Este fin de semana se está celebrando el congreso fundacional de "Podemos" en Madrid, algo que podría resultar paradójico teniendo en cuenta que esta formación política hizo su debut en las elecciones de mayo con la misma sutileza que Moby Dick, convirtiendo así la noche del 25 de mayo en un punto de inflexión en la historia política española.
El surgimiento y la creciente fuerza de "Podemos", igual que sucede con otro partido en auge como "Ciudadanos", serían impensables fuera del contexto político actual en el que la crisis de legitimidad (ética, política e intelectual) de los dos grandes partidos ha dinamitado la percepción social de los inquilinos de las Cortes así como las tendencias de voto tradicionales. Una crisis que tiene sus cuatro mayores exponentes en el vaciado ideológico del PP y el PSOE, sus trapicheos con "el Otro Gobierno", su total y vergonzosa ausencia de autocrítica a la hora de reconocer y corregir sus errores y su decisiva contribución para consolidar la "mierdocracia", sistema que premia la mediocridad, el gregarismo y la hipocresía en detrimento del talento, la preparación y la honradez. Una crisis que, a pesar de lo que digan las encuestas, no tiene sus principales en víctimas en aquellos que están camino de ver desmantelado su chiringuito (los partidos tradicionales) sino en los ciudadanos, que se han visto arrasados en lo económico (pagando el despropósito de las entidades financieras y las Administraciones Públicas) y ninguneados en lo político (el voto es absurdo en un ambiente en el que los programas y las promesas político-electorales se convertien en papel mojado a la velocidad de la luz). A los partidos tradicionales siempre les quedará su particular París en forma de multinacional (las empresas energéticas, Telefónica, etc) pero ¿y a la gente normal? Pues, parece, que sólo tenemos dos opciones: emigrar a pastos mejores (más limpios) o votar lo inesperado, lo nuevo, el giro de 180º. Y ahí es donde entran en escena, como decía, tanto "Podemos" como "Ciudadanos". Dos formaciones que se desarrollan abonadas por la descomposición (ideológica, ética y moral) de los partidos tradicionales, que comparten su visión e intención de cambiar la forma de entender y hacer la política y que tienen en la gente, en la ciudadanía, su principal objetivo y capital.
Más allá de este marco o contexto, "Podemos" se caracteriza en mi opinión por lo siguiente:
- Capitalizar el descontento social mejor que ningún otro partido gracias a una estética y un discurso muy afín a ese magma de ciudadanos cabreados con el poder. Es decir, "Podemos" se está convirtiendo en la merecida hostia con la que votantes de todo tipo quieren expresar su agradecimiento a PP, PSOE, IU y demás escombros.
- Utilizar eficazmente redes sociales y medios de comunicación para suplir su falta de recursos. Precisamente, en el ámbito mediático, la propulsión de Podemos sería inimaginable sin la desmesurada atención que le han dedicado y dedican los medios afines al PP (que son por desgracia casi todos) y los propios políticos populares para intentar aniquilar el apoyo electoral a PSOE e IU y, al mismo tiempo, poder articular cuando llegue el momento un discurso del miedo que cohesione, movilice y enajene a los votantes conservadores mejor que cualquier majadería de las babeadas por el inquilino de La Moncloa o por alguna de las ladillas que le rodean. El problema de esta arriesgada estrategia es que quizás, sólo quizás, estén fabricando a Godzilla.
- Hacer populismo renegando al mismo tiempo de ello.
- Tener la habilidad retórica y dialéctica del demagogo, la pasión del arribista y la astucia del oportunista.
Características todas ellas que han convertido a "Podemos" en la "superstar" del panorama político (como demuestra el ambiente hoy en Vistalegre o la encuesta del CIS) y que hace que sea visto como el mesías por algunos, el ragnarok por otros y flor de un día por el resto.
El principal problema que yo le veo a "Podemos" es que si bien sí saben acertar en líneas generales con el diagnóstico (tal y como está el patio, señalar los problemas y a sus culpables resulta algo tan sencillo que lo podría hacer un niño) fracasan en el tratamiento, proponiendo soluciones que oscilan entre el
idealismo ingenuo y el "disparate al estilo suramericano", haciendo que el remedio pueda ser aún peor que la enfermedad (y mira que ésta ya es tremenda...), lo cual viene a demostrar una vez más que es más fácil criticar que corregir. Con esto no quiero decir que su programa sea una puñetera mierda sino que debería ser mínimamente realista puesto que cualquier solución, si quiere ser efectiva y positiva, no debe ser ajena a la realidad. Esto me lleva a pensar, por un parte, que más allá del ruido y la furia, no hay nada (que merezca la pena) y, por otra, que quizás a Podemos o, al menos, a los Catilinas de barriada que lo lideran, no les interese tanto gobernar como el poder: una vocación humana y propia de la política española pero irresponsable y muy inquietante. Si a esto se le añade mi percepción de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero como dos lobos al más puro estilo Robespierre y con un ego tamaño Everest pues...es obvio que no está en mis planes votar a "Podemos", igual que sucede con PP, PSOE y cualquier otro partido que no sea "Ciudadanos".
Lo que es indudable es que "Podemos" tiene un presente efervescente y un futuro dudoso que sólo será despejado por el curso de los acontecimientos, curso que, seguramente, nos traerá un nuevo tiempo político, mejor o peor que el actual. Ya veremos.
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