Se apellida Zapata. No es mexicano. No es un revolucionario. Pero la ha liado parda.
El hecho objetivo:
Coincidiendo con la designación de Guillermo Zapata como nuevo concejal ("delegado") de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, ayer afloraron tuits que publicó en su cuenta de Twitter hace ya tiempo y que han levantado una enorme polémica en redes sociales, medios de comunicación y partidos políticos.
Tuits de la polémica:
Con fecha de 31 de enero de 2011:
- "Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcáser para que no vaya Irene Villa a por repuestos".
- "¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero".
- Amigos, @lulm, nos lee desde el Estado de Israel, que no se sabe para qué necesita tanto espacio si cada persona ocupa un mónton de ceniza.
Con fecha de 6 de diciembre de 2012:
- #rescateficción, Rajoy promete resucitar la economía y a Marta del Castillo.
Con fecha de 30 de junio de 2014:
- Se confirma que ETA además de criminal era idiota, con la cantidad de simpatizantes y aliados que tenía que no fue capaz de tomar el poder.
Las explicaciones y excusas de Guillermo Zapata:
Ayer:
- "Siempre me ha gustado el humor negro y cruel. Lo considero una expresión sana para reírnos de los horrores que hacemos los seres humanos".
- La polémica de sus publicaciones en Twitter se debe a que es "un representante público" y no "una persona anónima".
Hoy:
- "Ni soy antisemita, ni soy proetarra, ni defiendo la violencia, pido disculpas a toda la gente que se haya podido sentir mal por esos tuits".
- Los tuits se enmarcaban "dentro del debate sobre los límites del humor en las redes sociales", suscitado cuando el guionista y director de cine Nacho Vigalondo fue también criticado en twitter al asegurar que el holocausto fue un "montaje".
- "Los mensajes que más relevancia han tomado en esta polémica aparecen entrecomillados porque se sitúan en el contexto de una conversación sobre “los límites del humor” y aquello que se puede y no se puede decir en las redes sociales y fuera de ellas. Esta conversación deriva del hecho sucedido en enero de 2011 cuando el director de cine Nacho Vigalondo fue despedido del diario El País por escribir varios tuits con un supuesto contenido negacionista del Holocausto, cuando se trataba tan solo de una broma. En esos días se hablaba mucho en las redes sociales sobre los límites del humor y lo que puede o no ser objeto de broma. Aquellos tuits míos tenían por objeto señalar algunos chistes que fueron de uso común (este es el motivo de que estén entrecomillados) durante un periodo de tiempo en ciertos ámbitos, en concreto el de Twitter, y que son profundamente incorrectos por su crueldad. Obviamente, esto es algo que se pierde si desdibujamos el contexto.(...)La descontextualización provoca que se pierda el sentido original. Los hechos, la publicación de esos mensajes, amenazan en este caso la verdad. Los mensajes, extraídos de aquella y otras conversaciones colectivas, aparecen cuatro años después y precisamente en el día en el que entro a formar parte del Ayuntamiento de Madrid como concejal de Ahora Madrid, por lo que la descontextualización de los hechos parece tener una intencionalidad política clara. (...) Reitero mi condena al terrorismo de ETA y al antisemitismo y a cualquier otra forma de represión y violencia. Y considero que no es incompatible con el humor negro, siempre y cuando éste sea reconocible como humor. (...)Reitero mis disculpas a todas aquellas personas que se hayan podido sentir ofendidas por estos tuits". En un texto escrito en tumbler,que puede leerse íntegramente aquí.
Mi opinión:
- Una barbaridad es una barbaridad, la haga quien la haga, la diga quien la diga, se diga cuando se diga. Querer poner paños calientes es una estupidez. Y, ojo, diría esto mismo de cualquier persona, fuera cual fuera su ideología, credo, condición, cargo, etc. Ninguna barbaridad es disculpable ni matizable.
- Del mismo modo que la libertad de expresión que ampara a Guillermo Zapata se ve limitada en el respeto a los otros derechos fundamentales (artículo 20.4 de la Constitución Española), el humor se ve limitado por el ingenio, la sensatez, la sensibilidad y el buen gusto. Y ambas cosas deberían ser sabidas por un "representante público".
- Zapata centra sus excusas en sus tuits "entrecomillados", los fechados el 30 de enero de 2011. ¿Pero qué pasa con el resto? ¿Qué tiene que decir respecto a los demás comentarios que descartan que "lo suyo" fueran un desliz puntual? ¿Qué pasa con los otros tuits que tiran por tierra la excusa del entrecomillado? ¿No cuentan? ¿Qué ocurre con los "no entrecomillados"? Pues que los "justifica" por su curiosa y personal concepción del humor negro. Quizás olvida este tipo que en el humor no todo vale y que no todo el mundo resulta gracioso. Y si no, que vaya a mostrar su humor a Israel, o a los padres de Marta del Castillo o a los familiares de las niñas de Alcáser, a ver qué tal.
- Igualmente, Zapata achaca toda la polémica a una descontextualización y a una intencionalidad política. Supongo que prefiere pasar por alto que si declaraciones o tuits idénticos o similares a los suyos hubieran sido escritos o dichos por, pongamos, un "representante público" de un partido que no fuera de izquierdas, el incendio que habría montado la progresía y el populismo en este país sería nivel Nerón, con o sin descontextualización, que para eso se tienen a sí mismos como únicos custodios y peritos de los valores democráticos, los derechos humanos, la paz universal, etc.
