martes, 24 de abril de 2012

Exponiendo al genio: Da Vinci

Desde diciembre, Madrid ha acogido la exposición "Da Vinci, el genio" en el Canal de Isabel II. Una fantástica muestra que por un máximo de 6 euros permite (re)descubrir el descomunal talento y la asombrosa polivalencia de Leonardo da Vinci a través de una amplísima e interesante recopilación de documentos, recreaciones y réplicas y unos vídeos tan amenos como divulgativos.

La pena es que una exposición así tenga fecha de caducidad (el 2 de mayo, concretamente) porque iniciativas como ésta demuestran que, en contra de lo que se dice y piensa, se puede divulgar cultura de una forma atractiva, innovadora y asequible para todos los públicos. Para ello, sólo hacen falta dos cosas: talento y dinero, conceptos que,por desgracia, parecen mal avenidos.

En cuanto a Leonardo da Vinci, uno no puede dejar de sentir incredulidad al saber todo lo que ideó,creó,intuyó y supo. Es tan impresionante que es más fácil pensar que fue un extraterrestre o un ser mitológico que alguien real. 

Es muy curioso comprobar cómo casi seis siglos después, da Vinci despierta un interés enorme y universal.Su magnetismo y su capacidad de reclamo son propias de una estrella del deporte o el espectáculo. De ahí que, en mi opinión, lo suyo tenga el doble de mérito al ser un icono de la cultura, la ciencia y la tecnología; ámbitos que, dejando a Tesla y Jobs aparte, no suelen tener mucho tirón en la sociedad.

Da Vinci es alguien tan conocido y admirado que ha encontrado fácil acomodo en la denominada "cultura de masas": exitosa pseudoliteratura, taquillazos discutibles, e, incluso, los videojuegos (es uno de los personajes más relevantes del Assassin's Creed II)...La pena es que se está abusando hasta la saciedad de su figura para intentar dar un marchamo de calidad o polémica a auténticos bodrios, sembrando así el peligro de convertirlo en un símbolo de cualquier cosa.

De todos modos, mientras haya gente que siga respetando y divulgando a Leonardo da Vinci como los responsables de esta exposición, no hay nada que temer. Y sí que agradecer porque...¡qué bueno es olvidarte de toda la mediocridad actual con un paseo por el talento en estado puro!  

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