Siempre ha habido uno. En todas las épocas y en todos los lugares. Me refiero a un gobierno fáctico, "discreto", en la sombra, paralelo al oficial pero que, a la hora de la verdad, es el que maneja todo...sin ninguna legitimidad ni responsabilidad ante la ciudadanía. Denominaciones oficiales ha tenido muchas y variadas a lo largo de la Historia; en España, éstas: Consilium principis en la Antigua Roma, Aula Regia en la época visigoda, Curia Regia en la Alta Edad Media, Consejo Real en la Baja Edad Media...Igualmente, denominaciones ambiguas, interesadas o directamente eufemísticas, también ha tenido muchas, siendo las más comunes: "lobby", "poder fáctico" o "grupo de presión". Actualmente, en España, la denominación que recibe el Otro Gobierno es "Consejo Empresarial para la Competitividad", un ente en el que se encuentran representados muchos (no todos) de los grandes señores del IBEX 35, versión siglo XXI de los magnates medievales que pululaban alrededor del monarca de turno con unas intenciones no precisamente altruistas. Aunque aparentemente el CeC tiene como intención evaluar la situación económica del país y proponer ayudas que puedan repercutir en beneficio de España (aquí debería haber un sonido de risas enlatadas), en la práctica y a la vista de todos el CeC se dedica básicamente (al menos eso demuestran sus voceros) a adular hipócritamente al inepto que pernocta en La Moncloa a cambio de mangonear en la política económica nacional y mercadear favores varios.
Por eso, todo cambio que ocurra en ese Otro Gobierno (el de verdad) tiene (o debería) el mismo interés que cualquier cambio en el Gobierno elegido democráticamente por los ciudadanos. De ahí que sea especialmente relevante que haya muerto Emilio Botín, el penúltimo de una famosa saga de banqueros, el tahúr por excelencia de las finanzas nacionales, el referente de los bajos fondos de las altas esferas, el más importante de todos los Mefistófeles de la trastienda política española de los últimos lustros y líder oficioso del CeC. Un empresario con un éxito evidente...basado, herencia familiar aparte, en su prodigioso talento para poner una vela a Dios y otra al Diablo, jugar a dos bandas (políticamente), actuar según sople el viento y salir con las manos limpias de asuntos muy sucios. Un excelente bambalinero, un genial mercader de favores, el "capo di tutti capi". En definitiva, un personaje crucial en la España reciente al que, por culpa de su pasión por los tejemanejes con las altas esferas, debe ser recordado también y quizás por encima de todo como un tipo turbio. Por eso, pido disculpas a quien esperara que me sumara a la hilarante catarata de elogios, panegíricos y loas que ha recibido el difunto Botín. Yo no me alegro por su muerte (tanta paz lleve...) pero tampoco su cambio de estado va a ser obstáculo para decir la verdad.
De todos modos, más allá de los cambios en su emporio santanderino, la ausencia permanente de Botín va a tener como una de sus consecuencias más notables que el líder oficial del CeC podrá heredar el manto de rey del mambo en cuanto a tejemanejes y
chanchullos con el poder se refiere. Un hombre que saltó hace ya años a la fama nacional por la prescripción de un delito y que, en ausencia de lozanía y carisma, reúne unos requisitos extraordinarios para ser el "nuevo Botín": ambigüedad ética y política, adicción al nepotismo, devoción por el amiguismo, vergüenza distraída, soberbia rampante y una total obnubilación causada por la erótica del poder que le lleva a ofrecer/aceptar cualquier tipo de favor (¿por qué lo llaman "favor" cuando quieren decir "enchufe"?) con tal de codearse y/o congraciarse con quienes están (o se creen) por encima del Bien y del Mal, aunque eso suponga para su compañía un descrédito o ridículo importante. Por tanto, pese a la baja de Botín, el Otro Gobierno no corre peligro con el nuevo macho alfa de la tramoya económico-política: España seguirá en sus manos y...la democracia en busca y captura.
Así las cosas sólo cabe decir: ¡Mefisto ha muerto! ¡Viva Mefisto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario