Nuevamente una noticia hace que nuestra imaginación viaje más rápido que
la luz. Nuevamente una noticia nos llena la mente de historias propias
de Verne y Asimov. Nuevamente una noticia nos engatusa a pensar que
películas como Interstellar o Passengers tienen más de premonición
que de ficción. Nuevamente una noticia nos hace creer que la ciencia
ficción no es más que una realidad a la que le sobra asombro y le falta
tiempo.
El descubrimiento de un sistema extrasolar con "siete planetas como la Tierra" a 39
años luz de distancia del nuestro ha vuelto a impactar al mundo igual que ocurrió
con el hallazgo de Próxima B: noticias como estas nos igualan a esos niños en cuya mirada y boca
abiertas cabe todo el firmamento de lo inexplicable. Y nos encanta. Nos
encanta recuperar esa inocencia sin adulterar capaz de dejarnos
catatónicos ante un cielo estrellado.
La noticia del sistema de TRAPPIST-1 es fulgurante y fugaz como un cometa pasante salvo que en
este caso su cola viene conformada por especulaciones frívolas, explicaciones sesudas y unas cuantas ensoñaciones con las que
distraernos de la cruda realidad. Porque la realidad es que aún no
estamos preparados para dar un paseo por Marte ni retornar a la Luna
como para tomar en serio un viaje en el que aparezcan las palabras "años
luz"; que no somos capaces para ponernos de acuerdo en remediar el
cambio climático (que es la mayor amenaza que hay sobre el planeta y, por tanto, sobre nosotros como especie) como
para pensar en firmar machadas cósmicas; que no somos capaces de mirar
más allá del ombligo como para conjugar un futuro donde quepan los
demás.
En ese sentido, sería bueno que tomáramos conciencia de que igual que la
vida en la Tierra procede de las estrellas, es en ellas, en las
estrellas, donde queda la única posibilidad de pervivencia si no
queremos acabar como lágrimas en la lluvia infinita del espacio. Aquí,
en la Tierra, estamos de prestado y, si todo sigue como hasta ahora,
pronto estaremos en el descuento. Esto no es ser pesimista ni alarmista
ni catastrofista ni nihilista: es ser realista.
Por eso son buenas también noticias como las de las siete posibles Tierras: porque nos recuerdan todo lo que nos queda por hacer que no es
otra cosa que llegar donde hoy sólo llega la imaginación.
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