domingo, 14 de junio de 2015

La culpa no es de Zapata

Se apellida Zapata. No es mexicano. No es un revolucionario. Pero la ha liado parda.

El hecho objetivo
Coincidiendo con la designación de Guillermo Zapata como nuevo concejal ("delegado") de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, ayer afloraron tuits que publicó en su cuenta de Twitter hace ya tiempo y que han levantado una enorme polémica en redes sociales, medios de comunicación y partidos políticos.

Tuits de la polémica:
Con fecha de 31 de enero de 2011:
  • "Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcáser para que no vaya Irene Villa a por repuestos".
  • "¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el
    cenicero
    ".
  • Amigos, @lulm, nos lee desde el Estado de Israel, que no se sabe para qué necesita tanto espacio si cada persona ocupa un mónton de ceniza.
Con fecha de 6 de diciembre de 2012:
  • #rescateficción, Rajoy promete resucitar la economía y a Marta del
    Castillo.
Con fecha de 30 de junio de 2014:
  • Se confirma que ETA además de criminal era idiota, con la cantidad de simpatizantes y aliados que tenía que no fue capaz de tomar el poder.

Las explicaciones y excusas de Guillermo Zapata:
Ayer:
  • "Siempre me ha gustado el humor negro y cruel. Lo considero una expresión sana para reírnos de los horrores que hacemos los seres humanos".
  • La polémica de sus publicaciones en Twitter se debe a que es "un representante público" y no "una persona anónima".
Hoy:
  • "Ni soy antisemita, ni soy proetarra, ni defiendo la violencia, pido disculpas a toda la gente que se haya podido sentir mal por esos tuits".
  • Los tuits se enmarcaban "dentro del debate sobre los límites del humor en las redes sociales", suscitado cuando el guionista y director de cine Nacho Vigalondo fue también criticado en twitter al asegurar que el holocausto fue un "montaje".  
  • "Los mensajes que más relevancia han tomado en esta polémica aparecen entrecomillados porque se sitúan en el contexto de una conversación sobre “los límites del humor” y aquello que se puede y no se puede decir en las redes sociales y fuera de ellas. Esta conversación deriva del hecho sucedido en enero de 2011 cuando el director de cine Nacho Vigalondo fue despedido del diario El País por escribir varios tuits con un supuesto contenido negacionista del Holocausto, cuando se trataba tan solo de una broma. En esos días se hablaba mucho en las redes sociales sobre los límites del humor y lo que puede o no ser objeto de broma. Aquellos tuits míos tenían por objeto señalar algunos chistes que fueron de uso común (este es el motivo de que estén entrecomillados) durante un periodo de tiempo en ciertos ámbitos, en concreto el de Twitter, y que son profundamente incorrectos por su crueldad. Obviamente, esto es algo que se pierde si desdibujamos el contexto.(...)La descontextualización provoca que se pierda el sentido original. Los hechos, la publicación de esos mensajes, amenazan en este caso la verdad. Los mensajes, extraídos de aquella y otras conversaciones colectivas, aparecen cuatro años después y precisamente en el día en el que entro a formar parte del Ayuntamiento de Madrid como concejal de Ahora Madrid, por lo que la descontextualización de los hechos parece tener una intencionalidad política clara. (...) Reitero mi condena al terrorismo de ETA y al antisemitismo y a cualquier otra forma de represión y violencia. Y considero que no es incompatible con el humor negro, siempre y cuando éste sea reconocible como humor. (...)Reitero mis disculpas a todas aquellas personas que se hayan podido sentir ofendidas por estos tuits". En un texto escrito en tumbler,que puede leerse íntegramente aquí.

Mi opinión:
  • Una barbaridad es una barbaridad, la haga quien la haga, la diga quien la diga, se diga cuando se diga. Querer poner paños calientes es una estupidez. Y, ojo, diría esto mismo de cualquier persona, fuera cual fuera su ideología, credo, condición, cargo, etc. Ninguna barbaridad es disculpable ni matizable.
  • Del mismo modo que la libertad de expresión que ampara a Guillermo Zapata se ve limitada en el respeto a los otros derechos fundamentales (artículo 20.4 de la Constitución Española), el humor se ve limitado por el ingenio, la sensatez, la sensibilidad y el buen gusto. Y ambas cosas deberían ser sabidas por un "representante público".
  • Zapata centra sus excusas en sus tuits "entrecomillados", los fechados el 30 de enero de 2011. ¿Pero qué pasa con el resto? ¿Qué tiene que decir respecto a los demás comentarios que descartan que "lo suyo" fueran un desliz puntual? ¿Qué pasa con los otros tuits que tiran por tierra la excusa del entrecomillado? ¿No cuentan? ¿Qué ocurre con los "no entrecomillados"? Pues que los "justifica" por su curiosa y personal concepción del humor negro. Quizás olvida este tipo que en el humor no todo vale y que no todo el mundo resulta gracioso. Y si no, que vaya a mostrar su humor a Israel, o a los padres de Marta del Castillo o a los familiares de las niñas de Alcáser, a ver qué tal.  
  • Igualmente, Zapata achaca toda la polémica a una descontextualización y a una intencionalidad política. Supongo que prefiere pasar por alto que si declaraciones o
    tuits idénticos o similares a los suyos hubieran sido escritos o dichos por, pongamos, un "representante público" de un partido que no fuera de izquierdas, el incendio que habría montado la progresía y el populismo en este país sería nivel Nerón, con o sin descontextualización, que para eso se tienen a sí mismos como únicos custodios y peritos de los valores democráticos, los derechos humanos, la paz universal, etc.
  • Zapata no es un caso aislado. Quiero decir: no es el único cafre empíricamente demostrado que hay en la lista municipal de Ahora Madrid. Ahí están para demostrarlo Pablo Soto (el guillotinero cuya mayor discapacidad es de tipo ético), Rita Maestre (una mengana e imputada que antes de hablar debería leerse la Constitución española y no el último pasquín de FEMEN), Alba López Mendiola (una quiero y no puedo de la demagogia) o Jorge García Castaño (el tuitero empalador). Mugre arribista que no se ha visto en otra, no saben en qué consiste la democracia (ni les interesa) ni tampoco conocen lo que es la coherencia ni la diginidad ni la vergüenza ni la responsabilidad. Gentuza que, si bien no representa a todos los votantes de Ahora Madrid, sí representa a esa chusma repugnante en continente y contenido capaz de insultar o amenazar a ediles de otras formaciones o de justificar o aplaudir las barbaridades dichas o hechas por estos pelanas que tienen en Pablo Iglesias su mejor referente.     
  • Tengo la duda razonable de si la gente de Ahora Madrid, Ganemos, Podemos y demás marcas low cost, estarían actuando con tanta templanza si otro "representante público" hubiera hecho alguna gracieta sobre Pablo Echenique, Pablo Soto, los muertos republicanos en la Guerra Civil, los abogados de Atocha, los inmigrantes, etc. Una vez más, se cumple aquello de ver pajas en ojos ajenos y no vigas en los propios.
  • Honestamente, no creo que Zapata sea un antisemita, ni un racista ni un proetarra ni un simpatizante de las mayores crueldades cometidas por el ser humano. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es que es un necio, un torpe, un kamikaze, un insensible y una persona carente de cualquier legitimidad para representar ni a un solo ciudadano de bien (como sucede con tantos otros políticos de diverso signo y sigla).
  • Por otra parte, hay que dudar de la coherencia y fiabilidad de un tipo que, humor aparte, reivindica ahora acabar con la "mercantilización de la cultura" cuando hace no mucho se "vendió" al servicio de cierta multinacional(por cierto, bastante vinculada a la famosa "casta")...
  • Hace bien en disculparse (aunque sea de una manera ambigua, tardía, cobarde e insuficiente) pero el perdón no puede ni debe significar impunidad. Máxime en un "representante público" al que se le supone que debe dar ejemplo (positivo) al resto de la ciudadanía. Con esto, no estoy hablando necesariamente de consecuencias penales, pero sí de que Guillermo Zapata afronte (o le hagan afrontar, visto lo visto) de manera responsable las consecuencias de sus majaderías y salvajadas. Y ya se sabe que, en la política, en la política decente, en la política deseable, en la política digna, en la política que reclama y presuntamente busca abanderar Ahora Madrid, la asunción de responsabilidades sólo tiene una salida, nunca mejor dicho.  
Así las cosas, queda bastante claro que no se trata de un problema de "entrecomillado" ni de "sacar de contexto" sino de la forma de ser y pensar de un tipo que quiso/quiere desmarcarse de la mediocridad cayendo en la pura miseria humana escudándose cobarde y tontamente en un supuesto humor negro que de humor, nada, y de negro, todo. De la forma de ser y pensar de un zafio que no tiene el sentido común ni la valentía de renunciar inmediatamente y que, por tanto, se ha ganado a pulso que lo expulsen del Ayuntamiento. 

