contiene varias promesas o proyectos que directamente son inviables económicamente, se miren por donde se miren. A no ser que también en esto decidan honrar al ridículamente sobrevalorado Tierno Galván y pasarse por la entrepierna el programa electoral.
No obstante, volviendo al comienzo del artículo, esta situación de urgencia, tensión y angustia que tanto ayuda al guerracivilismo y nada a la democracia, este ambiente que está alimentando diariamente en prensa, radio y televisión la derecha más rancia, estúpida y papanatera ha propiciado una actitud hacia Ciudadanos que va de lo demencial a lo asqueroso pasando por lo injusto. Y todo porque lo que pretende esa derecha es que Ciudadanos apoye al PP como sea para que la izquierda (sea el PSOE, sea Ahora Madrid, sea Podemos o la madre que parió a Stalin) no llegue a la Alcaldía de Madrid ni a la Presidencia de la Comunidad. Y como no hay visos de que lo haga, se ha pasado de lo que era una mera presión al ataque directo. Y todo porque Ciudadanos se mantiene fiel a su esencia y a su programa. Todo porque Ciudadanos no quiere violentar la confianza de quienes le votaron en las elecciones. Todo porque Ciudadanos supedita cualquier apoyo a la asunción de una serie de medidas de regeneración democrática que han publicitado por activa y por pasiva ya en la campaña electoral. Todo porque Ciudadanos no quiere volver a repetir el error que fue asociarse con Libertas. Todo porque Ciudadanos no quiere enredarse en pactos turbios. Todo porque Ciudadanos no quiere bajarse los pantalones. Todo porque Ciudadanos no hace ni quiere la vieja política...O, mejor dicho, todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) no quiere entender ni aceptar el cambio. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) prefiere seguir como si nada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) es incapaz ética y políticamente de asumir unos compromisos tan sencillos y honestos como los que reclama Ciudadanos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sólo parece entender de "moral
en B" y "escándalos en A". Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional), ante el dilema de renovarse o morir, prefiere lo segundo. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sigue demostrando unos tics autoritarios y nada democráticos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) apuesta erróneamente por el "o conmigo o contra mí". Todo
porque el PP de Madrid prefiere seguir liderado por quien los únicos talentos que ha demostrado son los de rodearse de futuros imputados, faltar al respeto de sus rivales políticos, tomar por imbéciles a los ciudadanos y reaccionar como una niña inmadura, caprichosa y maleducada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) lo único que hace y quiere es la vieja política, la política que cambió en España el estado del bienestar por el estado de decepción.
Así las cosas, creo quien considere a Podemos y sus seudónimos un Godzilla no sólo para los intereses del PP sino para Madrid y el resto del país no debería atribuir la paternidad del monstruo a Albert Rivera, Nacho Aguado o Begoña Villacís sino a Mariano
Rajoy y Esperanza Aguirre, ya que sin su torpeza, enajenación, soberbia y falta de autocrítica serían impensables el auge y el vigor de Podemos tanto a nivel nacional como en Madrid. Así que los insultos, las descalificaciones, los gritos, las presiones y los reproches, a Génova.
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