domingo, 12 de octubre de 2014

No es país para fiestas

Hoy es 12 de octubre, Día del Pilar (de Zaragoza más bien), Día de la Hispanidad (o de cómo Colón se salió con la suya), Fiesta Nacional en España y segunda oportunidad anual para que la ONG "Fuerzas Armadas" salga a pasear y se sienta llena de orgullo y satisfacción y mucha emoción y etc, etc, etc. En resumen, hoy es el día que, tradicionalmente, todo aquel que sea y se sienta español marca en rojo (y gualda) en el calendario. También es el día del que muchos españoles suelen estar pendientes...para hacer (o no) planes de puente.

Sin ánimo de ser pinchaglobos, yo creo que el patio no está precisamente para celebrar nada ni para estar orgulloso de la España oficial, de la nación pública, del arquetipo actual de este país. ¿Qué festejamos hoy? ¿La España del despropósito, de la chapuza, del despiste, de la negligencia, de la irresponsabilidad, de la resignación cobarde, de la demagogia, de la mediocridad, del todo vale, del "y tú más", del pelotazo, de la corrupción, de los enchufes, de la autocomplacencia, del arribismo, de la amoralidad, de la injusticia, de la fiscalidad variable, del mercadeo de favores, de la devaluación del bienestar, del populismo, de los cretinos presidenciables, del turnismo inútil, de los que siguen pensando y votando en "rojos" y "nacionales", del nazismo regionalista, del saqueo a los ciudadanos, de la incultura, de la pataleta ensimismada, de los jóvenes emigrantes forzosos, de los parados a perpetuidad, de los trabajos devaluados, de los sueldos miserables, de la desigualdad, de la televisión pública en caída libre, de la prensa panfletaria, del amarillismo ¿informativo?, de los medios de comunicación sodomizados por la financiación privada, de la telebasura líder de audiencia? ¿Esa España es la que tenemos que festejar? Esa España decepcionante que la festejen el Gobierno (sea cual sea), los diputados, los senadores, los sindicalistas y aquellos cargos públicos, políticos, banqueros y empresarios (del IBEX) que poco o nada han hecho para evitarla y mucho o todo para perpetuarla y aprovecharse de ella. Pero yo, esa España, no la festejo. Ni hoy ni nunca. Hace mucho tiempo que la fiesta terminó, si es que alguna vez hubo motivo para ella.

En cambio, sí me gustaría festejar esa otra España dignificada por la cultura, el deporte y por las gentes que no agachan la mirada ni tiran la toalla ni se dejan llevar ni lo dejan estar. Por los españoles que, a pesar de España, siguen levantándose cada día con el ánimo de hacer que sus vidas y las de sus seres queridos merezcan la pena. Por los españoles que, a pesar de España, siguen apostando por el esfuerzo y la honradez. Porque son esos españoles los que, mucho más que este país, se merecen un día para celebrarlos.Porque son esos españoles los que consiguen que España no dé totalmente asco.

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