Este viernes se ha estrenado Covenant, una nueva película de la franquicia alien y secuela de esa precuela llamada Prometheus, que reseñé en su día en este mismo blog. Tras verla, sólo puedo decir que se trata de un film que encantará a quien la vea pagando poco o nada y/o a quien acuda con las expectativas bajas o inexistentes y/o a quien prefiera perdonar cualquier cosa para no mellar su cariño por la saga xenomorfa. ¿Por qué? Porque esta producción evidencia que si Ridley Scott tiene un plan serio e interesante para la franquicia...lo disimula muy bien. Convenant no entretiene porque la mayoría de los puntos de interés de la película ya han sido reventados cual chestburster por los tráilers y las entrevistas promocionales. No interesa porque carece tanto del postureo cuasimetafísico que adornaba a su antecesora (sacrificado en pos de un mayor protagonismo de las criaturas) como del suspense inquietante y emblemático de las entregas primigenias. No convence porque no es capaz ni de cumplir las propias expectativas que propulsaban este film ni de dotar de cierta coherencia lógica y/o argumental a lo que sucede en pantalla, especialmente en la última hora de las dos que dura Covenant. Y, lo que es peor, no sabe sostener de forma creíble la transición entre Prometheus (cuyos principales vínculos con ella corta de una forma facilona y burda) y El octavo pasajero (destino que cada vez parece más inalcanzable tanto en lo narrativo como en lo cualitativo). Es decir, se queda en tierra de nadie: un ni "sí" ni "no" ni todo lo contrario. Parece como si Ridley Scott, en aras a dotar a Covenant de una identidad propia, hubiera querido mezclar el sustancioso cocido de Prometheus con el cubata de Alien y le sale un híbrido difícil de digerir.
No se trata de si era mejor seguir la línea de Prometheus o apostar nítidamente por la de Alien (para gustos, los colores). No se trata de si es mejor perderse en digresiones filosóficas o de entretener con variopintas peleas entre xenomorfos, humanos y androides. No se trata de escoger entre opciones sino sencillamente de hacer las cosas bien y, en este sentido, más allá de la indudable calidad técnica de Covenant, esta película flojea demasiado, especialmente en lo que al tratamiento de la historia se refiere (de los personajes mejor no hablo porque la tripulación de marras tiene el mismo nivel intelectual y sináptico que unos corderos camino del matadero: ni los monitores de Crystal Lake eran tan gilipuertas). Y ojo que yo no soy ningún talibán ni un hater ni sandeces similares. No se trata, insisto, de que te encante o no Alien sino de que te gusten las películas bien hechas y...Covenant es una película hueca y fallida cuyo principal mérito consiste en lograr que los fans del mundo xenomorfo acudamos al cine a verla y así costear la preocupante deriva de un director que demuestra haber perdido todo el ingenio que exhibió en magistrales títulos como Los duelistas, Alien el octavo pasajero o Blade runner. Tiene toda la pinta de que a Scott le está pasando lo mismo que a muchos otros grandísimos cineastas (Lucas, Coppola...): que se empeñan en manchar su impresionante legado con películas que están muy lejos de su propia cima.
No se trata de si era mejor seguir la línea de Prometheus o apostar nítidamente por la de Alien (para gustos, los colores). No se trata de si es mejor perderse en digresiones filosóficas o de entretener con variopintas peleas entre xenomorfos, humanos y androides. No se trata de escoger entre opciones sino sencillamente de hacer las cosas bien y, en este sentido, más allá de la indudable calidad técnica de Covenant, esta película flojea demasiado, especialmente en lo que al tratamiento de la historia se refiere (de los personajes mejor no hablo porque la tripulación de marras tiene el mismo nivel intelectual y sináptico que unos corderos camino del matadero: ni los monitores de Crystal Lake eran tan gilipuertas). Y ojo que yo no soy ningún talibán ni un hater ni sandeces similares. No se trata, insisto, de que te encante o no Alien sino de que te gusten las películas bien hechas y...Covenant es una película hueca y fallida cuyo principal mérito consiste en lograr que los fans del mundo xenomorfo acudamos al cine a verla y así costear la preocupante deriva de un director que demuestra haber perdido todo el ingenio que exhibió en magistrales títulos como Los duelistas, Alien el octavo pasajero o Blade runner. Tiene toda la pinta de que a Scott le está pasando lo mismo que a muchos otros grandísimos cineastas (Lucas, Coppola...): que se empeñan en manchar su impresionante legado con películas que están muy lejos de su propia cima.
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En fin. Será curioso ver en la próxima entrega de esta franquicia (porque, pese a todo, es más que probable que vea la luz) si Scott remonta el vuelo o acaba pegándose el hostión definitivo. Hoy por hoy creo que está más cerca de esto último porque Covenant es un evidente síntoma de que Ridley Scott está más perdido que el paraíso de Milton. Veremos...
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