viernes, 30 de mayo de 2014
Triunfo y derrota
domingo, 25 de mayo de 2014
Lo que ganó el "Atleti" anoche
sábado, 24 de mayo de 2014
Jornada de reflexión
Hay gente que cree en la Unión Europea. Yo no. No puedo creer en algo que teniendo el potencial y el deber de ser una federación imponente es una confederación fallida por el egoísmo nacional y la miopía de miras de sus miembros. Algo que, por otra parte, se veía venir mucho antes de que crisis como la económica o la ucraniana lo dejara en patética evidencia. En Europa o, mejor dicho, en la UE, a la hora de la verdad, todos los países siguen yendo a la suyo porque ir a lo suyo es lo que han hecho durante siglos...y no les ha ido mal (en la mayoría de los casos), así que ¿para qué cambiar? Mientras los países, los gobiernos y los ciudadanos de la UE sigan pensando y actuando en clave nacional y no como parte de un todo, la UE seguirá siendo un experimento destinado al fracaso y al ridículo. Así las cosas no puede extrañar a nadie que la UE se haya convertido en una enorme majadería burocrática en la que cualquier persona mínimamente sensata no puede ni debe tener puesta esperanza alguna. Creer en la UE es llamar Charlize Theron a Leticia Sabater.viernes, 23 de mayo de 2014
El último día de Ray Holson
El último
día de su vida, la albóndiga conocida como Ray Holson se despertó a la una de
la tarde en un sofá de tres plazas y dos millones de gérmenes flanqueado por un
pequinés a medio castrar llamado “Pequeño Conan”, una yonqui a medio follar
llamada “Pequeña Cindy” y un porro a medio fumar llamado “Pequeño porro”. Más
allá, la suciedad y el desorden transformaban su casa en el vientre de un
camión de la basura. Jonás engullido por la mierda. Náufrago de su propio caos
y prisionero de un cuerpo que daba un nuevo significado a la palabra “sebo”, Ray
Holson se incorporó con tranquilidad, depositando con cuidado al pequinés encima de
las tetas marginales de aquella adolescente enganchada a las drogas y a los mentirosos
con sobrepeso. Paseó su desnudez sobre una alfombra de catálogos japoneses de
lencería hasta que encontró su chándal azul celeste con olor a infierno.
Convertido en un globo aerostático patrocinado por Adidas, fue a la cocina a
prepararse un café. Entonces ocurrió el hecho que cambiaría su vida: no quedaba
leche, al menos dentro del tetrabrik
donde debía estar. El tiempo se detuvo y el cerebro de Ray Holson se debatió
entre tres ideas: penetrar al pequinés, sacar a la yonqui a pasear o bajar a
comprar un paquete de leche. El portazo despertó al pequinés, que empezó a lamer,
y a la yonqui, que puso los ojos en blanco.
domingo, 18 de mayo de 2014
...y volver a ganar, ganar, ganar
dejaron llevar por una alegría ajena a cualquier complejo o freno. Personas que tiñeron de rojo y blanco una ciudad propensa al gris. Personas que escribieron un recuerdo más en su piel de gallina. Personas a las que se les acabaron las lágrimas y las palabras. Personas que antaño eran blanco de bromas y menosprecios y ahora son motivo de envidia o admiración. Personas que no les importa canjear sufrimiento por felicidad. Personas desconocidas que comparten la intimidad cómplice de ser parte de un equipo que para bien o para mal siempre te hace sentir vivo. Personas que se saben parte de un equipo que escribe su historia con el corazón. Personas que se han convencido de que, como dijo aquél, la vida puede ser maravillosa. Personas distintas y distantes unidas por algo más poderoso que la sangre: la felicidad. Nos llaman "indios", "colchoneros": somos la gente del Atlético de Madrid.
