En el principio fue la palabra, la tuya. La luz al final del túnel que
acabó por sacar los colores a la oscuridad. El último tren con parada
única en Felicidad. El big y el bang de un nuevo universo por explorar
sin más nave espacial que el verbo "estar". La promesa de compartir el
espacio sin importar el tiempo. El deseo de hacer un espacio al tiempo
para sentir que todo lo bueno pasa rápido pero se disfruta lento. El
orden que mandó al carajo el caótico desván donde el miedo y la rutina
vivían de prestado. El debut de un nuevo dios en el que creer: el amor.
La única fe verdadera: la de la Biblia de tu sonrisa.
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