Ayer terminé de jugar un peliculón o quizás de ver un juegazo o tal vez de interactuar con un novelón. Aún no lo tengo claro. Lo único seguro es que ayer acabé L.A. Noire, la penúltima maravilla de Rockstar Games (esta vez en colaboración con Team Bondi). Si su anterior genialidad, Red Dead Redemption, se sumergía en el árido mundo del lejano oeste, L.A. Noire lo hace ahora en el sórdido género negro superando no ya sólo el listón de la compañía, sino el del propio e infrecuente género en el mundo de los videojuegos. Y es que L.A. Noire va un paso más allá de donde fueron otras joyas "negras" de los videojuegos como son Heavy Rain, Max Payne o Mafia. Es decir: L.A. Noire consigue algo muy difícil de creer y que sólo se puede explicar una vez se juega.
Las excelencias de este juego son muchas: una historia demoledora y magistral, un guión que roza la excelencia, unos personajes muy interesantes y creíbles (cuyos rostros podemos fácilmente identificar con estrellas televisivas, especialmente de la serie Mad men), una ambientación apabullante y documentadísima, una calidad visual que difumina el límite entre los videojuegos y las películas, una banda sonora magnífica y muy apropiada, una experiencia de juego fantástica (permite al jugador hacer casi todo lo que puede hacerse en un videojuego hoy en día: explorar, hablar, perseguir, huir, pelear, disparar, elegir...)y una fusión de géneros (acción, drama, thriller y aventura) dentro del embalaje agrio y adictivo del noir. Jugando L.A. Noire uno se siente como si estuviera dentro de una novela de James Ellroy y eso son palabras mayores. Lo cierto es que si L.A. Confidential o La dalia negra te parecen excelentes películas/novelas, este videojuego te va a encantar y es lo que me ha ocurrido. Que me siento tremendamente estúpido intentando resumir en palabras mis impresiones después de terminarlo.
Ambientado en Los Ángeles de finales de los años 40 del pasado siglo, L.A. Noire cuenta a través de 21 casos/capítulos la historia de un joven oficial, Cole Phelps, que hace carrera dentro de la policía angelina intentando dejar atrás los demonios de su pasado. El progresivo y meritorio ascenso policial de Phelps corre parejo a su inmersión en un mundo de luces y sombras donde todo es sospechoso de estar corrompido y en el que la diferencia entre el Bien y el Mal, la gloria y la miseria, el éxito y el fracaso, la lealtad y la traición, la honra y la deshonra, la verdad y la mentira, la honestidad y la hipocresía, el compromiso y el interés, el idealismo y la realidad, la vida y la muerte es pura niebla. Una historia que va creciendo en interés, solemnidad y amargura hasta llegar a un final que corta el aliento.
Pero, por encima de los elementos puramente policíacos, L.A. Noire es una obra que habla sobre la trastienda del "american dream", sobre los cadáveres en el armario que hay en la sociedad estadounidense, sobre los héroes que fabrica y devora Estados Unidos, sobre la lucha por encontrar un sentido a la vida y un lugar en el mundo, sobre la huida hacia delante y, como ocurría con Red Dead Redemption, sobre la redención.
Un videojuego que es mucho más que eso y que he tenido la inmensa suerte de jugar y disfrutar.
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