miércoles, 14 de marzo de 2012

Kony 2012 o el poder de la Red

¿Para qué sirve Internet? Para informarse, para estar en contacto con tu gente, para distraerse, para jugar, para conocer cosas de lo más variopintas, para pasar el rato, para perder el tiempo, para descubrir "qué fue de...", para charlar con desconocidos, para ligar, para encontrar pareja, para perderla, para desfogarse sexualmente, para alimentar aficiones y vicios, para construir un espacio íntimo de libertad, para encontrar, para perder, para ser alguien, para dejar de serlo, para ser quienes no somos, para ser quienes realmente somos, para montar un negocio, para cerrarlo, para vender, para comprar, para escribir, para leer...y muchas cosas más, como, por ejemplo, liberar un pato, revolucionar un país, indignar a una sociedad o crear y compartir cultura

En definitiva: Internet puede servir para casi todo. En el caso que ocupa este artículo, para algo muy bueno. ¿El qué? Intentar acabar con las andanzas de un selecto miembro del club "Grandes hijos de puta que aún viven". Joseph Kony. ¿Kony? ¿Quién? Por eso es bueno Internet. Porque nos permite descubrir o recordar qué mundo es éste que vivimos...y porque ejemplifica algo que olvidamos con demasiada facilidad: Que cuando de verdad hay ganas de hacer algo bueno, siempre hay gente dispuesta a transformar sueños en realidades, en hacer que levantarse por la mañana merezca un poco más la pena.

La sensacional y original iniciativa puesta en marcha online por Invisible Children para finiquitar el historial de Joseph Kony, un cabrón ugandés que tiene méritos suficientes para entrar en el infierno sin esperar en la cola, no sólo es una demoledora y llamativa campaña de concienciación mundial (más de 78 millones de visitas su vídeo en YouTube), sino también un agrio recordatorio de que Kony no es el único criminal que ha convertido África en una sucursal del infierno o que ése continente sigue existiendo pese a que el resto de naciones sólo se acuerden de él cuando cambia la dirección del viento y el olor de la injusticia le da en la nariz. Es patético y vergonzoso constatar una vez más cómo el mundo se olvida sistemáticamente de ese cadáver en el armario que es el continente africano. O cómo aquí nos escandalizamos y angustiamos por absolutas chorradas en comparación con dramas como los que se viven en Uganda, Ruanda, Congo y demás países donde lo primero que falla es la humanidad. 

Pero, aunque suene paradójico, precisamente gracias a esta iniciativa podemos reconciliarnos también con la faceta más interesante del ser humano: la que tiene la voluntad de crear un mundo mejor. Y con eso me quedo. Con lo bueno. Con la idea de que, si se puede, se quiere, y que, cuanto más personas apoyen un sueño, un ideal o un proyecto, todo es más fácil, incluso poder estar orgulloso de uno mismo.Con lo cual...¿Para qué sirve internet? Para hacer cosas que merecen la pena de verdad.

Yo, desde aquí, me sumo a la iniciativa Kony 2012. ¿Y tú?

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Querido Dios Heim, siento tener que comunicarte que te copio vilmente la idea para ponerla en mi blog.
Salu2