Hay que reconocer que la Alcaldía de Madrid, desde que está en manos de cierto batiburrillo, tiene cierta propensión a armar el Belén en Navidad con polémicas gratuitas, absurdas y, por tanto, fácilmente evitables. Este año, a diferencia de lo que pasó en 2016, la memez que ha levantado una desmesurada polvareda es la inclusión de una carroza en favor de la diversidad sexual en la cabalgata de Reyes de Vallecas. Esta decisión de homenajear a Priscilla, reina del desierto en plena noche del 5 de Enero ha suscitado, como digo, una polémica que ha devenido en noticia nacional. A mí, por lo pronto, me parece una majadería tanto la decisión en sí como la exagerada sobrerreacción de ciertas personas propensas a mear salves y rasgarse las vestiduras.
En cuanto a la carroza de las reinonas magas: Habiendo días más oportunos, circunstancias menos controvertidas y motivos mejores para visibilizar las diferentes opciones sexuales y reivindicar la normalidad para quien vive, ama y siente más allá de las fronteras heterosexuales, creo que la decisión de pasear este tema en la cabalgata de Reyes es algo fuera de lugar, forzado, inoportuno, incongruente e inconexo, tanto como me lo parece incluir en el desfile de Reyes a personajes del mundo televisivo o de diversos bestiarios que poco o nada tienen que ver con el sarao bíblico-religioso navideño. Ignoro si el tema de la drag-carroza es fruto de una cándida ingenuidad o bien resultado de una deliberada intencionalidad de dar la nota o de refrescar un discutible afán de protagonismo. Sea por el motivo que sea, me parece un error y no por el tema de visibilizar al mundo LGTB sino por la forma y la ocasión. Es como si Podemos leyera un manifiesto republicano en un acto a favor de la monarquía o los de Hazte Oír desfilaran en el Día del Orgullo o un charcutero hablara en una conferencia vegana o el PP encabezara una manifestación contra la corrupción: es algo totalmente legítimo pero chirriante, tonto, de mal gusto y contraproducente para los interesados. En resumen: cada cosa a su tiempo y cada tiempo a su cosa y, mientras tanto, nada de mezclar churras con merinas, por favor. Por cierto, un consejo para esos demagogos, histéricos de la corrección política o fanáticos arcoiris que piensen que soy homofóbico o alguna estupidez similar: leed ciertos artículos que publiqué en 2007 y 2017 y luego ya hablamos.
Respecto a la sobrerreacción: una cosa es discrepar y otra ponerse estupendo. Siendo ambas reacciones legítimas y legales, la primera es sana pero la segunda es tóxica. Baste como ejemplo de esto último la petición de la rimbombante Liga Española Pro Derechos Humanos de impedir la salida de la carroza LGTB: "El objeto de esta medida cautelarísima es evitar la tergiversación de las tradiciones religiosas,
en detrimento de los niños, cuya ilusión se basa en que los mismos
Reyes Magos que conocieron a Jesús en su lecho natal ofreciéndole
regalos de alto valor simbólico, celebran cada año el mismo día de su
llegada, ofreciéndole regalos a los infantes como tributo del propio
Jesús a la humanidad. (...) De ejecutarse la presencia de las Reinas Magas, cambiaría el criterio por el cual existen los Belenes
y la imagen de quienes adoran al Niño Dios a pocos días de su
nacimiento, lo cual causaría un daño de imposible reparación, porque en
ningún caso podría retrotraerse la imagen difundida. (...) La
celebración de la Cabalgata en el formato propuesto perjudica altamente
el interés general, el interés de los niños en su ilusión y tradición
además del interés legítimo de la Iglesia Católica por la irreverente y
ofensiva imagen que afecta a uno de sus principales símbolos" y rematan la faena recordando que las Reinas Magas no existen en la tradición religiosa, y que los Reyes
Magos "no son personajes sino citas bíblicas de las cuales el
Ayuntamiento de Madrid no es titular. Por ello no puede alterar la
inalterabilidad dogmática de la Iglesia Católica durante milenios". Esta petición, por cierto desestimada por motivos procesales, es como decía antes el mejor ejemplo de lo que entiendo por sobrerreacción. Dejando a un lado lo repugnantemente cursi y meapílico de la forma y el fondo de su escrito, creo que ejemplifica bastante bien que quienes estan protestando tan airadamente contra la estridente y errónea soplapollez de la drag-carroza quedan en evidencia por varios motivos: 1) Si nos ponemos rigurosos o, mejor dicho, ultraortodoxos con el tema de la Navidad, mejor sería ir cambiando la fecha de celebración de la misma y deconstruyendo el portal de Belén. 2) Los Reyes Magos que todos conocemos beben más de los apócrifos y el costumbrismo popular que de lo poquísimo que dice la Biblia. 3) La propia sexualidad de los RRMM está en ¿entredicho? por la Iglesia con el tema del "sueño de los Reyes Magos", así que mejor correr un tupido velo. 4) ¿Quién les ha nombrado a estos measalves portavoces y paladines del interés general? Puestos
a defender el "interés general" y hablar de "alarma social" sería más
necesario y digno alzar la voz contra la precarización del mercado
laboral, la enésima subida de la luz, el pésimo nivel educativo, la manipulación informativa, la conciliación trabajo-casa o cosas
así antes que por el paseo navideño de unos travestidos. 5) ¿Les molesta/cabrea/ofende que desfilen unas drags pero no Bob Esponja, Pocoyó o engendros que parecen sacados de un espectáculo de La Fura dels Baus? ¿En qué parte de la Biblia figuran esos personajes? ¿Fueron Las Supernenas a adorar a Jesús al pesebre? Y 6) La Iglesia Católica y sus leales defensores flandersianos harían mejor en solucionar el asqueroso tema de la pederastia que en protestar por lo que en el fondo no deja de ser una estridente mamarrachada. En resumen: no me parece mal comentar, criticar o protestar por la drag-carroza pero sí me parece gilipollesco exaltarse de semejante manera cuando está el patio como está. Ojalá todos los problemas que tenemos los españoles fueran del nivel de "hombres vestidos de putones galácticos desfilando en Reyes". Por
cierto, un aviso para todos esos papanatas que se piensen que soy ateo o agnóstico o iconoclasta: soy creyente, cristiano, católico y practicante...pero no tonto del culo.
En fin. Con todo este asunto de las drag-queens en la cabalgata vallecana creo que los de un lado y otro han perdido una oportunidad estupenda para no quedar como unos perfectos idiotas.
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