martes, 22 de julio de 2014

Vladimir, hijo de Putin

Sea por resucitar el Imperio Ruso, recomponer la URSS, crear la Unión Euroasiática o por tocar las maracas, lo cierto es que el hijo de Putin de nombre Vladimir hace mucho tiempo que se postula como el gran villano de esa opereta que es la comunidad internacional, lo cual tendría su punto gracioso...si no hubiera muertos de por medio. Y como los hay, y muchos, lo de Putin no tiene ni un pase.

Ya sea por sus obscenos vetos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidades (tan obscenos, por cierto, como los que se marca EEUU a la hora de proteger a sus colegas israelíes), por su irritante "quietismo", por su tiránica forma de gobernar a los suyos, por sus provocadoras acciones o por los numerosos y turbios asuntos con los que se le relaciona, Putin se ha ganado a pulso ser considerado un enajenado peligroso; algo lógico, por cierto, si tenemos en cuenta que sus escasos aliados internacionales (China, Siria, Venezuela, Corea del Norte...) están todos como para encerrarlos en Arkham y tirar la llave. Putin se ha esforzado en los últimos lustros en que su nombre sea sinónimo de problemas, de pelo erizado, de alerta roja, de tiburón blanco veraneando en Benidorm. Así las cosas, no es nada inusual que las palabras "Putin" y "muertos" aparezcan en la misma noticia. Y él, tan contento(supongo, claro, porque con esa expresión glacial que gasta el tipo cualquiera sabe). 

Así las cosas, con esa vocación de "mosca cojonera mundial", Putin ha conseguido poner nuevamente en el candelero a Rusia, después de pasarse años recogiendo los dientes tras la hostia del hundimiento de la URSS. Gracias a él, Rusia vuelve a estar de moda...pero para mal. Basta tirar de hemeroteca para darse cuenta de que hallar una noticia positiva en la que aparezca citada Rusia resulta tan sencillo como encontrar vida inteligente en el plató de Mujeres, hombres y viceversa

De todos modos, lo más llamativo de todo esto no es esa actitud
tan de matón de serie B, tan de niño malcriado tocapelotas que exhibe Putin en plan "pa chulo mi pirulo" sino que nadie le haya parado los pies. Y por pararle los pies no me refiero a esos cachetitos de abuela que son las sanciones económicas, diplomáticas y demás soplapolleces. Hablo de pararle las pies como se hizo con otro "colgao" que hace no mucho tiempo también soñó con reverdecer laureles a costa del resto del mundo y de nombre Adolf.

¿Por qué nadie ha puesto en su sitio a este terminator de los Urales? ¿Por qué le permiten pasarse por el forro a todo y a todos? ¿Por qué sigue haciendo lo que le sale de sus huevos rusos? Por varios motivos:
  • Por la completa inutilidad de organizaciones como la ONU o la Unión Europea; dos sandeces creadas tras la 2ª Guerra Mundial para alimentar la ingenuidad de unos pocos y el bolsillo de unos cuantos burócratas y diplomáticos. Decir que no sirven para nada es quedarse muy corto. Bueno, miento: servir, sirven para algo: para hacer el ridículo y perder el tiempo.
  • Por el poderío económico ruso; un poder asentado en el blanqueo de las mafias post-URSS y en la exportación del petróleo y el gas y que permite a Rusia tener cogidos por la entrepierna a una buena parte de los países con capacidad para "hacer algo". Y por eso estos países que de cara a la ciudadanía "hacen como que" al final acaban por dejarlo estar (a Putin) porque necesitan los drublos rusos, el petróleo ruso, el gas ruso...Se han vuelto "rusodependientes" aunque no tengan coraje para decirlo ni neuronas para salir de esa tóxica dependencia.
  • Por la cobardía de la comunidad internacional; el miedo a iniciar un conflicto bélico de consecuencias imprevisibles atenaza a muchos mandatarios mundiales que prefieren sustituir misiles por papeles. Reflexión: si antaño los países se hubieran dejado esclavizar por ese pánico, hoy en Jerusalén se estaría brindando con cerveza alemana. ¿Me explico? Pues eso.
Así las cosas, Putin, que de tonto tiene lo mismo que de negro, ha sabido perfectamente explotar a su favor la inoperancia, la dependencia y el miedo de la comunidad internacional para tirar por la calle del medio y hacer lo que le venga en gana porque está totalmente convencido de que nadie le va a parar...y la realidad le sigue dando la razón: Le pese a quien le pese, lo de Putin es una violación consentida.

Por tanto y por desgracia, el problema del hijo de Putin que preside Rusia sólo lo va a solucionar una cosa: la biología humana.

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