Inquietante, realista, perturbadora, adictiva, oscura, impecable, sugerente, extraña, llena del carisma de las series de culto… Lo que consiguieron Nic Pizzolatto (creador) y Cary Fukunaga (director) con la primera temporada de “True detective” (que desde anoche disfrutamos en abierto en La Sexta, que hace meses que podemos disfrutar en casa vía DVD o Bluray y que llegó en 2014 a España gracias a Canal +) tiene todas las papeletas para convertirse en
historia de la televisión, si es que no lo es ya. Un mérito que conocen de sobra en la HBO
(gracias a “The wire”, “Los Soprano” o “Juego de Tronos”, por citar
algunos ejemplos) y que, más allá de su perfección técnica y su excelente reparto, se asienta en tres pilares: la narración, el ambiente y Matthew McConaughey.
La narración. Mezclando
hábilmente el género policiaco y el drama, “True detective” nos cuenta
la caza durante 17 años de un raro asesino en serie por parte de Martin Hart (Woody Harrelson) y Rustin “Rust” Cohle (Matthew McConaughey) dos
detectives del Departamento de Policía de Louisiana, al mismo tiempo que
nos adentra en las miserias personales de ambos investigadores,
convirtiendo así la serie en un lento y tenso viaje hacia el lado oscuro del ser humano.
Para ello, la narración combina el pasado y el presente gracias a que
son los propios detectives los que,
en sendas entrevistas, recuerdan
(cada uno a su peculiar estilo) el caso investigado. Una original
estructura que explota magistralmente los flashbacks, el “tempo narrativo” y las elipsis argumentales
para poner en la estratosfera el interés del espectador no sólo por
resolver el misterio detrás de los asesinatos sino también por completar
el dramático “puzzle biográfico” de los dos protagonistas, cuyas vidas
personales no tenemos claro si están en caída libre o han terminado de
caer… Porque lo cierto es que, más allá del asunto detectivesco, “True detective” es una serie que nos dice que la inocencia es una leyenda
urbana, que vivimos en un mundo roto, que hace tiempo que perdimos el
tren a ninguna parte, que hay más verdad en el lado de la locura que en
el de la esperanza, que el alma está en la sección de objetos perdidos,
que el infierno cabe en un silencio, que no hay luz sin oscuridad y que,
para creer, hay que temer y para temer, hay que haber sufrido.
El ambiente. “True detective” está ubicada en ese sur profundo, primario y decadente de
los EEUU en el que Dios y el Diablo juegan al escondite y donde el fango
y la herrumbre no son algo sólo material. Una atmósfera mostrada conun magnetismo enfermizo, propio de maestros como David Lynch y David Fincher.
Matthew McConaughey. Magistral
encarnando al taciturno, brillante y nihilista detective “Rust” Cohle,
un hombre definido por un profundo infierno interior que sólo atisbamos
superficialmente y que se convierte, gracias a la impresionante interpretación del actor, en quizás el mayor punto de interés de la serie, al ser un
personaje con una capacidad de atracción tan oscura e irresistible como
la de un agujero negro.
En definitiva, "True detective" es una serie que, al menos en su primera temporada (la segunda, con nueva historia y reparto, está ya en camino), entretiene e inquieta por igual, incluso ya desde sus magistrales créditos iniciales. Es una serie de ese selecto grupo de las que o las ves o te las cuentan. Es una serie que, más allá de gustos televisivos, merece la pena ver porque pocas, muy pocas veces, un viaje hacia la oscuridad fue tan indiscutiblemente brillante.
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