lunes, 19 de marzo de 2007

Mitos buscan herederos. Razón: Hollywood

Una leyenda es una sutil explicación de cómo un mito alcanzó la gloria; la gloria sólo es la estela de recuerdo que deja tras de sí un mito, y los mitos son sólo personas que han descubierto la inmortalidad a través de la genialidad. Leyenda, gloria, mito. Si utilizamos estas palabras en el contexto cinematográfico, todos nos imaginamos aquel maravilloso mundo en blanco y negro poblado de verdaderos genios que elevaron el cine a la categoría de arte. Pero de aquella época dorada sólo queda el letrero de “Hollywood” al norte de la calle Mulholland. ¿Qué ha pasado? ¿No hay en nuestro tiempo actores ni directores en la senda del mito?

Aunque es evidente que hay excepciones y no se puede generalizar, el cine que hoy vemos es una irrisoria sombra de aquel otro cine, por mucho glamour, merchandising y efecto especial que le circunde. ¿Murió sin herederos el cine de los 30, 40 y 50? No, pero es innegable que es bastante difícil encontrar cineastas y actores a la altura de los Bogart, Davis, Ford, Peck, Garbo, Wilder, Stewart, Hepburn, Huston, Tracy, Gardner, Marx, Taylor, Lang, Chaplin, Bacall, Hawks, Dietrich, Cooper, Hitchcock, Welles…Qué odiosas resultan algunas comparaciones, ¿verdad?

Hoy por hoy, en lo que a actores se refiere, los únicos que interpretativamente están a la mítica altura de sus ancestros son, para mí, Robert de Niro, Al Pacino, Michael Caine, Anthony Hopkins, Dustin Hoffman, Morgan Freeman, Sean Penn, Johnny Depp, Edward Norton, Daniel Day-Lewis, Russell Crowe, Tom Hanks y Paul Giamatti. Y en cuanto a féminas, pues Meryl Streep. ¿Y ya está? Sí, ya está. Para hacer esta selección, me he basado en este único criterio: Que interpreten magnífica y creíblemente personajes de toda clase y en películas de todo género. Todas las personas que acabo de citar generan por sí solas, al igual que lo hacían sus dorados antecesores, una sana y cinéfila expectación previa a cualquiera de sus películas y no tanto por la película en sí sino por descubrir con qué nueva y soberbia actuación nos deleitarán y si les valdrá una nominación al Óscar. En defensa del “resto”, he de decir que en esta época actual la medalla de plata está muy solicitada, con una pléyade de excelentes intérpretes como Ed Harris, Jack Nicholson, Sean Connery, Gene Hackman, Denzel Washington, Robin Williams, Kevin Spacey, George Clooney, Leonardo Di Caprio, Gary Oldman, Tim Robbins, Susan Sarandon, Nicole Kidman, Diane Keaton, Cate Blanchett…¿Por qué no optan al olimpo? En algunos casos, por encasillamiento (sólo saben hacer bien un tipo de personajes), y, en otros, porque han dado la campanada interpretativa menos veces que las deidades arriba citadas.


Si el anterior escrutinio puede resultar polémico, no menos lo será el que viene a continuación. ¿Cuántos directores actuales están a la altura de Ford, Wilder, Huston, Lang, Hawks, Welles y compañía? Actualmente hay auténticos maestros tras las cámaras, pero creo que, salvo dos excepciones, en estos años no hay ningún futuro mito sentado en la silla del director. Hoy en día podemos disfrutar de auténticos maestros especializados en la fantasía (Steven Spielberg, George Lucas y Tim Burton), el cine negro (Michael Mann, Martin Scorsese y F.F.Coppola), el cine de acción y aventuras (Ridley Scott, Michael Bay y Quentin Tarantino), el terror (Wes Craven) y también de un posible genio (Sam Mendes)...Óscars aparte, todos ellos han regalado al cine al menos una película digna de ser recordada per secula seculorum (“La lista de Schlinder”, “Star Wars”, “Eduardo Manostijeras”, “Heat”, “Taxi Driver”, “El Padrino”, “Gladiator”, “Pearl Harbor”, “Kill Bill”, “Pesadilla en Elm Street”, “Camino a la perdición”…). La única pega que tienen estos grandes directores es que los sacas del género que dominan y es más que probable que hagan un bodrio, con la excepción del amigo Spielberg y sus Schlinder y Ryan (si se dedicara más a películas como éstas, este Midas haría historia no sólo en las taquillas). Pero ¿y los auténticos mitos de la dirección? Descontando al soberbio y difunto Stanley Kubrick, en mi opinión hoy sólo podemos disfrutar de dos cineastas que la posteridad verá como mitos. Uno de ellos es el genial Woody Allen, digno heredero de Billy Wilder y Groucho Marx en el difícil arte de hacer de una comedia inteligente una película magistral. ¿Quién es el otro director? Clint Eastwood, pero ese es otro artículo

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