viernes, 25 de julio de 2014

Israel vs Palestina: el bucle de la vergüenza

El mundo actual tiene bastantes motivos para avergonzarse, pero éste es uno de los principales, por lo reiterado en el tiempo, por la ausencia de solución y por la cantidad de víctimas inocentes. 
Que Israel y Palestina se líen a hostias no es noticia en tanto que novedad. Como no es nuevo que desayunemos, comamos o cenemos con imágenes que gotean sangre. Como no es tampoco nuevo que la comunidad internacional demuestre su hipocresía e ineficacia a la hora de resolver un conflicto que, dicho sea de paso, es culpa suya. Y lo es por lo siguiente:
  • Que Israel o el estado judío o la nación judía o el pueblo judío o "el pueblo errante" o el "pueblo elegido" o como se quiera denominar a los descendientes de Jacob haya explotado en su provecho y de manera oficial, consciente y repugnantemente victimista las injusticias y las inexcusables atrocidades que han sufrido los judíos a lo largo de la Historia es una cosa "respetable" (para quien tenga estómago para eso, claro). Igual que es "respetable" el hecho de que los judíos actúen sistemáticamente como un auténtico lobby gracias a su evidente expansión migratoria, su ascensión en la escala social y al poderío económico (los directivos y accionistas de las principales empresas multinacionales y bancos que cotizan en el Dow Jones de Wall Street son mayoritariamente de origen judío) amasado durante siglos desde que comenzaron a forrarse como prestamistas allá por finales de la Edad Media. De todo esto no tiene la culpa la comunidad internacional; allá los judíos con su ética y su moral. Pero de lo que sí tiene la culpa la comunidad internacional es de sufrir/inducirse un descomunal complejo de culpa totalmente anacrónico (en el mejor de los supuestos) del que se lleva aprovechando Israel durante décadas de forma cada vez más mezquina. Igual que también es culpa de la comunidad internacional (con Estados Unidos a la cabeza) ceder y/o alentar ese chantaje emocional y económico con tal de contentar a los hijos de David. La comunidad internacional cedió a ese chantaje cuando su solución al sionismo, a la diáspora y a la aliyá fue una sucesión de cagadas (en la primera mitad del pasado siglo) que tuvieron como finalidad poner en el mapa geográfico y político a la "Tierra de Israel". Un cúmulo de despropósitos que comenzaron con el Mandato británico de Palestina, siguieron con el Plan de las Naciones Unidas para la Partición de Palestina y que culminaron con la creación de un estado judío independiente en medio de un avispero árabe.
    Brillante. ¿No había otra forma de conciliar las reclamaciones histórico-religiosas de los judíos con la realidad? ¡¿No la había?! Pero aún más brillante fue la total ausencia de tacto demostrada por la comunidad internacional no ya creando artificial y forzosamente ese estado (cumpliendo así aquello de la "tierra prometida") sino generando y/o permitiendo un trato discriminatorio hacia los anteriores y legítimos pobladores de aquellas tierras: los palestinos. Por ejemplo: ¿Por qué se perdió el culamen por fomentar y reconocer a Israel como estado independiente y en cambio hacer lo propio con Palestina está a la espera de que el cielo se vuelva verde y los cerdos rompan la barrera del sonido? Pero la culpa de la comunidad internacional no acaba
    en esta chapuza
    sino que aumenta hasta la vergüenza más absoluta al ceder nuevamente al chantaje israelí-judío cuando consiente o incluso justifica (véase EEUU) el terrible "bullying" judío y que consiste en lo siguiente: amparándose en "represalias" legitimadas por inexcusables actos terroristas palestinos, perpetrar masacres indiscriminadas utilizando el ejército nacional israelí. Es decir, que su argumento se basa en la manida "legítima defensa", pero...bombardear un hospital, un refugio o una zona netamente civil no encaja precisamente ni con el concepto de "autodefensa" ni con una operación militar antiterrorista...Es curioso y repugnante al mismo tiempo cómo los cazados han pasado a ser furibundos cazadores. No impedir esto, no acotar la prepotencia israelí, no poner a Israel en su sitio, no partirle la cara diplomática, económica y militarmente a Israel por matar moscas a cañonazos es uno de los principales motivos por los que habría que disolver la ONU, la UE y demás soplapolleces internacionales.
  • Que Palestina entienda que el único remedio para reivindicar sus pretensiones o defender su integridad pasa por consentir el terrorismo yihadista (el éxito de Hamás es muy revelador en este sentido) no es culpa de la comunidad internacional.
    No hay nada ni en el cielo ni la tierra que justifique el terror y la muerte. Repito: nada. Pero sí es culpa de la comunidad internacional que los palestinos tengan esa sensación de desamparo, de ninguneo, de agravio comparativo, de discriminación. Y lo es porque la comunidad internacional lleva décadas dando argumentos para el cabreo palestino (ojo que digo cabreo y no terrorismo) con su lentitud, tibieza, hipocresía, permisividad, negligencia y cobardía. Empezando porque, como decía antes, la comunidad internacional (primero a través de la Sociedad de Naciones y luego de su sucesora la ONU) tuvo la infeliz idea de crear
    el Estado de Irsael en territorio legítima y netamente palestino. Una demencial cagada equivalente a echar a una familia de su vivienda al ser ésta reclamada por los descendientes de un antiguo propietario fundamentando tal pretensión en que "aquí hace muchos años vivió mi abuelo". Sustituyendo "vivienda" por "territorio", "años" por "siglos" y "abuelo" por "antepasados" se obtiene (de manera resumida y tosca pero entendible) la raíz del conflicto. Lo normal y lógico es que el personal se mosquee. Si, aparte de eso, ven que nadie hace nada por evitar que los israelíes hagan con los palestinos algo no muy distinto a lo que Hitler hizo con los judíos, lo más natural es que cunda la desesperación, se apaguen los cerebros y tomen los mandos las vísceras. ¿Le importa todo esto a la comunidad internacional? A la vista de los resultados, no demasiado o, al menos, no lo suficiente. Y luego habrá quien se extrañe de que allí arraige el sentimiento antioccidental radical...Yo no sé si Occidente es el "gran Satán" pero desde luego, en este tema, se está comportando como el "gran gilipollas".
No obstante, la solución a este infierno no sólo está en las manos de la comunidad internacional sino también en las de Israel y Palestina. La desgracia de todo esto es que hay gente en uno y otro bando/estado que no quiere la paz porque utiliza esto para
medrar o justificarse. Es decir, que hay gente (o gentuza, por decirlo claramente) israelí (ej: el Likud) y palestina (ej: Hamás) a la que poner fin a esto no les interesa porque si no se les acabaría el chollo político, el índice de popularidad o el negocio del terror. Algo bastante vomitivo pero real. Por eso no extraña que las siempre frágiles y escasas treguas se rompan unilateralmente por parte de unos u otros. Hay escoria a la que no le importan los muertos, ni siquiera si son suyos. Hay escoria que sólo se preocupa por avivar el odio, por chapotear en la muerte y la destrucción. Y ésa, en el fondo, es la auténtica tragedia del conflicto entre Israel y Palestina: hay más gente dispuesta a mantener el caos que a establecer la concordia. La paz no interesa a quienes han hecho que su éxito o su vida sólo tenga sentido en torno a la aniquilación y la rabia. En resumen, el trasfondo de todo este horror está lleno de intereses (políticos, económicos, religiosos, militares, armamentísticos...) poco o nada compatibles con una solución pacífica y aceptable para todas las partes implicadas.

