No tenía pensado escribir sobre lo que aconteciera en el encuentro de anoche. No tenía pensado escribir sobre un equipo que de un tiempo a esta parte me cae tan antipático como otros que cordialmente detesto (Real Madrid, Sevilla FC...). No tenía pensado escribir sobre un partido de fútbol que no disputaron ni mi Atleti ni la Selección española. No tenía pensado escribir sobre una entidad de la que buena parte de su directiva, cuerpo técnico y plantilla no se sienten españoles pese a serlo. No tenía pensado escribir sobre un club que ha renegado de sus valores para caer en la falsa modestia, cuando no directamente en la soberbia. Pero pasó algo increíble.
Y por increíble no quiero decir que el F.C.Barcelona ganara su enésima copa; ni que el Barça diera un baile a un rival que mental, anímica, táctica y futbolísticamente fue inferior e indigno de una final de Liga de Campeones; o que Xavi volviera a demostrar que él y no otro, él y no ningún argentino sobrevalorado hasta el ridículo con las nalgas lamidas por medio planeta, él y nadie más es el mejor jugador de ese deporte con destellos de arte que es el fútbol.
Por increíble me refiero a un emotivo gesto que tuvo lugar al término del partido y que, por impresionante y conmovedor, merece ser recordado con tanto o mayor merecimiento que lo ocurrido en el tiempo reglamentario.
Uno de los dos protagonistas de ese momento fue Eric Abidal, jugador cuyo mayor mérito hay que encontrarlo fuera del terreno de juego, al superar en tiempo récord un tumor hepático. Pero el gran protagonista de esa escena y el motivo por el que escribo este artículo no fue él.
Carles Puyol i Saforcada. Carles Puyol. Puyol. En el plano deportivo, sus magníficas cualidades como jugador y su apabullante palmarés lo sitúan merecidísimamente en el panteón de mitos del fútbol. En el plano personal, bueno...después de lo de anoche, creo que es para mí uno de los mejores seres humanos que ha pisado un recinto deportivo.
No le importó que fuera el gran capitán del Barça (y uno de los pocos que en ese vestuario aún tiene valores dignos de elogio). No le importó que la de anoche fuera tal vez su última oportunidad de disputar una final de "Champions". No le importó que el entrenador le sacara en las postrimerías del partido con la idea de que una impertinente lesión no le impidiera alzar un trofeo que se ha merecido tanto o más que aquellos que se llevan flashes, titulares y ovaciones. No le importó. Cedió el brazalete de la capitanía y regaló el momento de gloria y la foto en el álbum a otro compañero. Se inmoló en el altar de la generosidad ante los ojos de todo el mundo. Y un gesto así sólo está al alcance de los elegidos, de los que ganan con el corazón, de los que conquistan el recuerdo, de jugadores y personas como Carles Puyol. Bravo, capità. Que gran ets!
6 comentarios:
Coincido en todo contigo... únicamente apuntar que... ¡ójala algún día veamos jugar a nuestro Atleti así!
No, no un partido puntual a modo de acto heroico que nos acostumbra, temporadas completas como lleva este barca.
Un saludo
Los únicos futbolistas que merecen mi respeto y admiración son los que luchan hasta el final, los que no dan una pelota por perdida, los que corren arriba y abajo, los que sortean una falta y siguen en vez de tirarse como si le hubieran hachado la pierna... Entre esos está Puyol. Comparto tu admiración por ese gesto, aunque, mirándolo fríamente, debería ser el gesto de cualquier ser humano generoso y bondadoso. Lo triste es que estamos acostumbrados a egoístas endiosados que no saben nada más que lamerse su propio ojete...
No estoy de acuerdo en nada de lo que expones en el artículo, pero bueno si te cae mal el Barça qué le vamos a hacer. Pero no se puede negar que anoche dieron una exhibición de fútbol.
Eso sí, coincido contigo en lo del gesto de Puyol, que demostró la clase que tiene como persona.
Y en cuanto a tu Atleti, pues nada, que se pongan las pilas y a seguir jugando. No es un equipo que me caiga mal, aunque evidentemente prefiero que gane el Barça.
Saludos.
:) Muchas gracias por vuestras opiniones.
Por cierto, me gustaría apuntar lo siguiente: El Barcelona me parece un equipazo, quizás el mejor de cuantos recuerdo, y juega un fútbol que roza la perfección. Y,además,utiliza a mucha gente de la cantera, algo inusual pero fantástico. Por eso, al tener tales virtudes, me parece prescindible y criticable que esta temporada en momentos clave hayan recurrido al victimismo o a recursos nada deportivos como fingir faltas y agresiones, etc. Igual que me parece fuera de lugar el uso político que se hace de su imagen y logros.
En cuanto al divinizado Messi, ya me gustaría ver su rendimiento en una plantilla en la que no estuvieran los geniales Xavi e Iniesta...y si no, ahí están todos sus trofeos con la selección argentina...
Por lo demás, no es malo disentir, como ocurre en el caso de Kassiopea. Ya se sabe que, para fútbol, los colores. ;)
¡Y qué poca gente ha comentado el gesto! Y qué bueno Xavi. Sin desmerecer a nadie pero creo que el mejor de la plantilla. Lo que viniendo de un eterno rival tiene mérito.
Salu2
pues menos mal que no lo tenias pensado... jajaja
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