De todos, el problema no es que el gordo desastrado de Zapata sea un tío sin gracia ninguna, un cretino que confunde la velocidad con el tocino, un hipócrita, un imprudente, un anormal, un caradura, un torpe o un miserable, que lo es. Él era, es y muy probablemente seguirá siendo así. El problema, la responsabilidad y la culpa no son, por tanto, de Zapata sino de quien eligió a este figura como miembro de un gobierno municipal supuestamente serio y aspirante a obtener el máximo respeto y consideración. Claro que, viendo a otros integrantes de la lista de Ahora Madrid, como decía antes, es difícil encontrar a alguien que se salve de la vergüenza ajena. 

Por todo ello, el mejor favor que podría hacer a todos Guillermo Zapata como "representante público" sería dejar de serlo (renunciando a su puesto de concejal) y volver al anonimato del que nunca debió salir, porque este tío representar, lo que se dice representar no representa una ciudad como Madrid ni a quienes vivimos en ella ni a la cultura ni al deporte ni a la ética ni a la estética ni a la sensatez ni al humor ni al respeto ni a la democracia ni a nada que no sea el despropósito hecho carne.

jueves, 11 de junio de 2015

El viaje

Todo viaje tiene un comienzo. Pero no todos los viajes tienen un final. Éste es uno de esos viajes. Un viaje que comenzó hace dos años. Con un pequeño paso. Con una milésima de segundo. Con una decisión. La de atreverme a pensar. La de apostar por el saber. La de arriesgarme a ser y no sólo a estar. La de aprehender la pausa necesaria para avanzar. La de descubrir lo desconocido. La de reimaginar lo conocido. La de hallar cuánta consciencia cabe en la conciencia. La de aprender a sentir el sentido. La de entrar en la oscuridad donde crece la luz. La de aventurarme en el terreno de las dudas para redefinir la cartografía de las certezas. La de plantearme preguntas complicadas que hacen la vida más sencilla. La de averiguar cuánto puede decirnos el pasado del presente y el futuro. La de dejarme sorprender por lo que unos extraños, vivos o muertos, cercanos o lejanos, pueden decir de ti mismo. La de comprender de la palabra dicha y la imagen pensada. La de viajar a ese Hades que siempre es y está pero no siempre se ve. La de atender tanto a la palabra y al silencio. La de lanzarme al camino. La de (re)descubrirme. La de estudiar con Alejandro Gándara

Fue una decisión individual pero no un viaje en soledad. No. Fue un viaje, una experiencia, una senda, una aventura que comencé junto a extraños que hoy son, como mínimo, cómplices; partícipes de un afecto hecho con nocturnidad y sin alevosía. Personas que, afinidades aparte, han sido compañeros de chanzas, reflexiones y confidencias. Personas que, sigan o no junto a mí, siempre vendrán conmigo. Personas que, con independencia del afecto, la confianza y el tiempo, siempre contarán con un sitio en mi memoria. Personas que tendrán mi respeto y gratitud por enseñar y enseñarme, por mostrar y mostrarse, por abrirse sin guardarse, por ser parte de la tripulación de esta nave sin más rumbo conocido que el del siguiente paso. Personas con nombres y apellidos cuyos perfiles puedo colorear con recuerdos. Personas como Iván, Ana, Álex, Laura, Álvaro, Marta, Peru, Freiya, José Ignacio, Mariví, Guillermo, Carmen, Alberto y Tamara. Catorce nombres que caben dentro de un solo “gracias".

