Klimt, Eisenstaedt, Rodin, Shakespeare, Perrault...cada uno, a su estilo y arte, inmortalizó ese acto llamado "beso". Los besos son, en mi opinión, paradójicos: son pura corporalidad y, sin embargo, esencialmente sentimentales; son tan breves en el tiempo como hondos en significado; son tan fácilmente representables como difícilmente descriptibles; son íntimos y personales pero todo el mundo los conoce...carnalidad y poesía, fugacidad y eternidad, concreción y abstracción, intimidad y universalidad. Pura paradoja.
Un beso puede representar el amor eterno, la traición más vil, la pasión más impetuosa, el cariño más fraternal, la hipocresía de la convención, el afecto más espontáneo, el comienzo de una relación o el final de ella, el inicio de un recuerdo o el broche postrer al mismo...Un beso es todas esas cosas pero sólo una a la vez. Lo dicho, pura paradoja.
Un beso es, junto a la lágrima, aquello con lo que más puede expresar un ser humano sin pronunciar ni escribir una sola letra.
Un beso puede abrir bocas de sorpresa y admiración, combarlas en sonrisas cómplices o cerrarlas en mueca de reprobación o malestar. Y el motivo de este artículo es un beso que ha conseguido todo eso. Un beso espontáneo pero esperado, un beso íntimo pero público, un beso de alegría pero también de protesta, un beso para todos aquellos que aprobaban una relación y para los que la criticaron mezquinamente. Un beso de éxito ante la adversidad. Un beso de triunfo. El beso de Iker Casillas y Sara Carbonero. La "otra" noticia de la noche en que España ganó su primer Mundial de fútbol.
Creo que mi opinión respecto a esta relación se puede resumir en lo que pensé al ver en directo la escena: ¡Muy bien hecho!
Y sí, soy un sentimental...me encanta vivir el amor. Ya sea en un momento cualquiera o en una noche que ha pasado a la historia. Ya sea en persona ajena o en carne propia, porque, sencillamente, es mágico y maravilloso.
Y sí, este artículo no va contra los agoreros ni aguafiestas, sino para todas esas personas que, como yo, disfrutan del amor sin prejuicios, sin preocuparse más que de la felicidad y de sentirse vivos.
2 comentarios:
Para un amante del cine como tú , te has dejado en el tintero los besos de cine , qué aunque incalificables no dejan de ser míticos.El beso de Humphrey Bogart en Casablanca o el de Clark Gable en Lo que el viento se llevo si son inmemorables .El de Iker a Sara solo es famoso por el marco en el que sucedio. Punto.MARIA
Touché ;)
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