jueves, 13 de septiembre de 2012

¿El precio de la paz?

Escribí sobre el tema hace no mucho, así que no me extenderé demasiado. La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Primera, pese a los informes de la Fiscalía y la forense, ha confirmado la decisión ministerial y judicial de poner en libertad a un asesino y secuestrador. Es decir, unos jueces han resuelto poner en la calle a un criminal despiadado que cumplía condena por unos crímenes de los que no se ha arrepentido. Han liberado a un ser que no cree ni en el país ni en la Ley que supuestamente representan esos magistrados. Unos individuos con toga que han tenido más en cuenta la dignidad de un verdugo que la de sus víctimas

Con políticos y jueces como los que sufrimos gentuza como Charles Manson, David Chapman o David Berkowitz estarían ya en la rúe y haciéndose platós de televisión si hubieran tenido la suerte de actuar por estos lares. Se confirma así que España es un auténtico chollo para hacer carrera criminal: estafar, robar, extorsionar, secuestrar, asesinar...Gracias a actuaciones y decisiones como las de estas últimas semanas, las autoridades políticas y judiciales han evidenciado que aquí hay más futuro al margen de la ley que dentro de ella. Quizás una solución para subsanar el paro sea dar cursos de formación como ladrón, estafador, matón, sicario o terrorista a los millones de personas que están a la espera del maná laboral en España. Desde el punto de vista político y legal todo serán facilidades para quienes quieran hacer del crimen su forma de vida. Seguro.

Dicho esto, yo me pregunto si el precio para la paz en España, es decir, si el peaje para que ETA no atente ni secuestre ni asesine ni extorsione, es legalizar lo que antes era ilegal; ceder el poder a los que, en el mejor de los casos, equiparan a asesinos y asesinados; forzar la Ley para beneficiar a los encarcelados; ignorar la opinión de las víctimas y de una mayoría social; rebajar el Estado de Derecho al nivel de una banda terrorista y apiadarse de los que no tienen piedad y presumen de ello y, en definitiva, consentir cualquier tipo de petición procedente de un mundo que se ha construido sobre las lágrimas, la sangre y los cadáveres de inocentes. Si ése es el precio de la paz yo no la quiero. Porque no quiero nada que implique el triunfo de los objetivos de quienes no tienen reparo alguno en arrebatar la vida o la libertad a la gente de bien. Si el precio de la paz es que España se deje dar por el culo por los etarras y quienes simpatizan con ellos, el Gobierno y los jueces se pueden meter la paz por donde les quepa.

¿La liberación de este asesino y secuestrador forma parte del precio de la paz? No. Forma parte del precio de la vergüenza. ¿Qué es la vergüenza? Lo que no tienen ni el Presidente del Gobierno, ni el Ministro de Interior, ni el juez Castro ni La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Primera.

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Totalmente de acuerdo, Javi. Pero esto sólo se hace con los etarras, si se es un chorizo de los que te cuelgan 20 años por robar una cartera y escaparte de la cárcel, se muere en ella sin que nadie diga nada.
Salu2