No ha sido un viaje en soledad. Y tampoco ha sido un viaje sin brújula. Sin vigía. Sin timonel. Sin capitán. Sin líder. No. Los tripulantes del Argos tuvieron a Jasón. Los trescientos de Esparta tuvieron a Leónidas. Dante tuvo a Virgilio. Los caballeros de Camelot tuvieron a Arturo. Y los chicos de los miércoles noche en la calle del Nuncio 11 hemos tenido a Alejandro. Decir que este viaje sería imaginable sin Gándara sería una tontería sólo comparable a pensar que habría sido posible sin él: el mentor al que estar agradecido por demostrarnos que el conocimiento es el auténtico vellocino de oro, que la mayor gesta es conseguir ser uno mismo, que el Hades no es tan malo cuando regresas, que el verdadero grial no es otra cosa que saber pensar, saber ser y saber estar. El creador de esa escuela sin profesores llena de maestros. El abanderado de quienes se atreven a salirse del dictado, la histeria y la estupidez. El cabecilla de esa rebelión pacífica pero irreductible que reivindica el pensamiento y la cultura en un tiempo y una sociedad que los ha dejado de lado. El hombre de ingenio veloz y corazón grande. El compañero que es maestro. El amigo del que siempre aprender.

Por eso, ahora que este viaje se detiene, ahora que los pasos se toman un descanso, ahora echar la vista atrás produce el vértigo de lo logrado, la nostalgia de lo vivido y el cariño por lo aprendido. Ahora, mi mente está llena de nombres, ideas e imágenes propias y ajenas y de dudas y certezas personales y tal vez intransferibles. Ahora, se impone la pausa para descansar y saborear recuerdos. Ahora es el momento para hacer balances que rimen en agradecimiento. Ahora es el momento para escribir todo esto. Ahora es el momento para confesar y compartir la mejor lección aprendida en este tiempo: lo importante, tanto en el conocimiento como en la vida, no es el destino sino el camino. Ese camino del que lo único que sabemos es que nunca termina. Ese camino que tiene uno de sus mejores inicios posibles en un lugar que frecuento desde 2011, un sitio al margen del ruido y la furia; un lugar en el que siempre sentirse como en casa; un sitio en el que Alejandro, José Luis, Tomás, Nuria, María y demás insurgentes de la creación y el pensamiento forman una pintoresca y entrañable familia; un lugar al que ir para no olvidar; una escuela que no está hecha de muros sino de personas: la ECH.

viernes, 5 de junio de 2015

El padre de Godzilla

"¡Que vienen los rojos!", "¡Los rojos caerán sobre nuestras cabezas!", "Madrid nueva capital de la URSS", "¡Arderán conventos y se violarán monjas!", "Volvemos a 1936", "Adiós a la democracia"...éstas y otras cosas similares se vienen diciendo o pensando desde los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas en España en general y en su capital en particular. Y se vienen diciendo o pensando por la derecha política, por la derecha propagandística (es decir, casi todos los medios de comunicación salvo honrosas excepciones) y por esa parte de la ciudadanía que les sigue el rollo a una y a otra, esa parte de la ciudadanía capaz de llenar Madrid de carteles diciendo que votar a Cifuentes es votar aborto o de manifestarse en la Plaza de Colón para salvar la patria de no se sabe muy bien qué mientras agarran una insolación de campeonato que les acerca aún más al fallecimiento y amenazan a unos jóvenes periodistas con quemarlos vivos (toma lección de democracia). A estas alturas, creo que es evidente que no comparto en absoluto estas inquietantes preocupaciones y eso
que, quien me conozca o lea, sabe o debería saber que yo ni soy ni fui ni seré "de izquierdas" (ejemplo 1: me parece que Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo el mejor favor que hicieron a la Humanidad fue irse al infierno; ejemplo 2: estoy plenamente convencido de que si alguien aún hoy quiere buscar a los culpables de cargarse la II República, la democracia y la convivencia y de propiciar la última y vergonzosa guerra civil, mejor haría en dirigir sus miras a los políticos y las fuerzas de izquierda de aquel entonces que al medio-hombre del Ferrol y sus compadres antediluvianos, a quienes les pusieron en bandeja hacer lo que hicieron).
¿Por qué no estoy preocupado en ese sentido catastrofista? Porque cualquiera que conozca de leyes o competencias municipales sabe que por mucho que quisieran hacer Carmena y cía no podrán salirse de lo que marca la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local en sus artículos 25 y 26 (lo cual supongo que será un chasco para quienes votaron a Ahora Madrid y un alivio para quienes sudan pensando en el Apocalipsis). Y si se salen de la legalidad...herramientas tiene el Estado para hacer cumplir la Ley.
¿Quiero eso decir que no estoy preocupado por la posibilidad de que Ahora Madrid llega al Ayuntamiento? Lo estoy en la medida en que temo que puedan hacer honor a la proverbial facilidad de la izquierda para cargarse los ahorros, endeudarse a niveles estratosféricos y joder el porvenir, como demostró por última vez en España el repugnante y absurdo Presidente Rodríguez Zapatero hace no demasiado. Y temo que Carmena y sus chicos puedan hacer eso porque su programa electoral contiene varias promesas o proyectos que directamente son inviables económicamente, se miren por donde se miren. A no ser que también en esto decidan honrar al ridículamente sobrevalorado Tierno Galván y pasarse por la entrepierna el programa electoral.

No obstante, volviendo al comienzo del artículo, esta situación de urgencia, tensión y angustia que tanto ayuda al guerracivilismo y nada a la democracia, este ambiente que está alimentando diariamente en prensa, radio y televisión la derecha más rancia, estúpida y papanatera ha propiciado una actitud hacia Ciudadanos que va de lo demencial a lo asqueroso pasando por lo injusto. Y todo porque lo que pretende esa derecha es que Ciudadanos apoye al PP como sea para que la izquierda (sea el PSOE, sea Ahora Madrid, sea Podemos o la madre que parió a Stalin) no llegue a la Alcaldía de Madrid ni a la Presidencia de la Comunidad. Y como no hay visos de que lo haga, se ha pasado de lo que era una mera presión al ataque directo. Y todo porque Ciudadanos se mantiene fiel a su esencia y a su programa. Todo porque Ciudadanos no quiere violentar la confianza de quienes le votaron en las elecciones. Todo porque Ciudadanos supedita cualquier apoyo a la asunción de una serie de medidas de regeneración democrática que han publicitado por activa y por pasiva ya en la campaña electoral. Todo porque Ciudadanos no quiere volver a repetir el error que fue asociarse con Libertas. Todo porque Ciudadanos no quiere enredarse en pactos turbios. Todo porque Ciudadanos no quiere bajarse los pantalones. Todo porque Ciudadanos no hace ni quiere la vieja política...O, mejor dicho, todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) no quiere entender ni aceptar el cambio. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) prefiere seguir como si nada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) es incapaz ética y políticamente de asumir unos compromisos tan sencillos y honestos como los que reclama Ciudadanos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sólo parece entender de "moral
en B" y "escándalos en A". Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional), ante el dilema de renovarse o morir, prefiere lo segundo. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) sigue demostrando unos tics autoritarios y nada democráticos. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) apuesta erróneamente por el "o conmigo o contra mí". Todo porque el PP de Madrid prefiere seguir liderado por quien los únicos talentos que ha demostrado son los de rodearse de futuros imputados, faltar al respeto de sus rivales políticos, tomar por imbéciles a los ciudadanos y reaccionar como una niña inmadura, caprichosa y maleducada. Todo porque el PP (el de Madrid y el nacional) lo único que hace y quiere es la vieja política, la política que cambió en España el estado del bienestar por el estado de decepción.

