miércoles, 14 de marzo de 2007

El pedrusco que viene

Puede que con tanto ajetreo internacional y vodevil político, la noticia haya pasado de puntillas, pero creo que es tan interesante como curiosa y acongojante y por eso me gustaría comentarla: Los científicos tienen "la certeza matemática absoluta" de que el asteroide gigante Apophis se situará en 2029 a una distancia muy corta de la Tierra, más cerca de lo que hoy en día están nuestros satélites. Los daños que, de seguir en esa trayectoria, provocaría en dichos artefactos y, por tanto, en las telecomunicaciones de la Tierra, serán tremendos. Pero el peligro real para los humanos vendría apenas siete años después, el 13 de abril de 2036 cuando el asteroide, ya captado por el campo gravitatorio terrestre, podría caer (tiene una posibilidad entre 45.000) con sus 250 metros de diámetro sobre la Tierra. De impactar en su ángulo más destructivo, Apophis tendría en la Tierra un efecto superior al de 20.000 bombas atómicas. Según declaraciones de Pedro Duque, nuestro querido astronauta patrio, si Apophis cayera sobre este nuestro planeta, se daría un baño en el mar (según la trayectoria más probable) y "abriría una grieta de kilómetros en la corteza terrestre", lo que provocaría un "inmenso tsunami, infinitamente más grande que el que afectó a Indonesia" en diciembre de 2004.

Al leer esto, a mí lo primero que me viene a la mente son películas como "Meteoro", "Armageddon" o "Deep Impact" y el cisco que se organiza aquí en la Tierra. Una vez superado el momento cinéfilo, me asaltan las dudas: ¿Cómo estará el patio terrestre para entonces? ¿Nos habremos cargado, literal o figuradamente, el mundo antes? ¿Habrá más sensatez o mujeres al frente de los países? ¿Se hará algo al respecto o, por el contrario, contemplaremos misas,oraciones, orgías y suicidios masivos? ¿Será culpará del asteroide a algún partido político? Si la Humanidad nunca se ha puesto de acuerdo para estar en paz internacional, nacional, regional, local o vecindariamente, ¿cómo narices se pondrían de acuerdo para rebatir una amenaza así? ¿A qué siniestro lumbrera se le ocurrió bautizar al pedrusco con el nombre de un dios egipcio de la destrucción? A continuación, me entra la curiosidad de saber cómo, por qué y dónde estaré yo para esas fechas y por último, me entra un ligero, sólo ligero, acojono.

En fin, como, afortunadamente, va para largo el tema, mientras Apophis nos deshonra (o no) con su visita, me dedicaré humildemente a hacer un mundo mejor, con la esperanza de que en 2036 no nos toque el Gordo ni la pedrea.

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