Comienzo esta reseña cuando voy camino del estadio. Aún queda más de una hora para que empiece. Aún tengo fresco Neptuno. Aún se me ponen los pelos de punta. Quiero imaginarme el ambiente en el Metropolitano, en el antes, el durante y el después. Y me emociono. En todos los sentidos. Hoy todos los atléticos vamos a algo más que un partido de fútbol. Vamos a despedirnos de alguien a quien queremos como si fuera de nuestra familia, porque, al fin y al cabo, lo es, desde que se coló por nuestros ojos con sus pecas y descaro para poner luz en la oscuridad de los malos tiempos. Vamos a decir un "Hasta pronto" a quien se va del césped pero nunca del club (su club) y jamás de nuestros corazones. Vamos a acompañar a Fernando Torres en su última vez. "El Niño". La leyenda. El mito. El Indio definitivo. Hoy la gran familia rojiblanca nos reunimos para convertir una elegía en una fiesta, en una apoteosis en rojo y blanco de aquel que llevaba la bandera del Atleti con orgullo cuando no estaba de moda. Al tipo que no nos cambiaría por una Champions ni por una Eurocopa ni por un Mundial. Las sonrisas son obligatorias. Las lágrimas, inevitables.
 Llego al estadio. Gente. Colas. Tiendas a tope. Prensa tomando el pulso. Está claro que no es un partido más: la pantalla donde habitualmente se anuncia la jornada y el rival despeja cualquier duda: "Fernando Torres. De Niño a Leyenda". Por eso la exposición de fotos sobre Torres. Por eso la camiseta gigante para que quien quiera pueda escribir algo a Fernando; un bonito detalle. Y necesario: él que tantas veces honró la camiseta, hoy la honramos nosotros por él, con palabras, con corazón.
Llego al estadio. Gente. Colas. Tiendas a tope. Prensa tomando el pulso. Está claro que no es un partido más: la pantalla donde habitualmente se anuncia la jornada y el rival despeja cualquier duda: "Fernando Torres. De Niño a Leyenda". Por eso la exposición de fotos sobre Torres. Por eso la camiseta gigante para que quien quiera pueda escribir algo a Fernando; un bonito detalle. Y necesario: él que tantas veces honró la camiseta, hoy la honramos nosotros por él, con palabras, con corazón.Pitido final. Acababa así una de las temporadas más complicadas y sufridas del Atleti en los últimos años. Empezaba lo indescriptible. El pasillo. Torres. Los vídeos. Gabi. Los mentores del Niño cuando
Cuando salgo del estadio, aún se escuchan cánticos. Yo, mientras me encamino al metro, recuerdo la frase que con un rotulador negro escribí a eso de las seis, arrodillado sobre una camiseta colosal: "Grande en el campo. Leyenda en nuestro corazón". Y sonrío, porque he visto y formado parte de algo que, en todos los sentidos, ha sido una despedida de leyenda.
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
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