Así las cosas, creo quien considere a Podemos y sus seudónimos un Godzilla no sólo para los intereses del PP sino para Madrid y el resto del país no debería atribuir la paternidad del monstruo a Albert Rivera, Nacho Aguado o Begoña Villacís sino a Mariano
Rajoy y Esperanza Aguirre, ya que sin su torpeza, enajenación, soberbia y falta de autocrítica serían impensables el auge y el vigor de Podemos tanto a nivel nacional como en Madrid. Así que los insultos, las descalificaciones, los gritos, las presiones y los reproches, a Génova. 

domingo, 31 de mayo de 2015

119 decibelios

119 decibelios es el ruido de un avión al despegar. Y el de un concierto de rock. Y el de un trueno. Y el de decenas de miles de personas demostrando a los cuatro vientos sus complejos y su falta de formación, educación, respeto y sentido común, como una vez más (y van tres) se encargaron de demostrar esta noche y en su mayoría las aficiones de Barça y Athletic en su tercera final de Copa de los últimos seis años.

La pita no por esperada ha dejado de ser menos bochornosa y repugnante. Un espectáculo vomitivo por varias razones:
- Es una acción inconstitucional al ir contra el himno estatal, que forma junto a la bandera y el escudo los símbolos del país. Por tanto, es un delito y como tal viene tipificado en el Código Penal, en su artículo 543, dedicado a los "ultrajes a España" y que dice lo siguiente: Las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses.
- Es una indefendible falta de respeto para todos los demás españoles que no piensan como los españoles que esta noche han pitado el himno.
- Es un descarado desprecio a todos los valores que comparten tanto el deporte como la vida en democracia.
- Es una evidente demostración de que siempre habrá malnacidos dispuestos a utilizar un acto que nada tenga que ver con la política para mezclar churras con merinas y reivindicar su condición de gilipollas virgen extra. ¿Qué tendrá que ver un partido de fútbol con las majaderías y los delirios políticos de los iluminados separatistas? Aparte de nada, quiero decir.
- Es una nueva muestra de cómo se ha extendido a ámbitos no políticos la perversa hipocresía que manejan las ideologías nacionalistas e independentistas en España: convertir en objeto de crítica aquello de lo que al mismo tiempo estás obteniendo un beneficio inmerecido, obsceno y constante.

En línea con esto último, creo que sería una muestra de sensatez, coherencia y, por qué no, valentía que el F.C. Barcelona y el Athletic Club de Bilbao renunciaran voluntariamente a seguir formando parte de toda competición nacional y a cualquier ingreso económico de procedencia española. ¿Lo van a hacer? Lo dudo. A menudo, la estupidez y la cobardía van de la mano. Es más cómodo seguir pataleando y, simultáneamente, beneficiándose económicamente. Quizás ha llegado el momento de que si dichos clubes no toman la puerta de salida se les conduzca a la misma, con o sin el consentimiento de estos jetas.

Por otra parte, creo que es totalmente absurdo el debate sobre si la pita está dentro de la libertad de expresión o es simplemente intolerencia en estado puro. Convendría recordar a esa legión de meapilas, demagogos y cretinos que entienden la pita amparada por
la libertad de expresión que, tal y como dice la Constitución española, los derechos y libertades fundamentales tienen sus límites no sólo en lo que disponga el ordenamiento sino en el respeto al resto de derechos y libertades (ver artículo 20.4). Así que, si quieren defender, matizar o excusar el asqueroso espectáculo que han ofrecido los "pitantes", mejor harían en esgrimir como argumento el respeto que se merece todo animal, que es lo que son.

No obstante, lo más deprimente de toda esta noche ha sido la vergonzosa reacción de las autoridades, tanto institucionales como gubernativas y deportivas a lo que es sin duda un ataque al himno y, por tanto, al conjunto del Estado. Tal vez es que Felipe VI confundió entereza con tibieza o que el Presidente del Gobierno tenía el plasma averiado o que el Ministro de Interior estaba rezando el rosario en ese preciso instante o que la Delegación del Gobierno en Cataluña se cogió la noche libre o que la Fiscalia General del Estado estaba cazando gamusinos o que el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol entienda que la Constitución no va con él. No lo sé. Lo que sí sé es que hoy nadie ha defendido no ya la pura legalidad sino el respeto debido al conjunto del pueblo español. Y eso da pena. Mucha. Y también rabia. Y ni la una ni la otra se me van a ir por muy acertado que sea el contenido del tardío comunicado del Ministerio de Presidencia. Así las cosas, ya que la ofensa es irreparable, lo único que espero es una sanción ejemplar y contundente contra ambos clubes que evite que ese disparate se repita en el futuro. 

Por todo ello, no es de extrañar que lo ocurrido en el partido en el plano estrictamente deportivo haya quedado muy mermado en su relevancia. En ese sentido y en mi opinión, esta noche en el Camp Nou sólo ha habido una cosa digna de ser admirada, elogiada y recordada: el orgullo que ha demostrado el Athletic. Todo lo demás, se merece el olvido pero no el perdón.

viernes, 29 de mayo de 2015

Tras la cena

Fuera, al otro lado de las cortinas cruzadas y la persiana bajada, el aire gélido vaciaba las calles mientras las nubes manchaban el cielo como brujas a la carrera. Dentro, los restos naufragados de la cena. Frente a ellos, el televisor encendido, iluminando el pequeño salón con un halo azulado y eléctrico. Ellos, sentados uno junto a otro, descomponían la jornada en una reyerta de anécdotas y comentarios sin más importancia que la de poner pausa y complicidad a un día a punto de echar el telón. En la trastienda de sus preocupaciones, la incertidumbre de un futuro inconcreto en el que había las suficientes amenazas como para no fiarlo todo a las certezas. No era un diálogo memorable pero era un diálogo necesario, útil, balsámico. Hablaban intercambiando palabras, miradas y pequeños gestos de los que escriben grandes historias en notas a pie de página. Dialogaban al mismo tiempo que intentaban espantar fantasmas o quizás haciendo de esto la excusa para aquello. Conversaban para saberse el uno al lado del otro, para sentirse juntos pese a todo y por encima de todo. Utilizaban aquella agradable palabrería para dar un barniz de normalidad a una vida en la que cada noche velaban armas para el día siguiente, para vestir de rutina la épica de salir adelante en un mundo que no acababa de amanecer, para amansar un tiempo encabritado como un animal herido. Se daban palabras con la misma honestidad que un beso porque en ocasiones el silencio es un lujo que una pareja feliz no se puede permitir.

