Antes del partido del sábado, la situación era de "cuñadismo rampante", en la cual muchos
aficionados nos volvemos entrenadores, psicólogos, médicos y expertos en lo que
sea menester con tal de encontrar la panacea que despeje borrascas y
desinfle crisis. Después del encuentro contra la UD Las Palmas, la
controversia ha pasado a nivel cuchicheo gracias a que la victoria, como
el turrón, volvió a casa por Navidad. Si el fútbol es un estado de
ánimo, la diferencia ente ver el vaso vacío a verlo medio lleno es algo
más que balsámico.
El resultado, 1-0, fue lo más positivo de un encuentro en el que el
Atleti, a falta de suerte, volvió a tener actitud, gracias a la cual se
generaron muchas ocasiones de gol ante un rival del mismo perfil que
muchos otros que esta temporada han causado disgustos en la autoestima
colchonera: un equipo ordenado, con las ideas claras y que no tiene
miedo al Atleti.
Así las cosas, en la fría tarde a orillas del Manzanares las buenas noticias pesaron más que las malas, lo cual no significa que haya que bajar la guardia
pero sí serenar los ánimos y mandar al pesimismo al rincón de pensar. Entre las buenas noticias habría que destacar el golazo en sí mismo, el retorno de
la intensidad, las buenas sensaciones que dejaron Saúl y Vrsaljko y que la afición demostró que Domínguez fue, es y será "uno di noi".
Entre las malas (que las hubo y negarlas es forofismo) ninguna nueva: el
mediocampo sigue siendo un despropósito del que se aprovechan los
rivales descaradamente, hay varios jugadores clave lejos aún de su mejor
versión (Koke, Carrasco, Godín y el propio Saúl), algunos rojiblancos
parecen merecer la titularidad en el Atlético de Kolkata por las pobres
prestaciones que están ofreciendo esta temporada y nuestros delanteros
(cuyo compromiso y esfuerzo es gilipollesco cuestionar) siguen esperando
a que la suerte deje de bailar merengue en la Castellana y empiece a
forrar carpetas con la cara de Griezmann o Gameiro.
Por lo demás, podría comentarse la actuación arbitral pero que al Atleti le toque el pito un pésimo colegiado no es noticia ni excusa.
En definitiva: el Atleti volvió a vencer sin terminar de convencer pero menos es nada y, además, las sensaciones no son tan inquietantes como lo eran hasta hace unos días. Ahora toca descansar y sobrevivir a las Navidades con la tranquilidad de tener claras dos cosas: no hay que dejar de creer y...el escudo no se toca. ¡Buen vaso medio lleno a todos!
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