Capaz de lo mejor y de lo peor, el equipo que da y quita la ilusión entendida como forma de vida a miles de aficionados como yo demostró que las matemáticas, las estadísticas, las probabilidades sólo se pueden aplicar en el mundo real, ése en el que no viven quienes juegan y sienten en rojiblanco. Durante poco más de noventa minutos, el Atleti jugó a la ruleta rusa con el corazón de sus seguidores (deberían regalar un kit de desfibrilación con cada entrada) mientras coqueteaba con la excelencia y el despropósito en un vals épico e hipnótico. Pura esencia colchonera. Un monólogo de Groucho Marx, un guión de Hitchcock, una cuadro de Dalí, una ópera de Wagner. Eso, entre otras miles de cosas, es el Atleti.
De todos modos, para resumir qué es ser del Atleti, lo mejor es recordar aquel gran poema del Fénix:
"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe".
1 comentario:
Con la pasta que se llevan por fichar por el atleti y por temporada, mas les valdria tener esa garra en los partidos de liga, lo que hicieron fue ni mas ni menos que lo que hacemos tu y yo, cumplir con nuestro trabajo todos los dias por el mismo dinero que se gastan ellos en una noche de juerga...
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