fútbol en general y del Atleti en particular debe agradecer tanto a los que salen al campo (Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Koke, Gabi, Tiago, Arda, Diego Costa, Villa, Raúl García, Adrián, Mario, Diego, Sosa...) como a los que no (el "Cholo" Simeone, el "Mono" Burgos, el "profe" Ortega y el resto del fantástico equipo técnico). Lo lógico sería elogiar especial y merecidamente a Simeone, el "legend-maker", el hombre-milagro, el motivador total, el líder de la manada, el único junto al mítico e inolvidable Luis Aragonés que ha entrado en el corazón y la memoria de los atléticos como jugador y como entrenador...pero hacerlo sería ir contra su propia filosofía, esa que todos los rojiblancos hemos convertido en credo y manual de instrucciones para la vida. Así que el mérito es...de todos los que tanto en el campo como en las gradas o en sus casas han ayudado a conquistar algo muy difícil en estos tiempos que corren: la más absoluta, sincera y pura alegría. Y todo ello simplemente siendo un equipo diferente, rebelde, contestatario.viernes, 16 de mayo de 2014
A oscuras
Las putas roncan. La habitación era una letrina de
petróleo, estaba a punto de vomitar media botella de Bourbon y en su cabeza rechinaba la resaca, pero a Bob Boswell lo
que más le llamaba la atención a las cuatro de la mañana es que la putas
roncan, al menos la que se acababa de tirar. Había olvidado dónde había dejado
su camisa hawaiana y sus bombachos. Había olvidado dónde había tirado sus
chanclas. Había olvidado dónde había perdido el reloj. Había olvidado qué había
hecho con su anillo de casado. Había olvidado si la mesilla de su lado tenía
lámpara. Pero ahí estaba Bob Boswell, de pie, junto a una cama sudada, en un
motel de carretera, maravillado por los ronquidos de una puta cuyo nombre no
recordaba. Su cuerpo fondón avanzó borracho de oscuridad por el lateral de la cama, arrancando un siseo de la moqueta mohosa. Quería encontrar su ropa
pronto porque nada frío es bueno y mucho menos el sudor que lustraba sus lorzas. De pronto, su caminar zombi se detuvo cuando una prenda se enredó en
su pie derecho como un alga. Se agachó, reprimió una arcada y la palpó.
Mis slips, pensó. Agarró la prenda e introdujo torpemente el pie izquierdo por el
agujero mientras hacía aspavientos de funambulista al borde de la tragedia. A Bob Boswell
nunca se le dieron bien los agujeros. Luego intentó repetir la operación con el
pie derecho. Un golpe seco resonó en el cuarto.
A la mañana siguiente, ella se había ido, pero Bob
Boswell continuaba en la habitación, dormido en la moqueta, con la cabeza sobre
un charco de baba, el culo en pompa y las bragas de una puta cuyo nombre no
recordaba encadenadas a sus muslos.
jueves, 15 de mayo de 2014
Demagogos inoportunos
- El primero es un chaval de Izquierda Unida que manifestó a los cuatro vientos su alegría por la derogación de la doctrina Parot (que mantenía en la cárcel a gentuza de la peor condición). Olé.
- El segundo ejemplo lo encarna un perroflauta con ínfulas académicas y pretensiones políticas que recientemente ha comparado un asesinato a sangre fría con un suicidio. Olé y olé y olé.
domingo, 11 de mayo de 2014
"La mujer de negro": Un viaje al corazón del miedo
Ahora, se ha reestrenado en España, de nuevo protagonizada por ese incontestable maestro de la escena llamado Emilio Gutiérrez Caba (en esta ocasión, también desempeñando las funciones de
director), quien, en este nuevo montaje, está brillantemente acompañado por el joven actor Ivan Massagué.
¿Por qué volver a escribir entonces sobre una obra que ya he vi y comenté en su día? Por las mismas razones por las que merece la pena (volver a) ver La mujer de negro:
- Porque es una obra que pretende y consigue algo enormemente difícil (y máxime en un escenario): inquietar al espectador. Y lo hace de manera especialmente hábil, es decir, sin recurrir o apelar al susto o grito fácil, sino a la tensión, a la sugestión, a la mente del espectador.
- Porque es un creciente recital de dos actores que simplemente bordan sus papeles.
- Porque es una pieza ejemplar a la hora de demostrar que cuando hay ingenio no hace falta mucho más.
- Porque es una fantástica prueba de cómo la complicidad y la capacidad de sugestión del espectador convierten lo irreal en experiencia real.
- Porque es un entretenidísimo juego de teatro dentro del teatro en el que realidad y ficción se alternan hasta (con)fundirse.
- Porque, más allá de lo sobrenatural y lo fantástico, habla de cómo nuestras deficiencias a la hora de enfrentarnos al dolor y la pérdida pueden desencadenar males mayores o, mejor dicho, peores.
- Porque esta historia de fantasmas es una buena forma de revisitar el elegante e inteligente "terror gótico", ese que antaño cultivaron maestros como Edgar Allan Poe o Henry James.
- Y porque, en esencia, es un viaje al corazón del miedo, entendido éste como una reacción de nuestra mente ante lo imposible, lo desconocido, lo invisible, lo imprevisto, lo inexplicable o, simplemente, ante lo que nos supera de tal manera que nuestro papel queda reducido a víctima.
viernes, 9 de mayo de 2014
La suerte del diablo
Y entonces, el carcelero aparece en la puerta. Indulto. Alguien que se acuesta en camas libres de escrúpulos ha decidido dejarte libre. Alguien a quien nunca le salpicará la desgracia te devuelve un derecho que merecidamente perdiste. Tu cara borra toda expresión por la sorpresa, por el absurdo, por lo inesperado. Y luego estallas en una carcajada. Una risa histérica, feliz. El mundo se vuelve a abrir para ti. Y en él, nuevos nombres, nuevos cuerpos, nuevas vidas que quebrar para tu íntimo, salvaje y secreto placer.
