
Desprovista de la hondura shakespeariana y el halo trágico que caracterizan sus títulos más magistrales, en esta cinta Eastwood narra con sabio tino y elegante mesura la épica y doble conquista que realizó Sudáfrica en 1995: la reconciliación social y la copa del mundo de rugby, alzada contra todo pronóstico por los Springboks. Hitos ambos tan

"Invictus" es una película de Eastwood sin parecerlo, una obra cinematográfica estimulante y emocionante cuyo mejor legado es transmitir al espectador un soberbio manual de supervivencia espiritual escrito en 1875 por el poeta inglés William E.Henley y con mi personal traducción del mismo cierro este artículo:
Pese a estar aprisionado por las circunstancias,
Más allá de este lugar de furia y de lágrimas,
aguarda el horror en la sombra,
pero el amenazador paso de los años
me encuentra y me encontrará siempre sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la salida,
ni cuántos castigos tenga que soportar,
soy el dueño de mi destino:
soy el capitán de mi alma.