- Zapata no es un caso aislado. Quiero decir: no es el único cafre empíricamente demostrado que hay en la lista municipal de Ahora Madrid. Ahí están para demostrarlo Pablo Soto (el guillotinero cuya mayor discapacidad es de tipo ético), Rita Maestre (una mengana e imputada que antes de hablar debería leerse la Constitución española y no el último pasquín de FEMEN), Alba López Mendiola (una quiero y no puedo de la demagogia) o Jorge García Castaño (el tuitero empalador). Mugre arribista que no se ha visto en otra, no saben en qué consiste la democracia (ni les interesa) ni tampoco conocen lo que es la coherencia ni la diginidad ni la vergüenza ni la responsabilidad. Gentuza que, si bien no representa a todos los votantes de Ahora Madrid, sí representa a esa chusma repugnante en continente y contenido capaz de insultar o amenazar a ediles de otras formaciones o de justificar o aplaudir las barbaridades dichas o hechas por estos pelanas que tienen en Pablo Iglesias su mejor referente.
- Tengo la duda razonable de si la gente de Ahora Madrid, Ganemos, Podemos y demás marcas low cost, estarían actuando con tanta templanza si otro "representante público" hubiera hecho alguna gracieta sobre Pablo Echenique, Pablo Soto, los muertos republicanos en la Guerra Civil, los abogados de Atocha, los inmigrantes, etc. Una vez más, se cumple aquello de ver pajas en ojos ajenos y no vigas en los propios.
- Honestamente, no creo que Zapata sea un antisemita, ni un racista ni un proetarra ni un simpatizante de las mayores crueldades cometidas por el ser humano. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es que es un necio, un torpe, un kamikaze, un insensible y una persona carente de cualquier legitimidad para representar ni a un solo ciudadano de bien (como sucede con tantos otros políticos de diverso signo y sigla).
- Por otra parte, hay que dudar de la coherencia y fiabilidad de un tipo que, humor aparte, reivindica ahora acabar con la "mercantilización de la cultura" cuando hace no mucho se "vendió" al servicio de cierta multinacional(por cierto, bastante vinculada a la famosa "casta")...
- Hace bien en disculparse (aunque sea de una manera ambigua, tardía, cobarde e insuficiente) pero el perdón no puede ni debe significar impunidad. Máxime en un "representante público" al que se le supone que debe dar ejemplo (positivo) al resto de la ciudadanía. Con esto, no estoy hablando necesariamente de consecuencias penales, pero sí de que Guillermo Zapata afronte (o le hagan afrontar, visto lo visto) de manera responsable las consecuencias de sus majaderías y salvajadas. Y ya se sabe que, en la política, en la política decente, en la política deseable, en la política digna, en la política que reclama y presuntamente busca abanderar Ahora Madrid, la asunción de responsabilidades sólo tiene una salida, nunca mejor dicho.
Así las cosas, queda bastante claro que no se trata de un problema de "entrecomillado" ni de "sacar de contexto" sino de la forma de ser y pensar de un tipo que quiso/quiere desmarcarse de la mediocridad cayendo en la pura miseria humana escudándose cobarde y tontamente en un supuesto humor negro que de humor, nada, y de negro, todo. De la forma de ser y pensar de un zafio que no tiene el sentido común ni la valentía de renunciar inmediatamente y que, por tanto, se ha ganado a pulso que lo expulsen del Ayuntamiento.
De todos, el problema no es que el gordo desastrado de Zapata sea un tío sin gracia ninguna, un cretino que confunde la velocidad con el tocino, un hipócrita, un imprudente, un anormal, un caradura, un torpe o un miserable, que lo es. Él era, es y muy probablemente seguirá siendo así. El problema, la responsabilidad y la culpa no son, por tanto, de Zapata sino de quien eligió a este figura como miembro de un gobierno municipal supuestamente serio y aspirante a obtener el máximo respeto y consideración. Claro que, viendo a otros integrantes de la lista de Ahora Madrid, como decía antes, es difícil encontrar a alguien que se salve de la vergüenza ajena.
Por todo ello, el mejor favor que podría hacer a todos Guillermo Zapata como "representante público" sería dejar de serlo (renunciando a su puesto de concejal) y volver al anonimato del que nunca debió salir, porque este tío representar, lo que se dice representar no representa una ciudad como Madrid ni a quienes vivimos en ella ni a la cultura ni al deporte ni a la ética ni a la estética ni a la sensatez ni al humor ni al respeto ni a la democracia ni a nada que no sea el despropósito hecho carne.
De todos, el problema no es que el gordo desastrado de Zapata sea un tío sin gracia ninguna, un cretino que confunde la velocidad con el tocino, un hipócrita, un imprudente, un anormal, un caradura, un torpe o un miserable, que lo es. Él era, es y muy probablemente seguirá siendo así. El problema, la responsabilidad y la culpa no son, por tanto, de Zapata sino de quien eligió a este figura como miembro de un gobierno municipal supuestamente serio y aspirante a obtener el máximo respeto y consideración. Claro que, viendo a otros integrantes de la lista de Ahora Madrid, como decía antes, es difícil encontrar a alguien que se salve de la vergüenza ajena.
Por todo ello, el mejor favor que podría hacer a todos Guillermo Zapata como "representante público" sería dejar de serlo (renunciando a su puesto de concejal) y volver al anonimato del que nunca debió salir, porque este tío representar, lo que se dice representar no representa una ciudad como Madrid ni a quienes vivimos en ella ni a la cultura ni al deporte ni a la ética ni a la estética ni a la sensatez ni al humor ni al respeto ni a la democracia ni a nada que no sea el despropósito hecho carne.
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