Por eso, en todo este asunto, la objetividad y el realismo conducen necesariamente a una actitud pesimista. Dudo mucho que esto acabe a corto o medio plazo. Y lo dudo porque actualmente hay demasiada gente que no sabe o no quiere poner fin a este sangriento círculo vicioso; que no sabe o no quiere romper este bucle de la vergüenza. Son mayoría las personas dispuestas a justificar y/o consentir las barbaridades de unos o de otros. Bonito mundo éste.

Lo único que tengo claro es que quienes asesinan no se merecen vivir, ya recen a Yahvé o a Alá...igual que no se merecen vivir quienes, pudiendo evitar todo esto, no lo hacen.

Por último, quiero dejar clara una cosa: con este artículo no estoy queriendo decir que el hecho de ser judío o tener la nacionalidad israelí signifique automáticamente ser un cabrón y/o un asesino o un terrorista de Estado ni tampoco que el hecho de ser palestino implique sí o sí ser un oso amoroso: la nacionalidad o la religión no te hacen mejor o peor persona. Lo que sí quiero decir con este artículo es que hay un gravísimo problema por el que han muerto y están muriendo cientos de inocentes (entre ellos, no pocos niños), un problema creado y consentido por la inutilidad e hipocresía de la comunidad internacional y en el que Israel como país está actuando de una forma indiscriminada, desproporcionada, abusiva y, por tanto, completamente indefendible. En definitiva, con este artículo lo que quiero decir es: ¡basta ya de esta matanza sin sentido! 

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