Y así estaban, zigzagueando en la frontera entre lo mundano y lo íntimo, cuando la televisión empezó a susurrar una ventana hacia otra de esas tantas vidas que caben en la vida. Una ventana hacia una tragedia de esas que hacen tambalear cualquier creencia en cualquier Dios. Una ventana hacia una historia que, teniéndolo todo para acabar mal, merecía acabar bien. Una ventana hacia la intimidad de una pareja muy joven, humilde, anónima hasta entonces cuya valentía y compromiso les libraba de cualquier posible juicio o consejo o nada que no fuera enmudecer y conmoverse. Una ventana hacia una de esas epopeyas que lo mismo sirven para cebar programas sensacionalistas que para descartar el destino como animal de compañía o para aleccionar sobre en qué consiste esto de la vida. Una ventana directa hacia una moraleja agridulce, impertinente y cierta: vivir es reaccionar. Pero también es creer no tanto en un Dios como en quien te hace sentir como si lo fueras; creer en quien con una sola sonrisa pinta de luz la más profunda oscuridad; creer en quien espera de ti lo imposible que sólo tú eres capaz de hacer; creer en quien da sentido y significado a cualquier sacrificio por exigente, duro o desagradable que sea; creer en quien convierte el amor en la mejor excusa para no renunciar a nada; creer en quien, desde que entra en tu vida, se convierte en ella.

Pasaron varios minutos en los que sólo el televisor hablaba. Ambos estaban completamente sumergidos en la historia de aquellos jóvenes que habían convertido el tártaro en una declaración de amor apabullante e incontestable. En un ejemplo. En una lección. 

Cuando desaparieceron de la pantalla, ellos seguían allí, en el salón. Apagaron el televisor. Recogieron la cena. No hablaban. No hacía falta.

lunes, 25 de mayo de 2015

Cambio capital

Ayer, 24 de mayo, se celebraron las elecciones municipales y autonómicas. Ayer, 24 de mayo, el PP se pegó un hostión de tal calibre que no lo maquillan ni la aritmética ni las estadísticas. Ayer, 24 de mayo, el PSOE siguió su lento pero seguro viaje hacia la nada. Ayer, 24 de mayo, IU y UPyD aceleraron su descenso hacia la irrelevancia. Ayer, 24 de mayo, el bipartidismo murió. Ayer, 24 de mayo, en las elecciones municipales y autonómicas, los ciudadanos devolvimos a la democracia la dignidad que había perdido en manos de los partidos tradicionales. Ayer, 24 de mayo, se produjo un cambio con epicentro en Madrid.

Las razones que, en mi opinión, explican todo esto, son en líneas generales las siguientes:
- PP: El programa electoral del PP para estas elecciones ha estado claramente basado en tres puntos: dar pena, dar asco y dar vergüenza. Fuera de eso, el partido que hasta anoche tenía mayoría absoluta en decenas de municipios y autonomías, no se ha molestado en tener algo parecido a un programa ni nuevo ni electoral ni digno de consideración y, como ejemplo de ello, bastan los bochornosos espectáculos de Aguirre y Cospedal. Ello,
unido a su irritante prepotencia, su evidente desconexión con su electorado (y con la propia realidad), su vergonzosa ausencia de autocrítica, su cansina insistencia en un absurdo patrioterismo y un infundado triunfalismo económico, su denigrante concepción de la ciudadanía como un rebaño de niños de teta y a su obsesión por el discurso del miedo ha llevado a los populares a una situación crítica (11 puntos menos que en 2011, 2,5 millones perdidos) que no ha sido de siniestro total porque aún existen cientos de miles de descerebrados capaces de seguirles votando (misterio que debería resolver Íker Jiménez). Una situación tan negativa para sus intereses que ya da igual si Mr. Plasma, Marciano Rajoy, decide adelantar las elecciones generales o dejarlas donde estaban: lo de ayer fue el bofetón de Gilda. Lo que está por venir, una caricia de Mike Tyson.
- PSOE: Tras las elecciones de ayer, lo único que ha quedado patente es que el cambio de Pérez Rubalcaba por Sánchez sólo ha servido para aminorar la velocidad de su implosión, pero ni mucho menos para detenerla. La "izquierda ciudadana" ya ha elegido sus paladines y estandartes y ninguno de ellos son puños ni rosas. ¿Motivos? La falta de originalidad de sus planteamientos, el
colaboracionismo con el PP en ciertos asuntos, la ausencia de reacción inteligente ante los nuevos tiempos y el hecho de tener un líder que sólo puede ofrecer fotogenia. Todo ello les ha colocado en un dilema de consecuencias suicidas para sus intereses: si no pactan con quienes le han comido la tostada, beneficiarán al PP, y si pactan, habrán sentenciado su porvenir electoral y político para los próximos años. Es decir, que Sánchez y compañía tienen ante sí la nada envidiable tarea de escoger si, políticamente, quieren morir ahorcados o, por el contrario, morir fusilados.
- IU: Alguien ya debería haber empezado a preparar un funeral civil. Causa de la muerte: anacronismo.
- UPyD: Alguien ya debería haber empezado a preparar un funeral color magenta. Causa de la muerte: narcisismo.
- Podemos: Es el partido que mejor rédito electoral y mediático ha sabido obtener del magma indignado (y ojo que no sólo me estoy refiriendo al 15M y aledaños). Ese magma al que lo único que le importa es el cambio y el desalojo por encima de la viabilidad de las ideas, la fiabilidad de sus líderes y la demagogia. Ese magma cortoplacista que es el auténtico maná para la izquierda en España actualmente, como, para su desgracia, han constadado PSOE e IU. Ese magma coyuntural que cree que Pablo Iglesias es una
suerte de mesías que traerá la prosperidad y un arcoiris diario a este país. Bueno, también lo pensaron los franceses con Robespierre y los alemanes con un tan Adolf. El caso es que, más allá de cualquier consideración, el efectismo de Podemos está dando un sensacional resultado. Lo que es innegable es que tienen mucha más astucia, habilidad e inteligencia que la mayoría de los partidos políticos en liza a la hora de fijar sus objetivos y conseguirlos, como ejemplifica la táctica de recurrir a "plataformas Frankenstein" para concurrir electoralmente en algunos sitios y que tan buenos resultados le ha dado en Barcelona y Madrid.
- Ciudadanos: Pese a las torpezas cometidas respecto a las listas de canditados, a los constantes y absurdos ataques de uno y otro
lado y a los malabares que ha tenido que hacer con los plazos y los medios, ha conseguido unos resultados francamente buenos (tercera fuerza a nivel nacional, ojo). Ahora mismo, Ciudadanos encarna la única esperanza de un cambio viable y sensato. Algo que deberá confirmar demostrando que no pactará con unos ni con otros para auparlos a sillones y elaborando una lista para las generales que no lo fíe todo al indudable magnetismo y talento de Albert Rivera. De no ser así, la decepción puede ser tremenda.

