Ha muerto Neil Armstrong. El mítico tripulante del Apolo 11 que extendió la frontera de la Humanidad. El hombre que holló un lugar reservado para los sueños y la ficción. El ser humano que se coló en el territorio de los dioses. Una pequeña gran nota a pie de página en la historia del cosmos.
Dejando a un lado las teorías de la conspiración, Armstrong encarnó y encarna la mayor hazaña realizada por el hombre: Poner un pie en la Luna. Un símbolo de la capacidad de vanguardia y progreso que hay dentro de cada ser humano y del potencial de la humanidad como colectivo de ideas y esfuerzos. Armstrong es ya para siempre sinónimo del progreso científico y tecnológico de la Humanidad.
Es un recordatorio perfecto de lo que podemos llegar a ser y hacer, pero también una invitación para la reflexión más crítica: Actualmente la Humanidad no puede repetir la hazaña del Apolo 11 ni superarla. Por falta de dinero, ideas, interés, talento o altura de miras, pero no puede. Y eso es un buen argumento para cuestionar el grado de avance de la Humanidad. ¿En qué medida hemos progresado si no somos capaces de emular o sobrepasar un hito logrado hace más de 40 años?
La huella de Neil Armstrong, hoy más inmortal y legendaria que nunca, fue en sus propias palabras "un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad". Ojalá demos en un futuro otro paso así.
1 comentario:
Sobre la cuestión de cuánto hemos "progresado" desde la llegada del hombre a la Luna, he visto estos dos interesantes artículos: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/26/economia/1345943878.html y http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/clima/2012/08/27/neil-armstrong-y-el-progreso.html
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