Recientemente, he visto la película "Bienvenidos a Zombieland", film que parodia y homenajea con talento y frescura ese subgénero del cine de terror que se lo debe (casi) todo a George A.Romero y "La noche de los muertos vivientes".
Este título pone de relieve que, con talento y originalidad detrás de la cámara, el espectador puede consumir alegremente algo que ya ha visto cientos de veces anteriormente. Sucedió con Zack Snyder ("Amanacer de los muertos"), Edgar Wright ("Zombies party") y vuelve a ocurrir con los responsables de esta película: Ruben Fleisher, director, y, especialmente, Paul Wernick y Rhett Reese, guionistas de esta comedia con forma de cachondeo postmortem. No obstante, ni siquiera el enfoque cómico o paródico es algo novedoso (Sam Raimi, el cutremaestro del terror bufo, se dio a conocer hace ya años precisamente por eso) y tampoco exclusivo del cine (En la literatura, tenemos los libros de Max Brooks o el exitazo "Orgullo y prejucio y zombis", por citar dos ejemplos notables; o en cómic, con la hilarante saga de "Marvel Zombies").
Lo que aporta "Zombieland", además de un guión sencillo, bufonescamente ingenioso (Ej: Las normas de supervivencia) y que busca (con éxito) la complicidad del espectador, es homenajear con respeto y sorna a todos aquellos que en los 70 y 80 crecieron al amparo de films donde lo sobrenatural era motivo de espanto y/o carcajada y hoy son películas de culto. Por ello, no es nada casual la elección de (el gran) Bill Murray para participar en este título haciendo de él mismo, en uno de los mejores y más divertidos cameos que servidor recuerda, o el nada velado tributo a esa entrañable y ochentera bilogía: "Cazafantasmas".
Quitando eso, que no es poco, "Zombieland" no es más que la cómica odisea de un estrafalario cuartero hostigado por hordas de muertes vivientes a lo largo y ancho de la geografía estadounidense. Una "road movie" con zombies y delirantes freaks que parecen extraídos de alguna comedia ajena y cuya única pretensión es entretener...y lo consigue sobradamente.
En definitiva, ver "Bienvenidos a Zombieland" produce un efecto similar a irse de juerga con los amigos: Probablemente no pasará a la historia, pero siempre lo recordarás con una sonrisa en los labios, porque lo pasaste muy bien.
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