Dicho esto, antes de acabar, comentaré brevemente "lo de Madrid". En Madrid ciudad: el espectáculo que ha dado Esperanza Aguirre ha sido simple y llanamente patético, vomitivo, ridículo y bochornoso. Se ha revelado como la quintaesencia de todos los vicios y defectos del PP...y así le ha ido: pírrica victoria. Claro que, quienes más agradecidos deben estar a Aguirre son los
de Ahora Madrid, porque han sido los más beneficiados con la desmedida y disparatada campaña de descalificaciones, incoherencias y golpes bajos que ha perpetrado la candidata (im)popular a la alcaldía. Ello por no hablar del repugnante y partidista tratamiento ofrecido por Telemadrid, con los ¿debates? como peor ejemplo de desfachatez. Así las cosas, los únicos o, mejor dicho, las únicas que han estado a la altura de lo que esperaban sus votantes han sido Carmena y Villacís. Coherencia. En cuanto a Antonio Miguel Carmona, probablemente el candidato mejor preparado de cuantos se presentaban a la alcaldía, ha sido víctima tanto de los problemas del PSOE a nivel general como de su excesiva ilusión personal por ser alcalde, que le ha llevado a realizar una campaña demasiado "electoralista" (valga la redundancia) y con ideas francamente estrambóticas (esas naumaquias...). De IU y UPyD no hablo por respeto a su extinción. 
En Madrid comunidad: duelo al sol bajo la insipidez...excepto por Ignacio Aguado, quien, con trabajo, humildad y sensatez, ha obtenido unos excelentes resultados. Por lo demás, está claro que son malos tiempos para la poesía...

Ahora se avecinan unas semanas de incertidumbre, llenas de cábalas, conjeturas y juego de tronos. Unas semanas que deberán resolver muchos interrogantes ante el nuevo escenario que ha dejado el vendaval ciudadano. Unas semanas que servirán para atraer o espantar decepciones. Unas semanas que influirán en mucho de lo que ocurra en las próximas elecciones generales. Pero,más allá de todo esto, lo más importante es que el cambio ya está aquí, que el tiempo de la prepotencia y la desvergüenza ha llegado a su fin, que la impunidad ha caducado, que los ciudadanos hemos vuelto a tomar las riendas, que la soberanía vuelve a estar donde dice la Constitución: en el pueblo español.

viernes, 15 de mayo de 2015

"True detective": En la brillante oscuridad

Inquietante, realista, perturbadora, adictiva, oscura, impecable, sugerente, extraña, llena del carisma de las series de culto… Lo que consiguieron Nic Pizzolatto (creador) y Cary Fukunaga (director) con la primera temporada de True detective (que desde anoche disfrutamos en abierto en La Sexta, que hace meses que podemos disfrutar en casa vía DVD o Bluray y que llegó en 2014 a España gracias a Canal +) tiene todas las papeletas para convertirse en historia de la televisión, si es que no lo es ya. Un mérito que conocen de sobra en la HBO (gracias a “The wire”, “Los Soprano” o “Juego de Tronos”, por citar algunos ejemplos) y que, más allá de su perfección técnica y su excelente reparto, se asienta en tres pilares: la narración, el ambiente y Matthew McConaughey.
La narración. Mezclando hábilmente el género policiaco y el drama, “True detective” nos cuenta la caza durante 17 años de un raro asesino en serie por parte de Martin Hart (Woody Harrelson) y Rustin “Rust” Cohle (Matthew McConaughey) dos detectives del Departamento de Policía de Louisiana, al mismo tiempo que nos adentra en las miserias personales de ambos investigadores, convirtiendo así la serie en un lento y tenso viaje hacia el lado oscuro del ser humano. Para ello, la narración combina el pasado y el presente gracias a que son los propios detectives los que,
en sendas entrevistas, recuerdan (cada uno a su peculiar estilo) el caso investigado. Una original estructura que explota magistralmente los flashbacksel tempo narrativo” y las elipsis argumentales para poner en la estratosfera el interés del espectador no sólo por resolver el misterio detrás de los asesinatos sino también por completar el dramático “puzzle biográfico” de los dos protagonistas, cuyas vidas personales no tenemos claro si están en caída libre o han terminado de caer… Porque lo cierto es que, más allá del asunto detectivesco, “True detective” es una serie que nos dice que la inocencia es una leyenda urbana, que vivimos en un mundo roto, que hace tiempo que perdimos el tren a ninguna parte, que hay más verdad en el lado de la locura que en el de la esperanza, que el alma está en la sección de objetos perdidos, que el infierno cabe en un silencio, que no hay luz sin oscuridad y que, para creer, hay que temer y para temer, hay que haber sufrido.

