Lo confieso: soy un paria, un marginado, un forajido, un outsider, un autoexiliado, un partisano, un rebelde, un miembro de la resistencia. Hoy, en España, Día Internacional del Libro, aniversario de la muerte de Shakespeare y Cervantes, tener entre tus intereses la Cultura y entre tus aficiones la lectura es sinónimo de estar fuera del redil, ajeno a la cuadrícula, huido del rebaño, prófugo de la mediocridad y constituir una anomalía de un sistema diseñado para fabricar y ensalzar necios, cretinos y estúpidos (y estúpidas, que dirían los amigos de lo políticamente correcto y lingüísticamente gilipollesco). Por eso, no hay motivo para el sonrojo en la confesión, hay orgullo y mucho, por cierto.
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Quiero detenerme un momento en lo que tiene que ver con el ámbito educativo: desterrar la Cultura a garrotazos legislativos de
cualquier plan en el hábitat de la enseñanza es uno de los mayores bochornos y disparates que se han hecho en las últimas décadas (y mira que hay stock). Menospreciar en horas y peso curricular las asignaturas de Humanidades en general y la Literatura en particular es una forma de retratarse ante el mundo (Dorian Gray salía mucho más favorecido en su retrato que este Gobierno). Alegar que tal mutilación se hace para ayudar a la inserción laboral de los chavales es una manera de evidenciar cuán errónea es la percepción del ser humano que tienen los Wert y compañía. Y es errónea por lo siguiente:

- Primero, uno va a la escuela a aprender como parte del viaje iniciático de todo individuo no para ser "maniquizado" de cara al mundo laboral.
- Segundo, las personas no vivimos para trabajar (premisa que parecen compartir el Gobierno y la CEOE) sino que trabajamos para vivir y para entender y saborear la vida pocas cosas hay mejores que leer puesto que esta es la mejor vía para encontrar nuestro lugar en el mundo y en la Historia.
- Tercero, la formación cultural o el nivel intelectual no está reñido con el acceso a un puesto de trabajo, máxime en un país en el que la precaricación laboral impuesta por el Gobierno ha hecho de la sobrecualificación una norma tácita pero enormemente extendida.
- Cuarto, el menosprecio que demuestra el Gobierno hacia la Cultura es totalmente incomprensible e incompatible con una nación que atesora un patrimonio cultural sencillamente extraordinario, así que aquí no sobran Cervantes ni Quevedo ni Unamuno ni Lorca sino Rajoy y toda su camarilla de malnacidos que perdieron la vergüenza junto con la placenta.
- Quinto, teniendo presente que la mayoría de estudios ya advierten de que el futuro laboral de las personas en un mañana enormemente mecanizado pasa por una necesaria explotación de la creatividad y el ingenio, quitar a los estudiantes el acceso a las disciplinas que más y mejor ayudan a desarrollar una y otro demuestra una miopía de miras más que preocupante y evidencia lo falaz del argumento esgrimido por Wert para acuchillar a la Cultura en las aulas.
- Sexto, elegir unilateralmente e imponer lo que uno cree que es lo mejor no deja de entroncar con esa concepción a medio camino entre lo paternalista y lo dictatorial que tanto daño ha hecho a las sociedades desde tiempos remotos. Es obvio que, en España, ni las derechas ni las izquierdas están libres de pecado pero los conservadores deberían esforzarse en disimular mejor sus tics dictatoriales, por mucho que le gusten a buena parte de su electorado.
- Séptimo, juzgar todo desde el prisma de la "utilidad" no sólo sólo es sesgado sino que también es discutible, más que nada porque obliga a replantearse el propio de concepto de "útil". ¿Es más útil aprender ecuaciones que aprender a pensar? ¿Es más provechoso comprender las leyes de la física que la naturaleza humana? ¿Es de más utilidad para el día de mañana expresarte en inglés sin tener ni puñetera idea de quién fue Shakespeare? ¿Es más útil en lo laboral conocer las enseñanzas del Cristianismo que lo que hay dentro de la Odisea? ¿Es útil sólo lo que tenga que ver con el acceso a un salario y la mejora del mismo? Pues eso.
De todos modos, orillando al siniestro Gobierno y su deleznable LOMCE (que tan magistralmente han denunciado Carlos Mayoral en su recomendable artículo Cervantes ya no es una opción o Peio H. Riaño en su noticia Los alumnos prefieren a Kafka pero Jesucristo les sube la nota) hay que reconocer que los amantes de la Cultura en general y la Literatura en particular lo tenemos complicado en un país en el que la chavalería está obnubilada con Mujeres, hombres y bicepsberzas o que considera "famoso" como una opción profesional más o en el que gente como Kiko Rivera tiene más presencia e impacto mediático que cualquiera de nuestros escritores, artistas y pensadores o en el que arrasan hediondeces como Cincuenta sombras de entrepiernas o pseudolibros escritos por rostros televisivos o en el que un tuitero tiene más ventas que un escritor. Y esto no es culpa sólo del Gobierno y la Educación. Es un problema más de fondo que amenaza con ser sistémico y endémico y conviene tomarlo en serio cuando ya tener gusto por las letras, esto es, por la Cultura, se ha convertido en objeto de mofa o denigración entre los escolares bajo el sambenito de "letrasado", como apunta Elvira Lindo en su última columna.
En fin. Que de mi pasión por la Literatura ya hablaré en otro rato porque ahora se me han quitado las ganas con este paseo por este fangoso país que tan encantado está no ya de humillar sino de rematar un 23 de abril a Cervantes y a quienes como él hicieron grandes las letras españolas y universales.
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