domingo, 5 de noviembre de 2017

Apadrina un separatista

Olvídate de perros, gatos y niños del tercer mundo. La próxima temporada navideña el apadrinamiento estrella va a ser el que tenga por beneficiario a un separatista catalán. Sólo así me explico esta marejada de victimismo sobreprotector que rodea a los procesados por el "procés", especialmente desde que unos están en prisión provisional y otros huyendo de ella, y que presenta a estos tipos poco menos que como unos Gandhis a los que el pérfido Estado está tratando como si fueran Charles Manson. Resulta que, por un lado, hay quien clama por esta banda de gremlins como si fueran unos teletubbies que pacían tranquilamente en praderas catalanas hasta que sufrieron un rapto de las sabinas made in Spain. Y, por otro, hay quien reivindica hagiográficamente sus hazañas como si fueran unos émulos de William Wallace pero con cara de Puigdemont en lugar de Mel Gibson. El paso del "procés" al procesamiento ha abierto las puertas del despiporre. Porque despiporre es, por ejemplo, criticar a la Justicia por funcionar con la escrupulosidad, diligencia, velocidad y contundencia necesarias, hito este que por cierto debería ser analizado por Íker Jiménez porque es todo un fenómeno extraño en un país acostumbrado desde tiempos inmemoriales a que la Justicia funcione mal o directamente ni funcione. Para una pu*a vez que la Justicia actúa bien, le llueven las críticas: todo muy español. Igual que es un despiporre ignorar deliberadamente que lo que está haciendo el separatismo catalán desde hace meses no es otra cosa que transgredir conscientemente todas las líneas éticas, democráticas, prudentes, responsables y legales vigentes en cualquier país civilizado. Como es un despiporre creer que este vodevil a medio camino entre la astracanada de Muñoz Seca y el esperpento de Valle-Inclán se iba a finiquitar con un buenista "tranquilos, invita la casa". Como es despiporre alegar que todo esto no es más que una cruenta persecución ideológica por parte de un Estado opresor y totalitario alérgico a la disidencia. Pues mira no. Presentar a los procesados como los héroes de esta función es un error tan grave y obsceno como presentar a los violadores como víctimas.

Creo que buena parte del shock anafiláctico que padece estos días cierta parte de la población española se curaría abandonando esa ignorancia que es tan fértil para la demagogia y el garrulismo. Por ejemplo, cualquiera que sepa un mínimo de Derecho, o, al menos, de Derecho penal, sabe que la prisión provisional es una medida cautelar que está perfecta y legalmente habilitada para evitar, entre otras cosas, la comisión de más delitos, el entorpecimiento de la instrucción y/o la fuga del sujeto en cuestión, es decir, no es una medida que se toma "porque sí" sino que se recurre a ella cuando hay razones fundadas para creer que así se evitan males mayores, incluso para los propios "presuntos", que, de otro modo, podrían caer en el error de ver agravadas las calificaciones penales en su contra. Y si alguien duda de esto, que se dé un paseo por la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim para los amigos) y luego ya hablamos. Por tanto, la prisión provisional que ha puesto a Junqueras y cía en el sitio que legal y procesalmente les corresponde actualmente no es una medida exagerada y menos aún a tenor de los últimos acontecimientos, esos protagonizados por ese ridículo imbécil que se ha refugiado en el edén europeo para delincuentes de todo pelaje conocido como Bélgica, porque, las cosas como son, lo que ha hecho Puigdemont con su heroica huida ha sido poner blanco y en botella la prisión provisional como medida cautelar a imponer al resto de los no tan cobardes miembros del ex Govern.
Igualmente, peca de ignorante quien piense que lo que se está juzgando es una ideología. Si eso fuera así, tipos como Tardá, Rufián y demás séquito teratológico estarían camino del juzgado o del presidio y, sin embargo, están libres, para desgracia de la vista y el oído. No, aquí no se está juzgando si un tipo es republicano, independentista, cienciólogo, coprófilo o vegano; lo que se está juzgando es hasta dónde se ha pasado por el forro unas leyes una panda de cretinos jugando al totalitarismo de provincias cometiendo urbi et orbe unos (presuntos) delitos, para alegría de sus huestes y vergüenza de los demás. Eso es lo que se está juzgando: lo que han hecho, no lo que piensan. Punto. ¿Y qué es lo que han hecho? Lo siguiente: promover una independencia unilateral contraria a la Constitución de 1978 (ya que vas a delinquir, delinque a lo grande) al calor de un referéndum ilegal y chirigotesco en fondo y forma, alterando el orden público y la convivencia, amparándose en unas normas suspendidas o anuladas por el Tribunal Constitucional y escudándose tras una minoría de votos (que no de escaños), ninguneando así a más de la mitad de los catalanes, a la totalidad del resto de españoles y al ordenamiento legal vigente en toda España. Eso es, en síntesis, lo que han hecho estas bellísimas personas: pasarse por el forramen la democracia y la legalidad. Por eso, corresponde a la Justicia, y no al tertuliano, el cura, el taxista, el mesonero o la portera de turno determinar su responsabilidad y la "factura" a pagar. Punto. Alegar que esto es una caza de brujas ideológica es algo tan delirante como decir que a un pederasta se le persigue por sus gustos gastronómicos. Por eso, hablar de "presos políticos" no sólo es absurdo sino una vergonzosa falta de respeto para los represaliados políticos. Presos políticos hay en Rusia, Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte...pero en España lo único que hay son políticos presos, aunque por desgracia sería necesario que hubiera muchos más (políticos en prisión) visto el nauseabundo nivel que ha alcanzado la corrupción en este país en las últimas décadas.
También demuestra una innegable ignorancia quien propone una solución política y dialogada a lo que es (presuntamente) una clara vulneración legal. ¿Qué hacemos con las leyes? ¿Las mandamos a la papelera? ¿Quemamos el Código Penal? ¿Y con los jueces? ¿Los enviamos a sus casas? Buscar una solución paccionada a los presuntos delitos cometidos es como sustituir a un cirujano por un homeópata para curar a alguien al que le han sacado las tripas de un navajazo.

Así las cosas, no me cabe duda que esta ola de amor y piedad en torno a estos inocentísimos hijos de su santísima madre que son Puigdemont, Junqueras, Forcadell y cía no puede concluir de otra manera que no sea con un masivo apadrinamiento de luchadores por la libertad del oprimido, reprimido y deprimido "poble" catalán. Yo, por mi parte, apadrinaré un separatista tan pronto como me haya emasculado sin anestesia, afiliado al PP y hecho socio del Real Madrid.

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