El ambiente. True detective” está ubicada en ese sur profundo, primario y decadente de los EEUU en el que Dios y el Diablo juegan al escondite y donde el fango y la herrumbre no son algo sólo material. Una atmósfera mostrada conun magnetismo enfermizo, propio de maestros como David Lynch y David Fincher.
Matthew McConaughey. Magistral encarnando al taciturno, brillante y nihilista detective “Rust” Cohle, un hombre definido por un profundo infierno interior que sólo atisbamos superficialmente y que se convierte, gracias a la impresionante interpretación del actor, en quizás el mayor punto de interés de la serie, al ser un personaje con una capacidad de atracción tan oscura e irresistible como la de un agujero negro.
En definitiva, "True detective" es una serie que, al menos en su primera temporada (la segunda, con nueva historia y reparto, está ya en camino), entretiene e inquieta por igual, incluso ya desde sus magistrales créditos iniciales. Es una serie de ese selecto grupo de las que o las ves o te las cuentan. Es una serie que, más allá de gustos televisivos, merece la pena ver porque pocas, muy pocas veces, un viaje hacia la oscuridad fue tan indiscutiblemente brillante.

martes, 12 de mayo de 2015

La lección

El domingo por la noche el comunicador Jordi Évole entrevistó en su imprescindible programa "Salvados" al terrorista, asesino, preso, liberado y arrepentido Iñaki Rekarte en uno de esos programas que deberían estudiarse con todo merecimiento en las facultades de Periodismo y/o Comunicación Audiovisual en Euskadi, en el resto de España y en cualquier país civilizado. Porque fue una lección.

La entrevista fue de las que secan el tiempo y borran palabras. Fue una entrevista difícil, dura, amarga, tensa, demoledora, inquietante e impactante. Fue una entrevista en la que lo que se dijo y lo que no se dijo traspasaban la piel por igual. Fue una entrevista en la que cada segundo contaba y contó. Fue una entrevista que hizo imposible cualquier indiferencia. Fue una
entrevista que, por encima del terrorismo y las cuestiones sociológicas y políticas, sirvió para mostrar en toda su crudeza la absoluta contradicción de la condición humana. Fue una entrevista insportablemente incómoda para quienes entiendan la vida desde el blanco y el negro, desde la trincheras, desde los frentes, desde el inmovilismo, desde el enrocamiento, desde las vísceras, desde la ceguera. Fue una entrevista que sin la maestría de Évole se habría convertido en un repugnante monumento al morbo y no en una muestra de periodismo en estado puro. Fue una entrevista honesta y valiente y arriesgada y...enormemente brillante a pesar de toda su oscuridad.

En ese sentido, respecto al entrevistado, Iñaki Rekarte, diré lo siguiente: no voy a olvidar ni a perdonar lo que hizo ni lo que fue: entre víctimas y culpables, yo siempre he estado, estoy y estaré con las primeras y contra los segundos. Arrepentido o no,
sincero o no, es un asesino, una persona que mató a gente inocente y un mal así no se enmienda ni con lágrimas ni con palabras ni con tiempo, sencillamente porque no se puede enmendar. Cuestión aparte es el vergonzoso hecho de que un asesino como él se encuentre en libertad, por muy arrepentido que esté y mucha "vía Nanclares" que se alegue. Pero de ello no tiene ninguna culpa Rekarte sino los políticos que legislan y los jueces que interpretan y aplican la ley. Dicho esto y sin perjuicio de lo anterior, también quiero dejar claro lo siguiente: la valentía del entrevistado para quebrar el silencio, para exponerse al odio de unos y otros, para aceptar inmolarse públicamente cuando lo fácil sería el mutismo cómodo y cobarde, para poner en riesgo su vida y la de sus seres queridos sin más pretexto que el de revelarse y rebelarse contra la barbarie inhumana de la que él mismo es exponente...esa valentía es sencillamente impresionante y muy inusual en nuestro tiempo. Es cierto que esa descomunal sinceridad le llevó a decir cosas que probable y merecidamente no gustaran a muchos (yo incluído) y a incurrir en contradicciones y paradojas indefendibles, pero también le llevó a decir otras cosas que han hecho más por el entendimiento y la cicatrización de heridas que muchos discursos y planes políticos, legislativos, judiciales, policiales y educativos en más de treinta años de democracia. Y, aunque sólo sea por esta última razón, el testimonio no se merece el menosprecio que sí se merece la persona.

Quizás el impacto que ha causado esta entrevista se deba a que vivimos en una sociedad que ha asimilado el tabú, que ha renunciado a la escucha, que ha convertido lo obvio en rareza, que se mueve por pasiones y no por ideas, que se preocupa más del pasado que del futuro, que ha perdido las ganas de mirar y mirarse, que se ha dejado la esperanza en alguna cuneta, que se ha perdido en un laberinto de etiquetas y prejuicios, que se ha vuelto adicta a los eufemismos, que se siente más cómoda con el reproche que con la solución, que sólo busca huir hacia delante al ritmo del sálvese quien pueda. O a que vivimos en un país en el que la mayoría de los medios de comunicación oscilan entre el panfleto y el circo, se alimentan de los culos de los poderosos y creen que la deontología es una especialidad médica. O a que el hombre contemporáneo tiene una extraordinaria propensión a sentirse fascinado por el mal, por el morbo de lo antagónico, por lo transgresor, por lo que se sitúa al margen de la ley o la moral. O, tal vez, se deba a todo ello.

Lo que es seguro es que el gran mérito de esta entrevista es de Jordi Évole. Su temple, su distancia, su contención, su habilidad para preguntar lo necesario aunque sea incómodo para él o el
entrevistado, su educación, su inteligencia para manejar los silencios...Évole es un permanente recital no ya de cómo entrevistar sino de en qué consiste ser periodista. Por eso, no son casualidad las excelentes audiencias ni los miles de comentarios positivos ni los premios recibidos. Évole es un fuera de serie y una de las pocas esperanzas que le quedan al periodismo (serio) en España.  

De todos modos, aunque pueda sonar raro, si hay algo con lo que me quedo de la apabullante entrevista es con que han sido el conocimiento y el amor los que han llevado luz a la vida de Rekarte. El conocimiento como salida. El amor como salvación. Viejas ideas pero que no han perdido vigencia...ni urgencia.

En resumen, "ETA desde dentro" ha sido toda una lección. Una lección de valentía de un cobarde. Una lección de humanidad de un monstruo. Una lección de luz desde la oscuridad. Una lección de libertad frente al terror. Una lección de tolerancia ante la intolerancia. Una lección de imparcialidad frente a la beligerancia. Una lección de profesionalidad frente al sensacionalismo. Una lección de periodismo frente a la propaganda. Una lección colosal. Una lección magistral.

viernes, 1 de mayo de 2015

"Los Vengadores": La era de...la decepción

Ayer se estrenó en el cine la película "Los Vengadores: la Era de Ultrón". Ayer fui a verla. Ayer salí decepcionado del cine.