Sales y te fundes en el relámpago del sol con una sonrisa en los labios. Ahora ya sabes que la suerte siempre está dispuesta a guiñarle un ojo al diablo.
domingo, 4 de mayo de 2014
"La gran belleza": Obra maestra
replanteamiento de nuestras certezas, al viaje por el laberinto de
la existencia.
Hipnótica y apabullante tanto en la forma como en el fondo, La gran belleza es un constante recital de maestría lleno de imágenes y palabras
para el recuerdo. Los diálogos, los monólogos, los planos, las escenas, las
secuencias, las interpretaciones, las localizaciones, la música…todo en esta
película es merecedor de ser recordado. Y es que, dejando al margen cualquier
posible comparación con Fellini, Lynch o Malick, lo que ha hecho Sorrentino en
este film es algo tan personal como irrepetible, insuperable e inalcanzable. Así
de sencillo.
(con)funden perfectamente, La gran belleza es
una obra (de arte) que, más allá de lo cinematográfico, constituye una declaración de
amor al vacío, un brindis por la carencia y la pérdida,un triunfal viaje a
ninguna parte, una celebración de la ruina, una incontestable declaración del
estado de desengaño, un conmovedor elogio de lo imperfecto y lo inacabado, una
visita guiada por el jardín de la desolación, una reivindicación de la farsa ante el absurdo que nos rodea, una maravillosa crónica del
abandono, un orgasmo de derrumbe y derrota, una lección de sabiduría desde lo intrascendente, un fascinante misil contra los discursos imperantes en la sociedad y el arte actuales, una preciosa defensa de la
decadencia y la huida hacia delante como únicas opciones posibles ante un mundo
y una sociedad carentes de rumbo y sentido. Eso es La gran belleza, pero
también es una película que nos habla de la elegancia del fracaso, de la
honradez que cabe en “no querer ser”, de la decencia que demuestra aceptar y
renunciar a todo aquello que no somos ni llegaremos a ser, de la aventura de descubrir el truco a la vida,
del cinismo como
sinceridad, de la filosofía de la desesperanza, de la felicidad que se puede encontrar entre lo que no podremos ser y lo que no queremos ser, de la vida como búsqueda febril
y frustrante, de la liberadora carencia de absolutos, de la valentía de no seguir
el guión, de la belleza de dejarse llevar. sábado, 3 de mayo de 2014
Lo que puedes aprender con un "playmobil"
Todos hemos tenido una etapa en nuestras vidas en la que, con muy poco y muy pequeño, podíamos vivir muchas grandes aventuras, dejando en papel mojado el tiempo y el espacio, saliéndonos al margen de la vida, permitiendo que nuestra imaginación se pusiera a los mandos, convirtiendo cualquier rincón en un teatro de lo imprevisible, transformándonos en creadores y protagonistas de lo impensable, renunciando al reglamento del tedio, haciendo que apenas bastaran unos minutos para alcanzar la más absoluta felicidad y despreocupación. Una etapa en la que soñar y jugar iban de la mano. Una etapa en la que cruzábamos la frontera entre la realidad y la ficción con la velocidad del parpadeo. Una etapa en la que lo grande cabía en lo pequeño. Una etapa llamada infancia donde, conforme van pasando los años, el recuerdo y el fetiche se confuden en objetos que unos afortunados aún conservan y otros los perdieron allí donde comienza la nostalgia.
Pero, más allá de la anécdota del 40 cumpleaños de estos entrañables juguetes, lo verdaderamente llamativo es su paradójico encanto: Basta un playmobil para que un niño tire toda consciencia por el sumidero de unos ojos abiertos. Pero también basta un playmobil para que un adulto recupere la consciencia y redescubra la felicidad de lo pequeño, la magia de lo sencillo, el ilimitado poder de la imaginación y la reconfortante convicción de saber que, en algún momento de su biografía, ha vivido sin más condición que la de no caer en el aburrimiento. Y todo eso con, por, junto y gracias a un muñeco. No es poco. viernes, 2 de mayo de 2014
La última noche de Mickey Sorensen
Así, al tiempo que un camión y tres bastardos quedaban en orfandad, el tanga de "La fabulosa Jewel" voló por la sala mientras su inesperado secreto emergía como un leviatán genital ante alientos cortados y neones encendidos.




