No es la primera vez que digo que es muy poco recomendable ver una película con demasiadas expectativas o ilusiones. Éste es un nuevo ejemplo. Y eso que su impresionante predecesora (de la que también escribí reseña) pueda y deba justificar que muchos espectadores vean esta secuela con el hype camino de la estratosfera, con la inestimable ayuda de los tráilers y comentarios que han precedido a "La Era de Ultrón" (dejando a un lado la más que interesante historia homónima publicada en los cómics hace ya un tiempo y con la que poco o nada tiene que ver esta película).

Decir que esta película está entre las peores de todo el llamado "Univero Cinematográfico de Marvel" no es ser injusto sino realista y coherente con la altura del listón que la propia compañía ha puesto con las películas protagonizadas por Ironman, el Capitán América, Thor, los Guardianes de la Galaxia y, como
decía, el propio grupo de los Vengadores. Dicho de otro modo: cuando la media es de sobresaliente, cualquier nota que no sea ésa siempre será decepcionante. No obstante, tampoco hay que perder de vista que es extraordinariamente difícil mantener la capacidad para asombrar y/o agradar, especialmente cuando los precedentes bordean o alcanzan la perfección. Así que, tanto para bien como para mal, no hay que ser injustos sino honestos: "La Era de Ultrón" no es un bodrio pero sí es la pelicula más decepcionante hasta el momento. 

Lo nuevo de Los Vengadores cumple aquella regla no escrita respecto a todas las secuelas: ofrecer más de lo mismo (más batallas, más acción, más chistes, más guiños
autorreferenciales, más vengadores, más antagonistas) y también ir más allá respecto a la predecesora (nuevos personajes, profundización en la psicología y en las relaciones personales, etc). También cumple con la difícil tarea de cualquier película bisagra (consolidar lo sucedido hasta el momento y sentar las bases de lo que está por venir), algo bastante evidente si se tiene en cuenta que las alusiones a la próxima entrega ("La guerra del Infinito") están muy remarcadas (tanto en la propia película como en la escena de los créditos finales). 

¿Dónde está el problema? 
Pues está principlamente en que, en esta película, Joss Whedon no ha demostrado el tempo, el tono y el equilibrio con que sorprendió en la espectacular primera parte: 
- Los tonos (épico, dramático, cómico y fantástico) no están bien combinados. Un defecto bastante llamativo si tenemos en cuenta que cada película de Marvel sabe encontrar muy bien el tono: drama y thriller en las del Capitán América, épica en las de Thor, espectacularidad y guasa en las de Ironman y los Guardianes de la Galaxia...Y más llamativo aún si recordamos lo bien utilizados que estaban los diferentes tonos en "Los Vengadores".
- El "tempo" es irregular: dedica más tiempo del necesario a tramas o explicaciones de importancia discutible mientras que hay sucesos o tramas a las que no les da la atención necesaria o que, al menos, no explica o justifica convenientemente por lo que resultan forzadas o prescindibles. Esto se puede deber a que, en su versión original, esta película duraba tres horas y media con lo que es bastante probable que el montaje final haya prescindido, por desgracia, de escenas o diálogos que corregirían este defecto.
- El equilibrio: Si en "Los Vengadores" todo estaba en su sitio y en su justa medida, "La Era de Ultrón" es un ejemplo de lo contrario, fundamentalmente por tres motivos: uno, la propensión al exceso, en fondo y forma (no hay que olvidar que, en ocasiones, "más" no tiene por qué equivaler a "mejor"). Dos: la voluntad (o el mandato) de mostrar, anticipar o referenciar mucho de lo que vendrá cinematográficamente, que entorpece la evolución de la trama y la "tensión narrativa". Y tres: la (irritante) obsesión por incluir el mayor número de chistes o gracietas posible, aunque sea en medio de escenas que lo desaconsejan o en boca de personajes que no son los más apropiados o, simplemente, no tengan gracia para nadie que haya superado la niñez (ej: las frases y onomatopeyas de la Viuda Negra mientras va en la moto, los comentarios sobre Mjolnir en plena batalla final, etc).
¿Consecuencia de todo ello? El guión de esta película es bastante flojo en comparación, sin ir más lejos, con la primera parte. No sólo por aquello de quien mucho abarca poco aprieta (que también), sino por no haber sabido prescindir de nada que no fuera positivo y coherente.
Por otra parte, en cuanto a las licencias o divergencias respecto a los cómics, todas son más o menos aceptables y/o entendibles, excepto una que omitiré por aquello de no destripar y que, francamente, me parece desacertada (máxime siendo uno de los supuestos alicientes de esta entrega).

¿Cuáles son los puntos fuertes?
Son varios y con la importancia suficiente como para salvar a la película de ser un completo desastre:
- Mark Ruffalo y Jeremy Renner están muy por encima de lo visto
en la primera parte (en contraste, por ejemplo, con Robert Downey Jr).
- Hay más sensación de grupo o coordinación, especialmente en las escenas de acción (aunque, para mí, haya algunas "piruetas" que sobren).  
- El ritmo es bastante bueno (las dos horas y veinte minutos se pasan rápido).
- La preocupación por mostrar a los héroes como seres humanos y no como personajes planos.
- La ampliación a nuevos escenarios y personajes que aprovechar, con más calma y acierto, en futuras películas.
- El plano secuencia inicial.
- La pelea entre Ironman y Hulk.
- La tensión entre Ironman y el Capitán América, que se resolverá en la próxima película de este último.
- El hecho de que, aunque sea muy de pasada, aborde temas interesantes como la singularidad, el negocio del tráfico de armas, la creación de vida artificialmente o los daños colaterales de los conflictos bélicos. 

En conclusión
"Los Vengadores: la Era de Ultrón" no es un siniestro total pero sí una decepción. Seguramente arrasará en taquilla por la inercia descomunal que ya tiene generada la franquicia pero no porque sea una gran película o porque esté a la altura de la saga. No obstante, por cerrar con algo positivo, esta película sirve para poner en valor lo extraordinariamente bien que ha estado haciendo Marvel las cosas en el cine y para esperar como agua de mayo esa "Guerra del Infinito" que muy probablemente (y ya en otras manos distintas a las de Whedon) devolverá la ilusión a los fans y recuperará la excelencia de la primera parte algo que, tanto Marvel como los espectadores merecen.